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La resurrección de Jánovas: el pueblo del Pirineo desahuciado a la fuerza por un pantano
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Una reconstrucción y el silencio del Estado

La resurrección de Jánovas: el pueblo del Pirineo desahuciado a la fuerza por un pantano

Más de 40 años después de que el último habitante huyera por la amenaza del agua que inundaría sus casas, los hijos y nietos de aquellos pobladores trabajan en volver a insuflar vida a la localidad aragonesa

Foto: Varias casas reconstruidas en Jánovas. (Cedida)
Varias casas reconstruidas en Jánovas. (Cedida)

Esta es la historia de un pueblo desahuciado por la construcción de un pantano que nunca llegó a levantarse. Sus habitantes huyeron, de manera forzosa, tras generaciones de arraigo y una vida plena en el valle del Ara, en pleno Pirineo aragonés. Más de 40 años después de que el último vecino se marchara ante la amenaza del agua que supuestamente iba a anegar varios núcleos de población, los hijos y nietos de los últimos pobladores están reconstruyendo Jánovas con su esfuerzo.

El tesón por recuperar, piedra a piedra, la vida de una localidad histórica y la dignidad robada por un embalse, que finalmente, en 2005, el Gobierno central desestimó por considerar el proyecto faraónico. A día de hoy, la lucha por la resurrección se libra en las calles del municipio entre ruinas, maleza y miles de recuerdos. Sin ningún reconocimiento ni compensación por parte del Ejecutivo y tras una dura negociación con la compañía eléctrica Endesa para recuperar sus terrenos, los vecinos no reblan por recuperar su pueblo.

Junto al ahínco de los vecinos está el apoyo del Ejecutivo aragonés, a través de la Consejería de Vertebración del Territorio, con el aporte en cinco años de más de 440.000 euros. Entre las obras financiadas con presupuesto autonómico destaca la restitución del agua potable, la electricidad o las redes de saneamiento. Los vecinos echan el resto: la urbanización del entorno, el asfaltado de sus calles y las primeras viviendas por estrenar. Los hijos y nietos de los últimos habitantes insisten en que Jánovas resucita. Y con ello empieza el despertar de un sueño.

Una reconstrucción y el silencio del Gobierno

"La reconstrucción va más lenta de lo que parece. Nunca nos han ayudado desde el Estado y solo lo fundamental viene desde el Gobierno de Aragón para servicios básicos. Si estamos luchando por Jánovas es solo por el esfuerzo de los vecinos que estamos poniendo miles de euros por recuperar nuestra dignidad y el pueblo de nuestros padres". Así de contundente se expresa Óscar Espinosa en declaraciones a El Confidencial. Es uno de los pocos vecinos de la localidad y presidente de la Fundación San Miguel, la encargada de gestionar los trabajos. Su historia, y la de todos sus convecinos, empezó hace más de medio siglo. Y sigue siendo parte de las cicatrices de su vida.

Fue en el año 1951 cuando el Boletín Oficial del Estado (BOE) recogió la declaración de utilidad pública de un proyecto de pantano donde se incluía una central hidroeléctrica en el río Ara, a orillas de Jánovas. La extinta compañía Iberduero fue la designada para llevar a cabo la obra. Desde entonces, todo se precipitó sin preguntar ni esperar a la opinión de los vecinos de la localidad.

placeholder Algunas de las casa en ruinas. (Cedida)
Algunas de las casa en ruinas. (Cedida)

En poco menos de 15 años, las propiedades habían sido expropiadas y la empresa Iberduero desahució uno a uno a los últimos habitantes. Las 42 casas y los 300 vecinos que había en Jánovas cayeron en la desesperación y el tiempo ahogó la repulsa de un pantano que no dio lugar a ninguna discusión entre los afectados y el régimen franquista. La adjudicataria llegó a demoler varios edificios a pesar de que el agua del pantano los inundaría.

