Feijóo se lanza a por el voto de Vox en la última semana de campaña con Aznar, Ayuso y Cayetana

Congreso del PP en Sevilla. El partido encara una nueva etapa en torno al liderazgo de Alberto Núñez Feijóo. La caída de Pablo Casado por su guerra con Isabel Díaz Ayuso dibuja un nuevo orden de poderes. "Sin triunvirato, no hay Moncloa", afirma un veterano mientras escucha el discurso del gallego, que desde el primer momento entendió que su futuro pasaba por estrechar lazos con Madrid y Andalucía. Hoy, en plena campaña, la reflexión del excolaborador de Mariano Rajoy toma más sentido que nunca. Feijóo se mira en Isabel Díaz Ayuso y Juanma Moreno para "ensanchar el PP", en esta ocasión con el principal objetivo de arrebatar votos a Vox. Ambos barones lo hicieron en sus respectivas citas electorales con estrategias y electorados opuestos, pero complementarios. "Unir las dos almas del PP", resumen en la dirección nacional.

Si hace unos meses la orden en Génova era "ignorar" a los de Santiago Abascal, ahora el líder los cita con nombre y apellido. La estrategia es apelar al voto útil blandiendo la bandera del bloqueo. Si Vox ha votado con el PSOE en Murcia para que no gobierne el PP, ¿quién garantiza que no lo hará tras el 23-J? El eslogan es claro y, si tenemos en cuenta los resultados en Andalucía y la Comunidad de Madrid, también es efectivo.

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En los minutos de descuento de la breve legislatura, Ayuso rompió con Rocío Monasterio, se la colocó en frente y le acusó de ir en contra de los intereses de los madrileños por no apoyar los presupuestos. De la factoría de su jefe de gabinete, Miguel Ángel Rodríguez, surge el axioma de que Vox solo sirve para dar alas al sanchismo. En su discurso de investidura, dedicó los primeros 10 minutos a cargar contra el "totalitarismo" de Sánchez y el "tacticismo de Vox". Feijóo se ha mimetizado con el mensaje. Los de Abascal no quieren el cambio, "quieren sillones", es la máxima para arañar electores a la ultraderecha.

La asesoría de Miguel Ángel Rodríguez al líder del PP, según confirman fuentes populares, va más allá del debate. Feijóo le consulta cualquier duda porque "valora su experiencia", sin restar un ápice de mérito al equipo de máxima confianza que le acompaña desde Galicia. El que fuera mano derecha de José María Aznar se propuso desinflar a Vox el 28-M. Los de Abascal aguantaron mejor de lo previsto, pero la mayoría absoluta los hizo irrelevantes. Es difícil, aunque no imposible, apostillan en Génova, que Feijóo logre números similares a los de Ayuso y Moreno, pero sí que deje a Vox en una posición en la que su fuerza para exigir ministros sea insuficiente.

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Para conectar con los votantes más a la derecha del PP, Feijóo cuenta con José María Aznar. En su discurso de Murcia, fue muy claro al advertir a Vox de que "no es momento de poner palos en las ruedas". El expresidente es un referente para un sector del partido que se sintió huérfano de ideología durante el mandato de Mariano Rajoy. Siempre ha sido contrario a los acuerdos con la ultraderecha y entiende que la prioridad es "sacar a Sánchez de la Moncloa". De ahí que, pese a tener diferencias con Feijóo, evite confrontar, como hizo con otros presidentes del partido.

Está previsto que en el último tramo de la campaña reaparezca para dar otro "empujón". Su pupila, Cayetana Álvarez de Toledo, también está muy activa en redes y en actos con los populares de Madrid y en Navarra. Feijóo la ha rescatado del ostracismo tras su encontronazo con el ex secretario general Teodoro García Egea, para atraerse a un perfil de votante que él no moviliza. Ayuso también tendrá un papel destacado en la recta final. Estará en Valencia este domingo y participará junto al presidente del PP en un gran acto el próximo jueves en el Puente del Rey de Madrid. La presidenta de la Comunidad de Madrid tiene la capacidad, afirman desde su entorno, de criticar a Vox sin "molestar" a sus votantes.

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En el lado opuesto está el barón andaluz, que firmó una mayoría absoluta que ninguna encuesta supo detectar. El vuelco de voto de Vox al PP se produjo, según apuntaron los populares andaluces, en la última semana. Moreno, al igual que ahora Feijóo, fue muy contundente en reivindicar un Gobierno en solitario. En una entrevista en El Confidencial, llegó a platear que si los de Abascal bloqueaban, iría a una repetición electoral. El resultado fue una histórica mayoría absoluta en Andalucía.

Los populares han detectado que a Vox, como ya ha ocurrido en otras ocasiones, se le hace "larga la campaña". El órdago de Macarena Olona en los días previos a la votación, advirtiendo de que sería vicepresidenta si el PP necesitaba un solo escaño de Vox, supuso una fuga a la candidatura de Moreno. La ultraderecha está perdiendo fuelle, según los últimos trackings. La llamada al voto útil de Feijóo se traduce en un PP al alza.

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En el partido, bendicen que se muerda a los de Abascal, pero alertan de que debe hacerse "con sutileza", porque en las filas populares recuerdan que a Casado "se le volvió en contra", como se vio en Castilla y León. "La mejor manera de sumar votantes de Vox es atizarle fuerte a Sánchez, como en el debate", defienden los cargos intermedios, que auguran que Vox bajará, pero que será posible que el bloque de derecha sume porque "nosotros iremos mejor". La guerra PP-Vox se dirime en las provincias pequeñas. En su mano está el futuro Gobierno de España.