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Sánchez busca nuevo gurú para el 23-J y eleva la tensión en Moncloa: "Cree que cualquiera le puede traicionar"
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Hoja de ruta para las generales

Sánchez busca nuevo gurú para el 23-J y eleva la tensión en Moncloa: "Cree que cualquiera le puede traicionar"

En una ronda con los ministros calificó de "absoluto desastre" la campaña del 28-M. Señala a Óscar López y Santos Cerdán. Ordena "dar por muerto" a Podemos para absorberlo

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/Sergio Pérez)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/Sergio Pérez)
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La debacle del 28-M ha convertido Moncloa en un polvorín. Pedro Sánchez busca culpables. Nadie le previno ante el desastre. Hasta la última semana, su jefe de gabinete, Óscar López, le aseguró que se podían ganar las elecciones. También lo hizo en las de Castilla y León y tampoco acertó. El presidente ha mantenido una ronda de consultas con los ministros tras la derrota y, según ha podido saber El Confidencial, reconoció que la campaña electoral había sido "un absoluto desastre". El ambiente entre los miembros del Consejo de Ministros es "de máxima tensión". Sánchez desconfía de todos. Los más cercanos al socialista, le ven con la actitud de cuando le echaron de la secretaría general del PSOE: "Cree que cualquiera le puede traicionar".

En menos de 24 horas ha pasado de sentirse "todopoderoso" a pensar que desde el PSOE se le observa como un perdedor. El partido asume el adelanto electoral con disciplina, pero dan por hecho que "vamos al matadero". No hay movilización. En los territorios, donde se responsabiliza a Moncloa de los malos resultados, se ve casi imposible poner a los cuadros a trabajar en un proyecto en el que no creen. "El Gobierno se da por perdido y el partido ya está en cómo gestionar el 23-J", advierten fuentes socialistas.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante un encuentro en Moldavia con el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski. (EFE/Fernando Calvo)

Los trackings que manejan desmienten el argumento de los "hombres del presidente" que le ha llevado a adelantar la cita con las urnas. En estos momentos, los datos de Ferraz avanzan una brecha de cerca de diez puntos con el PP. Sánchez obtendría, si hoy se celebrasen las legislativas, un 23 por ciento, mientras que Alberto Núñez Feijóo se alzaría con el 33 por ciento de los sufragios. El escenario sería similar al de 2016. El PP tendría el suficiente músculo para optar a gobernar en solitario.

Sánchez confía en doblegar una vez más la adversidad, pero para ello se plantea hacer tabla rasa. Estaría buscando un gurú para afrontar su último baile al margen de los que hasta ahora le han rodeado. "Ha puesto la cruz a todos", explica quien conoce desde hace años al presidente. En la lista están los que pilotaron la estrategia del 28-M. Desde los conocidos como los López, Óscar López y el portavoz en el Congreso, Patxi López; hasta el responsable de Organización, Santos Cerdán. Este último ha intentado descargar culpas atribuyendo la "nacionalización" de la campaña a los monclovers.

El presidente no hace distinciones. Se siente "defraudado", especialmente por el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, del que asegura que "carece de olfato político". Dentro de Moncloa, con quien más habla Sánchez en estos momentos de purga es con el secretario general de Planificación Política, Francisco Salazar. El PSOE también ha colocado en la diana a la número dos, María Jesús Montero, y a Javier Izquierdo, secretario de Estrategia y Acción Electoral.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/Pool/Moncloa/Borja Puig de la Bellacasa)

Sánchez, que está en modo candidato, apuesta por recuperar a figuras de peso del PSOE para su último asalto. Es consciente de que por sí mismo no moviliza a los cuadros y por eso busca aliados para calmar las aguas revueltas del socialismo. Antonio Hernando focaliza en estos momentos buena parte de la ira en el partido. Los sanchistas siempre mostraron recelos hacia quien encarnó la abstención en favor del PP por la que se enterró al presidente. Por su parte, los barones recuerdan su pasado de "perdedor" y lamentan que no haya sido más proactivo para evitar los "errores" del presidente, con quien comparte deliberaciones en Moncloa.

Más allá de las personas, Sánchez quiere cambiar el planteamiento con el que ir al combate con el PP. Su análisis es que, ante la imposibilidad de captar adeptos entre los votantes del extinguido Ciudadanos, hay que ir a por los de Podemos. La conclusión tras el batacazo del 28 de mayo pasa por que hay que recuperar todo el voto de la izquierda. Que el PSOE vuelva a engordar a costa de los que se fueron al partido de Pablo Iglesias. Da por enterrada la teoría de la "muleta fuerte" para sumar.

Con esta consigna, los mensajes serán que la marca morada está muerta. Aprovechando que no han logrado entrar en los parlamentos de la Comunidad Valenciana y Madrid, se les colocará desde el PSOE el marchamo de "políticamente irrelevantes". La vicepresidenta primera, Nadia Calviño, ha sido la primera en seguir esta línea. "Un voto que no sea del PSOE, es un voto para PP y Vox", declaró en un canutazo a RTVE desde la Feria del libro.

Foto: Observatorio 23-J. (EC Diseño)
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El voto útil para frenar a la derecha será el eje de campaña. A la espera de ver si Yolanda Díaz y Pablo Iglesias bajan los sables para que los morados se integren en las filas de la plataforma Sumar, la vicepresidenta comparte con Sánchez que sobran actores en el bloque de la izquierda, de ahí su interés por fagocitar a Podemos. La formación del 15-M estorba a los intereses de ambos.

En este contexto se explica la beligerancia del discurso de Sánchez ante sus parlamentarios en el Congreso. El presidente se erigirá como única alternativa a la "pinza PP-Vox". No está dispuesto, ha trasladado a personas de su confianza, a que quienes le han llevado al abismo vuelvan a manejar los hilos. En el aviso a navegantes debe incluirse al Secretario de Estado de Comunicación, Francesc Vallés: "No ha cumplido ninguno de sus objetivos".

La debacle del 28-M ha convertido Moncloa en un polvorín. Pedro Sánchez busca culpables. Nadie le previno ante el desastre. Hasta la última semana, su jefe de gabinete, Óscar López, le aseguró que se podían ganar las elecciones. También lo hizo en las de Castilla y León y tampoco acertó. El presidente ha mantenido una ronda de consultas con los ministros tras la derrota y, según ha podido saber El Confidencial, reconoció que la campaña electoral había sido "un absoluto desastre". El ambiente entre los miembros del Consejo de Ministros es "de máxima tensión". Sánchez desconfía de todos. Los más cercanos al socialista, le ven con la actitud de cuando le echaron de la secretaría general del PSOE: "Cree que cualquiera le puede traicionar".

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