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Los indultos abren una brecha sin precedentes entre Casado y la patronal
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"Si no quieren secesión, que se enfrenten"

Los indultos abren una brecha sin precedentes entre Casado y la patronal

El PP respira por la herida tras la "encerrona" a su líder en Barcelona. Casado carga contra la clase empresarial, a la que acusa de arrimarse al Gobierno: “Deben terminarse las ambigüedades"

Foto: Pablo Casado y Teodoro García Egea, en el Congreso. (EFE)
Pablo Casado y Teodoro García Egea, en el Congreso. (EFE)
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Algo se ha fracturado entre los empresarios y el primer partido de la oposición. La sintonía que siempre han mantenido las organizaciones económicas, y en particular la CEOE, con los postulados del PP se vio empañada la semana pasada con el debate de los indultos a los presos del 'procés' abierto en canal. Los populares siguen viendo como una “encerrona en toda regla” lo que Pablo Casado vivió en Barcelona hace días, cuando se quedó solo en su rechazo rotundo a la medida de gracia. La postura del partido se ha endurecido con la clase empresarial y el mensaje es inequívoco: “No caben medias tintas. Esto va de España y no vamos a dejar de defender lo que pensamos. Es lo correcto y no aceptamos presiones de nadie”, coinciden pesos pesados de la cúpula popular.

A la posición de Foment del Traball y el Círculo de Economía, entregados al plan para la 'reconciliación' de Pedro Sánchez, se unieron las palabras de Antonio Garamendi: “Si sirven para normalizar, bienvenidos sean”, dijo el viernes levantando una gran polvareda. Y a pesar de matizar sus propias palabras (la última vez, ayer mismo en Santander, insistiendo en que los indultos son una cuestión “política” e incluso disculpándose “por el lío montado”), la molestia en el seno del PP no ha remitido en absoluto. “Ningún 'lobby' en búsqueda de fondos europeos ni ningún cabildeo cortesano lograrán apartarnos de nuestro camino", aseveró ayer el presidente del PP, que no se moverá de su posición de rechazo a los indultos.

Foto: Antonio Garamendi, presidente de la CEOE. (EFE)
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Casado asumió desencajado toda la presión el pasado viernes, cuando el Gobierno recibió un inesperado espaldarazo por parte de los empresarios y de la Iglesia catalana. De hecho, el propio líder del PP lo evidenció cuando pidió a todos esos actores que no se inmiscuyeran en los asuntos que se debaten y se deciden en el Parlamento. El malestar no se podía esconder y precisamente fue este lunes, coincidiendo con la puesta en escena de Pedro Sánchez en el Liceu, cuando sacó la artillería pesada en una reunión con sus grupos parlamentarios del Congreso y el Senado.

En sus palabras no hubo ambages: “Deben terminarse las ambigüedades y las posiciones de ventaja. Quien no quiera secesión, que se enfrente a los que la impulsan, no a quienes la combatimos”. Con ese mensaje, el líder del PP no solo quería sacudirse la presión que le intentaron cargar sobre las espaldas —entendieron en Génova—, sino que “puso los puntos sobre las íes”, según diputados y senadores que escucharon a su jefe de filas fijar posición. “Lo que está pasando es un escándalo jurídico de primer orden. El PP tiene que seguir articulando su oposición sobre una denuncia muy seria. Hasta aquí hemos llegado”, insisten a este diario dirigentes de la cúpula popular, reprochando la “torpeza” que demostró el presidente de la patronal.

Casado: "Ningún 'lobby' en búsqueda de fondos europeos logrará apartarnos"

En realidad, lo que Garamendi buscaba defender en Barcelona era una posición de estricta neutralidad con especial énfasis en que para las empresas es fundamental contar con seguridad jurídica y estabilidad. Intentó matizar sus palabras dejando claro que no representaban a la patronal, consciente de que bajo las siglas de la CEOE hay decenas de miles de empresas con distintos intereses y sensibilidades. La posición de la patronal siempre ha sido de apoyo y defensa de la Constitución y el Estado de derecho. Pero también los indultos, recordó Garamendi, son "herramientas" previstas en la Carta Magna.

Este martes Casado volvió a mostrear ese malestar en 'Onda Cero' para denunciar el "vaciamiento del parlamentarismo" en España que. a su juicio. supone "creer que hay que pactarlo todo con la sociedad civil, las ONG o los empresarios". No solo eso. Afirmó que las organizaciones empresariales "no representan a los ciudadanos" y que la soberanía nacional recae sobre los representantes públicos que tienen un acta después de ser votados. No dio la sensación de que quisiera enterrar el hacha de guerra con Garamendi cuando evitó defender la conveniencia de que sea el presidente de la CEOE. Carlos Alsina le preguntó directamente y Casado respondió que "no opina de esas cuestiones".

