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Afines a Ayuso cuestionan la estrategia "suicida" de Casado de vetar a Vox
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EL LABORATORIO DE CASTILLA Y LEÓN

Afines a Ayuso cuestionan la estrategia "suicida" de Casado de vetar a Vox

Aznar cierra filas con Génova y rechaza pactos con los de Abascal: "No veo las ventajas para España de que Le Pen esté en el Gobierno"

Foto: La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. (EFE/Comunidad de Madrid)
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. (EFE/Comunidad de Madrid)
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"Tenemos que quitarnos los complejos". El veto a Vox en Castilla y León incomoda a un sector del PP que ve en la operación del "no a todo" de Génova más riesgo que fortuna. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, fue la primera en alzar la voz sobre la estrategia a seguir en materia de pactos tras el 13-F, antes incluso de que la dirección nacional definiera la suya. "Que no nos importe lo que piense la izquierda de nuestros pactos", aseveró el martes. Ese clamor respecto a priorizar "la suma de intereses" de la derecha en Castilla y León y mirar a Vox a los ojos gana adeptos en el partido, especialmente entre dirigentes afines a la presidenta madrileña.

La defensa que en este sector del partido hacen de Alfonso Fernández Mañueco y de su "autonomía" a la hora de tomar decisiones en Castilla y León es absoluta. "Está siguiendo una estrategia inteligente dejando todo abierto. Él en ningún momento ha renegado de Vox", sentencian fuentes de la confianza de Isabel Díaz Ayuso, que reiteran que "ojalá" el presidente en funciones de Castilla y León pueda evitar la coalición y gobernar en solitario una vez finalicen las negociaciones. Está previsto que el próximo lunes 21 de febrero el barón del PP reciba al líder socialista en la región, Luis Tudanca, cuya posición inicial impide toda oportunidad de acuerdo entre los dos partidos tradicionales: o el PP rompe con Vox en todos los territorios o no hay abstención posible.

Sin embargo, entre los de Ayuso hay coincidencia a la hora de señalar que el tono "duro" de la dirección de Génova contra Vox es errático ya que, a su juicio, marcar desde el primer minuto una postura tan "contundente" contra Abascal -ya no solo respecto a cuotas de poder en la Junta, sino también en materia programática- es una operación "arriesgada" porque "condiciona la negociación desde el primer minuto". Algún diputado autonómico con asiento en la Asamblea de Madrid va más allá y califica incluso de "suicidio" la posición de Génova, en tanto que el tira y afloja con Vox pueda devenir en una repetición electoral "inasumible" para el PP.

"La situación de Mañueco no se puede comparar con la que tuvo Ayuso en Madrid", insisten fuentes del PP madrileño, donde opinan que la aritmética debería apaciguar las exigencias iniciales de Génova, que planteó el adelanto electoral en Castilla y León como una oportunidad para que el modelo de Ayuso en Madrid no fuera una excepción. En mayo del año pasado, la dirigente acarició la mayoría absoluta en la Comunidad de Madrid, dobló los resultados (pasó del 22,23% en 2019 al 44,73% en 2021) y arrinconó a la izquierda. Alfonso Fernández Mañueco sólo ha conseguido la última parte, ya que los 31 procuradores del PP -dos más que en la última legislatura- superan en número a la suma de PSOE (28) y Podemos (1), pero perdió casi 55.000 papeletas. La mayoría fue a parar a Vox, que se alzó como uno de los ganadores de la noche. En menos de tres años, los de Santiago Abascal han pasado de uno a 13 procuradores en las Cortes de Castilla y León.

Foto: La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. (EFE/Javier Lizón)

Otros dirigentes del PP, con asiento tanto en el Congreso como en el Senado, creen que Génova -o Mañueco en este caso- podría explorar la oportunidad de dar la vuelta a la tortilla y ofrecer a Vox consejerías para hurgar en su desgaste político desde dentro, con el ojo puesto en las elecciones generales. "Yo no tendría ningún problema en que Vox entre en el Gobierno. Que lo hagan, que se manchen y que se retraten", comenta un diputado popular. "Su experiencia en gestión es cero", coinciden otras fuentes populares, convencidas de que en el momento en que Mañueco ofreciese alguna consejería a Vox, estos recularían en su posición de máximos.

