Sánchez esquiva la oferta del PP para reformar la ley del solo sí es sí pese a su aislamiento

La reforma de ley del solo sí es sí está en manos del PP ante la falta de acuerdo entre los socios de Gobierno, pero Pedro Sánchez no quiere ni oír hablar de tener que recurrir al principal partido de la oposición. Como ya hizo la pasada semana Alberto Núñez Feijóo, la portavoz del PP, Cuca Gamarra, volvió a ofrecer los votos de su formación para corregir la norma en el marco de la sesión de control al Ejecutivo. "Rectifique y déjese ayudar por el PP", conminó la dirigente popular al jefe del Ejecutivo. Sánchez sorteó esta mano tendida, pese a su aislamiento no solo con sus socios de Gobierno, sino también parlamentarios, y ni siquiera entró a responder sobre la reforma de la ley pese a que Gamarra hizo referencia a ella en sus dos intervenciones.

Con todo, deslizó su desconfianza sobre el apoyo de los populares acusándolos de autodenominarse feministas mientras mantienen vivo en el Tribunal Constitucional el recurso a la ley del aborto. "Retiren el recurso y rompan sus acuerdos con la ultraderecha en distintos gobiernos", contraatacó el presidente del Gobierno.

Sánchez se centró también en subrayar que preside "un Gobierno feminista que defiende los derechos y libertades de las mujeres, frente a ustedes y los ataques de los ultras". Ya durante la reunión interparlamentaria del PSOE celebrada este martes, Sánchez trató de izar la bandera feminista para asociarla exclusivamente a las siglas socialistas en plena pugna con sus socios y, principalmente, con el Ministerio de Igualdad por la reforma de la ley del solo sí es sí. Sánchez cerró filas dentro del PSOE con una reforma que tildó de "sentido común", "lo correcto", para "defender el avance de la ley y corregir un problema para que a futuro no haya ni una sola rebaja de condenas".

Mucho más explícita que Sánchez ha sido la ministra de Justicia, Pilar Llop, que ha reconocido en sede parlamentaria que la ley tiene unos efectos "que no son los deseados" y, ante las críticas del PP, declaró sentirse "absolutamente responsable" del perjuicio causado por la ley del solo sí es sí a las víctimas. "Reconozco sinceramente la gravedad de la situación", insistía, si bien ha aseverado que el Ejecutivo se ha puesto a trabajar "desde el primer momento" para tratar de revertir esos efectos, aunque han pasado cuatro meses desde la entrada en vigor efectiva de la norma, por la que se han beneficiado cientos de agresores sexuales. "El daño es irreversible, el horror es irreparable. Y ni siquiera han pedido perdón", remataba la diputada del PP, Marga Prohens.

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Pese a ello, el aislamiento de los socialistas es evidente por la falta de apoyos a su reforma de los grupos del arco izquierdo del Congreso. Al igual que Unidas Podemos, la máxima de los socios parlamentarios es que se mantenga el consentimiento en el núcleo de la ley, pero hay derivadas que elevan el grado de dificultad de la ecuación. Los reproches entre socialistas y morados subieron ayer el tono, con culpabilizaciones mutuas por el desacuerdo.

Desde el PSOE, se confía en que todavía hay margen para encontrar un acuerdo in extremis con Unidas Podemos. Tras el cruce de reproches entre ministerios, esta vía ha quedado limitada a una intervención del propio jefe del Ejecutivo con sus socios. Yolanda Díaz, la líder de Unidas Podemos en el Gobierno, repite su llamamiento a "cuidar la coalición", sin pronunciarse sobre el paso adelante del PSOE. "Estamos convencidas de que alcanzarán un acuerdo que respete el consentimiento y corrija los efectos indeseados", aseguraban desde el equipo de la vicepresidenta segunda.

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Los populares son conscientes de que mantener esa mano tendida —que el PSOE rechaza por el momento— tensa la coalición y aviva el fuego interno en el bloque de la izquierda en la recta final de la legislatura. En el primer partido de la oposición, asumen que los socialistas no se sentarán a negociar, pese a los evidentes problemas que han encontrado en sus socios —especialmente en el caso de Unidas Podemos—, pero, en esta ocasión, ese no será un impedimento para que la iniciativa vea la luz. El PP insiste en que lo prioritario es revertir cuanto antes las atenuantes de penas a agresores sexuales derivadas de la norma, una realidad "dramática" para las víctimas de violencia machista, independientemente del color político que presente la iniciativa.

Sánchez carga contra Vox por Tamames

Vox, por su parte, ha aprovechado su turno de interpelación al presidente del Gobierno para explotar su habitual discurso antiinmigratorio y cargar contra el Ejecutivo por el presunto atentado yihadista de Algeciras, del que ha culpado en última instancia al Gobierno por "patrocinar" la inmigración ilegal en España. "Diego Valencia seguiría vivo si ustedes se hubiesen comprometido con la obligación de expulsar a quien le asesinó", lanzaba Abascal, sin cortapisas.

Sánchez, por su parte, ha respondido criticando el discurso "intolerante" y "xenófobo" de Abascal, pero ha querido detenerse hasta en dos ocasiones en la propuesta de Vox para que sea Ramón Tamames el candidato a liderar su moción de censura contra el Ejecutivo, una decisión que sigue llena de incógnitas. "Es sorprendente que un exmiembro del PCE vaya a liderar una moción de un partido que quiere ilegalizar al PCE", ironizaba Sánchez, que situaba a Abascal como un "maestro del suspense" por los dos meses que se ha dilatado el registro de su iniciativa en la Cámara Baja. "¿El señor Tamames de 2023 sería capaz de encarcelar al señor Tamames de 1973, cuando fue encarcelado por Franco?", cuestionaba.