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La profesión en la que todo el mundo trabaja de lo que quiere no es tan ideal como parece
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LA PARADOJA DE LOS ENCAJADOS

La profesión en la que todo el mundo trabaja de lo que quiere no es tan ideal como parece

España es uno de los países europeos donde menos personas terminan trabajando de lo que han estudiado, salvo en casos muy concretos. Pero no es oro todo lo que reluce

Foto: Foto: CSA/EC Diseño.
Foto: CSA/EC Diseño.

En España, cada vez es más difícil que alguien trabaje de lo suyo. El 40% de los egresados de arte y humanidades y una cuarta parte de los de ciencias sociales y jurídicas desempeñan empleos que no tienen que ver con sus estudios. En otros sectores, como ciencias de la salud, arquitectura e ingeniería, la situación es mejor. Y dentro de ellas, hay una aldea gala donde lo raro es que alguien se dedique a otra cosa: medicina y enfermería, carreras que, quien las ha cursado, solo tiene un 3% de posibilidades de trabajar de algo distinto.

"No me sorprende para nada el dato, cuando estudias enfermería sabes que no vas a trabajar de otra cosa", responde Paloma Caro-Muñoz, enfermera malagueña de 37 años, cuando se le presenta el dato. "No conozco a muchos compañeros que hayan estudiado enfermería y se dediquen a otra cosa. Aunque desempeñemos otros roles académicos o de formación, la base es la que es". Parece ideal. "Sabes que si estudias, vas a trabajar de lo que quieres".

Enfermería es uno de los empleos más "encajados" de España, como lo califica un informe recientemente publicado por ISEAK y la Universidad Internacional de Andalucía. Un oasis en el desierto de las carreras cuyos conocimientos nunca se ponen en práctica, algo cada vez más común. Tener un empleo encajado es, sobre el papel, beneficioso. Para la sociedad, porque es una manera de garantizar que el sistema de educación superior aprovecha los recursos que recibe. Para los trabajadores, porque les permitiría cumplir su vocación.

Ingeniería textil o de minas son empleos bastante "encajados", pero en declive

Entre las razones por las que unos empleos están más encajados que otros se encuentra su especificidad. De ahí que junto a medicina y enfermería, aparezcan en los primeros puestos informática, veterinaria, derecho o las ingenierías. Como explica el profesor de la Universidad Manuel Salas-Velasco, que analizó el tema en un trabajo académico recientemente publicado, "es el argumento del 'capital humano específico' el que explicaría el emparejamiento título universitario-puesto en el caso de enfermeros y médicos (también ingenieros tras la rotación laboral)".

El encajamiento no significa que esos trabajadores se libren de los ejemplos en declive, otra de las categorías analizadas. Como explica Lucía Gorjón, una de las autoras del informe, la ingeniería textil o de minas o tecnología de los alimentos están relativamente bien encajados pero son profesiones en declive. Y otros como turismo, periodismo, sociología o historia (es decir, gran parte de las humanidades y ciencias sociales) tienen empleos muy poco encajados (solo la mitad utilizan sus conocimientos en su puesto), pero los que sí trabajan en ello no suelen hacerlo en empleos en declive.

En definitiva, quizá trabajar de lo tuyo no sea siempre positivo, sobre todo cuando se lee la letra pequeña. "Se puede ver como un privilegio a nivel personal, pero a nivel de la profesión pasa como con los Borbones, que la endogamia empobrece", ironiza Daniel Cuesta Lozano, enfermero que ha pasado por Atención Primaria, hospitales, urgencias y ambulancias antes de recalar en la docencia en la Universidad de Alcalá de Henares. "Eso, a la profesión, le quita algunas oportunidades de expandirse, incluso de ocupar más espacio en la vida de la población general, y a los trabajadores, de conseguir nuevas oportunidades".

Nacer enfermero y morir enfermero

A Leticia Bernués, enfermera de Madrid de 35 años, tampoco le extraña el dato, pero su respuesta introduce sus matices. "Acabé la carrera en 2008 y en la facultad siempre me decían que las enfermeras siempre íbamos a tener trabajo". Así fue. Incluso durante los años de la crisis, como ocurría con tantas compañeras, seguía teniendo trabajo. Pero con tantos recortes que "tenía que trabajar de camarera por las tardes para complementar el sueldo".

