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La Iglesia supera las intolerancias alimenticias: el cuerpo de Cristo para celíacos
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"SE HA ACTUALIZADO A LOS TIEMPOS"

La Iglesia supera las intolerancias alimenticias: el cuerpo de Cristo para celíacos

La institución acepta nuevas fórmulas para afrontar el problema del gluten entre los feligreses, tras el veto del Vaticano en 2017. También con el vino para aquellas personas que no puedan beber alcohol

Foto: Un sacerdote entrega una hostia consagrada a un feligrés. (EFE/Jorge Torres)
Un sacerdote entrega una hostia consagrada a un feligrés. (EFE/Jorge Torres)

La hostia que ingieren los feligreses en la misa cristiana empezaba a suponer un problema para un porcentaje de católicos que sufren celiaquía. El Confidencial se ha puesto en contacto con la Conferencia Episcopal para hablar sobre las actualizaciones de la Iglesia a este respecto tras la polémica surgida hace varios años, cuando el Vaticano publicó un texto de la Congregación del Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. En la misiva se hacían precisiones con una circular a los Obispos sobre el pan y el vino para la Eucaristía y donde se advertía tajantemente: “Hostias sin nada de gluten son materia inválida” para hacer la comunión. Pero la situación ha cambiado y la Iglesia ha superado el problema de las intolerancias alimenticias con nuevas fórmulas.

Foto: Los pediatras aconsejan no tratar la fiebre de los niños cuando la temperatura sólo aumenta unas décimas. (Corbis)

En España se estima que más del 15% de la población es sensible al gluten y más del 90% de ellos no la tiene diagnosticada. El contenido de las obleas católicas es pan ácimo. Agua y harina de trigo son los ingredientes y para las personas que sufren sensibilidad a este cereal es un problema bastante serio, a pesar de que en apariencia comer una pequeña porción los domingos pueda parecer insignificante. El director de la Comisión para la Doctrina de la Fe, el sacerdote Rafael Vázquez, explica cómo el escenario ya no es tan problemático. “La Iglesia se ha actualizado con los tiempos y existen obleas aptas para celiacos que además cumplen con los requisitos que establece el Vaticano. Realmente el tema de la recepción de la comunión por personas celíacas ya había sido estudiado en un documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe de 1995, y posteriormente, en una Nota del año 2003 de la Conferencia Episcopal Española, en la que la Iglesia quería responder con gran sensibilidad y comprensión amorosa a quienes padecen a quienes padecen esta enfermedad”.

Foto: Salida en procesión del paso de Nuestra Señora del Rosario en Logroño. (EFE/Raquel Manzanares)

La Asociación de Celiacos y Sensibles al Gluten comenzó a importar este tipo de obleas hace años de Alemania, donde las hacían de almidón de trigo y un contenido tan bajo en gluten que no da problemas. “Aquellos que toleran cierta cantidad de gluten se les aconseja comulgar con esas formas especiales que contienen un mínimo de gluten. También hay que decir que para estas personas podría ser útil comulgar con una pequeña fracción del pan consagrado. En ese caso se cuidará de que la forma esté en un recipiente especial para que no haya contaminación por contacto con las otras formas”, explica Vázquez.

El director de la Comisión para la Doctrina de la Fe especifica que la Iglesia desde su nacimiento, y porque fue el modo en que Jesús celebró la última cena, ha mantenido que para la celebración de la Eucaristía se necesita pan y vino. Y el gluten es necesario para que se produzca la panificación; es decir, para que la mezcla de harina y agua deje de ser una simple mezcla. “Si no hay pan, por tanto, no puede haber Sacramento y, por ello, las formas sin gluten no son válidas", reitera, Pero en los supuestos en los que la intolerancia sea absoluta, la solución es poder comulgar bajo la sola especie del vino, donde se encuentra igualmente la presencia real de Cristo en la Eucaristía. En esos casos, se prepara un cáliz especial, se cubre para que no haya ningún tipo contaminación y cuando la persona se acerque a comulgar lo haga usando el cáliz preparado. "Lo habitual es que la persona avise al sacerdote antes de comenzar, para que se prepare todo. O bien el sacerdote, que suele conocer a las personas, lo haga de manera habitual cuando hay fieles que padecen esta enfermedad”, añade Vázquez.

placeholder  El director de la Comisión para la Doctrina de la Fe, el sacerdote Rafael Vázquez
El director de la Comisión para la Doctrina de la Fe, el sacerdote Rafael Vázquez

Hace unos años, se dio el caso de un niño celiaco de Huesca al que no le permitían comulgar con una hostia sin gluten. La solución que proponían los padres, una hostia de maíz, no era aceptada por la Diócesis y la solución que proponía la institución, que comulgase con vino, no era aceptada por los padres ya que no querían que el menor bebiese alcohol. Esta es otra de las situaciones a las que se enfrenta la Iglesia para dar la comunión. Y también ha buscado una alternativa.