Sin embargo, Jánovas se negó a ceder ante la empresa. Mientras Iberduero se dedicaba a cortar la luz o talar árboles, los vecinos seguían con su día a día. Hasta que en 1966 se sacó a la fuerza y con lesiones a los alumnos de las escuelas. La última familia aguantó hasta 1984. Y el pueblo quedó abandonado y sin rastro de ningún pantano. El Gobierno central declaró en el año 2011, mediante un decreto, que el proyecto era desmedido por su tamaño e imposible de costear por su elevado presupuesto. Oficialmente, en 2005, se desestimó la construcción del pantano. Los vecinos denuncian que nunca han recibido ninguna explicación por parte del Ejecutivo.

Foto: En 1929, empezó una obra monumental en este rincón de Zamora. (Ayuntamiento de Muelas del Pan)

Sin embargo, tras años en el olvido, los vecinos volvieron a levantar la voz para recuperar lo que se les robó. La devolución de sus terrenos, en una larga negociación con Endesa (que adquirió los activos de Iberduero), terminó sin la compensación económica que pedían los afectados. Por el momento, los expedientes resueltos superan el 90% de las propiedades expropiadas. Una travesía burocrática que después de 50 años hace que los vecinos de Jánovas puedan volver a su pueblo para iniciar la reconstrucción.

2022, el año en el que volverán los vecinos

Ya hay ocho casas en construcción y hay varios vecinos que tienen preparados los proyectos de obra en sus terrenos. El último logro se celebró a finales de 2021. La segunda fase de urbanización de cuatro calles del núcleo ya era una realidad, lo que permitía impulsar dichos trabajos. Según el presupuesto del Gobierno de Aragón, este año 2022 se prevé una inversión de 50.000 euros para la reconstrucción del municipio.

placeholder Una grúa trabaja sobre las casa en ruinas. (Cedida)
Una grúa trabaja sobre las casa en ruinas. (Cedida)

El consejero de Vertebración del Territorio, José Luis Soro, reconoce a El Confidencial que, con estos trabajos de reparación, habilitar servicios básicos en cada una de las calles, "es clave para que los vecinos rehabiliten sus casas en ruinas. Y lo más importante, esta inversión permite que Jánovas vuelva a ser atractivo y sea un reclamo para que la gente a la que echaron pueda volver a vivir".

En esta línea, el alcalde de Fiscal, pueblo al que pertenece Jánovas, Manuel Larrosa, detalla que más allá de los servicios básicos se necesita un puente de acceso estable para cruzar el río Ara. En la temporada de lluvias, el cruce del río hecho por los vecinos con tubos es impracticable y el antiguo puente del año 1881 no está habilitado para los vehículos de hoy en día. Ambos dirigentes no ocultan sus críticas hacia el Gobierno central. Desde 2005, año en el que se desestimó la construcción del pantano, no ha habido nunca un plan de restitución para compensar los daños producidos a los vecinos.

Óscar Espinosa reconoce que el esfuerzo está siendo "titánico" para todos aquellos que quieren volver. No solo por el coste de la construcción de sus viviendas sino por la sensación de que todo va lentamente y las ayudas de las administraciones van poco a poco. De hecho, para fiscalizar cada euro que se invierte en Jánovas, cuenta que es la Fundación San Miguel, gestionada por varios vecinos, la que recibe las subvenciones nominativas y decide los gastos urgentes. "No queremos que se quede un euro por el camino y preferimos gastarlo nosotros en lo que sabemos que es imprescindible".

Estos vecinos se afanan en reformar sus viviendas poco a poco y con el esfuerzo diario. Saben que tardarán muchos años en ver un pueblo repleto de vida. "Puede que en 15 años lleguemos a tener unas 30 casas habitadas… Pero para eso hay que insistir en que no se olviden de nosotros", reclama Óscar. Porque Jánovas resucita. Es el despertar de un sueño de muchos vecinos, en el que nadie puede quedarse dormido en el trayecto.

Esta es la historia de un pueblo desahuciado por la construcción de un pantano que nunca llegó a levantarse. Sus habitantes huyeron, de manera forzosa, tras generaciones de arraigo y una vida plena en el valle del Ara, en pleno Pirineo aragonés. Más de 40 años después de que el último vecino se marchara ante la amenaza del agua que supuestamente iba a anegar varios núcleos de población, los hijos y nietos de los últimos pobladores están reconstruyendo Jánovas con su esfuerzo.

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