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De Alemania a Noruega: el éxodo de las 20.000 enfermeras que faltan en España
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INVESTIGACIÓN 'NURSES FOR SALE'

De Alemania a Noruega: el éxodo de las 20.000 enfermeras que faltan en España

Miles de profesionales sanitarias se fueron a Alemania durante la crisis en busca de un futuro mejor, pero las condiciones y la mejora de la economía han cambiado sus destinos

Foto: Imagen: El Confidencial Diseño
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Cris llegó a Alemania con 22 años, estrenando carrera en lo peor de la crisis económica. Acababa de licenciarse en enfermería y era “absolutamente impensable” conseguir trabajo en España sin experiencia ni puntos: “Era la pescadilla que se muerde la cola: no tenías experiencia para trabajar y por eso no te cogían en ningún sitio”.

A través del boca a boca, oyó hablar de una agencia que buscaba enfermeras españolas para llevarlas a Alemania. Hizo un curso de alemán en Jávea, donde le prometieron que en un mes conseguiría el B2 necesario para trabajar en el país, algo prácticamente imposible, pero que es promesa habitual entre las agencias intermediarias que cobran una comisión por conseguir trabajadores foráneos para las clínicas y hospitales alemanes. “A los primeros que llegamos aquí nos engañaron como tontos. Cuando me dijeron a qué pueblo iba a ir, me dieron el nombre a medias. En lugar de ser uno a 10 minutos de Fráncfort, como pensaba, estaba a una hora y pico en tren”, explica al teléfono.

Aguantó seis meses en los que la soledad se hizo insoportable. Sus compañeros no le dirigían la palabra por no saber alemán y los pocos españoles que vivían en la ciudad habían llegado en los años cincuenta. Gracias a otra enfermera española que conoció por un grupo de Facebook, hizo de nuevo las maletas y se marchó a Fráncfort, donde lleva ya ocho años trabajando. “Ahora gano 200 o 300 euros más que en España, que no es mucho, pero a los seis meses ya era fija y tengo mejores turnos y más días libres. Al final, sí compensa”.

Foto: Imagen: El Confidencial Diseño.

La crisis económica obligó a miles de jóvenes como Cris a buscar un futuro más allá de las fronteras españolas. Muchos acabaron en Alemania, que les ofrecía un mercado laboral más estable, especialmente en sectores donde la mano de obra nacional era más bien escasa, como es el caso de la sanidad.

De 2012 a 2019, el 80% de las homologaciones de título presentadas en el país corresponde a titulaciones sanitarias. En ese tiempo, hubo 4.020 españoles que solicitaron que su título tuviese validez en Alemania, según el Ministerio de Educación alemán, aunque su peso en la migración ha ido variando en el tiempo. De los 921 títulos que se convalidaron en 2014, se ha reducido a un tercio en el último año, hasta los 321 de 2019. De hecho, la española ya ni figura entre las 20 primeras nacionalidades que más convalidaciones piden para poder trabajar en Alemania.

Como explica Diego Ayuso, secretario general del Consejo Nacional de Enfermería, Alemania dejó de ser tan atractiva para las enfermeras españolas, fundamentalmente, por el idioma y las competencias que tenían que desarrollar. “En Alemania, hay un aspecto que es importante y es que la enfermería no es una titulación universitaria, sino como una Formación Profesional. Y cuando llegaban las enfermeras españolas, sus funciones eran las de auxiliares, lo que no motivaba a nadie, así que dejaron de ir cuando pasó la crisis”, apunta Ayuso.

Desde el Consejo Nacional de Enfermería, llevaron a cabo una campaña informativa para advertir de las ‘agencias intermediarias’ alemanas que, como publicamos esta semana en una investigación conjunta con el medio Correctiv, han proliferado a la sombra de la demanda de la sanidad alemana. “Guardias continuas sin descanso, limpieza de camas y pacientes, distribución de comidas o ser obligadas a cambiar de ciudad de residencia con un preaviso de pocas horas, son las condiciones que muchas enfermeras encuentran en tierras germanas. A pesar de ser cientos los puestos de trabajo allí ofertados para estos profesionales en paro, el Consejo General de Enfermería lleva meses dando la voz de alarma por las condiciones laborales”, publicaron durante los años de éxodo de la enfermería española sobre estas empresas, que podían llegar a pedir entre 10.000 y 15.000 euros al trabajador si quería dejar el puesto.

Se calcula que en España hacen falta 25.000 enfermeras, casi las mismas que se han marchado

Por aquel entonces, el desempleo de la profesión en España alcanzaba las 21.000 personas. Curiosamente, el Consejo General de Enfermería calcula que ahora mismo hacen falta 25.000 profesionales para suplir la carencia en hospitales y centros de salud. También son casi las mismas que calcula que se han marchado, unas 20.000. En 2014, el Consejo Internacional de Enfermeras ya alertó del problema que supondría a futuro perder ese talento: “Deben hacer entender a sus políticos que, una vez finalice la crisis, necesitarán a todas esas enfermeras”, advirtió entonces Judith Shamian, su presidenta.

