Es noticia
El temor a una espantada final de Puigdemont sobrevuela la negociación: "Ya sucumbió en 2017"
  1. España
INVESTIDURA

El temor a una espantada final de Puigdemont sobrevuela la negociación: "Ya sucumbió en 2017"

La personalidad del 'expresident' genera inquietud en el PSOE y PNV. Urkullu sufrió como nadie su DUI de última hora en 2017 tras haberse comprometido a lo contrario. "Quiere jugar la bola, otra cosa es que sepa cómo", puntualizan los vascos

Foto: Iñigo Urkullu y Carles Puigdemont, tras su reunión en 2017. (EFE/Toni Albir)
Iñigo Urkullu y Carles Puigdemont, tras su reunión en 2017. (EFE/Toni Albir)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

La Declaración Unilateral de Independencia del Parlament catalán, el 27 de octubre de 2017, para ser un "Estado" en forma de "república", abrió un capítulo nuevo en la historia de España. Seis años después, la política nacional todavía discurre supeditada a un acontecimiento que estuvo a muy poco de evitarse. En las horas previas hubo conversaciones a múltiples bandas para convencer a Carles Puigdemont de que frenara la DUI y convocara elecciones autonómicas. Muchos de los implicados en esa negociación, entre ellos el lendakari Iñigo Urkullu y personalidades relevantes del PSOE y del PP, se acostaron el día de antes con la convicción de que lo haría. Pero el expresident de la Generalitat se echó finalmente atrás.

"No pudo resistir la presión de ERC, del independentismo más radical y de buena parte de los suyos", recuerdan en el PSOE. El precedente de aquella espantada sobrevuela ahora las conversaciones que los socialistas mantienen con Junts para que apoyen la investidura de Pedro Sánchez. Valoran muy positivamente que Puigdemont esté dispuesto a negociar. "Lo que está claro es que ellos han decidido jugar y eso en sí mismo es una señal", aseguran fuentes del partido. Pero asumen también que eso no conlleva "presuponer nada" sobre el desenlace. En 2017, no lo olvidan, "sucumbió en el último momento".

Foto: El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, en la misión de España ante la ONU. (EFE/Moncloa/Borja Puig de la Bellacasa)

La personalidad de Puigdemont produce inquietud en el PSOE y en el PNV porque es un factor que influyó entonces y puede hacerlo ahora. Él sabe, constatan fuentes socialistas, que "le ha tocado la lotería", que cuenta con "una gran oportunidad". La duda es, subrayan, "si es capaz de sostener eso en el tiempo". Este mismo recelo lo tienen en el PNV, a pesar de que los años transcurridos y la reciente visita que le hizo Andoni Ortuzar a Bruselas han ayudado a cerrar la grieta entre Puigdemont y el nacionalismo vasco por la ruptura del compromiso con Urkullu. Pese a ese encuentro, la sensación que transmiten es que no se puede dar por seguro el acuerdo, aunque reconocen que "las dos partes lo van a intentar con seriedad y determinación". Coinciden con el PSOE en que "Puigdemont va a jugar la bola", pero apostillan que "otra cosa es que sepa jugarla".

Los socialistas asumen que lo que sucedió en 2017 —el momento crítico al que se enfrentó el expresident— no es comparable a la decisión que debe adoptar ahora: facilitar la investidura, pactar el fin de la carga penal del procés y dar estabilidad a la legislatura. La presión sobre él es "muchísimo menor". Pero tampoco se engañan sobre su carácter imprevisible: "Hasta que no se cierre la negociación no se puede cantar victoria".

El carácter imprevisible de Puigdemont es un factor muy presente: "Hasta que no se cierre la negociación no se puede cantar victoria"

Quienes le conocen bien abonan también que no se puede descartar que todo descarrile al final. Se le califica de "loco", pero esto es una absoluta "simplificación", explican fuentes próximas a su entorno. Es un "hombre cargado de fe", entregado a una causa, un "profeta" a quien no se puede aplicar un razonamiento clásico. Vive enclaustrado y no ofrece a nadie señales claras de sus verdaderas intenciones. En ese sentido, ven factible que pueda dar otra "espantada".

