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Los dos corredores verdes que pueden dar un disgusto a Emiliano García-Page
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El voto partido de Castilla-La Mancha

Los dos corredores verdes que pueden dar un disgusto a Emiliano García-Page

Hay dos fenómenos demográficos que suman ya el 15% de la población de la región y que pueden tumbar al barón socialista. El resto, sus feudos tradicionales, parece bajo control

Foto: Villaseca de la Sagra. (Reuters/Sergio Pérez)
Villaseca de la Sagra. (Reuters/Sergio Pérez)
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Como Castilla-La Mancha no tiene identidad regional, sus elecciones operan con una lógica propia. Más que unas autonómicas, son los comicios desapasionados de cinco provincias distintas. O para ser más precisos: de 32 comarcas distintas. En esta suma de cosas que es el voto castellanomanchego, hay una que tiene cada vez más peso: un fenómeno demográfico emergente que se articula en torno a dos corredores. El primero, el corredor del Henares, es una continuidad de la periferia noreste de la capital que se enreda en los márgenes de la A-2 y que llega hasta la ciudad de Guadalajara. El segundo, el corredor de la Sagra, es muy parecido, pero fluye hacia el suroeste, a través de la A-42, hasta la ciudad de Toledo.

Los fontaneros de los tres partidos en disputa admiten en privado que la posibilidad de que la derecha sume el 28-M atraviesa estas lenguas urbanizadas que gravitan hacia Madrid, alojando parte de lo que ya no cabe en la capital. Primero, porque solo aquí puede calar profundo el marco establecido por el candidato del PP, Paco Núñez, quien ha montado su campaña intentando convertirla en un plebiscito a Sánchez. Segundo, por las particularidades sociológicas de sus habitantes, que ya son el 15% del total de la comunidad autónoma. Si las cosas van bien aquí, todavía sería posible sumar, incluso aunque Page no ceda terreno en el resto de la comunidad autónoma.

Foto: Ilustración: EC Diseño.
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Es Vox, y no el PP, el partido que tiene más posibilidades de desequilibrar la balanza en estas poblaciones en contra de Emiliano García-Page. Aunque en las generales se vota distinto, los dos corredores, especialmente el toledano, ya pintaban grandes manchas verdes en 2019. Son periferia obrera, de servicios logísticos, de aluvión reciente (Guadalajara es la provincia que más ha crecido de toda España en términos porcentuales desde los años ochenta), de inmigración y de faraónicos desarrollos urbanísticos que (como Seseña o Valdeluz) quedaron semiabandonados por la crisis financiera y acabaron siendo pasto de la okupación.

“Estos corredores, además, albergan una población mucho más joven de la media en una región envejecida, una característica que hace que sus votos sean mucho más volátiles y abiertos a nuevas formaciones políticas. Hace unos años, muchos de estos votos fueron para Ciudadanos y Podemos. Ahora creo que van a ser para Vox”, señala un diputado de las Cortes. También hay problemas de seguridad en algunos municipios que miran a la autopista. En la piscina de La Sagra, por ejemplo, el alcalde ha decidido dedicar parte del presupuesto a contratar porteros de discoteca. “Muchos habitantes de los corredores trabajan en Madrid, otros directamente proceden de Madrid, leen prensa de Madrid y cuando votan piensan más en Isabel Díaz Ayuso y en Pedro Sánchez que en los candidatos de aquí. Núñez no tiene que convencerles de que hay que votar contra Sánchez porque ya vienen convencidos de casa”, reconoce un asesor socialista.

Foto: El presidente de Castilla-La Mancha y candidato a la reelección, Emiliano García-Page. (EFE/Ismael Herrero) Opinión
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El de Castilla-La Mancha no solo es un Parlamento de naturaleza conservadora (está alojado en un antiguo convento), sino que fue jibarizado por la reforma que hizo María Dolores de Cospedal. Hay solo 33 diputados, los mismos que La Rioja, con una población ocho veces superior. En este panorama, Vox tiene prácticamente asegurados dos escaños, uno en Guadalajara y otro en Toledo. Pero se estima que podría incluso duplicarlos, mejorando sus expectativas en estas dos provincias o sumando otro en Albacete, donde hay siete sillones en juego. Su candidato, David Moreno, es un perfecto desconocido para la mayor parte de la población, pero en Vox cuentan con que las siglas y el “voto en clave nacional” sean suficientes. Si la circunstancia anterior se produce, el PP y Vox podrían sumar por la mínima.

Quienes han seguido la campaña estos días aseguran que Page no está tan tranquilo como en otras elecciones. Detalles como la presencia de empresarios afines a la Junta en actos de Paco Núñez (incluidos los del gigante cárnico Incarlopsa, una de las compañías más beneficiadas por sus años de gestión) le tienen inquieto. “Ha empezado a atacar a Núñez en sus discursos, algo que no había hecho antes porque no lo consideraba un rival. Y ha empezado a utilizar un lenguaje más agresivo. Hay mucho nerviosismo”, explica un periodista político con años de experiencia en Toledo.

Foto: Emiliano García-Page. (Retrato: Sciammarella) Opinión
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Dejando a un lado los corredores y alguna sorpresa que se pueda producir en la ciudad más grande de la región, en Albacete, en el resto del territorio el PSOE parece tener la situación bajo control, aunque a la expectativa de cómo evolucione la campaña. El tirón de sus alcaldes en ciudades como Toledo o Talavera de la Reina (donde se espera que Milagros Tolón y Tita García repitan con mayoría absoluta), sumado a la experiencia de Page en campaña (ocupó su primer cargo de concejal con 17 años) y a su habilidad para evitar la fuga de votos, les hacen confiar en que no habrá susto fuera de la zona verde. Irían especialmente sobrados en el sur de la Mancha, en áreas deprimidas y envejecidas como Puertollano o Ciudad Real, donde los caladeros socialistas parecen no agotarse.