Foto: Un niño disfrazado de sacerdote en la fiesta de Holywins. (A. F.)

El padre Rafael también reflexiona sobre si es válido beber un mosto de uva espeso no fermentado y si se considera "materia válida" para el sacramento. “El uso del mosto para la comunión surgió a partir de otra problemática, que sería los sacerdotes que padecen alcoholismo u otra enfermedad que les impida tomar alcohol. En ese caso se les puede permitir celebrar la Eucaristía con mosto, entendiéndose como tal el zumo de uva fresco o fermentado, suspendiendo la fermentación mediante congelamiento u otro método que no altere su naturaleza. La petición del mosto para los fieles es algo rarísimo, pero, si se diera el caso, habría que solicitarlo a la Santa Sede", añade en conversación con este diario. Se da el caso, por ejemplo, de niños que al hacer su primera comunión les resulta extraño el sabor del vino. Entonces podría utilizarse una forma sin gluten, que se mojaría mínimamente en el vino (es preferible usar un vino dulce bajo en gradación de alcohol). "La forma sin gluten, que no es válida, serviría como vehículo para poder comulgar con el vino consagrado”, subraya el religioso.

Foto: Una joven, rezando en una de las capillas de la sede de Hakuna, en Las Rozas. (A. F.)

La solución más común que aporta la Iglesia para no tomar trigo es el vino consagrado, que debe ser "natural, del fruto de la uva, puro e incorrupto, no mezclado con otras sustancias", según el dicto del cardenal Robert Sarah, pero se plantea también la cuestión de los intolerantes a la fructosa. El sacerdote Rafael Vázquez, no obstante, reduce los episodios con esta problemática. "En 18 años que llevo de sacerdote nunca se me ha dado el caso de alguien con intolerancia total al gluten y simultáneamente intolerancia total a la fructosa. Ahora bien, ¿qué ocurriría si la persona es también intolerante a la fructosa? Tendríamos que ver también el grado de intolerancia. Pero si la intolerancia al gluten y a la fructosa fuera total en ambos casos, la persona podría hacer comunión espiritual, que como hemos comprobado en la pandemia tiene también sus efectos para la vida espiritual, pues Dios y su amor infinito sobrepasa las limitaciones de la materia y es capaz de alcanzar el corazón de cada ser humano”.

Comunión de deseo

La producción y distribución de las obleas, como es obvio, también se han adaptado. “Las formas que se utilizan para la celebración de la Eucaristía las suelen elaborar casas especializadas de artículos religiosos, en muchos casos proceden también de conventos de religiosas. Ya muchas de ellas contemplan la producción de formas con el mínimo de gluten, bajo diversas marcas que son comercializadas. Los sacerdotes sí han de asegurarse que cumplan la normativa de la Iglesia a la hora de comprarlas”, explica Rafael Vázquez.

Existen diferentes tamaños, mezclas de harinas y hasta diseños variados con elementos como corderos y cruces. Pero desde el covid-19 los católicos también han descubierto una nueva comunión: la del deseo. “Hay diversas formas de participar en la Eucaristía y todas ellas nos ayudan y dan fruto en la vida de la persona cumpliendo el fin del Sacramento. En primer lugar, la comunión bajo las especies del pan y del vino, o bien bajo la sola especie del pan o la sola especie del vino. Y, en segundo lugar, lo que se denomina la comunión de deseo o comunión espiritual. Es la comunión que la inmensa mayoría de los católicos han podido practicar durante el tiempo de la pandemia, cuando no se podía salir de casa y participaban a través de la televisión o las emisiones que se hacían a través de las redes sociales. ¡Y cuántos se sintieron confortados en esos momentos!”.

La hostia que ingieren los feligreses en la misa cristiana empezaba a suponer un problema para un porcentaje de católicos que sufren celiaquía. El Confidencial se ha puesto en contacto con la Conferencia Episcopal para hablar sobre las actualizaciones de la Iglesia a este respecto tras la polémica surgida hace varios años, cuando el Vaticano publicó un texto de la Congregación del Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. En la misiva se hacían precisiones con una circular a los Obispos sobre el pan y el vino para la Eucaristía y donde se advertía tajantemente: “Hostias sin nada de gluten son materia inválida” para hacer la comunión. Pero la situación ha cambiado y la Iglesia ha superado el problema de las intolerancias alimenticias con nuevas fórmulas.

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