Lealtad, ataque y justificación: el recorrido político de Casado durante la crisis de Ceuta
Casado apostó por una "posición de Estado" llamando a Sánchez y dándole su apoyo en la crisis migratoria. Pocas horas después, en un giro, sacó la artillería pesada de los reproches
Cuando el lunes por la tarde la llegada masiva de migrantes a Ceuta se descontroló, Pablo Casado fue uno de los primeros dirigentes políticos en reaccionar. “Acabo de hablar con el presidente [ceutí] Vivas para apoyarle en la grave crisis migratoria. El Gobierno de España debe garantizar de inmediato la integridad de nuestras fronteras y coordinar con Marruecos la devolución”. El líder del PP tomó la delantera política en la oposición a pesar de que el titular se lo llevó Vox, al anunciar esa misma noche que Santiago Abascal se desplazaría a la ciudad autónoma de inmediato. En realidad, no fue hasta el miércoles cuando apareció.
La postura por la que optó el PP el martes por la mañana, con la crisis diplomática desatada, fue la de respaldo al Gobierno. De hecho, fue Casado el que levantó el teléfono para contactar con Pedro Sánchez, mientras en Génova reconocían que en esta situación “solo cabía una posición de Estado”. Nunca se había registrado una oleada migratoria similar. Cerca de 8.000 ‘sin papeles’ entraron en Ceuta en muy poco tiempo. La conversación se produjo con aparente tono de cordialidad e incluso dio la impresión de que acercaron posturas tras un largo tiempo sin ningún canal de diálogo directo.
Casado trasladó el apoyo a la soberanía nacional de Ceuta y Melilla para garantizar la integridad territorial de las fronteras “con todos los medios necesarios”, y le pidió a Sánchez un refuerzo inmediato de los efectivos de Policía Nacional, Guardia Civil y Ejército sobre el terreno. Según explicó el PP, insistió al presidente en que se debían fortalecer las relaciones diplomáticas con Marruecos y proceder a la devolución inmediata de todos los inmigrantes ilegales, además de pedir apoyo a la UE a través de efectivos de Frontex. Las cosas no debieron ir mal, porque poco después Sánchez compareció en el Palacio de la Moncloa poco antes de volar a Ceuta, y suscribió casi al completo lo que había sostenido Casado.
“Seremos firmes ante cualquier desafío, eventualidad y bajo cualquier circunstancia. Procederemos a la devolución inmediata de todo aquel que haya entrado irregularmente en Ceuta y Melilla”, afirmó el presidente del Gobierno, utilizando palabras similares a las del jefe de la oposición, al que citó expresamente y con el que quedó en seguir en contacto. “Casado demuestra una vez más sentido de Estado, ofrecemos apoyo a Sánchez porque es una cuestión en la que se necesita unidad”, aseguraban desde el núcleo duro del líder del PP.
Tal vez por eso sorprendió todavía más el giro que ambos registraron horas más tarde, el miércoles por la mañana, en la sesión de control al Gobierno. Lo previsible, dada la conversación anterior y la posición por la que se decantó Casado, era una tregua en la que prevalecería la posición conjunta de resolver la crisis migratoria, dando apoyo al Ejecutivo. Pero no fue así. El líder del PP tendió la mano y pidió a Sánchez “dejarse ayudar” después de una larga retahíla de reproches en el hemiciclo con la que el Gobierno no contaba.
“Llevamos advirtiendo errores diplomáticos desde hace años. Rompió la tradición de viajar a Marruecos primero, no reaccionó ante la ocupación de aguas canarias, no se pronunció tras el reconocimiento de Trump sobre el Sáhara y ocultó la llegada de Ghali con documentación falsa. La pérdida de peso exterior nos pasa factura y por eso Biden no le devuelve las llamadas. El caos de su Gobierno es nuestra mayor debilidad fuera. A pesar de todo ello, le hemos tendido la mano”. Esa fue la intervención del líder de la oposición, de la que el PP quiso destacar el apoyo final y que tan mal sentó dentro de las filas socialistas.
Y no fue solo eso. Casado también echó en cara a Sánchez que el actual presidente de EEUU, Joe Biden, “no le devuelve las llamadas”, y le volvió a decir que no es posible “apoyar al Ejército mientras sus socios de Bildu piden que se marche de Ceuta, o defender la integridad nacional en Melilla mientras negocia con ERC la autodeterminación de Cataluña”. Críticas muy duras y referencias a temas variados que no eran coherentes con una posición de Estado y que incluso desvirtuaron la postura del PP. Internamente, algunos dirigentes también reconocían que su mensaje no se había comprendido bien.
Sánchez no se quedó atrás y reprochó a Casado “hacer una cosa en privado y la contraria en el Congreso”. “Siempre ocurre lo mismo con usted”, le dijo el presidente del Gobierno, que tampoco desaprovechó la oportunidad para la crítica recurrente a la oposición: “La derecha no acepta que la izquierda gobierna en este país de manera legítima porque le ganó las elecciones”. Ya no había nada que hacer.
Y el último giro de guion del líder del PP culminó este jueves con su visita a Fitur. Quiso intervenir desde el estand de Ceuta (ni un político dejó de pasar por allí) y terminó justificando el tono y el contenido de su intervención ante las preguntas de los medios de comunicación: “La oposición está para eso. Para decir que tiene todo nuestro apoyo para proteger las fronteras. Pero no podemos dejar de decir lo que se podría mejorar, porque seríamos desleales con el interés de los españoles”, dijo justificando sus palabras del día anterior. Sí insistió en defender que “su tono no fue excesivo” y se dirigió a Sánchez, una vez más, para rematar lo que no llegó a preguntar el día anterior por falta de tiempo: “Le pido que diga si está con esta oposición leal que pide firmeza o con sus socios de gobierno, que ponen en duda que Ceuta y Melilla sean españolas”.
Cuando el lunes por la tarde la llegada masiva de migrantes a Ceuta se descontroló, Pablo Casado fue uno de los primeros dirigentes políticos en reaccionar. “Acabo de hablar con el presidente [ceutí] Vivas para apoyarle en la grave crisis migratoria. El Gobierno de España debe garantizar de inmediato la integridad de nuestras fronteras y coordinar con Marruecos la devolución”. El líder del PP tomó la delantera política en la oposición a pesar de que el titular se lo llevó Vox, al anunciar esa misma noche que Santiago Abascal se desplazaría a la ciudad autónoma de inmediato. En realidad, no fue hasta el miércoles cuando apareció.