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¿Iglesias abiertas y hostias en la boca? Las diócesis se dividen ante la misa del domingo
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se aconseja seguir la misa en los medios

¿Iglesias abiertas y hostias en la boca? Las diócesis se dividen ante la misa del domingo

Las recomendaciones de la Conferencia Episcopal no dejan de ser una declaración de intenciones, ya que cada obispo es el responsable de tomar decisiones en su diócesis

Foto: Fieles con mascarillas en el Vaticano. (EFE)
Fieles con mascarillas en el Vaticano. (EFE)

La Iglesia española afronta la crisis del coronavirus sin un discurso común. La Conferencia Episcopal hacía público ayer, a última hora, un documento con varias orientaciones en las que propone suspender las catequesis y actividades formativas y aconseja a los fieles seguir la misa a través de los medios de comunicación. También propone que las celebraciones habituales de la eucaristía se mantengan con la presencia del sacerdote y unos pocos fieles y que, en esos casos, se omita el rito de paz o se sustituya por un gesto sin contacto físico, a la vez que recomienda recibir la comunión en la mano.

Foto: Turistas con mascarillas en el Vaticano. (Reuters)

Pero el documento no deja ser una declaración de buenas intenciones, ya que cada obispo es el responsable de tomar las decisiones que considera oportunas para su diócesis. Y ahí comienza la dispersión. Unas pocas, como Vitoria y Huesca, han optado por suprimir las celebraciones públicas de la eucaristía, aunque la opción mayoritaria pasa por seguir el ejemplo de Madrid y Valencia que fueron las primeras en dispensar del precepto dominical a sus fieles e invitarles a seguir las misas a través de la televisión o la radio. Mientras, unas pocas, como Granada, mantienen las celebraciones con menos de cincuenta participantes, y solo elevan esa dispensa a los mayores de 65 años.

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A la diversidad de medidas, se suma la polémica suscitada por algunos fieles tradicionalistas que sostienen que la recomendación de recibir la comunión en la mano esconde la intención de acabar con la tradicional forma de “recibir el cuerpo de Cristo”: de rodillas y en la boca de la mano del sacerdote. Una minoría, que ha hecho circular, a través de redes sociales, unas instrucciones sobre como recibir la comunión, en las que se afirma que “nada justifica que se deba comulgar en la mano durante la crisis del coronavirus, al contrario, todo parece indicar que se debe preferir la comunión en la boca y de rodillas” y reivindica que “el derecho del fiel a recibir la comunión en la boca permanece completamente intacto”.

La posición, minoritaria, ha sido calificada de “anacrónica” y “peligrosa” por otros creyentes pero ya ha generado problemas en más de un templo, cuando los sacerdotes, siguiendo las recomendaciones generales, se han negado a dar la comunión en la boca o les han pedido a los fieles que insistían en esta opción que esperaran al final, para evitar el contagio con otros asistentes.

placeholder Hostias preparadas para la misa. (EFE)
Hostias preparadas para la misa. (EFE)

En la práctica, la mayor parte de las diócesis españolas recomiendan que la comunión se de en la mano, incluso algunas, como la de Valencia, lo plantean como obligatorio desde hace unos días. Pero las indicaciones siguen sin ser inequívocas en este sentido, porque en lugares como Granada, el arzobispo mantiene, en las instrucciones que hizo públicas ayer, que “los sacerdotes la depositarán [la comunión] en la mano o en la boca de los fieles según ellos lo expresen con su gesto en el momento de recibirla” y sostiene “que las posibilidades de contagio son similares en ambos casos”. Otros obispados, como el de Getafe, que hace unos días defendía que en la comunión “hay que respetar la libertad de los fieles para recibirla en la boca o en la mano”, han enmendado a la mayor uniéndose a la dispensa del precepto dominical.

De esta disparidad de opiniones, no está exento ni el mismo Papa Francisco. El jueves pasado la diócesis de Roma, de la que el Papa es el obispo, anunciaba la supresión de las misas públicas y el cierre de los templos. Pero ayer mismo rectificaba y volvía a abrir las iglesias romanas, entre ellas San Pedro del Vaticano. Unas palabras del Papa Francisco en la misa que celebra todos los días en su residencia de Santa Marta -que ahora se transmite por streaming y sin invitados- pudieron suponer el detonante de este cambio de actitud. El Papa afirmaba que “las medidas drásticas no siempre son buenas” y pedía a los “pastores que no dejen solo al santo pueblo fiel de Dios, para que se sienta acompañado por los pastores y el consuelo de la palabra de Dios, de los sacramentos y la oración”. Quizás esa sea una de las pocas medidas que parece encontrar una cierta unanimidad: iglesias abiertas para la oración -evitando aglomeraciones- y una especial atención “a los más débiles”, como los mayores y enfermos, a los que “los sacerdotes deben llevar la fuerza de la palabra de Dios y la eucaristía”, como pedía ayer el arzobispado de Madrid.

La Iglesia española afronta la crisis del coronavirus sin un discurso común. La Conferencia Episcopal hacía público ayer, a última hora, un documento con varias orientaciones en las que propone suspender las catequesis y actividades formativas y aconseja a los fieles seguir la misa a través de los medios de comunicación. También propone que las celebraciones habituales de la eucaristía se mantengan con la presencia del sacerdote y unos pocos fieles y que, en esos casos, se omita el rito de paz o se sustituya por un gesto sin contacto físico, a la vez que recomienda recibir la comunión en la mano.

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