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Sánchez da el poder a las ministras del G-3 y mantendrá a Robles hasta el final
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Sánchez da el poder a las ministras del G-3 y mantendrá a Robles hasta el final

En el Consejo de Ministros cunde la sensación de estar en un 'todos contra todos', pero se descarta una remodelación del Gobierno. Sánchez acusa al líder de Podemos en la sombra, Iglesias, de desestabilizar su gabinete

Foto: Sánchez viajó ayer a Jaén para apoyar al candidato a las andaluzas. (EFE/José Manuel Pedrosa)
Sánchez viajó ayer a Jaén para apoyar al candidato a las andaluzas. (EFE/José Manuel Pedrosa)
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Con un aplauso "de todos" terminó el Consejo de ministros extraordinario del pasado viernes. El Gobierno cerraba una dura semana aprobando la medida que permitirá bajar los precios de la luz y el gas tras reconocer Europa la singularidad ibérica. El "de todos" lo enfatiza uno de los asistentes en declaraciones a El Confidencial. La Moncloa lleva semanas siendo un hervidero a cuenta de la crisis desatada por el caso Pegasus, que amenaza con dar todavía más de un quebradero de cabeza con los socios de ERC. En la cabeza del presidente ya se ha pasado página y ahora solo queda hacer valoración de daños. En esto, según señala un veterano diputado socialista, Sánchez es pragmático: "Utiliza a las personas para sacar adelante el proyecto político que lidera". Así explica el cese de la directora del CNI, Paz Esteban, como parte de un sacrificio por la causa. Sánchez exigió su cabeza a la ministra de Defensa, Margarita Robles, que ejecutó la orden. No ha escondido que no la compartía, pero ella es una soldado del "sanchismo". Los que conocen a Robles desde hace años no se sienten decepcionados. "Siempre sabe lo que tiene que hacer en cada momento. Es una superviviente". Tampoco preocupa en el Gobierno la bajada en popularidad de la titular de Defensa, que se ha reflejado en los sondeos y en la opinión publicada. El análisis entre los socialistas es que los "defraudados" son votantes del PP que nunca darían un voto al PSOE. Incluso entre algunos ministros, no los de Podemos, hay una cierta sensación de "correctivo" para la "outsider" Robles.

Entre estos se podría situar al todopoderoso Félix Bolaños. Él nunca lo reconocerá y Robles tampoco. Llevan días volcados en el esfuerzo de hacer creer que no hay vencedores ni vencidos. Es cierto que ha habido tablas. Bolaños ha llevado el foco del espionaje y los fallos de seguridad al CNI, pero Robles ha mantenido el departamento bajo su tutela y ha colocado a su número dos al frente. Hoy controla más la Inteligencia. Robles pertenece al grupo de "intocables" del presidente. Sus compañeros coinciden en que "está blindada" y que no se prescindirá de ella ni cuando pase la cumbre de la OTAN, como se ha especulado. En el PSOE la consideran un activo para el voto de centro. El ambiente, aunque solo Sánchez decide, es que no habrá más crisis de Gobierno porque el mantra ahora es la "estabilidad". La estrategia choca con la imagen de jaula de grillos que transmite el Ejecutivo. Las últimas polémicas han tenido como protagonistas a los ministros en una especie de todos contra todos.

Foto: Pere Aragonès (i) y Pedro Sánchez (d). (EFE/Andreu Dalmau)

A nivel interno se reconocen las fricciones, pero para los socialistas hay un desestabilizador externo: Pablo Iglesias. A él le achacan el vuelo del caso Pegasus y la agitación al independentismo catalán, al que ha jaleado contra su "eterna" rival, la ministra de Defensa. También le responsabilizan de la última polémica con las bajas por la menstruación dolorosa. "Ha hecho lo mismo que cuando estaba en el Gobierno: filtrar las medidas sin estar aprobadas para marcar agenda e imponerse", lamentan desde el PSOE. El caballo de Troya es la ministra Ione Belarra. A través de ella, el exlíder de Podemos ejecuta su "venganza", pero fundamentalmente su lucha por el poder contra la vicepresidenta, Yolanda Díaz. El pulso en Andalucía con el candidato y las listas solo ha sido un aviso de lo que vendrá en las generales.

