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El oscuro magnate afincado en Londres que pagó el Bribón de Juan Carlos I
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la historia del nuevo armador del rey

El oscuro magnate afincado en Londres que pagó el Bribón de Juan Carlos I

Un magnate venezolano implicado en escándalos financieros en los noventa, José Álvarez Stelling, pagó el último Bribón, el barco en el que navega estos días Juan Carlos I en aguas gallegas

Foto: José Álvarez Stelling, junto a al rey emérito Juan Carlos. (EC)
José Álvarez Stelling, junto a al rey emérito Juan Carlos. (EC)
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Un magnate venezolano implicado en varios escándalos financieros en la década de los noventa, José Álvarez Stelling, pagó la construcción del último Bribón, el barco en el que navega estos días Juan Carlos I, tras su tercer regreso a España desde su marcha a Abu Dabi en 2020. Stelling asistió en 2017 a la presentación del velero en el Real Club Náutico de Sanxenxo, pero se omitió intencionadamente su segundo apellido para diluir su controvertido historial.

La amistad de Juan Carlos I con Stelling, ingeniero de Caminos y máster por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), se remonta a la década de los ochenta, cuando el industrial aumentó de forma exponencial su patrimonio hasta acumular una de las mayores fortunas de Latinoamérica. A la sombra de su principal valedor, el todopoderoso presidente venezolano Carlos Andrés Pérez (1974-1979 y 1989-1993), Stelling consiguió que el mascarón de proa de su imperio, el Banco Consolidado, reuniera activos por valor de 1.900 millones de euros de la época.

Foto: El rey Juan Carlos. (EFE/EPA/Tolga Akmen)

La amistad de Carlos Andrés Pérez con Felipe González facilitó el salto de Stelling a Europa. En 1987, el financiero compró el 55% del Banco Castro Canosa, una pequeña entidad gallega que pasaba por apuros. Y ese mismo año, presentó una oferta de 2.000 millones de pesetas (12 millones de euros) para quedarse con las bodegas jerezanas Williams & Humbert, propietarias de la marca Dry Sack y que hasta ese momento habían formado parte del conglomerado Rumasa, expropiado por el Gobierno de González.

Compañías del sector de las bebidas y la alimentación pujaron por Williams & Humbert pero, contra todo pronóstico, el Ejecutivo socialista acabó decantándose por la propuesta de Banco Consolidado, que hasta ese momento no había expresado ningún tipo de interés en la sociedad de Rumasa, como cuenta el libro King Corp. El imperio nunca contado de Juan Carlos I, de Libros del KO. Stelling aterrizó en España por todo lo alto. Incluso abrió su propio banco, Astinvest, enfocado a grandes carteras.

Aquellas operaciones despertaron el interés del rey Juan Carlos, que se acercó a Stelling para explorar posibles vías de colaboración. De aquel contacto surgió una relación que se prolonga hasta la actualidad y que ni siquiera estuvo en peligro cuando las quiebras y los casos de corrupción comenzaron a acechar al banquero venezolano. En 1988, el Banco de España tuvo que intervenir el Banco Castro Canosa. En ese momento, Stelling ya era el propietario del 90% de sus acciones.

Pero el episodio más negro del magnate ocurrió en Venezuela, con el estallido de la crisis bancaria de 1994, que obligó al Gobierno del país a estatalizar el holding del Banco Consolidado para tratar de garantizar los depósitos de los clientes. Para entonces, Carlos Andrés Pérez ya había sido destituido y encarcelado. Las autoridades locales descubrieron un agujero patrimonial multimillonario en las cuentas del grupo bancario de Stelling, que huyó del país entre acusaciones de apropiación de fondos y llegó a ser juzgado por ese episodio, aunque nunca fue condenado.

Foto: Las dos esmeraldas colombianas regaladas por el rey Juan Carlos a Corinna y, a la derecha, una de ellas después de quebrarse en el taller de Amberes (Bélgica). (El Confidencial)

España le abrió los brazos. El rey Juan Carlos le concedió la Encomienda de Isabel la Católica por la financiación de actividades educativas y culturales, aunque Stelling acabó fijando su residencia en Londres y reenfocó su carrera hacia los negocios inmobiliarios. El monarca se ha quedado en numerosas ocasiones en su casa, una enorme construcción ubicada en el número 11 de Farrier Walk, una pintoresca calle de suelo adoquinado y acceso restringido en el exclusivo barrio de Chelsea.

Las fuentes consultadas por El Confidencial aseguran que el Rey se alojó en este inmueble en enero de 2016, tras pasar aquellas Navidades en Los Ángeles y la Polinesia Francesa. Y también durmió en una de las habitaciones de la vivienda de Stelling el pasado abril, cuando voló desde Abu Dabi a la capital británica para ver el partido de Champions que disputaron el Chelsea y el Real Madrid en el estadio de Stamford Bridge, a solo 10 minutos a pie del domicilio del ingeniero venezolano.

placeholder Farrier Walk, en Chelsea, Londres. (EC)
Farrier Walk, en Chelsea, Londres. (EC)

Tras la abdicación, Stelling emergió como uno de los principales benefactores en la sombra de Juan Carlos I, aunque su figura es una de las pocas que han logrado quedar a salvo de los focos, incluso tras las investigaciones sobre la fortuna oculta del monarca en Suiza. En 2016, el banquero se convirtió en el armador del Bribón para reemplazar a otro íntimo del Rey, José Cusí, que había ejercido esa función durante cuatro décadas a través de la sociedad Navilot SL.

