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Sánchez destierra al ministro Bolaños de su núcleo de máxima confianza
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El ocaso de su mano derecha

Sánchez destierra al ministro Bolaños de su núcleo de máxima confianza

El líder del Ejecutivo se ha distanciado del titular de Presidencia, al que en Moncloa ven "calcinado" tras el "espectáculo" que protagonizó el 2 de mayo en Sol

Foto: Sánchez conversa con Bolaños en el Congreso. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
Sánchez conversa con Bolaños en el Congreso. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
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El silencio de Pedro Sánchez retumbó el 2 de mayo en Moncloa. El presidente del Gobierno comparecía ante los medios después del vodevil protagonizado por su mano derecha, Félix Bolaños, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. El vídeo del ministro de Presidencia saltándose la catenaria para intentar subir a la tribuna de autoridades se había hecho viral. Sánchez estaba en Málaga y, pese a tener una intervención, no hubo defensa para el que hasta hace unos meses era su hombre de máxima confianza. La semana empezó mal para Bolaños y ayer acababa ingresado de urgencia por piedras en la vesícula.

La falta de empatía del presidente terminó de confirmar entre los monclovitas lo que desde finales de año era una intuición. Bolaños había perdido el favor del líder. "Estaba muerto, pero ahora está calcinado", aseguran desde Moncloa. A Sánchez le incomodó el "espectáculo", la imagen que trasladó su ministro y la obcecación por acaparar el protagonismo en la Puerta del Sol. "Quien no respeta las reglas pierde toda la razón", se limitaba a expresar preguntado por el incidente. Desde Ferraz tampoco hubo ningún gesto.

Desde el grupo socialista en el Congreso ponen el acento en que Bolaños y Margarita Robles "no se soportan"

Ni siquiera en privado se afeó a la titular de Defensa, Margarita Robles, que no se solidarizase con su compañero de bancada azul. Si la ministra hubiera amagado con bajarse de la tribuna si se le denegaba el acceso a su acompañante, quizás el resultado hubiera sido otro. Era pedir un imposible, explican desde el grupo socialista en el Congreso, donde ponen el acento en que "no se soportan". Siempre se ha dado por hecho que Robles es una ministra outsider, pero además a Bolaños no le perdona la crisis de Pegasus. Desde Presidencia se culpó a Defensa de los fallos de seguridad que permitieron el espionaje en los teléfonos del presidente y varios ministros.

Bolaños mostró en la gestión de esta crisis sus primeros síntomas de debilidad. En su intento de rebajar la tensión con ERC, que había acusado al Gobierno de espiar a los líderes soberanistas catalanes, acabó por poner en la picota a Marruecos y con una investigación abierta en la Audiencia Nacional. Desde entonces, la sospecha de que Rabat tiene información sensible del móvil de Sánchez está ahí.

Pero ¿qué ha pasado entre Sánchez y Bolaños? En el entorno más cercano de ambos no hay una única versión sobre que ha podido producir el desencuentro, pero sí un timing. Hay coincidencia entre varias fuentes consultadas en que el fracaso de la última negociación con el PP para renovar el Consejo General del Poder Judicial desconcertó al presidente. Sánchez había confiado en que Bolaños esta vez lograría un acuerdo. Hubo incluso que dejar inmolarse al presidente del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes. La imagen que se ha trasladado a Bruselas rompe la estrategia para la presidencia europea. Sánchez quería llegar inmaculado y ahora tendrá que aguantar un nuevo tirón de orejas desde las instituciones europeas por mantener el máximo órgano de los jueces con el mandato más que caducado.

Desde Cataluña las referencias que llegan del ministro de Presidencia son negativas, no hay "buen rollo" en la interlocución

Moncloa ha presionado al máximo a la judicatura para remover las mayorías e intentar un pacto con el PP que saltó por los aires cuando la ministra de hacienda, María Jesús Montero, anunciaba en el Congreso que se reformaría el delito de sedición. Bolaños había perjurado a Esteban González Pons, el mediador designado por Alberto Núñez Feijóo, que no se rebajarían las penas a los independentistas. No se midieron bien los tiempos y Sánchez se encontró con una llamada de Feijóo que terminó de levantar el muro que hay entre ambos.

Después vino la siguiente concesión al independentismo. Un nuevo anuncio de reforma del Código penal para cambiar la malversación. Bolaños volvía a liderar y el resultado tampoco fue el previsto. En la opinión pública cayó como un jarro de agua fría y entre los barones del PSOE se desató el pánico electoral. Emiliano García Page y Javier Lambán no han perdido oportunidad de desmarcarse. Los líderes de ERC y Carles Puigdemont vieron como el Supremo encontró un resquicio para mantenerles la malversación. Bruselas también ha dejado en evidencia la reforma al plantear estos días una armonización de delitos que dista mucho de lo que se ha hecho en España. Otra vez nadie quedó del todo contento.

Desde Cataluña las referencias que llegan ahora del ministro de Presidencia son negativas, según fuentes del entorno soberanista. No hay "buen rollo" en la interlocución. No olvidan que Bolaños fue un firme defensor de buscar mayorías alternativas a las de la investidura haciendo guiños a Ciudadanos. Sánchez desactivó esas maniobras conscientes de que molestaban a Podemos. Los naranjas solo podían ser compañeros circunstanciales de viaje.

Acabará la legislatura, pero, aunque Sánchez repitiese como presidente hoy, en su libreta azul ya no estaría Félix

Al sustituto de Iván Redondo a la derecha del presidente no le salen bien las cosas. Encadena fracasos. Hace unos meses fue a comer con la ex vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra. Eran grandes amigos. Un tándem de conspiradores, señalan desde Ferraz, dónde su suerte acabó tras el varapalo en las elecciones andaluzas que ambos pilotaron. El presidente perdió la confianza en ellos. Empezaron a llegar rumores de que Lastra se estaba postulando para sustituirlo a futuro y en medio estaba Félix.

En las elecciones del 28 de mayo, Bolaños quiere volcarse con los candidatos de Madrid. Desde la federación socialista madrileña llega el ambiente de malestar con él. No gustó que rechazase ser candidato al Ayuntamiento de Madrid. El partido veía más posibilidades que con Reyes Maroto, pero el ministro de Presidencia no estaba dispuesto a ir a perder.

Ahora que se siente debilitado, busca refugio en liderar el PSM. Los que le conocen no dudan en señalar que está preparándose para su expulsión del Olimpo. Acabará la legislatura, pero, aunque Sánchez repitiese como presidente hoy en su libreta azul ya no estaría Félix, apostilla un fontanero de Moncloa.

El silencio de Pedro Sánchez retumbó el 2 de mayo en Moncloa. El presidente del Gobierno comparecía ante los medios después del vodevil protagonizado por su mano derecha, Félix Bolaños, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. El vídeo del ministro de Presidencia saltándose la catenaria para intentar subir a la tribuna de autoridades se había hecho viral. Sánchez estaba en Málaga y, pese a tener una intervención, no hubo defensa para el que hasta hace unos meses era su hombre de máxima confianza. La semana empezó mal para Bolaños y ayer acababa ingresado de urgencia por piedras en la vesícula.

Pedro Sánchez Félix Bolaños
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