Todos los consultados asumen que el proceso para llegar a un acuerdo "no va a ser fácil", ni para el presidente en funciones ni para el ala dura del independentismo, que amenaza con mostrar su rechazo con una candidatura electoral en torno a la ANC (Asamblea Nacional Catalana). Pero las interpretaciones de cómo se puede desarrollar son dispares. Los que consideran que Puigdemont hará "sufrir" mucho a Sánchez antes de apoyarle en la investidura, si finalmente lo hace. Y quienes piensan que en Cataluña se ha extendido tanto la posibilidad de una amnistía, como paso último de una "reconciliación", que ni él va a poder evitarlo. Ir a elecciones, razonan, supondría que se esfume la opción de dejar sin cárcel, inhabilitación o multas a muchas personas. Y esto también influye en el expresident.

"Van a aprovechar la oportunidad"

En la tesis de que no existe otra salida se encuentran dirigentes muy relevantes del PSOE que no ocultan su convicción de que Junts "va a renunciar a sus posiciones de máximos", en referencia a que se debe dejar atrás la unilateralidad u otros compromisos que no detallan. "Ellos van a aprovechar la oportunidad". Creen que las posturas se irán aclarando, una vez que transcurra la conmemoración del referéndum ilegal del 1-O, y que entonces se abordará de verdad la negociación. Mientras, el hermetismo es total y hasta Junts está tan volcado en preservar las conversaciones, que se niega a responder preguntas sobre temas comunes.

En el PNV también piensan que todo quedará claro la primera quincena de octubre. Sánchez ya ha dicho que en el momento en que reciba el encargo del Rey, una vez que fracase la investidura de Feijóo, hablará "con total franqueza" y será "coherente" con "la política de normalización y estabilización de Cataluña". Hasta que eso llegue, el PSOE convive con un intenso ruido en torno a una posible amnistía. A nivel interno, por parte sobre todo de antiguos dirigentes, pero también con injerencias en el proceso de dos de sus socios: Sumar y ERC, a quienes perciben como "dos elementos de dispersión".

Foto: El presidente de ERC, Oriol Junqueras, comparece a las puertas del Congreso. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Sobre Yolanda Díaz persisten las críticas del PSOE porque consideran que se dedica solo a "enredar" en sus declaraciones públicas. Pero fuentes socialistas aseguran que no mantiene un canal abierto con Junts sobre los temas que rodean a la investidura. También apuntan que nada de lo que diga tiene influencia en la negociación porque ya han establecido un "nivel de confianza" con el partido de Puigdemont, que les preserva de lo que sucede alrededor.

Pese a tratarse de un líder imprevisible, en Moncloa se percibe bastante confianza en que se podrá llegar a un acuerdo. Lo exige, mantienen, la propia sociedad catalana. El voto al PSC en las elecciones del 23-J, destacan desde esta organización, es el de mucha gente, entre ellos independentistas, que quieren que se aborden los problemas reales y se pase página. Una postura, subrayan fuentes del Gobierno, en la que se sitúa una parte muy importante de la patronal catalana. Aunque fuentes de los socialistas catalanes matizan que los empresarios no se pronunciarán públicamente, sí opinan que crea un "contexto" a favor. ¿Influirá en Puigdemont? Pues realmente, en el PSC creen que no, que la opinión de la burguesía catalana no es "relevante" para él. Pero aun así, ven posible la investidura.

La Declaración Unilateral de Independencia del Parlament catalán, el 27 de octubre de 2017, para ser un "Estado" en forma de "república", abrió un capítulo nuevo en la historia de España. Seis años después, la política nacional todavía discurre supeditada a un acontecimiento que estuvo a muy poco de evitarse. En las horas previas hubo conversaciones a múltiples bandas para convencer a Carles Puigdemont de que frenara la DUI y convocara elecciones autonómicas. Muchos de los implicados en esa negociación, entre ellos el lendakari Iñigo Urkullu y personalidades relevantes del PSOE y del PP, se acostaron el día de antes con la convicción de que lo haría. Pero el expresident de la Generalitat se echó finalmente atrás.

Carles Puigdemont Pedro Sánchez PSOE Junts per Catalunya Iñigo Urkullu PNV
El redactor recomienda