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Casado sale reforzado e inicia la refundación del PP para recuperar al votante de Vox
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FIN DE LA CONVENCIÓN NACIONAL

Casado sale reforzado e inicia la refundación del PP para recuperar al votante de Vox

La convención estaba diseñada para conseguir una imagen de unidad definitiva. Casado lanza su proyecto: una derecha con las esencias del PP —"pero sin complejos"— y más ideología

Foto: Cierre de la convención nacional del PP en la plaza de toros de Valencia. (EFE)
Cierre de la convención nacional del PP en la plaza de toros de Valencia. (EFE)

El PP arranca desde hoy una larga precampaña mirando a las elecciones generales. Por el camino, habrá urnas en Andalucía y no está descartado que también las haya en Castilla y León. Después vendrán las municipales de toda España, donde Pablo Casado espera su primera victoria extendida como preludio de las generales. El líder del PP se ve con más opciones que nunca de llegar a la Moncloa y ahora, tres años después, tiene un apoyo cerrado de todos los presidentes autonómicos. La convención nacional estaba diseñada para reforzar su liderazgo y dar una imagen de unidad que se cumplió. Además, el dirigente popular lanza una nueva actualización del discurso, más ideologizado y decidido a dar la batalla cultural.

Con varios matices posibles, el liderazgo de Casado parece finalmente indiscutible. Los barones llamados 'moderados', que hasta hace unos meses manifestaban dudas, sobre todo después del desastre de las elecciones catalanas, confían ahora en las posibilidades de su presidente, al calor de las encuestas que llevan mucho tiempo dejando el PP en primera posición. La coalición del PSOE con Podemos y los socios habituales, especialmente los independentistas catalanes y Bildu, han actuado como pegamento en las filas populares. Después de una semana de debates y visitas a todos los territorios donde gobiernan, el PP desembarcó en Valencia con una exhibición de músculo de base que no se había visto en años.

Foto: El líder del PP, Pablo Casado, en Valencia. (David Mudarra)
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Desde la cúpula a los ayuntamientos, dirigentes de todos los niveles reconocen que lo que se vivió en la plaza de toros de Valencia este domingo es “lo más importante” que le ha pasado a la formación en mucho tiempo. La militancia “se ha volcado” y ha lanzado el mensaje de que "el PP está de vuelta", asumen muchos cargos. Al apoyo cerrado de los barones se sumó el de Isabel Díaz Ayuso. “Lo ha hecho a su manera, pero lo ha hecho. Iba a ser la protagonista de todas formas y, al menos, ha zanjado un debate que era artificial, pero que estaba todos los días en los medios. Ahora no hay dudas. Todos con Pablo”, coincidían dirigentes de la dirección a pesar del malestar extendido entre el resto de presidentes autonómicos por entender que no tocaba expresarlo de esa manera, y menos aún en el cónclave nacional.

La batalla por el control del PP de Madrid sigue latente y se mantendrá hasta ver el desenlace de los tiempos. Ya no parece haber dudas sobre que Ayuso lo liderará, pero Génova mantiene el calendario en firme y no quiere adelantar el congreso regional. Con ese capítulo pendiente de resolución, lo que en el PP ven claro es que Casado sale reforzado y como única alternativa real a Pedro Sánchez.

Una nueva derecha, la única en España

El otro hito en la hoja de ruta diseñada por el presidente junto a su número dos, Teodoro García Egea, es la ansiada reunificación del centro derecha bajo las siglas del PP. Casado lo repitió en su discurso de varias maneras distintas, recordando que el PP nació para aglutinar todo lo que hay a la derecha del PSOE. Pero la realidad es que en los últimos años ese espacio se ha fragmentado demasiado.

placeholder Pablo Casado, en Valencia. (EFE)
Pablo Casado, en Valencia. (EFE)

Con Ciudadanos fuera de juego, el PP solo piensa ahora en abatir a Vox. El discurso de la moción de censura de hace un año, cuya lectura fue la ruptura con el partido de Santiago Abascal —"nosotros no somos como Vox porque no queremos serlo"—, sigue vigente. Pero Casado sí quiere que en el tablero nacional solo quede una derecha. Y tiene que ser la suya, que hoy empieza a reinventar.

