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Plebiscito, Vox y una reunión de madrugada: así decidió Sánchez adelantar las generales
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ELECCIONES ANTICIPADAS DEL 23-J

Plebiscito, Vox y una reunión de madrugada: así decidió Sánchez adelantar las generales

El presidente del Gobierno defendió la decisión "por responsabilidad". En la ejecutiva del partido, el cometido fue el de pasar página y centrarse ya en el siguiente objetivo: "No hay tiempo para la depresión"

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la declaración institucional en la Moncloa. (EFE/Moncloa/Pool/Borja Puig de la Bellacasa)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la declaración institucional en la Moncloa. (EFE/Moncloa/Pool/Borja Puig de la Bellacasa)

Remontada, impedir un Gobierno con Vox o plebiscito. Estos fueron algunos de los conceptos que se repitieron en la reunión de la ejecutiva socialista celebrada este lunes en Ferraz tras el anuncio del presidente del Gobierno de adelantar las elecciones para el próximo 23 de julio. Alusiones ya en clave estratégica de campaña, y casi motivacionales, en medio de un estado de shock para los socialistas después de haber perdido la mayoría de su poder territorial. Todo ello, mezclado con el análisis de una marabunta de números y pronósticos para sostener el relato de "la remontada", a modo de segunda vuelta, frente al del cambio de ciclo. La decisión del adelanto electoral se maduró varias horas antes. No en Ferraz, sino en la Moncloa, desde donde Pedro Sánchez siguió la noche electoral.

Al complejo presidencial acudió a la llamada de Pedro Sánchez, ya de madrugada, la cúpula de la ejecutiva socialista. Junto al núcleo duro del presidente, como si fuese una reunión adelantada de los clásicos maitines donde dirigentes y colaboradores del presidente marcan los lunes por la mañana las líneas estratégicas y discursivas para el resto de la semana, se tomó la decisión. Reuniones en las que suelen estar presentes, además del presidente del Gobierno, su jefe de gabinete, Óscar López, su adjunto, Antonio Hernando, la portavoz del Gobierno y ministra de Política Territorial, Isabel Rodríguez, el secretario de Estado de Comunicación, Francesc Vallès, la vicesecretaria general del PSOE y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, el secretario de Organización, Santos Cerdán, la portavoz del PSOE y ministra de Educación, Pilar Alegría, y varios de sus colaboradores más estrechos.

Foto: Pedro Sánchez en la comparecencia. (EFE/Borja Puig de la Bellacasa)

Detrás de la decisión de disolver las Cortes Generales con la mayor premura posible para convocar elecciones en los 54 días que marca la Constitución, argumentos más defensivos que ofensivos. Principalmente, levantar un escudo contra las presiones internas y externas tras el vuelco, así como blindar la candidatura del jefe del Ejecutivo, que se ratificará en un comité federal cuya fecha se fijará a partir de la próxima semana, y aprovechar la precaria situación del espacio a su izquierda para recomponer el bloque progresista en una única gran pata estatal bajo el paraguas del PSOE. Una estrategia tanto a corto, para las elecciones del 23-J, como a largo si los socialistas pierden el Gobierno y tienen que reconfigurarse desde la oposición.

En la ejecutiva, sin embargo, el cometido fue el de pasar página y centrarse ya en el siguiente objetivo marcado por Sánchez. Un cierre de filas habitual, máxime desde que Ferraz y la Moncloa trabajan como un todo desde la primera gran remodelación del Gobierno de Sánchez y la reorganización posterior de la dirección el pasado verano. Sin margen para recrear de nuevo el drama que la noche anterior se vivió en la sede federal de los socialistas. "No hay tiempo para la depresión", manifestaba un miembro de la ejecutiva, para añadir que "el ánimo es de trabajar".

Se comenzó por dar cuerpo a una estrategia ya esbozada y de la que ya dio algunas pistas el propio presidente del Ejecutivo en su declaración institucional. Enfocar las elecciones en clave plebiscitaria. La decisión que se dirimiría sería la de validar un Gobierno con Santiago Abascal de vicepresidente o la de un Ejecutivo del PSOE. La votación más importante "en décadas", según sostienen los socialistas, al estar en juego según su visión un Gobierno con derechos, estado de bienestar y encaje en la UE frente a uno arrastrado por Vox hacia el plano reaccionario. Pasado o futuro. "¿No quería [Feijóo] un plebiscito? Pues unas generales", responden desde la ejecutiva.

