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La ruptura de Junts y PDeCAT en el Congreso refuerza a Sánchez y debilita a Puigdemont
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CUENTAN CON CUATRO ESCAÑOS CADA UNO

La ruptura de Junts y PDeCAT en el Congreso refuerza a Sánchez y debilita a Puigdemont

El partido del 'expresident' mantiene junto a la CUP la posición del 'no a todo', mientras que los herederos de CDC han mutado hacia posiciones más conciliadoras y pragmáticas ofreciendo apoyo al Gobierno

Foto: El portavoz del PDeCAT, Ferran Bel (d), conversa con el portavoz adjunto del PSOE, Rafael Simancas, durante un pleno del Congreso. (EFE)
El portavoz del PDeCAT, Ferran Bel (d), conversa con el portavoz adjunto del PSOE, Rafael Simancas, durante un pleno del Congreso. (EFE)

La división entre Junts, el partido liderado por Carles Puigdemont, y PDeCAT, los herederos de Artur Mas, es cada vez más notoria en el Congreso, tanto en los discursos como en las votaciones. Si los primeros mantienen junto a la CUP la posición del 'no a todo', los segundos han ido mutando hacia posiciones más conciliadoras y pragmáticas, en línea con ERC, aunque desde una visión más conservadora. Un giro que por un lado refuerza al Gobierno con un potencial socio imprevisto para dar estabilidad a la legislatura, como ya ocurrió con la última prórroga del estado de alarma y posteriormente los Presupuestos, mientras que por otro aísla a Waterloo con una menguante ascendencia sobre el universo independentista cada vez más fragmentado, también dentro de las propias filas de Junts.

El portavoz del PDeCAT en el Congreso, Ferran Bel, marcaba posición a favor de los pasos dados por el Ejecutivo en el pleno del Congreso al que acudió Pedro Sánchez para defender la medida de gracia. "Valoramos positivamente los indultos, son el principio de un inicio", aseguró desde la tribuna, al tiempo que destacaba la mesa de negociación entre Gobierno y Govern como "fundamental" y ofrecía el apoyo de su formación “si quieren construir un futuro y una solución política para Cataluña”. Nada más lejos del discurso de Míriam Nogueras, la portavoz de Junts, con quienes se presentaron en coalición en las últimas elecciones generales. Esta descalificó la operación diálogo como una "farsa" e impugnó todo el discurso del presidente.

Las dos formaciones acudieron juntas a las elecciones de 2019, pero las tensiones aparecieron ante las presiones de Puigdemont

Las dos formaciones acudieron de la mano a las elecciones de 2019, pero las tensiones no tardaron en aparecer ante las presiones de Puigdemont para que sus socios siguiesen sus pasos, se diesen de baja y disolviesen sus siglas para integrarse en su partido, Junts. Y aunque consiguió que muchos altos cargos y militantes lo secundasen, no todos los 'consellers' lo hicieron, al menos en los plazos marcados, y el por entonces 'president', Quim Torra, acabó destituyéndolos el pasado mes de septiembre. Tras esta ruptura, desde el PDeCAT asumieron que tenían plena autonomía para decidir su voto, pese a seguir compartiendo grupo, y primero dieron oxígeno a Sánchez en la última prórroga del estado de alarma y más tarde apoyaron los Presupuestos.

El debate sobre las próximas cuentas todavía no está abierto entre los herederos de CDC, pero fuentes del partido remarcan que será una decisión propia y que ya ni siquiera tratan de consensuar el sentido del voto con sus exsocios. Junts y PDeCAT mantienen el acuerdo base al que llegaron dentro del Grupo Plural que conforman con Compromís, Más País y BNG, tanto para la distribución de tiempos como de recursos y portavocías, que se turnan Nogueras y el líder de Más País, Íñigo Errejón. Sin embargo, sí han roto toda colaboración. Cada formación cuenta con cuatro diputados. Tras las elecciones catalanas del 14-F, ambos partidos trabajan en el Congreso con plena autonomía y hasta han dejado de compartir asesores o responsables de comunicación.

Foto: Junqueras y Puigdemont, en una imagen de archivo. (Reuters) Opinión

En los comicios catalanes, la 'excosellera' del PDeCAT Àngels Chacón no consiguió representación, quedándose por debajo del 3% de los votos. Sin embargo, fue suficiente para hacer cambiar las aritméticas dentro del independentismo, ya que con estos votos Junts volvería a situarse como primera fuerza de este bloque y seguiría manteniendo la hegemonía perdida a favor de ERC. Su fuerza se concentra ahora en las alcaldías y el Congreso. Un escaparate donde quieren mantener vivo el proyecto defendiendo que el espacio que representan existe y volverá a resurgir en el futuro.

Sus cuatro diputados ya votaron a favor de los Presupuestos y podrían seguir reforzando a Sánchez para alcanzar las mayorías necesarias en el Congreso de cara a rematar la legislatura, con un bloque de investidura ampliado. Las cuentas públicas de 2021 salieron adelante con 188 apoyos del Congreso, de los 176 necesarios (PSOE, Unidas Podemos, ERC, PNV, EH Bildu, PDeCAT, Más País, Compromís, PRC, Teruel Existe y Nueva Canarias).

Foto: Carles Puigdemont y el exvicepresidente Oriol Junqueras en 2017. (Reuters)

De este modo, en votaciones en las que se precisa mayoría absoluta, el Ejecutivo hasta podría no depender en todo momento de ERC si para ello suma también al diputado del BNG. Los soberanistas gallegos finalmente votaron en contra de las cuentas por considerar que no saldaban la "deuda histórica" con Galicia, pese a haber apoyado la investidura de Sánchez con un pacto de legislatura.

Son cuatro votos muy valiosos para el presidente que le harían más llevadera la legislatura o, al menos, tener mayor margen de negociación una vez ha quedado enterrada la geometría variable con Ciudadanos debido a los indultos, por los cuales los de Inés Arrimadas ya han demandado al PP que presente una moción de censura. Más allá de la aritmética parlamentaria, el giro del PDeCAT, favorable a los indultos y la mesa de diálogo, reforzaría también la estrategia de Sánchez para Cataluña, sumando apoyos a su apuesta por la "reconciliación" en el bloque independentista, además de ERC, y otorgándole así una mayor legitimidad.

La división entre Junts, el partido liderado por Carles Puigdemont, y PDeCAT, los herederos de Artur Mas, es cada vez más notoria en el Congreso, tanto en los discursos como en las votaciones. Si los primeros mantienen junto a la CUP la posición del 'no a todo', los segundos han ido mutando hacia posiciones más conciliadoras y pragmáticas, en línea con ERC, aunque desde una visión más conservadora. Un giro que por un lado refuerza al Gobierno con un potencial socio imprevisto para dar estabilidad a la legislatura, como ya ocurrió con la última prórroga del estado de alarma y posteriormente los Presupuestos, mientras que por otro aísla a Waterloo con una menguante ascendencia sobre el universo independentista cada vez más fragmentado, también dentro de las propias filas de Junts.

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