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Díaz paró a Iglesias en la disputa con Calviño: "No voy a pelearme con ella por un sillón"
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CALVO PROPUSO EL CAMBIO DE VICEPRESIDENCIAS

Díaz paró a Iglesias en la disputa con Calviño: "No voy a pelearme con ella por un sillón"

La cesión de la Vicepresidencia Segunda para evitar un conflicto por algo "más simbólico que operativo" no es sinónimo de cesión a nivel programático. "Echarán de menos a Iglesias"

Foto: Las ministras Nadia Calviño y Yolanda Díaz, junto a Pablo Iglesias. (EP)
Las ministras Nadia Calviño y Yolanda Díaz, junto a Pablo Iglesias. (EP)

La negociación para la remodelación del Gobierno entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias derivó en un acuerdo exprés, pese a los cambios en las funciones pactadas al inicio de la legislatura para Unidas Podemos. La razón fue la cesión de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, sustituta de Iglesias, para bajar de escalafón, ocupando la Vicepresidencia Tercera en lugar de la segunda, y dejando así a Nadia Calviño el puesto que ocupaba Iglesias como líder de Unidas Podemos en el Gobierno. Igual de rápido fue el cambio de posición de Moncloa. Tras el anuncio de Iglesias de dejar el Ejecutivo para presentarse como candidato a las elecciones en la Comunidad de Madrid, Pedro Sánchez aseguraba públicamente que el acuerdo de gobierno implicaba "una Vicepresidencia Segunda que representa a Unidas Podemos". Concluía también que habría "continuidad". Unas horas después se ponían trabas a que siguiese siendo así.

La razón del cambio de parecer, en este otro caso, fue una advertencia de la Vicepresidenta Primera, Carmen Calvo, en términos estrictamente de rigor administrativo y organizativo. No era posible que en la comisión delegada de Asuntos Económicos, presidida por Calviño, participase una persona de mayor rango sin que cambiase la presidencia. Defendía así con argumentos de encaje organizativo, la pretensión política de Calviño de no quedarse por debajo de otra vicepresidencia económica. Ante la negativa de Unidas Podemos de cambiar las competencias de Trabajo de Yolanda Díaz por las de Asuntos Sociales, las que actualmente tiene la Vicepresidencia Segunda de Iglesias, y que solucionarían el problema planteado, la única alternativa era ascender a Calviño a la Vicepresidencia Segunda, quedándose por encima y modificando el reparto de la coalición.

Desde Unidas Podemos se llegaron a barajar cambios vía decreto para blindar a los socialistas en la presidencia de la comisión delegada de Asuntos Económicos, que ni siquiera se estudiaron. Cuando Iglesias le explicó a quien lo sucederá al frente de Unidas Podemos la situación, a la salida de la reunión del Consejo de Ministros, la respuesta de Díaz fue tajante: "Pablo, no voy a pelearme con ella por un sillón". Su negativa a plantar batalla evitó lo que se presuponía como un nuevo conflicto de difícil solución entre los socios de la coalición.

Sánchez e Iglesias habían mantenido una conversación esa misma mañana y, ante la disyuntiva que generaba el asunto Calviño, coincidieron en priorizar que Díaz debería conservar Trabajo, pero se emplazaron a seguir negociando para pulir "detalles". Desde el Ministerio de Trabajo se mantuvieron al margen de las negociaciones, y fuentes cercanas a Díaz avanzaban que se trataba de una cuestión simbólica o meramente protocolaria quién ocupara la Vicepresidencia Segunda o la Tercera, restando importancia a la discusión, y asumiendo que en cualquier caso nunca fue su intención ponerse al frente de la comisión delegada de Asuntos Económicos. Mientras Sánchez e Iglesias cerraban el acuerdo, después de la cesión de Díaz, esta última mantenía su agenda y se reunía con el gobernador del Banco de España.