“Muchos vuelven cuando adquieren experiencia, pero otros conocen pareja y ya montan su vida fuera. Y hay que tener en cuenta que su formación es algo que hemos pagado entre todos y que va a aprovechar otro país”, alerta Ayuso.

Entre 2009 y 2018, el Consejo General de Enfermería recibió 8.395 solicitudes de certificado para ejercer en el extranjero, de las cuales 3.265 fueron a Reino Unido, seguido de Francia (1.722), Italia (1.687) y Alemania (987). Sin embargo, estas no son todas las que se fueron, ya que también los colegios profesionales pueden emitir estos certificados.

Lo que expulsa a las enfermeras no es la falta de trabajo, sino las condiciones que les ofrecen. De hecho, España tiene peor ratio de enfermeras por cada 1.000 habitantes que muchos de los países que se nutren de las tituladas en universidades españolas. Aunque varía mucho de una comunidad a otra, actualmente hay 5,7 enfermeras por cada 1.000 habitantes, lo que lo convierte en el sexto país con peor ratio de toda la OCDE. Alemania es el segundo país con más enfermeras (12,9), solo por detrás de Finlandia (14,3).

Pero la cifra alemana tiene truco. No existen auxiliares ni celadores, porque todo lo hacen las enfermeras, por lo que aunque el reparto de pacientes sea menor, tienen que asumir más tareas. “Cuando llegas a Alemania, normalmente los españoles nos llevamos un chasco al ver el trabajo que tenemos que hacer, por eso ya no vienen tantos, porque no estamos tan valorados", explica Cris sobre su experiencia. "Aquí, si dices que eres enfermera, la frase es ‘ach, du arme!’ [¡ay, pobrecilla!], por eso la mayoría somos extranjeros, porque no se valora como profesión y los alemanes no quieren serlo”.

Aquí, si dices que eres enfermera, la frase es ‘ach, du arme!’ [¡ay, pobrecilla!]

El interés por Alemania se fue desinflando cuando la necesidad económica no fue tan acuciante. También porque en 2014 el propio Gobierno federal dejó de impulsar programas para atraer talento de otros países. En 2010, ya se había comprometido ante la OMS a no reclutar en países que no tengan personal sanitario suficiente para cubrir sus propias necesidades.

Pero aunque Alemania ya no sea el destino estrella para ponerse el mono blanco, la fuga de profesionales sanitarios no se ha detenido, solo ha buscado nuevos destinos. Reino Unido fue otro de los principales en absorber titulados españoles: el idioma es más sencillo y también la homologación del título, aunque este flujo también se ha detenido a causa del Brexit. En 2016, llegó a tener 7.300 enfermeras españolas en la plantilla sanitaria inglesa, que se han reducido a unas 4.400 en 2019. En 2002, cuando empieza la estadística de la OCDE, solo había 172.

“Ahora, donde más se están yendo es a países el norte de Europa, pero también a otros más cercanos como Francia o Portugal, porque se han dado cuenta de que estamos cerca y que salen con mejor formación que allí”, relata Ayuso. De hecho, según explicaban desde el consejo, ya hay enfermeras extremeñas o gallegas que cada día cruzan la frontera para acudir a sus puestos en Portugal, donde les ofrecen mejores condiciones. Por ejemplo, frente a los 1.600 euros mensuales de sueldo con los que puede empezar a trabajar una enfermera en España, en Portugal esta cifra sube hasta los 2.000 en los primeros contratos. En Noruega, pueden llegar a los 5.000, mientras que en Alemania, si bien pueden cobrar hasta 3.000 euros brutos, el neto puede quedarse en la mitad.

Además, la formación de las enfermeras españolas es valorada internacionalmente porque dura más años y es más completa que en otros países. En Francia, por ejemplo, la enfermería no está incluida en el sistema universitario, sino que es un grado superior de tres años. En Dinamarca, sí se cursa como una carrera, pero de tres años, mientras que en Noruega la formación de Enfermería se reparte en una treintena de escuelas que no cuentan con un plan conjunto, por lo que cada acreditación es diferente.

“En mi caso, ahora me siento valorada porque estoy en la UCI, precisamente porque mi formación es mejor y me prefieren ahí. En mi planta, somos ocho españoles y ocho portugueses, que también tienen mejor formación que los alemanes”, continúa Cris, quien tenía pensado volver a España en abril. Sus planes a corto plazo se han visto trastocados por la pandemia, pero gracias a su experiencia en un hospital público ha acumulado los puntos que necesitaba para trabajar en España. "Yo hice una carrera de cuatro años y tengo ganas de aprovechar mi formación en mi país y sentirme realizada, cerca de mi familia y amigos, aunque si te digo la verdad, todavía no estoy segura de si volver me va a compensar".

Cris llegó a Alemania con 22 años, estrenando carrera en lo peor de la crisis económica. Acababa de licenciarse en enfermería y era “absolutamente impensable” conseguir trabajo en España sin experiencia ni puntos: “Era la pescadilla que se muerde la cola: no tenías experiencia para trabajar y por eso no te cogían en ningún sitio”.

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