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El sector 'duro' de la CUP prefiere estar fuera del Govern y complica la vía Aragonès
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TIENE OPCIONES DE PRESIDIR EL PARLAMENT

El sector 'duro' de la CUP prefiere estar fuera del Govern y complica la vía Aragonès

La organización independentista es una organización que agrupa a varios sectores; el más radical rechaza formar parte de un Govern liderado por ERC que considera "autonomista"

Foto: Miembros de la Mesa de la Izquierda Independentista, formada por la CUP, Arran y otras organizaciones, en una protesta. (EFE)
Miembros de la Mesa de la Izquierda Independentista, formada por la CUP, Arran y otras organizaciones, en una protesta. (EFE)

El candidato de ERC a presidir la Generalitat, Pere Aragonès, no lo va a tener fácil para conquistar el preciado sillón del Palau de la plaza de Sant Jaume. Como, además de los votos de Junts per Catalunya (JxCAT), necesita la luz verde de la CUP (al menos, por las negociaciones en marcha), esta última formación puede amargarle la existencia o ponerlo contra las cuerdas. En último extremo, exigirá a Esquerra su cambio por otro presidenciable, tal y como hizo con Artur Mas al negarse a dejar que fuese investido tras las elecciones del 27 de septiembre de 2015.

Un documento de análisis postelectoral de Endavant, el núcleo ‘duro’ de la CUP, defiende que esta formación anticapitalista no puede entrar en el Gobierno, tal y como le han ofrecido ERC y JxCAT. “Para avanzar en la ruptura con el Estado, la CUP no puede formar parte de ningún Gobierno autonomista, ni tampoco ser el apoyo para los recortes y privatizaciones que vendrán impuestos por la UE y el Estado español. Y, todavía menos, avalar la idea de que la autodeterminación la conseguiremos a través de un proceso de negociación con el Estado español”, dice el documento aprobado por Endavant.

Foto: La candidata por la CUP, Dolors Sabater. (EFE)

En otro apartado, subraya que “sería un error confiar la conformación de un Gobierno unitario independentista como elemento que pueda generar por sí solo un nuevo embate independentista con capacidad de desestabilizar el Estado y materializar la autodeterminación”. Y añade que la CUP, en su "acción institucional", no puede permitirse "participar en un Gobierno autonómico bajo la tutela de ERC o Junts". Por eso, apela a abrazar la estrategia aprobada por el Consejo Político del pasado 23 de enero, “que reforzaba un planteamiento de acción institucional de oposición tanto al soberanismo gubernamental como a los frentes amplios de izquierdas liderados por el PSOE”.

Otra cosa es el Parlament. Esta semana, la CUP celebra asambleas abiertas a la militancia para conocer si debe postularse para la presidencia del Parlament y así hacer frente desde esta institución “a los ataques del Tribunal Constitucional”. En resumen, lo que pretende es plantear una desobediencia permanente a las otras instituciones del Estado y a los tribunales desde la segunda institución catalana. La militancia también puede pronunciarse sobre el grado de implicación institucional que ha de asumir el partido y las reivindicaciones para ello.

Endavant dice no

Poble Lliure, el otro gran partido que compone la CUP, no vería mal entrar en el Govern, pero dependiendo de las circunstancias y en función de qué políticas pudiesen aplicar desde la institución. La pequeña corriente Constituents per la Ruptura (CxR), muy minoritaria, apuesta por formar parte del Ejecutivo para llevar las propuestas progresistas a la gestión gubernamental y para impulsar el camino hacia la independencia.

Foto: Varios 'mossos', durante una concentración en apoyo de Pablo Hasél. (EFE)

Pero con el posicionamiento del ala dura de la organización, ya se vislumbra una hoja de ruta combativa. En realidad, la estrategia de los ‘cuperos’ pasa ahora por apretar las tuercas a ERC y a Junts en la negociación para la investidura del nuevo ‘president’. A este respecto, Endavant recuerda que “los próximos días se iniciará el conocido ‘pressing CUP’ para investir un nuevo ‘president’ y garantizar la gobernabilidad”. En ese momento, habrá un punto de inflexión: “No nos podemos conformar con pedir compromisos abstractos con la autodeterminación y declaraciones simbólicas sobre giros a la izquierda a cambio de abstenciones y aprobaciones de Presupuestos”, explica el documento.