Foto: Las ministras Nadia Calviño y Yolanda Díaz junto con Pablo Iglesias. (EP)

Yolanda Díaz inauguraba así el liderazgo de Unidas Podemos en el Gobierno con una renuncia, evitando el conflicto y anteponiendo su agenda política, esto es el programa que pretende sacar adelante desde Trabajo, a ostentar un escalafón superior en la coalición. Cesiones en lo accesorio, sí, en lo firmado en el acuerdo de coalición, no. "Echarán de menos a Iglesias", ironizaba a este respecto un miembro de la formación que ha trabajado tanto con Díaz como con el líder de Unidas Podemos.

Su intención, que no esconden desde su entorno, es "feminizar" la política. "Ahora arrancamos la mesa de diálogo social sobre la modernización del mercado de trabajo (reforma laboral) y es en lo que estamos centrados", explicaban fuentes cercanas a la ministra y futura vicepresidenta tercera del Gobierno insinuando que su intención era apartarse lo máximo posible del conflicto de cargos que se había abierto. "No vamos a entrar, es absurdo", zanjaban.

El otro acuerdo Sánchez-Iglesias

La cesión de la Vicepresidencia Segunda no es sinónimo en cualquier caso de cesión a nivel programático o de responsabilidades. De ahí que desde Trabajo y desde el sector de Unidas Podemos en el Gobierno se refiriesen a que se trataba de algo más simbólico que operativo. Lo que también pactaron Sánchez e Iglesias es que el presidente del Gobierno sería el interlocutor directo con Yolanda Díaz en las cuestiones económicas. Principalmente en las que corresponden a la cartera de Díaz. La relación, por tanto, no será jerárquica de Calviño a Díaz, sino de Sánchez a Díaz. Se blinda así, además de que participará en la comisión delegada de Asuntos Económicos ya como vicepresidenta y no como ministra. El secretario de Estado de Empleo y número dos de Díaz, Joaquín Pérez Rey, tendrá 'de facto' un papel ministerial.

Foto: La ministra de Trabajo, Yolanda Diaz (i), habla con Pablo Iglesias. (EFE)

No se trata de un asunto menor que la interlocución sea directa entre Sánchez y Díaz, puesto que las divergencias programáticas entre la titular de Trabajo y la de Economía son notables. Hasta el punto de que se han producido zancadillas y una comunicación poco fluida sobre asuntos que afectan a sus respectivas carteras. Desde hace varias semanas existía la impresión desde el sector morado del Gobierno de que Calviño "intenta ir a por ella y los socialistas están cerrando filas con su vicepresidenta económica", según explicaban. Unas afirmaciones que lanzaban mientras los pulsos políticos entre ambas se acumulaban: a la negativa a congelar el salario mínimo interprofesional o a ampliar los años de cotización para el cómputo de las pensiones se sumaba como una línea roja no suavizar la reforma laboral prevista en el programa de Gobierno.

El deterioro de las relaciones entre Díaz y Calviño se ha ido haciendo cada vez más patente. Quedó reflejado tras un Consejo de Ministros, cuando la titular de Trabajo, en un aparte con la vicepresidenta tercera, llegó a pedirle un tono más constructivo y que, por favor, no le levantase la voz. Pero las diferencias llegan al punto de lo que se interpreta como zancadillas, por ejemplo al no remitirse a Trabajo los documentos a debate en la Comisión Delegada del Gobierno de Asuntos Económicos, que preside Calviño, hasta escasas horas antes de su comienzo.

La negociación para la remodelación del Gobierno entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias derivó en un acuerdo exprés, pese a los cambios en las funciones pactadas al inicio de la legislatura para Unidas Podemos. La razón fue la cesión de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, sustituta de Iglesias, para bajar de escalafón, ocupando la Vicepresidencia Tercera en lugar de la segunda, y dejando así a Nadia Calviño el puesto que ocupaba Iglesias como líder de Unidas Podemos en el Gobierno. Igual de rápido fue el cambio de posición de Moncloa. Tras el anuncio de Iglesias de dejar el Ejecutivo para presentarse como candidato a las elecciones en la Comunidad de Madrid, Pedro Sánchez aseguraba públicamente que el acuerdo de gobierno implicaba "una Vicepresidencia Segunda que representa a Unidas Podemos". Concluía también que habría "continuidad". Unas horas después se ponían trabas a que siguiese siendo así.

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