Los barones y Aznar, con Casado

Isabel Díaz Ayuso ha sido prácticamente la única dirigente que no ha mostrado un respaldo explícito a la estrategia de Pablo Casado. Su opinión, reiteran en su entorno, sigue siendo la misma que expresó ya antes de las elecciones y no cambiará pese a ser la única en defenderla. "Ojalá no lo necesitemos, pero si fuera necesario siempre pactaría antes con el partido de Ortega Lara que con aquellos que pactan con los que lo secuestraron", manifestó Ayuso ya en febrero.

Sus palabras difieren de las que pronunció José María Aznar este miércoles en Barcelona, donde avaló a Génova en su estrategia de mantener a Vox fuera de la Junta de Castilla y León. "No veo las ventajas para España de que Le Pen esté en el Gobierno", aseveró el expresidente. Aznar corrigió el tono que empleó durante la campaña del 13-F -llegó a lanzar críticas veladas contra el liderazgo de Casado que después matizó- y echó un capote al presidente del PP en un momento especialmente delicado para el dirigente, con Vox haciéndose fuerte a su derecha y con el pulso contra Ayuso sin resolver. "Creo que será el nuevo presidente del Gobierno. Deseo que lo sea", zanjó.

El resto de barones populares también han dejado esta vez sola a Isabel Díaz Ayuso y avanzan por la senda contraria a la de la dirigente, que defiende abiertamente la posibilidad de alcanzar un pacto con Vox en Castilla y León. Los presidentes autonómicos del PP, incluido Alfonso Fernández Mañueco, cierran filas con Pablo Casado y defienden que su criterio respecto a las negociaciones de cara a una eventual investidura está en plena sintonía con el de la dirección nacional.

Los barones del PP cierran filas con Casado y expresan sus reservas respecto a Vox

Con matices, los barones autonómicos expresaron sus reservas respecto a un acercamiento a Vox en la reunión del Comité Ejecutivo Nacional celebrado el pasado martes, en línea con el contundente discurso de Pablo Casado, que cerró entonces la puerta a "populismos y radicalismos" en un tono similar al que empleó durante la moción de censura de Santiago Abascal en el Congreso. En su discurso, el presidente del PP ya avanzó que sus condiciones en Castilla y León son "los principios" del partido, y no cederían en ningún punto que implicase poner en jaque principios como la igualdad de género, la integridad territorial o la cohesión europea o "dividir a las personas por el color de su piel, por su género, por su acento o su orientación sexual".

Abascal eleva el tono

Sin que Alfonso Fernández Mañueco y Juan García-Gallardo se hayan sentado aún en la misma mesa para dialogar, PP y Vox parten ya de posiciones totalmente enfrentadas. Génova ha fijado sus límites, y no solo cierra la puerta a ceder consejerías en la Junta, sino que descarta cualquier posición que atente contra principios que los populares creen básicos. "Tendrá que ser Vox el que modere sus posiciones (...). Si Vox quiere convertirse en un partido útil, tendrá que ceder y abandonar el todo o nada", reiteran en la dirección popular.

Mientras tanto, Abascal se reafirmó ayer en la posición que ya avanzó durante la noche electoral. "Si no se respeta el derecho y el deber de Vox a formar parte del Gobierno, votaremos en contra de cualquier investidura", azuzando el fantasma de un adelanto electoral en Castilla y León para el que aún quedaría mucho que andar.

"Tenemos que quitarnos los complejos". El veto a Vox en Castilla y León incomoda a un sector del PP que ve en la operación del "no a todo" de Génova más riesgo que fortuna. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, fue la primera en alzar la voz sobre la estrategia a seguir en materia de pactos tras el 13-F, antes incluso de que la dirección nacional definiera la suya. "Que no nos importe lo que piense la izquierda de nuestros pactos", aseveró el martes. Ese clamor respecto a priorizar "la suma de intereses" de la derecha en Castilla y León y mirar a Vox a los ojos gana adeptos en el partido, especialmente entre dirigentes afines a la presidenta madrileña.

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