“No irá a más”

En Génova dan por hecho que las tiranteces con los empresarios no irán a más y las circunscriben a la polémica de los indultos. Aun así, hay dirigentes que consideran que se trata de un asunto importante en el que Casado no podía pasar página sin más. “A nosotros no nos puede presionar nadie, ni podemos cambiar de posición porque de repente los empresarios digan lo que dicen. Defendemos lo que pensamos hasta el final. Y aquí hay una verdadera convicción”, aseguran en la cúpula del grupo parlamentario.

Eso fue exactamente lo que expresó Casado. Como dice un veterano diputado, “no hizo falta leer entre líneas”. El presidente del partido lo dijo con todas las letras: “Ningún 'lobby' en búsqueda de fondos europeos ni ningún cabildeo cortesano lograrán apartarnos de nuestro camino. Estamos seguros de que es el mejor para los españoles y sabemos que van a compartirlo mayoritariamente con nosotros muy pronto”, llegó a pronunciar, estableciendo una conexión directa entre el nuevo parecer que muestra el empresariado con el asunto de Cataluña y la recuperación que ya empieza a hacerse notar al calor del dinero de la UE.

No se paró ahí. “Nos quieren fuera de cualquier negociación porque la negociación es para echarnos fuera. A ver si lo entienden de una vez tantos malos samaritanos del sanchismo como hay por ahí circulando”. Fue una de las frases que llamaron la atención en las filas del PP, aunque tanto en el Congreso como en el Senado la ovación interna parece total. El primer partido de la oposición, que sufrió en sus carnes el desencadenamiento de la crisis en 2017 con referéndum ilegal y declaración unilateral de independencia incluidos bajo el mandato de Mariano Rajoy, da por hecho que los independentistas no se conformarán y que Sánchez se equivoca.

placeholder Reunión de Casado con los grupos de Congreso y Senado. (EFE)
Reunión de Casado con los grupos de Congreso y Senado. (EFE)

Por eso no moverán su posición un ápice, aunque desarrollarán todas sus acciones en el ámbito institucional: desconfían de que los indultos traigan algo distinto a alimentar todavía más el nacionalismo y miran el interés personal de Sánchez. “Solo piensa en el corto plazo. En realidad, está comprando tiempo”, afirman en el entorno más cercano a Casado. El presidente, en otro reproche a las declaraciones recientes de los empresarios, insistió en esta misma idea ante sus parlamentarios: “Pocas lecciones nos van a dar los que se fueron de Cataluña para mantener la cuenta de resultados frente al independentismo. No pueden pretender ahora que nos vayamos de Cataluña para mantener la cuenta de resultados de Sánchez con el independentismo”.

"No nos dan lecciones los que dejaron Cataluña para mantener la cuenta de resultados"

Además de la sintonía habitual con la CEOE, Casado se ha implicado en los últimos meses en foros y encuentros con los empresarios catalanes. De hecho, desde el otoño, sus visitas han sido muy frecuentes (antes y después del 14 de febrero, a pesar del pésimo resultado del PP en las elecciones). El líder de la oposición dejó claro que no dejaría de acudir a Cataluña y que su compromiso era el de recuperar relaciones que habían quedado muy debilitadas. En Génova tienen claro que para conseguir el objetivo de presidir España (hasta ahora, las encuestas acompañan), los populares tienen que fortalecerse en territorios como Cataluña y el País Vasco. Evitar que Casado genere rechazo es la máxima prioridad, pero también reconocen que no esperaban la actitud que vieron la semana pasada.

Los mensajes a los empresarios de Casado tienen alguna similitud a lo que otro dirigente político, Albert Rivera, advirtió durante algunos meses antes de las elecciones de noviembre de 2019 tras las que su partido sufrió el mayor desgaste nunca vivido en las urnas. En aquel momento, el presidente de Ciudadanos clamaba contra “las presiones” de que firmara un pacto con Pedro Sánchez después de haberse comprometido a no hacerlo en ningún supuesto y advirtiendo de que el líder socialista “ya había negociado los indultos” en Lledoners. Fue entonces cuando entonó, también mirando al Ibex, aquella frase de “quienes quieran investir a Sánchez que funden otro partido” o se presenten en una lista.

Algo se ha fracturado entre los empresarios y el primer partido de la oposición. La sintonía que siempre han mantenido las organizaciones económicas, y en particular la CEOE, con los postulados del PP se vio empañada la semana pasada con el debate de los indultos a los presos del 'procés' abierto en canal. Los populares siguen viendo como una “encerrona en toda regla” lo que Pablo Casado vivió en Barcelona hace días, cuando se quedó solo en su rechazo rotundo a la medida de gracia. La postura del partido se ha endurecido con la clase empresarial y el mensaje es inequívoco: “No caben medias tintas. Esto va de España y no vamos a dejar de defender lo que pensamos. Es lo correcto y no aceptamos presiones de nadie”, coinciden pesos pesados de la cúpula popular.

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