La convención nacional también tenía la ambición de que se escenificara la reunificación de ese espacio, e incluso el constitucionalismo en general, contando con nombres y participantes de distintas sensibilidades más allá del PP. Hasta el punto de que el gran eslogan ha sido durante meses 'Creemos', prescindiendo de las siglas populares.

Pero, como publicó este diario, al final los ponentes y los grandes debates estuvieron centrados en una derecha tradicional. No hubo referentes de centro. Y en el caso de otros partidos, por ejemplo Ciudadanos, el único exdirigente que acudió a la llamada del PP fue Juan Carlos Girauta. Este domingo, con la plaza de toros valenciana a reventar, Casado volvía a repetir su objetivo: “Queremos que vuelvan todos los liberales y los conservadores, que confíen en nosotros los socialdemócratas defraudados por el sanchismo”. En el último grupo de electores, como reconocen dentro del PP, solo hay una bolsa de decepcionados con los pactos que incluyen a ERC y Bildu.

Foto: Isabel Díaz Ayuso y Pablo Casado en la convención nacional. (EFE)

La verdadera clave está en los liberales y también en los conservadores, que siguen dando una masa de votantes muy potente a Vox. El modelo de Casado es en realidad el de Ayuso, y el que también perseguirán el resto de barones a su manera: sumar lo máximo posible para depender lo mínimo de Abascal. “A por los 176”, decía García Egea el día anterior, consciente de que la formación necesitará alcanzar una cifra alta de diputados que deje sin margen de actuación a la ultraderecha. Las encuestas, sin embargo, también las publicadas por El Confidencial, no apuntan precisamente a un pinchazo de este partido.

Discurso ideologizado: guiños al votante de Vox

En todo caso, es en este contexto en el que se enmarca la batalla de las ideas a la que Casado se lanzó ayer con un discurso ideológico casi sin precedentes, recordando a su candidatura de las primarias tras la marcha de Rajoy, e incluso concretando detalles programáticos en muchos asuntos. “Le decimos a la izquierda que saque sus manos de la educación, de la economía, de la moral, de la historia y de nuestras vidas”, dijo el líder del PP insistiendo en “las raíces” de su partido que, “como los grandes árboles, no tienen que moverse de su sitio central para cobijar a mucha gente”.

La virtud está en el término medio, pero el dirigente popular debe llegar a un equilibrio que no es sencillo. El secretario general insistía el sábado en la moderación y centralidad como grandes ingredientes del PP. Casado se sumó a esa tesis, como suele hacer, defendiendo su partido como la casa de los “moderados, reformistas y europeístas”, pero tampoco dudó en tomar posición en la batalla cultural, anticipando un programa de gobierno que enmienda por completo al Gobierno de Sánchez. Avanzó la derogación de todas las leyes ideológicas de la izquierda (memoria democrática y ley educativa), además de hacer una defensa total de la cultura de la vida, la unidad nacional y sus símbolos (con una nueva ley “que acabará con la quema de banderas y las humillaciones al Rey”) o haciendo delito la convocatoria de un referéndum ilegal o los indultos a condenados por sedición.

Foto: Pablo Casado y José María Aznar. (David Mudarra)

Los guiños a los electores huidos a Vox fueron constantes en el discurso (“somos el partido de los españoles que madrugan, los que hacen cola y los que no se creen más que nadie, pero están hartos de esa falsa superioridad moral de los izquierdistas”) y en las propuestas: derogar la Ley de Memoria Democrática o recuperar competencias sobre las prisiones en País Vasco y Cataluña.

El PP arranca desde hoy una larga precampaña mirando a las elecciones generales. Por el camino, habrá urnas en Andalucía y no está descartado que también las haya en Castilla y León. Después vendrán las municipales de toda España, donde Pablo Casado espera su primera victoria extendida como preludio de las generales. El líder del PP se ve con más opciones que nunca de llegar a la Moncloa y ahora, tres años después, tiene un apoyo cerrado de todos los presidentes autonómicos. La convención nacional estaba diseñada para reforzar su liderazgo y dar una imagen de unidad que se cumplió. Además, el dirigente popular lanza una nueva actualización del discurso, más ideologizado y decidido a dar la batalla cultural.

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