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La pelea judicial de un trabajador para 'probar' su depresión: "Decían que había mejorado"
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EL JUEZ LE DA LA RAZÓN

La pelea judicial de un trabajador para 'probar' su depresión: "Decían que había mejorado"

Un conductor de furgón blindado llevó a la Seguridad Social a los tribunales después de que le rebajaran la incapacidad de absoluta, con lo que pasó a cobrar un 75% de la pensión

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

A. D. A. sufre dos trastornos: uno obsesivo compulsivo y otro ansioso depresivo con limitación funcional. En 2017, le reconocieron la incapacidad absoluta y comenzó a cobrar una pensión de 1.743 euros mensuales, pero, apenas un año después, el Instituto Nacional de la Seguridad Social apreció una "mejoría" y rebajó los pagos. "Aquello fue un atropello", critica. No es el único que lo piensa. Tras llevar el caso a los tribunales, el juez le dio la razón en octubre. Sobre la "mejoría" en sus trastornos, ni rastro.

"Me llamaron a revisión y la doctora me dijo que seguía igual. Vale, pues sigo igual. Pero, a los 15 o 20 días, me llega una carta de que me bajaban la pensión de absoluta a total", explica sobre lo ocurrido en 2018. De esta manera, pasó de cobrar el 100% a un 75% sin que nadie le explicara el porqué. A. D. A. recurrió por la vía administrativa, pero su escrito cayó en saco roto y en 2019 acudió a los tribunales: quería probar que su depresión seguía igual, que la Seguridad Social se equivocaba.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)

La sentencia del Juzgado de lo Social número 13 de Barcelona, a la que ha tenido acceso El Confidencial, deja claro que no mentía: "De la prueba practicada no se advierte mejoría en el cuadro patológico que afectaba y afecta al actor a la fecha (...) y en este momento, con lo que debemos concluir que el actor es tributario del mismo grado de incapacidad permanente absoluta derivado de enfermedad común, con derecho a percibir pensión que se calculará sobre el 100%", concluye la misma.

El magistrado apoya esta resolución en que "las dolencias que afectan a la parte actora a la fecha son las mismas", en que "la clínica que presenta es la misma que en el año 2017". En total, una comparación entre seis informes distintos en los que no se aprecia en ningún momento la "mejoría".

Foto: Varias asociaciones ofrecen servicios de asistencia telefónica (Unsplash)

A. D. A. acepta contar ahora su pulso contra la Seguridad Social por si sirve de ejemplo para cualquier persona que haya sufrido un "atropello" similar. Dados sus trastornos, considera que los cambios respecto a su pensión deberían examinarse con mayor cuidado, y repasa su batalla judicial poniendo el foco en dos personas: el médico que le diagnosticó la depresión hace siete años, el doctor Domingo, y el letrado que le ha representado en los tribunales, del despacho Campmany Abogados.

En cuanto al primero, acabó en su consulta cuando el médico que llevaba su caso falleció en 2014. "Él lo atribuía a que eran subidas y bajadas". No tiene más que buenas palabras para aquel facultativo, pero el cambio supuso un antes y un después: al fin tuvo un diagnóstico y puso nombre a sus trastornos. Aunque A. D. A. dice que no sabe cómo explicarlos, al hablar de sus visitas a las estaciones de Metro en 2014 muestra su alcance: "Tenía alguna que otra idea mala... Suerte que el doctor pudo quitármelo".

Foto: El rincón de llorar de La Llorería. (Reuters)

Por aquel entonces, A. D. A. trabajaba como conductor de furgón blindado y, según explica, su nuevo médico se mostró tajante: "No puedes seguir trabajando. Menos aún puedes llevar pistola". Una vez diagnosticado el trastorno obsesivo compulsivo y el depresivo con limitación funcional, estuvo entonces un año y medio de baja.

Tener que dejar de lado el trabajo no era nuevo para él. Sus primeros síntomas se remontan a 1979, cuando terminó la mili: durante más de 20 años, "se arreglaba todo a base de pastillas, un mes de baja y, al cabo de un tiempo, otra vez". ¿El problema? "De ahí no salía". Así hasta 2014, cuando los nuevos informes médicos iban más allá de apuntar a simples "subidas y bajadas". Con ellos bajo el brazo, consiguió que le reconocieran la incapacidad absoluta en 2017: 1.743 euros al mes y nada de llevar pistola.

Aquella decisión llegó como un balón de oxígeno, pero, un año después, le rebajaron la misma por "mejoría". A. D. A. se dio por vencido y contrató a un abogado. El resultado se plasma en una sentencia que, a sus 63 años, supone un alivio: "Estoy más tranquilo. Medicación tengo que seguir tomando toda la vida, pero estoy más tranquilo. De vez en cuando vienen los bajones, siempre con el miedo de a ver qué día es más fuerte, pero procuro no pensar". Con el 100% de la pensión asegurada, ahora cruza los dedos para que la Seguridad Social no recurra la resolución. "Oficialmente, la enfermedad la tengo desde hace siete años. Extraoficialmente, casi toda la vida".

A. D. A. sufre dos trastornos: uno obsesivo compulsivo y otro ansioso depresivo con limitación funcional. En 2017, le reconocieron la incapacidad absoluta y comenzó a cobrar una pensión de 1.743 euros mensuales, pero, apenas un año después, el Instituto Nacional de la Seguridad Social apreció una "mejoría" y rebajó los pagos. "Aquello fue un atropello", critica. No es el único que lo piensa. Tras llevar el caso a los tribunales, el juez le dio la razón en octubre. Sobre la "mejoría" en sus trastornos, ni rastro.

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