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De reparto con Anun, la candidata que llega con la hogaza (y un voto) debajo del brazo
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De reparto con Anun, la candidata que llega con la hogaza (y un voto) debajo del brazo

La número cinco de la España Vaciada Salamanca es la panadera de la Sierra de Francia y cada día recorre 16 pueblos donde alguno de sus escasos habitantes ya le ha dicho que le lleve la papeleta, para votarla

Foto: La panadera rural que es candidata por la España Vaciada en Salamanca. (E.D.S.)
La panadera rural que es candidata por la España Vaciada en Salamanca. (E.D.S.)

Termina la entrevista, Anun echa un trago a su refresco y suena el teléfono móvil. Por respeto al periodista, no lo coge la primera vez. Vuelven a llamar y, ahora sí, lo atiende.

Al otro lado está un veterano vecino de Molinillo llamado Francis. Este es un pueblo con unas vistas preciosas de la Sierra de Francia, pero donde ya casi no queda gente. Son 42 y la panadera, que es Anunciación Sánchez, 'Anun', va allí una vez por semana sorteando los baches de unas carreteras deshechas. Suele ir por allí los jueves y, cuando entra al municipio, aprieta el claxon a rabiar. Entonces empieza la peregrinación de vecinos, todos ellos bastante veteranos, hacia la plaza donde aparca la furgoneta. El portón trasero se abre y deja ver las hogazas, barras de pan, empanadas e incluso alguna tarta para los más golosos.

Foto: Juan Gay, el candidato de la España Vaciada que cambió los aviones y apostó por el tractor. (Cedida)

Y allí llega Francis. Muy respetuoso, deja pasar a todas las vecinas mientras espera su turno sentado al borde del pilón. Masca una hoja silvestre y se queja de que allí ya no queda nadie, ni para recoger la uva. Y eso que, como exclama, es de las mejores de la zona. "¡Yo cedería mis tierras a quien las trabajara, pero nada!". Este salmantino viejo repite una y otra vez su lamento y, antes de comprar sus dos barras de pan reglamentarias, se entera de que la panadera se presenta a las elecciones. Y no dice nada. Mientras tanto, el resto de vecinas se sorprenden y le preguntan a Anun por qué partido: "Por la España Vaciada, que tenemos que hacer algo por la tierra".

Pero volvamos al principio. El teléfono de Anun, que está ya descansando después de su jornada de reparto, suena por segunda vez. Ella descuelga, pone el manos libres y de ahí emerge una voz.

"Oye, el próximo día trae por favor un hornazo y la papeleta tuya, que me parece muy bien lo que vais a hacer, de verdad. Acuérdate eh, un hornazo y tu papeleta". Es Francis.

A Anun, la número cinco de la lista de la España Vaciada en Salamanca, se le ilumina la cara con el encargo especial de este vecino que, como ella dice, es uno de tantos otros, todos ellos desperdigados por los pueblos de la misma Sierra de Francia que ella recorre a diario con su furgoneta, a los que no les han dado ninguna opción. Ya solo les queda envejecer en soledad y sin que nadie se preocupe de ellos. "No es justo", lamenta esta panadera, enérgica y que, como ella misma dice, es de esas personas que intentan hacer cosas por su pueblo todo el rato. Por ejemplo, ha empapelado toda la sierra con carteles de la España Vaciada.

placeholder Anun, durante el reparto de pan en Molinillo, un pequeño pueblo de Salamanca. (E.D.S.)
Anun, durante el reparto de pan en Molinillo, un pequeño pueblo de Salamanca. (E.D.S.)

La panadera está sentada al sol en la terraza de un bar de Cepeda, su pueblo, que tiene 293 habitantes. Allí, en este enclave salmantino en el borde con Cáceres, tiene el obrador, con su horno de leña, y desde allí sale todas las mañanas en su furgoneta a repartir pan a 16 pueblos de la Sierra de Francia. Cogió el negocio familiar, que ya regentaban sus bisabuelos, hace cinco años y admite que no ha tenido vacaciones hasta este, cuando cogió una caravana con su chico —que es quien madruga para hornear los panes— y se fueron a visitar… más pueblos pequeños de Teruel, Soria o Segovia.

