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El discurso 'aznarista' de Casado pone a prueba la gestión de los barones moderados
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DÍA DESPUÉS DE LA CONVENCIÓN DE VALENCIA

El discurso 'aznarista' de Casado pone a prueba la gestión de los barones moderados

La convención de Valencia ha servido para unir a todo el partido en torno al líder, pero también para mantener la división ideológica entre los sectores más duros y más blandos

Foto: El líder del PP, Pablo Casado, y quien fuese su mentor, el expresidente José María Aznar (d), saludan al presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno (i). (EFE)
El líder del PP, Pablo Casado, y quien fuese su mentor, el expresidente José María Aznar (d), saludan al presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno (i). (EFE)

Claro que en el PP hay también 'halcones' y 'palomas'. En un contexto como el actual, los 'halcones' serían los que, dentro del partido, abogan por ocupar el centro derecha, de extremo a extremo, mediante un discurso duro que anule las posiciones de Vox. Las 'palomas' se localizan en el sector moderado, en aquellos dirigentes y cuadros que apuestan por "el centrismo", por expandir el cuerpo electoral a lugares "blandos" en los que conviven con Ciudadanos y hasta con un determinado ámbito del PSOE. En la convención nacional de Valencia, Pablo Casado hizo un discurso de "corte aznarista", según la opinión de las fuentes consultadas, y quizá sin quererlo ha puesto un examen a la gestión de barones que unánimemente son considerados 'palomas'.

El cierre del cónclave de este fin de semana ha gustado muchísimo a la dirección nacional y ha gustado a la mayoría de la formación. Sobre todo ha espoleado a una militancia que necesitaba una terapia grupal a lo bestia. Una especie de fiesta de confraternización hasta el amanecer.

Lo que ha satisfecho al propio líder y a su plana mayor tiene que ver con el restablecimiento de la unidad orgánica tras unos meses de "travesía del desierto", como destacó el propio Casado en Valencia. Un viaje por fases dividido así: primera etapa para recuperar la sintonía y la coordinación internas; segunda para devolver el vigor territorial por medio de la convocatoria de congresos de renovación, y una tercera para resituar al PP, demoscópicamente, en "el liderazgo del centro derecha". No ha sido fácil, porque los roces han generado polémicas quizás innecesarias, aunque sonoras, la última la del control de Madrid, la estructura de la formación más influyente. Isabel Díaz Ayuso es ahora mismo un huracán en la comunidad y un foco de expectación fuera de ella, por lo que un enfrentamiento no parecía la manera más adecuada de volver a la unidad.

Pero la convención ha servido para escenificar que el PP es una piña. Eso está garantizado, a pesar de que las cuitas por dirigir el partido en Madrid van a volver en breve; a pesar de que, sostienen todas las fuentes de esta información, la confianza entre Casado y Ayuso, amigos desde los 20 años, se ha agrietado.

placeholder Alberto Núñez Feijóo, Isabel Díaz Ayuso y Pablo Casado, este pasado sábado en Valencia. (EFE)
Alberto Núñez Feijóo, Isabel Díaz Ayuso y Pablo Casado, este pasado sábado en Valencia. (EFE)

Las dos almas del PP, sin acercarse

La intervención de Casado en la plaza de toros de la capital levantina es "puro Pablo". Se ha convertido en el nuevo hito tras el discurso que dio en el Congreso hace un año, cuando se debatió la moción de censura de Vox contra Pedro Sánchez. Sus palabras, entonces, causaron un tremor importante en el centro derecha español porque en Ciudadanos se vieron eclipsados y en la formación de Santiago Abascal se encontraron a un líder de ideas consistentes. Fue un discurso de impacto, y prueba de ello, las muestras de efusividad y entusiasmo de la bancada del PP, que le gritaron "bravo" y "presidente".

"Hasta aquí hemos llegado", dijo Casado a Vox. La disociación estaba hecha, aunque luego se fue difuminando la línea de frontera. En Valencia no se escuchó una expresión tan contundente, aparte de mensajes intencionados como "queremos el voto de la esperanza y del reformismo, de los que quieren construir"; "nosotros creemos en la España real"; "somos el centro fuerte", o "somos un proyecto abierto de par en par". Fuentes próximas a Casado niegan que el largo discurso de clausura de la convención sea una propuesta para devorar a la ultraderecha mediante su propio discurso, sus mismas ideas. Recalcan, al contrario, que se trató de una apuesta radical por delimitar el espacio ideológico del PP. Espacio que abarca desde la zona socialdemócrata de desencantados hasta la zona más conservadora.

