"Ganar a pesar del presidente": la victoria de los barones críticos que inquieta a Moncloa

Una victoria a veces precede a la derrota. En las filas socialistas está empezando a cuajar esta idea. La mayoría de los sondeos, incluido el CIS de Tezanos, pronostican que el 28-M los barones autonómicos más críticos con Pedro Sánchez conservarán sus gobiernos. En el caso de Emiliano García-Page, al que alguno ha bautizado ya como el "Ayuso del PSOE", incluso revalidará, salvo sorpresa, su mayoría absoluta. Aunque en la Moncloa intentarán sumarse a la ola y atribuirse el mérito, voces del partido destacan que si se afianzan los feudos de Castilla-La Mancha, Aragón e incluso Extremadura será "a pesar de Sánchez".

Los defensores de esta teoría argumentan con datos por qué el presidente no tendrá credibilidad cuando intente hacer suyos los resultados de las autonómicas en la noche electoral, si finalmente se cumplen las expectativas. El "antisanchismo" resta en los territorios socialistas entre un cinco y un siete por ciento de votantes. Sánchez penaliza a la marca, según los trackings que se manejan en las federaciones. Esta pérdida de voto es la que en las generales se trasvasa a Alberto Núñez Feijóo. El medio millón de votos que Génova asegura estar en condiciones de arrebatar al PSOE.

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Otra cifra que avala el "extra" que aportan los representantes del "otro PSOE" es que corrigen esta fuga de electorado. Si la fidelidad de los que apostaron por la papeleta de la rosa está en torno a un 60 por ciento, en estos territorios la marca autonómica suma entre un 6 y un 10 por ciento más. La noticia es buena para los barones, pero una vez más es el anticipo de que en los comicios de diciembre se avecina un cambio de ciclo. Está testado que una parte de los que votarán a García-Page o Lambán no darán su apoyo a Sánchez sino a Feijóo.

La explicación radica en que el discurso de estos líderes socialistas es más próximo al PP que a lo que representa el "sanchismo". Han optado por un giro al centroderecha que es casi imposible de corregir en los seis meses que quedan para las legislativas. Un ejemplo claro es lo que ha ocurrido al respecto de los pactos con Bildu. Tanto García-Page como Lambán han sido contrarios desde el origen. Se han mostrado muy duros con las concesiones al independentismo e incluso con la coalición PSOE-Podemos que, en más de una ocasión, tanto en público como en privado, han aconsejado romper. No han dudado en pedir la cabeza de la ministra de Igualdad, Irene Montero, por cuestiones como la ley del solo sí es sí.

La relación con el partido de Arnaldo Otegi ha entrado de lleno en campaña después de que se conociese que han incluido en sus listas a terroristas con delitos de sangre. Algunos serán candidatos en la misma localidad donde residen sus víctimas. En los equipos de los barones cayó como un jarro de agua fría. Un nuevo obstáculo que remontar. La novedad es que en el gabinete del presidente se pasó de hablar por parte de los portavoces autorizados de la legitimación democrática de la izquierda abertzale radical a afear la conducta al socio parlamentario con el que se han aprobado leyes tan importantes como la de vivienda.

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El giro en menos de 48 horas responde a la alarma que ha saltado en la Moncloa ante la contestación de la opinión pública por el último órdago de Bildu. Hay miedo a que se movilice un voto de castigo que ponga en riesgo incluso las plazas que por ahora estaban aseguradas. El corte presidencialista que se había dado a la campaña con los anuncios de Sánchez ya había levantado suspicacias en las candidaturas. "Nos ha metido hasta la Casa Blanca", lamentan en las direcciones autonómicas donde apuestan por bajar a los temas de cada comunidad o ayuntamiento.

Si hasta hoy la consigna era coincidir lo menos posible con el presidente, desde la polémica de Bildu se busca levantar un muro ideológico. Al contrario de lo que siempre se ha defendido en Madrid, los temas relacionados con el terrorismo o los indultos a los líderes independentistas catalanes sí penalizan en Extremadura o Aragón. La campaña la está pilotando el jefe de gabinete del presidente, Óscar López, y Antonio Hernando junto con el responsable de Organización en Ferraz, Santos Cerdán. El ministro de Presidencia, Félix Bolaños, también habría sido relegado de estas funciones.

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Se puede dar la paradoja de que el 28-M los titulares reflejen que "ganan los barones, pierde Sánchez". En el partido se abrirá un cisma y volverá el debate interno sobre el coste de los pactos con Podemos, Bildu o ERC. Queda por ver si, en caso de que el escenario sea el que dibujan las encuestas, algún dirigente socialista levantará la voz para exigir un cambio de rumbo ante las generales. Nicolás Redondo Terreros, exsecretario general de los socialistas vascos, denuncia en una entrevista en El Confidencial que en el PSOE impera el silencio ante el poder orgánico de Sánchez. César Luena, exsecretario de Organización de Ferraz y hoy eurodiputado, en cambio, aseguraba en otra entrevista ayer en este periódico que "la mayoría" está del lado del presidente.

Otra variable es que precisamente la Comunidad Valenciana, que representa el paradigma de los acuerdos entre el PSOE y otras formaciones de izquierdas con el conocido pacto del Botánic, es la que más opciones tiene de pasar a manos del PP. Esto se interpretaría como una "enmienda" a lo que predica el presidente, según los detractores de la vía con Podemos, que destacan que Guillermo Fernández Vara ha puesto en riesgo su mayoría por "los paños calientes al presidente". El extremeño parece abocado a un pacto con los de Pablo Iglesias o a un gobierno en minoría.

El oficialismo de Ferraz defenderá que el triunfo es colectivo y ya advierten de que quien espere un bandazo de la estrategia del presidente a posiciones más de centro se equivoca. El líder ha confeccionado su tablero político, que pasa por sumar con Yolanda Díaz. No pondrá en riesgo sus futuras alianzas. Sánchez solo escucha a Sánchez.