Moncloa contempla una larga crisis con Rusia más allá de la cumbre de la OTAN en Madrid

El escenario que contempla el Gobierno en la crisis con Rusia es de un conflicto prolongado en el tiempo, durante varios meses. Fuentes del Ejecutivo explican a El Confidencial que la previsión que manejan tanto en Moncloa como en el Ministerio de Asuntos Exteriores es de incertidumbre y tensión hasta el verano, como mínimo. Hay una fecha clave, marcada en rojo tanto para España como para los aliados: la cumbre de la OTAN en Madrid en junio. Eso, según el Ejecutivo, convierte nuestro país en un actor principal del problema.

Que Madrid vaya a albergar la próxima gran reunión de la Alianza Atlántica fue proclamado en su día por el Gobierno como un éxito diplomático que iba a colocar España en una situación internacional de primer nivel. En efecto, los días 29 y 30 de junio la capital estará blindada por la presencia en Madrid de los principales dirigentes de los países aliados, desde Biden y Johnson, si aún es primer ministro, hasta Macron o Scholz. Con el recrudecimiento del conflicto con Rusia, la OTAN tendrá que decidir en esta cumbre su hoja de ruta para los próximos años, y eso convierte la cita en el principal foco estratégico a nivel mundial.

Los bombardeos que anunció este jueves el alto representante de la UE Josep Borrell son solo el ejemplo de lo que espera el Gobierno, con base en los informes de Inteligencia y la información que comparte con otros países, en los próximos meses. Avances y retrocesos. Tensión y distensión. Reuniones y encontronazos. Así durante semanas y semanas, dicen las fuentes consultadas, añadiendo que la opinión del Gobierno es, más o menos, compartida con el resto de países europeos. Una vez definida la estrategia de la OTAN, las piezas se recolocarán.

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El Gobierno, que se posicionó rápidamente del lado de Estados Unidos adelantando el envío de dos fragatas y anunciando la nueva misión para los cazas, ha optado a partir de ahora por esperar a las decisiones que vayan tomando sus socios comunitarios. Alemania y Francia optaron por un perfil más bajo que el español y ahora el Ejecutivo prefiere seguir las decisiones en común que se vayan adoptando en la UE. "Nosotros mantenemos nuestro compromiso con nuestros socios y vamos siempre de su mano", procuran fuentes oficiales.

El Ministerio de Defensa no está contemplando en este momento incrementar la aportación militar de España. Suficiente con la fragata Blas de Lezo, el buque de acción marítima (BAM) Meteoro, los cazas que se desplegarán en Bulgaria, los ya presentes en Lituania y los 350 militares en Letonia. Pero esto no significa que si la OTAN reclama tomar decisiones el Gobierno decida dar un paso al frente. Todo, insisten, se hará en consonancia con los socios comunitarios y EEUU.

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El Gobierno asume que España es blanco de los ataques rusos. No armados, pero sí a través de lo que se conoce como guerra híbrida. El CNI monitoriza acciones de este tipo por parte del Kremlin o de países aliados contra los intereses europeos y, por tanto, contra los españoles. Según explican fuentes gubernamentales, una de las mayores preocupaciones en este momento del Ejecutivo pasa por la ciberseguridad y todo lo que rodea a acciones de propaganda en internet, asuntos en los que Moscú, afirman, sabe moverse como pez en el agua. "Las guerras en este momento no son como las de antes", proclaman desde el Ejecutivo.

El responsable de informar directamente a Sánchez sobre la situación en Ucrania es el general Ballesteros, un especialista en geopolítica y uno de los máximos expertos en España sobre estas amenazas híbridas. El general, que dirige el Departamento de Seguridad Nacional ubicado en Moncloa, afirmó hace semanas en TVE que el conflicto con Rusia estaría lejos de vivir una "invasión clásica". En este momento, añaden fuentes del Gobierno, "en las nuevas guerras no se pegan tiros, sino que se libran en otro terreno", el de la red.

Mientras tanto, el Gobierno sigue trabajando a nivel internacional. El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, participó esta semana en una llamada con su homólogo estadounidense, Antony Blinken, tras la gira que le llevó por Ucrania y Bruselas. Pero Sánchez sigue sin ser incluido en el grupo de primer nivel, algo que en el Ejecutivo consideran que no es definitivo. Prevén que tarde o temprano se produzca un primer contacto directo sobre Ucrania, que se está buscando, como el del pasado mes de agosto con motivo de la crisis de Afganistán, en calidad de presidente anfitrión de la importante cumbre de la OTAN.