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El Gobierno avanza con sus socios el diseño de los PGE para atar la investidura de Sánchez
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Pacto de legislatura

El Gobierno avanza con sus socios el diseño de los PGE para atar la investidura de Sánchez

El papel de María Jesús Montero como negociadora le permite abordar las cuentas de 2024, que se aprobarían de forma casi inmediata si el candidato logra los apoyos

Foto: Pedro Sánchez y María Jesús Montero, en las dependencias del grupo socialista en el Congreso. (Europa Press/Eduardo Parra)
Pedro Sánchez y María Jesús Montero, en las dependencias del grupo socialista en el Congreso. (Europa Press/Eduardo Parra)

Pedro Sánchez no quiere amarrar solo los votos de su investidura. No es solo una cuestión de ambición, sino algo lógico. Hay propuestas de los socios, explican desde el PSOE, que tienen reflejo presupuestario, algunas durante varios años. Por eso tiene sentido que la negociación que lleva semanas en marcha incluya avances en el diseño de los Presupuestos Generales del Estado para 2024. Y esto es algo que el equipo designado por el presidente en funciones para atar sus apoyos y seguir en Moncloa ya está haciendo con los aliados potenciales del candidato socialista.

No es una sorpresa si se tiene en cuenta que María Jesús Montero es una de las personas de ese comité negociador. La vicesecretaria general del PSOE es una de las personas en las que mayor confianza tiene depositada Sánchez. Y además es ministra de Hacienda. "Ella está en todos lados", admiten desde su equipo, que recuerda que la política sevillana está detrás de la aprobación de tres PGE "en tiempo y forma" y que han salido adelante en un Congreso "con más grupos que nunca, pero también con más apoyos que nunca".

Foto: Patxi López, portavoz parlamentario del PSOE, en el Congreso. (EFE/Zipi)

Montero participó en varias de las reuniones de la ronda de contactos de Pedro Sánchez. Se sentó con Sumar, con Coalición Canaria y con el PNV, dos partidos que tienen en el tintero compromisos presupuestarios pendientes de los acuerdos que alcanzaron con el PSOE en la anterior legislatura. Tiene sentido que algunos de esos compromisos los herede el nuevo acuerdo de investidura si las negociaciones llegan a buen puerto. Y tengan su reflejo en los PGE que, según admiten fuentes socialistas y desde los socios, ya están encima de la mesa de negociación.

Es cierto que ERC ha dicho que no tiene intención de cerrar un acuerdo de investidura, pero eso no es obstáculo para que los socialistas desplieguen las conversaciones sobre las cuentas. Hay quien asegura que el equipo de Montero tiene el esbozo "encarrilado", lo que permitiría poner en marcha las cuentas en los primeros compases del nuevo mandato y contar con unos PGE aprobados en enero de 2024.

El encaje de Junts

Fuentes conocedoras de las negociaciones sugieren que puede darse una especie de acuerdo en dos tiempos. Primero, un pacto de contenido más político que quede plasmado para cerrar la investidura del presidente en funciones. Y después la traducción en partidas presupuestarias de esa entente. No hay mucha información sobre el contenido, pero hay exigencias de algunos partidos que ya dan pistas sobre un despliegue de fondos, como ocurre con las mejoras en Rodalies, las cercanías catalanas, que exigen tanto ERC como Junts.

El hecho de que se estén dando estos pasos no significa, necesariamente, que las negociaciones estén avanzando más rápido que hasta ahora. Distintas fuentes consultadas en el PSOE y sus socios ponen el foco en Junts. "Siguen buscando su pista de aterrizaje", explican, al respecto de los neoconvergentes, desde uno de los partidos nacionalistas que ya participaron en el bloque que apoyó a Sánchez en la pasada legislatura. El encaje del partido de Carles Puigdemont y los términos en los que tome forma la amnistía se presentan como los grandes escollos de las conversaciones.

Foto: El ministro de Presidencia, Félix Bolaños, uno de los negociadores con Junts. (Europa Press/Eduardo Parra)

"Que nadie piense que se va a solucionar en unas semanas", decían desde el Gobierno a mitad de semana. Los mensajes de optimismo, como el que trasladó, por ejemplo, Eva Granados a los senadores en una reunión reciente, se combinan con la aparición de un cierto nerviosismo. "Hay inquietud porque esto se agilice un poco", admite un barón socialista. La inquietud tiene que ver con el paso de las hojas del calendario, que se acerca inexorablemente al 27 de noviembre, fecha en la que se disuelven las Cortes de forma automática para la convocatoria electoral del 14 de enero.

Con el Congreso al ralentí, hay incluso cábalas entre los diputados sobre qué semana tendrán que reservar los hoteles en los que se quedarán cuando haya debate de investidura. Si es que lo hay, porque se da por hecho que Sánchez solo se someterá al escrutinio del Congreso cuando tenga asegurados los apoyos para una nueva investidura. "Si eso no pasa antes de la segunda semana de noviembre, empezaremos a ponernos nerviosos", zanja una fuente de un partido implicado en las negociaciones con el PSOE.

Pedro Sánchez no quiere amarrar solo los votos de su investidura. No es solo una cuestión de ambición, sino algo lógico. Hay propuestas de los socios, explican desde el PSOE, que tienen reflejo presupuestario, algunas durante varios años. Por eso tiene sentido que la negociación que lleva semanas en marcha incluya avances en el diseño de los Presupuestos Generales del Estado para 2024. Y esto es algo que el equipo designado por el presidente en funciones para atar sus apoyos y seguir en Moncloa ya está haciendo con los aliados potenciales del candidato socialista.

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