Page ha sido hábil con algunas maniobras que le han permitido taponar las fugas de votos antes de que se produjesen. En las capitales de provincia y ciudades más grandes, ha logrado atraer perfiles de Ciudadanos a sus filas y asume que capitalizará al menos un porcentaje significativo del naufragio naranja, el mismo que en otras comunidades acaban cosechando íntegramente PP y Vox. En las comarcas más secas está ganando el relato del agua con el trasvase y la llamada tubería manchega. Mientras, abortó la formación de candidaturas de la España vacía aprobando una ley contra la despoblación pionera. Y en los polígonos y descampados ha convertido en marca la inauguración de empresas, atrayendo inversiones logísticas, industriales y culturales a toda costa (incluida la medioambiental), como hizo con el parque histórico Puy Du Fou (Toledo) o el de multiaventura Toro Verde (Cuenca). “Ha prometido mucho más de lo que es capaz de lograr, pero no ha parado de hacerse fotos cortando cintas inaugurales”.

Foto: El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, en un acto de la Plataforma Agroalimentaria en Red (PAN). (EFE/Ismael Herrero)

Fuera de los citados corredores de Vox, la guerra cultural tampoco tiene mucho recorrido en las autonómicas de Castilla-La Mancha. “Emiliano se ha dedicado sistemáticamente a marcar distancias con Sánchez en estos temas. A veces forzando un poco y otras porque realmente lo piensa. Recuerda que él se posicionó primero con Madina y luego con Susana. Pero luego ha intensificado ese papel. Por ejemplo, ha abierto un canal de toros en la tele autonómica, otro de caza y pesca, da vivas a la Guardia Civil cada vez que puede y no se pierde una procesión, ni una corrida… Si te fijas, da todas las entrevistas que le dejan a medios de centro-derecha, donde además hace gracia por sus críticas a Sánchez. Por ahí es muy difícil pillarle”, explica una voz afín a la oposición.

Hay otros marcos que podrían hacerle daño, pero que los asesores socialistas creen tener también controlados en las provincias más alejadas de Madrid. La vivienda solo es un problema real en las capitales de Guadalajara y Toledo; sobre educación no hay demasiado debate político, porque no existe la competencia feroz concertado-público de otras regiones, y la Sanidad, a pesar de las cifras nefastas del covid en la región y del estado calamitoso de algunos hospitales y consultorios, tampoco parece que vaya a centrar la campaña. “Por mal que esté, peor fue con Cospedal, que paralizó obras como las de los hospitales de Toledo o Guadalajara, y ha sido Page el que las ha retomado después”, justifica un asesor socialista.

Foto: Los tractores de una manifestación en Toledo, en el mes de febrero, en la que cientos de agricultores y ganaderos de Castilla-La Mancha reclamaban precios justos. (EFE/Ismael Herrero)

Aunque de otro orden de magnitud, quedan por resolver tres incógnitas más. La primera es si el terrible enfado del sector agrícola contra el Gobierno puede acabar desinflando a Page en los pueblos. Aunque la imagen agrícola de Castilla-La Mancha no se corresponde demasiado con la realidad (menos del 6% de la población vive del campo), los lazos con los pueblos siguen siendo muy fuertes entre la población. Hay quien no descarta que ese enfado, si se descontrola, pueda acabar dando un susto y poniendo en riesgo algún escaño inesperado. La segunda de las pequeñas incógnitas es hasta qué punto puede pesar la abstención en un sector del electorado (el de la izquierda de lo que representa Page) que ha quedado básicamente huérfano con la implosión de Podemos y la torpeza de sus herederos. Los asesores de Page esperan neutralizar este fantasma azuzando el miedo a Vox, pero no las tienen todas consigo.

Y la tercera de las incógnitas es si Paco Núñez logrará por fin elevarse durante esta campaña. Consciente de que, si no lo hace, ya no tiene mucho más recorrido. Es cierto que lleva años en un proceso de transformación personal, tirando de asesores de imagen y vestimenta, poniéndose a dieta y cuidando incluso su dicción con la ayuda de logopedas. Hace tiempo que ya no ocurre lo que pasaba hace unos años, cuando el software que trascribe los discursos en Las Cortes escupía constantemente la palabra Libia. “Aquello nos tenía desconcertados. ¿Qué hace Núñez hablando de Libia? Hasta que entendimos que lo que captaba la máquina era “li vi a deci una cosa”, pronunciado así, con un acento muy manchego”, recuerdan en el convento de San Gil.

Como Castilla-La Mancha no tiene identidad regional, sus elecciones operan con una lógica propia. Más que unas autonómicas, son los comicios desapasionados de cinco provincias distintas. O para ser más precisos: de 32 comarcas distintas. En esta suma de cosas que es el voto castellanomanchego, hay una que tiene cada vez más peso: un fenómeno demográfico emergente que se articula en torno a dos corredores. El primero, el corredor del Henares, es una continuidad de la periferia noreste de la capital que se enreda en los márgenes de la A-2 y que llega hasta la ciudad de Guadalajara. El segundo, el corredor de la Sagra, es muy parecido, pero fluye hacia el suroeste, a través de la A-42, hasta la ciudad de Toledo.

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