"Está asumido que estudias enfermería para ser enfermera, lo cual es una pobreza"

En realidad, la particularidad de la profesión de enfermería lleva implícitos también algunos de sus grandes problemas. Por ejemplo, un marco en el que, como recuerda Cuesta Lozano, todo es "hospital, hospital, hospital" y con una formación poco polivalente que reduce sus alternativas profesionales. "Es algo que la profesión tiene muy asumido, tú estudias enfermería para ser enfermera, lo cual es una gran pobreza. Tenemos un gran contratador, la pública, donde terminan el 90% de los egresados, lo que hace que haya poco emprendimiento e iniciativa privada o enfermeras en régimen autónomo".

A esa dificultad hay que añadirle la de la alta rotación de los puestos, que provoca que aunque trabajen de lo suyo, sea complicado especializarse, como explica Bernués. "Es fácil que trabajes de lo tuyo en general, pero es difícil que puedas trabajar en el ámbito en el que quieras, porque al final da igual que tengas más experiencia de pediatría si lo que hace falta es alguien para la UCI", explica. Cuesta recuerda que en su caso, como enfermero de Psiquiatría, se le respetó un poco más, pero lo más habitual es una inestabilidad de puestos y horarios.

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Vacunación en Almería. (EFE/Carlos Barba)

Además, como señala el propio informe del ISEAK, se trata de la profesión de las ciencias de la salud en la que hay más temporalidad. Según sus datos, un 58%, aunque en determinados casos y hospitales el porcentaje sea mayor. Como explica Cuesta, entre mayo de 2009 y noviembre de 2015 no firmó ningún contrato de más de seis meses, "a pesar de que mi puesto era de plantilla estable". Son comunes, de hecho, los contratos semanales, como añade Bernués, que recuerda casos de compañeras que "no se fueron de luna de miel porque podían meter a alguien en su puesto en su ausencia".

La mayoría de oposiciones se sacan alrededor de los 40 años, añade, e incluso con contratos más largos siempre cabe la posibilidad de alguien saque tu plaza y tengas que marcharte. "Hasta los 40 no puedes asentarte en un servicio sabiendo que no te vas a mover", explica. En esa rotación sin fin, algunas compañeras le llegaron a animar a tener hijos en ese momento porque su turno, por las mañanas de ocho a tres, era propicio para ello y podía ser que cuando le moviesen no lo tuviese tan fácil.

"Puedes dedicarte a docencia o investigación, pero las plazas son muy limitadas"

"El caso de la enfermería es muy llamativo porque se trata de un empleo demandado fundamentalmente por el sector público y es este el que abusa de la temporalidad que tanto se trata de erradicar", añade Gorjón. "La reforma laboral ha dado un paso en este sentido, tratando de reducir la contratación temporal y esto incluye también el sector público, aunque todavía está por ver cómo se van a transformar este tipo de contrataciones".

La jaula dorada

Estos problemas son, en realidad, el lado oscuro de ese encajamiento de la profesión de enfermero, que provoca que las opciones sean limitadas y se apueste todo a una misma ficha. El sector privado no solo paga peor, sino que no proporciona tantos puntos a la hora de opositar, lo que provoca que nadie se atreva a abandonar la rueda pública. Daniel y Leticia son dos excepciones, pero como explica esta última, "puedes ir hacia la docencia o la investigación, pero las plazas son muy reducidas, y necesitas tener una serie de formaciones o un máster oficial, que no es tan común".

placeholder Manifestación de enfermeras en Castilla y León. (EFE/Alberto Mingueza)
Manifestación de enfermeras en Castilla y León. (EFE/Alberto Mingueza)

Como es la experiencia la que termina proporcionando la estabilidad, nadie lo deja después de invertir años de su vida en conseguirlo. "Llega un momento en el que te quemas, pero si estás a punto de conseguir ese contrato largo, y ya has acumulado puntos para la oposición… lleva tanto esfuerzo que irse es difícil, porque esos años en los que te has estado esforzando, aguantando malos horarios, estando pendiente del teléfono a todas horas y aceptando todos los contratos para que no te penalicen, pues cómo lo vas a dejar".