En ese momento, el monarca quería un nuevo barco, uno que le permitiera seguir participando en regatas, a pesar de su delicado estado de salud y su movilidad cada vez más limitada. Juan Carlos I se decantó por la clase 6mR, un pequeño velero de apenas 10,7 metros de eslora en el que el patrón va seguro y bien protegido de las inclemencias del tiempo.

Foto: Juan Carlos I, junto al resto de la tripulación del Bribón, en 2009. (EFE/Ballesteros)

Stelling encargó el decimosexto ejemplar de la saga Bribón a los diseñadores Juan Kouyoumdjian y Javier Cela, y los Astilleros Garridos de O Grove ejecutaron el concepto. Posteriormente, el diseño inicial fue modificado por los Astilleros Rodman de Vigo para mover la posición del mástil e intentar que el buque ganara superficie vélica y fuera más competitivo.

En mayo de 2017, un año antes de que comenzaran los problemas de Juan Carlos I con la Fiscalía del cantón de Ginebra, el antiguo jefe del Estado viajó a Sanxenxo para asistir a la botadura del nuevo Bribón. Junto al Rey, posaron varios amigos y miembros de la tripulación, pero también un hombre de unos 80 años, unos 1,70 metros de altura, camisa blanca, chaqueta gris y pantalón oscuro que pasó desapercibido, aunque no se alejó en ningún momento del monarca.

Se identificó únicamente como "José Álvarez" y los organizadores del acto aseguraron que se trataba de un empresario de origen latinoamericano que vivía en Londres, sin dar más detalles. El magnate estuvo acompañado de una de sus hijas, Violeta Mariana, aficionada también a la vela.

placeholder El rey emérito Juan Carlos, este jueves, a bordo del Bribón, tras navegar en aguas de Sanxenxo. (EFE/Lavandeira Jr.)
El rey emérito Juan Carlos, este jueves, a bordo del Bribón, tras navegar en aguas de Sanxenxo. (EFE/Lavandeira Jr.)

Stelling leyó un breve texto en el mismo muelle del puerto. "Es para mí una enorme satisfacción el poder botar hoy aquí este barco, nacido en O Grove, que comenzará su singladura en una villa tan marinera como Sanxenxo y comprobar el gran trabajo que todo el equipo de diseño y construcción ha realizado durante todos estos meses". “Además, es un gran honor que el rey don Juan Carlos haya aceptado el patronear este barco que representará a España en el campeonato del mundo en Canadá”, terminó el banquero venezolano.

El acto apenas tuvo repercusión, igual que otros movimientos del monarca. En septiembre de 2017, Juan Carlos I ganó aquel campeonato del mundo con su nuevo Bribón. Como reveló El Confidencial en 2020, el monarca y 18 tripulantes del barco volaron desde Santiago de Compostela hasta Vancouver en un Boeing privado. Salieron el 11 de septiembre de 2017 y regresaron a Madrid 10 días más tarde en otro vuelo chárter, ya con el trofeo de campeones a bordo.

Foto: Josep Cusí y el Rey emérito. Un plano de la nave industrial que vendió y un listado donde se invirtió parte del dinero.

La factura de aquellos dos desplazamientos ascendió a 440.000 euros que fueron pagados con fondos de la Fundación Zagatka, la entidad opaca con cuentas en Credit Suisse del primo de Juan Carlos I, Álvaro de Orleans-Borbón. De hecho, aquellos dos vuelos para competir con el Bribón fueron incluidos en la regularización de cuatro millones de euros que el exjefe del Estado tuvo que presentar en febrero de 2021 para evitar una condena por delitos fiscales en España por no haber declarado hasta 8 millones de euros en vuelos como donación.

El barco pagado por Stelling es ahora la excusa que permite a Juan Carlos I regresar periódicamente a España, aunque hasta el momento nadie se ha preguntado por el origen de los fondos usados para construirlo y mantenerlo. Ni siquiera la Agencia Tributaria lo ha hecho.

*King Corp. El imperio nunca contado de Juan Carlos I, de José María Olmo y David Fernández, es una obra de Libros del K.O. Puede comprarse aquí.

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Un magnate venezolano implicado en varios escándalos financieros en la década de los noventa, José Álvarez Stelling, pagó la construcción del último Bribón, el barco en el que navega estos días Juan Carlos I, tras su tercer regreso a España desde su marcha a Abu Dabi en 2020. Stelling asistió en 2017 a la presentación del velero en el Real Club Náutico de Sanxenxo, pero se omitió intencionadamente su segundo apellido para diluir su controvertido historial.

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