Si en la recta final de la campaña de las municipales y autonómicas el PSOE sufrió un elefante en la habitación, los socialistas buscan ahora que el elefante en la habitación se traslade a la sede de Génova por sus pactos con la ultraderecha. Las elecciones del próximo 23 julio coincidirán precisamente con la formación de gobiernos regionales, mientras que los ayuntamientos se constituirán el 17 de junio. El Gobierno de la Comunidad Valenciana, por ejemplo, deberá quedar definido como máximo a mediados de julio. Los de Santiago Abascal exigirán la entrada en cinco gobiernos autonómicos de la mano del PP, que se sumarían a su presencia en el Ejecutivo de Castilla y León. Feijóo, por su parte, tratará de retrasar lo máximo posible los acuerdos y conservar una pátina centrista.

Foto: Comité de Dirección en Génova tras el 28-M. (PP/David Mudarra)

El presidente del Gobierno y líder de los socialistas defendió la decisión del adelanto electoral "por responsabilidad". Se asume que desde el punto de vista táctico no había otra salida y que es la decisión correcta tanto en términos democráticos como para defender sus propios intereses. "Recogemos el guante", defienden desde Ferraz sobre la decisión. La portavoz del PSOE y ministra de Educación, Pilar Alegría, ya utilizaba esta misma expresión en su valoración de los resultados la noche electoral. Tras reconocer el "mal resultado" y "no ocultar que aspirábamos a unas mayorías de progreso, gracias a una movilización del electorado progresista que no se ha producido", Alegría aseguraba que "recogemos el guante". "Entendemos el mensaje y desde ya nos ponemos a trabajar", añadía, para argumentar que "tenemos que hacer una reflexión de cara a los próximos meses".

"Solo tres puntos"

Esperar a diciembre, cuando estaban previstas las generales si se agotaba la legislatura, no serviría para mejorar resultados. Quizá lo contrario, profundizaría el desgaste. Además de la erosión por las presiones internas y externas ante un cambio de ciclo difícilmente digerible durante los seis meses que restaban para siguiente cita con las urnas. La sorpresiva decisión, sin demora, permite también a los socialistas cambiar el foco y alejar el ruido interno. "Así tampoco hay discusiones por las listas", reconocía un dirigente territorial favorable a esta rápida toma de decisiones.

Decisiones tan urgentes que el Consejo de Ministros extraordinario para aprobar la disolución de las Cortes Generales y llevar al BOE la convocatoria electoral se celebró a primera hora de la tarde de ayer. Una reunión que se despachó en tiempo récord. Aunque solo había un punto en el orden del día, duró menos de una hora. Este martes ya no se celebrará el Consejo de Ministros ordinario.

Para justificar el ánimo de remontada, la lectura que hacen de los resultados del pasado 28-M tanto desde Ferraz como desde la Moncloa es que su diferencia con el PP no es suficiente como para hablar de cambio de ciclo. Mucho menos tirar la toalla. Poco más de medio millón de votantes, defienden, que no consiguieron movilizar. De ahí que lo apuesten todo a que en esta segunda oportunidad sí acudan a las urnas.

"La gente no se ha ido a otro partido", sino que se habría quedado en casa, argumentan para recuperar el ánimo de que "vamos a remontar". "Son solo tres puntos" de diferencia, sostienen desde Ferraz respecto a la distancia en el cómputo nacional de votos en las generales. Su tarea, por tanto, es recuperar a ese potencial votante que deberá elegir entre un Gobierno progresista o permitir otro "con la ultraderecha".

Remontada, impedir un Gobierno con Vox o plebiscito. Estos fueron algunos de los conceptos que se repitieron en la reunión de la ejecutiva socialista celebrada este lunes en Ferraz tras el anuncio del presidente del Gobierno de adelantar las elecciones para el próximo 23 de julio. Alusiones ya en clave estratégica de campaña, y casi motivacionales, en medio de un estado de shock para los socialistas después de haber perdido la mayoría de su poder territorial. Todo ello, mezclado con el análisis de una marabunta de números y pronósticos para sostener el relato de "la remontada", a modo de segunda vuelta, frente al del cambio de ciclo. La decisión del adelanto electoral se maduró varias horas antes. No en Ferraz, sino en la Moncloa, desde donde Pedro Sánchez siguió la noche electoral.

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