Yolanda Díaz pide a PSOE y UP que dejen de discutir sobre el sí es sí: "Solo gana el PP"

Yolanda Díaz llama a las dos partes del Gobierno a dejar de airear sus diferencias sobre la reforma de la ley del sí es sí. Desde el entorno de la vicepresidenta segunda reconocen que el ruido y la tensión actuales dificultan un pacto que, todavía hoy, creen posible, y alertan de que el Partido Popular es quien sale beneficiado de esta escenificación de la división en el Ejecutivo: "Solo gana el PP", "que se callen todas", afirmaban este miércoles. Tanto en la Vicepresidencia Segunda como en el equipo de la ministra de Justicia, Pilar Llop, esperan que, una vez la pelota está en manos de los grupos parlamentarios, estos puedan ayudar a redirigir la situación. Ninguno de los aliados de la coalición en el Congreso ha avalado hasta ahora la fórmula del PSOE, y el socio minoritario espera que su presión contribuya a lograr un pacto, pero sobre todo para aislar a los socialistas y retratarlos junto al Partido Popular.

De hecho, fuentes de la dirección del PP reconocen que están muy cómodos instalados en este debate, en el que PSOE y Unidas Podemos intercambian reproches y persisten en mostrar sus diferencias sobre cómo reformar la polémica norma. El partido de Alberto Núñez Feijóo, que registró en diciembre una proposición de ley "calcada" a la fórmula que plantea el PSOE, prevé que la polémica siga erosionando al Ejecutivo durante todo el mes de febrero, si bien afirman estar preocupados por la situación de alarma social y por las continuas rebajas de penas a agresores sexuales, que ya superan los 400 casos.

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Dos días después de que registraran unilateralmente una proposición de ley para enmendar la norma, los socialistas hacen esfuerzos para rebajar la tensión, que está en máximos. En el equipo de Díaz, que se había resistido a entrar en la polémica —Gabriel Rufián, portavoz de ERC, ha lanzado dos dardos a la vicepresidenta en apenas 24 horas por su silencio—, aseguran ahora que el debate no es jurídico, sino político, y deslizan que el cambio de interlocutores puede facilitar el entendimiento.

También sostienen que no les van a encontrar en la batalla por el "relato" —la vicepresidenta segunda no ha avalado ni la receta del PSOE ni la de Igualdad para cambiar la ley—, sino "cuidando" la coalición. Fue la ministra de Justicia quien acusó estos días al ministerio de Montero de estar trabajando para consolidar su relato —"Los jueces aplican leyes, no relatos"—, y también fue Llop quien, el martes, enfadó a Unidas Podemos con sus palabras sobre la facilidad para que las víctimas de una agresión sexual demuestren que hubo violencia.

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Este miércoles, Llop también ha rebajado el tono. En la sesión de control al Gobierno, la ministra de Justicia ha reconocido "la gravedad" de la situación". "Me siento absolutamente responsable de esta reforma, asumo en primera persona lo que pueda pasar", afirmaba, recriminando al PP que saque rédito de esta polémica. "¿Dónde estaba el PP cuando el Gobierno ha aprobado medidas a favor de las mujeres?", cuestionaba. Durante la jornada, Llop tiene previstas al menos tres entrevistas para intentar reducir los decibelios; Igualdad, hasta el momento, mantiene el tono de los últimos días.

Casi en paralelo a la sesión de control, en una entrevista en Televisión Española, Irene Montero afirmaba que "no es fácil probar en un juzgado la violencia", en respuesta a las palabras de Llop un día antes. La ministra de Igualdad reclamaba no volver "al modelo penal de La Manada", e insistía en que el cambio que propone el PSOE supondría volver a obligar a las víctimas a afrontar el "calvario" probatorio para demostrar que sufrieron violencia.

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Así, Montero ha rechazado un modelo "en el que las mujeres tengan que probar con heridas en los cuerpos la violencia que los agresores han ejercido". "Si tienen una heridita pequeña, se las cree un poquito más que si no tienen; que, si tienen un desgarro, se las cree más, y ya, si llegan con una herida enorme, entonces es cuando ya las tenemos que creer", apostillaba.

El desgarro en la coalición llevó el martes a los aliados parlamentarios a pedir un acuerdo al Gobierno, entre reproches y advertencias. Partidos como ERC, Bildu, Más País o Compromís le afearon esta división, y hoy desde el Ejecutivo señalaban el papel que pueden jugar estos grupos para salvar una negociación que empezó al arranque de diciembre, y que desde entonces se ha demostrado infructuosa.