Son las "lentejas" del sector público que tienes que comer o dejar, como explica David Aceituno, enfermero de 33 años que lleva seis meses en Galicia tras haber trabajado en la Comunidad de Madrid y el Reino Unido. "Al final es un sistema que te esclaviza para que puedas conseguir la estabilidad, la salida laboral es la que es: si estudias enfermería es para acabar de enfermera, y no te va a abrir las puertas de nada más", explica. "Yo me fui a Reino Unido, me volví a Madrid, volví a irme, es algo que tengo asumido. Pero la gente que dependa de esto y tenga su familia asentada en Madrid le cierra mucho las puertas".

"En la gran empresa puedes empezar sobrecualificado, pero puedes promocionar"

Como añade Cuesta, mientras que en otros sectores ante la dificultad de trabajo es posible que se pruebe suerte en un campo parecido, ellos suelen emigrar. Muchas veces fuera de España, como ocurrió durante los años de la crisis, ya que es una profesión con buena reputación al haber sido diplomatura y, ahora, grado. Se trata, además, de un título fácilmente homologable, más que el de otras carreras. Como recuerda Salas-Velasco, "en ese caso hay una pérdida de talento y un despilfarro de recursos públicos invertidos en la formación de estos sanitarios. Y lo que España pierde, lo gana otro país".

Otra clave se encuentra en el gran peso que tiene la contratación del sector público en la empleabilidad de las enfermeras. Si quieres tener una profesión encajada, búscala entre aquellas en las que abunde el empleo público y entre las empresas de gran tamaño, como explica Salas-Velasco en su investigación. "El emparejamiento título universitario-puesto es más probable en la gran empresa que en la empresa pequeña", explica. "Principalmente porque en la gran empresa puedes empezar en un puesto base para el que estás sobrecualificado (desajuste vertical) pero puedes promocionar con el tiempo a un puesto de mayor responsabilidad para el que estás totalmente emparejado".

Foto: Huelga de enfermeros en Madrid. (EFE)

Uno de los problemas añadidos en España es que la mayoría de las empresas españolas tienen menos de diez trabajadores (un 95,5% a 1 de enero de 2020, añade el profesor), lo que dificulta que se produzcan estos procesos de crecimiento dentro de la propia empresa. Por eso resulta más fácil encajar a médicos, enfermeras o profesores.

La luz al final del túnel

Los enfermeros coinciden en que, en los últimos años, aunque la pandemia favoreciese un mayor número de contrataciones, algo que como recuerda Aceituno "ha permitido a muchos terminar la carrera y pasar dos años trabajando", son cada vez más los que buscan alternativas. Como añade Caro-Muñoz, "hay muchos compañeros que psicológicamente están un poco más afectados y han tirado por Antropología o Psicología". La evolución de diplomatura a grado ha abierto un poco el abanico de sus posibilidades.

"Me agobió pensar que siempre sería enfermero, por eso me metí en docencia"

El propio Aceituno es uno de ellos. "Sí", responde sin dudarlo cuando se le pregunta si una vez enfermero, enfermero para toda la vida. "Es algo que me agobió mucho en su momento, y por eso decidí meterme en la docencia. Siendo sincero, hace años que no me veo jubilándome como enfermero asistencial a pie de cama. Tenemos ese sambenito y te cierra muchas puertas. Enfermera siempre, sí, pero me dije que iba a intentar hacer otras cosas". Un cambio de rumbo que contradice ese principio de los trabajos para toda la vida.

"Aquellos empleos estáticos desde el principio hasta el final de la vida laboral están desapareciendo", concluye Gorjón. "Es más importante analizar los cambios en las demandas del mercado laboral, conocer qué empleos están desapareciendo y cuáles emergiendo e ir adaptando las políticas públicas de forma que logremos alinear la formación con las nuevas necesidades". Tanto ella como Salas-Velasco miran a la universidad, pero también a la Formación Profesional. Algo tienen claro: los españoles estamos mucho más desajustados de lo que deberíamos.

En España, cada vez es más difícil que alguien trabaje de lo suyo. El 40% de los egresados de arte y humanidades y una cuarta parte de los de ciencias sociales y jurídicas desempeñan empleos que no tienen que ver con sus estudios. En otros sectores, como ciencias de la salud, arquitectura e ingeniería, la situación es mejor. Y dentro de ellas, hay una aldea gala donde lo raro es que alguien se dedique a otra cosa: medicina y enfermería, carreras que, quien las ha cursado, solo tiene un 3% de posibilidades de trabajar de algo distinto.

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