Ahora es panadera, pero estudió un módulo de Farmacia y vivió varios años en Salamanca. "Yo tenía un buen trabajo y un buen sueldo, tenía hasta tres pagas extra, pero no estaba a gusto, estaba vacía en la ciudad", recuerda Anun, a quien las ganas de hacer algo para que pueblos como el suyo salgan adelante le vienen, en parte, de la rabia que le daba cuando sus compañeras de trabajo la llamaban "pueblerina". "Siempre he tenido pasión por mi pueblo, aquí estoy a gusto, venía el viernes cuando salía de trabajar y no volvía a Salamanca hasta el domingo a las 11 de la noche. Me iba llorando", confiesa.

Y también hay un poco de lo que aprendió en la escuela. Ella misma lo dice, mientras mira el edificio donde estaban las aulas y que ahora está cerrado: "Del colegio me viene todo. Tuve buenos profesores y hacíamos muchas actividades, excursiones… Quiero que más niños vivan lo que yo viví y tengan las mismas oportunidades".

"Conozco a Mañueco"

No es nueva en política. Ahora tiene 35 años, pero recuerda que con 18 ya estaba haciendo política, precisamente con el PP. "Conozco a Mañueco y todo", dice, justo antes de enseñar una foto vieja con el popular. No obstante, reivindica que todo aquello ya pasó, que nunca se sintió identificada con los populares y que se apuntó porque no había otra cosa. "Vinieron un día al pueblo y me dijeron que si iba con ellos y lo hice, pero es que tampoco había otra forma de hacer cosas por tu tierra. O ibas con el PP o con el PSOE, pero hace ya años que lo dejé porque no tenía nada que ver con ellos".

Foto: Los candidatos de Soria ¡Ya! en la charla con vecinos de Tardelcuende, un pueblo de 414 habitantes. (E.D.S.)

Dice que ahora, con la España Vaciada, se siente "totalmente identificada" y que, sea cual sea el resultado, será un éxito, porque ha comenzado un proceso para dar voz al mundo rural que ella vio que podía tener recorrido con la llegada de Teruel Existe al Congreso. Y hace unas semanas, de forma precipitada por el adelanto electoral en Castilla y León, le propusieron entrar en la candidatura y lo hizo, pese a que la última vez que intentó cambiar las cosas en su pueblo salió trasquilada.

"Fue en la crisis de 2008. Entonces, en mis perfiles de redes sociales, iba poniendo las casas que se quedaban vacías o que se podían alquilar para que viniera gente. Y hubo problemas con unas personas que vinieron al pueblo por una de esas entradas y me culparon", revela esta joven, quien admite que intentó colaborar como pudo para que no cerraran el colegio. Tras esta mala experiencia, que llegó después de varios casos de éxito, decidió apartarse un poco del camino al que ahora ha retornado. "El tiempo me ha dado la razón. Sabía que la solución para el pueblo era esta, pero no tenía el apoyo. Así que con esta oportunidad, no lo dudé".

Empieza a caer la tarde y toca volver a coger los pedidos del día siguiente. Mientras tanto, Anun seguirá haciendo campaña, pero de una forma muy distinta a la de los grandes partidos. Esta panadera no sale en la tele ni da mítines multitudinarios, pero a partir de ahora se habrá corrido la voz y tendrá tertulia en las plazas de esos 16 pueblos a los que lleva el pan a diario. La panadera ahora es candidata.

Termina la entrevista, Anun echa un trago a su refresco y suena el teléfono móvil. Por respeto al periodista, no lo coge la primera vez. Vuelven a llamar y, ahora sí, lo atiende.

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