A Sánchez le preocupa el desgaste de su socio de coalición. El PSOE necesita que Yolanda Díaz sea capaz de liderar un proyecto de izquierdas en el que apoyarse y por eso la protege especialmente. Varios ministros coinciden en que la responsable de Trabajo y el presidente tienen una relación "excepcional". "Es empática y de fácil trato", describen. ¿Pero quiénes son el núcleo de poder? ¿Los hombres y las mujeres del presidente? Hay coincidencia entre diputados socialistas y ministros en cuatro nombres. Félix Bolaños es el "operador político", y en este momento, el que lleva el día a día de la Moncloa. Pero sobre las que Sánchez ha puesto el peso de la gestión de las cosas "que importan a los ciudadanos" son tres mujeres que "han hecho piña". Las vicepresidentas caobas, Nadia Calviño y Teresa Ribera, y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, son en la actualidad la columna vertebral del Ejecutivo. El presidente fía su futuro a la recuperación económica y a los fondos europeos y están en manos de este tridente.

placeholder Pedro Sánchez con María Jesús Montero y Nadia Calviño.
Pedro Sánchez con María Jesús Montero y Nadia Calviño.

Calviño ha ido escalando posiciones por su "solvencia" y porque, según señalan los que conocen al presidente, le ha abierto muchas puertas en Europa. Su peso en el Gobierno está por encima de polémicas como las de quién paga finalmente las bajas por menstruación dolorosa. Hay quienes interpretan que ha ganado Irene Montero, pero aquí Sánchez, insisten los suyos, ha priorizado ponerse el traje de izquierdas y abanderar una ley del aborto que será un "calvario" para el PP de Alberto Núñez Feijóo. De los ministros económicos, el que va por su cuenta es el encargado de la Seguridad Social, José Luis Escrivá. En el Consejo de Ministros se le alaba su predicamento, pero no conecta igual que la terna de mujeres con Sánchez, dicen.

En este ejercicio de situar a cada quien en el universo presidencial está el grupo de los llamados "novatos". Aquí encaja la ministra portavoz, Isabel Rodríguez; la de Transportes, Raquel Sánchez; la de Educación, Pilar Alegría; e incluso la de Justicia, Pilar Llop. "Las veréis en futuros gobiernos. Ahora están en período de rodaje", señalan fuentes gubernamentales, que desmienten que Sánchez no vaya a repetir como candidato en las próximas elecciones generales: "Es no conocerle". Atribuyen estas "especulaciones" a la derecha porque "le temen". Un tercer aro sería en el que están José Manuel Albares, Fernando Grande-Marlaska y Margarita Robles. En el caso de Exteriores hay coincidencia en que es de confianza de Sánchez, pero el "verdadero ministro es el presidente". Los responsables de Defensa e Interior, los independientes, lo son no solo por no militar en el partido, sino por su posición. Ambos van por su cuenta. Reportan exclusivamente al presidente y se "mimetizan" con los cuerpos a los que representan, describe un socialista que ha convivido con el difunto Alfonso Pérez Rubalcaba y José Bono: "Son soldados".

Tormenta tras tormenta, el ánimo en Moncloa no decae, aunque el presidente sea abucheado en los actos de calle. Es un convencido de que remontará y de que al PP le espera la trampa de Vox en Andalucía. "Están más cerca de Castilla y León que de Madrid", auguran en el partido donde los malos sondeos parecen no hacer mella. Sánchez ha creado un búnker a prueba de realidad.

Con un aplauso "de todos" terminó el Consejo de ministros extraordinario del pasado viernes. El Gobierno cerraba una dura semana aprobando la medida que permitirá bajar los precios de la luz y el gas tras reconocer Europa la singularidad ibérica. El "de todos" lo enfatiza uno de los asistentes en declaraciones a El Confidencial. La Moncloa lleva semanas siendo un hervidero a cuenta de la crisis desatada por el caso Pegasus, que amenaza con dar todavía más de un quebradero de cabeza con los socios de ERC. En la cabeza del presidente ya se ha pasado página y ahora solo queda hacer valoración de daños. En esto, según señala un veterano diputado socialista, Sánchez es pragmático: "Utiliza a las personas para sacar adelante el proyecto político que lidera". Así explica el cese de la directora del CNI, Paz Esteban, como parte de un sacrificio por la causa. Sánchez exigió su cabeza a la ministra de Defensa, Margarita Robles, que ejecutó la orden. No ha escondido que no la compartía, pero ella es una soldado del "sanchismo". Los que conocen a Robles desde hace años no se sienten decepcionados. "Siempre sabe lo que tiene que hacer en cada momento. Es una superviviente". Tampoco preocupa en el Gobierno la bajada en popularidad de la titular de Defensa, que se ha reflejado en los sondeos y en la opinión publicada. El análisis entre los socialistas es que los "defraudados" son votantes del PP que nunca darían un voto al PSOE. Incluso entre algunos ministros, no los de Podemos, hay una cierta sensación de "correctivo" para la "outsider" Robles.

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