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Coinciden las fuentes del ala dura y del ala blanda que efectivamente fue una alocución muy ideológica, "puro Pablo". Se vio al Casado más cómodo, el que maneja con soltura las ideas con las que se ha formado desde su periplo como presidente de Nuevas Generaciones de Madrid. Ideas como la unidad de España, la economía de mercado y la defensa del testimonio de las víctimas de ETA. El que mezcla con habilidad medidas como la creación de un Museo de la Historia de España (que albergaría el actual Ministerio de Agricultura, junto a la estación de Atocha) o la aprobación de una ley de símbolos; el que alterna con oratoria brillante frases como "vamos a devolver España a los españoles" y críticas furibundas al Gobierno y a Pedro Sánchez, a quien no nombró nunca ("España es mucho más que su Gobierno, que todos los gobiernos, pero especialmente este" sería un ejemplo).

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Sin embargo, para el sector moderado no fue el discurso esperado. Esperaban, incluidos altos cargos de la dirección nacional, la reedición del "hasta aquí hemos llegado" que profirió contra Vox en la moción de censura de hace un año. Entre la ausencia de referencias tan explícitas y las alusiones a "debates superados", como el del aborto, la eutanasia o la vuelta de competencias como la gestión de prisiones, las fuentes de este sector del PP detectaron la huella de José María Aznar. Y eso es algo que les pone en un brete, sobre todo si desempeñan funciones de gobierno. Querían una intervención "más de centro", pero no la vieron.

La sombra de Aznar estuvo en la necesidad de la reunificación del centro derecha, como hizo el expresidente antes de que en 1996 llegara a la Moncloa. También estuvo en numerosos tramos de la intervención de clausura de la convención. "Coges un discurso actual de FAES y hay pocas diferencias", afirma una fuente.

Por tanto, la unidad del partido está asegurada, sin duda, pero no la unificación ideológica. Si el ala dura es el 'ayusismo' y el ala blanda el 'feijoismo', en Valencia prevaleció la primera. ¿Es esto un problema para Casado? Puede que no, pues al fin y al cabo el objetivo de ambos es el mismo: recibir el voto del centro derecha por la sencilla razón de que el PP se erigirá en el voto útil contra Pedro Sánchez y la izquierda. El 4-M demostró que puede hacerse; Feijóo, en julio de 2020, también.

Las "trincheras ideológicas"

El presidente de Andalucía, Juanma Moreno, y el de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, así como el de Murcia, Fernando López Miras, aspiran desde la pura y dura gestión a acaparar el centro derecha de sus autonomías. A vaciar a Ciudadanos y a robar el espacio a Vox. Son más pragmáticos, sobre todo el andaluz. Mientras Díaz Ayuso lo ha logrado con un tipo de estrategia y dialéctica, los tres quieren lograr lo mismo con otro tipo de estrategia y con una dialéctica diferente.

Para ejemplo, lo que dijo ayer el propio Moreno, un día después del cierre de la convención. "Si hay un momento que necesita un presupuesto, es 2022; para acabar con la pandemia y reconstruir Andalucía. ¿Qué quieren los andaluces? Que haya presupuesto. ¿Qué quiero yo como presidente de Andalucía? Que haya presupuesto. Yo no tengo trincheras ideológicas en este sentido y estoy dispuesto a pactar el presupuesto con cualquier fuerza política. Tras la reunión con Juan Espadas, me llevé una buena sensación y vi que hay posibilidad de llegar a un acuerdo con el propio PSOE. Nada me gustaría más que alcanzar un acuerdo de amplio espectro. También con el resto de fuerzas políticas".

Génova estará observando. Y Vox, que ya este lunes ha retado al PP a demostrar esa supuesta contundencia del discurso de Casado. Las elecciones andaluzas, cuando sean, pondrán el primer examen.

Claro que en el PP hay también 'halcones' y 'palomas'. En un contexto como el actual, los 'halcones' serían los que, dentro del partido, abogan por ocupar el centro derecha, de extremo a extremo, mediante un discurso duro que anule las posiciones de Vox. Las 'palomas' se localizan en el sector moderado, en aquellos dirigentes y cuadros que apuestan por "el centrismo", por expandir el cuerpo electoral a lugares "blandos" en los que conviven con Ciudadanos y hasta con un determinado ámbito del PSOE. En la convención nacional de Valencia, Pablo Casado hizo un discurso de "corte aznarista", según la opinión de las fuentes consultadas, y quizá sin quererlo ha puesto un examen a la gestión de barones que unánimemente son considerados 'palomas'.

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