Esa alusión hace referencia a que, en caso de que la CUP no vote a favor de la investidura, en segunda ronda la formación anticapitalista se ha de abstener necesariamente para que Aragonès salga investido con los votos de ERC y Junts. En caso contrario, el líder de ERC tendría que buscar otras alternativas de gobierno y, si no encuentra una mano amiga, Cataluña se encontraría en situación de bloqueo y estaría condenada a repetir elecciones.

Foto: El 'vicepresident' del Govern en funciones, Pere Aragonès (d), conversa con la candidata de En Comú Podem, Jéssica Albiach (i). (EFE)

Así, Endavant propone poner sobre la mesa algunos elementos de mínimos, “como por ejemplo que la Generalitat se retire de las acusaciones particulares en causas contra independentistas y activistas de luchas sociales o que los Mossos dejen de ser fuerza de choque de los grandes tenedores de vivienda en los desahucios”.

Con todo, enumera asuntos de mayor calado, lo que define como “elementos sustantivos para garantizar unas mínimas condiciones materiales de vida de la gente”. En este ámbito, aborda la creación de una banca y una farmacéutica públicas, la nacionalización de sectores estratégicos, la reversión de recortes y el blindaje de los servicios públicos (especialmente en educación y sanidad) “o el incremento de los impuestos a los ricos y al capital”.

¿Cuál es su estrategia? Marcar perfil. “Pensamos que la izquierda independentista ha de plantear una propuesta política diferenciada tanto del soberanismo transversal como de los frentes amplios de izquierdas que pretenden regenerar el régimen del 78: una propuesta política articulada alrededor del proyecto de unidad popular en el marco de los Països Catalans”. De ese modo, solo aceptarían entrar en un Gobierno en el que se produjese tanto una ruptura con España como “una ruptura con los intereses del capital”.

Foto: La candidata a la Generalitat, Laura Borràs, y el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont (en la foto de pantalla). (EFE)

Confrontar con Vox en la calle

El mismo documento destaca como dato muy negativo el ascenso de Vox en Cataluña y su entrada en el Parlamento catalán (obtuvo 11 diputados y se consolidó como cuarta fuerza). Tras afirmar que sus votos provienen del electorado de Ciudadanos y del PP, los anticapitalistas subrayan que “será preciso luchar con todas las herramientas que tengamos a nuestro alcance” y abogando por plantarles cara “en las calles de nuestros pueblos y barrios”. Y enfatiza que “esta lucha también se ha de ver reflejada en el Parlament: no conformándonos con crear un frente amplio de los ‘demócratas’ o un cordón sanitario contra la extrema derecha, sino asumiendo que tocará a la CUP confrontarlos de cara en los términos del antifascismo combativo”.

En relación con el hecho de que los partidos soberanistas lograron más del 50% de los votos en las elecciones del 14 de febrero, Endavant considera que se ha de utilizar esta circunstancia, pero se queja del tacticismo de los dos grandes partidos del independentismo, ERC y JxCAT. “La agenda de los dos grandes partidos del soberanismo transversal, con sus matices, es forzar una negociación con el Estado para conseguir la autodeterminación y la amnistía, lo cual es totalmente imposible porque la autodeterminación no es solo una cuestión de democracia, sino que, sobre todo, es una cuestión de poder. Por eso, la victoria democrática de pasar la barrera del 50% de los votos emitidos no es determinante para la resolución del conflicto político”, dice el documento.

Los ‘duros’ de la CUP se muestran, así, decepcionados con sus compañeros de viaje porque consideran que “la ideología y la concepción de orden del independentismo liberal les impide concebir que la independencia solo puede ser fruto de una revolución política”. Y, además, les acusan de basar su acción política “en un proceso de negociación con el Estado que no busca avanzar en la ruptura, sino mantenerlos liderando el soberanismo”.

El candidato de ERC a presidir la Generalitat, Pere Aragonès, no lo va a tener fácil para conquistar el preciado sillón del Palau de la plaza de Sant Jaume. Como, además de los votos de Junts per Catalunya (JxCAT), necesita la luz verde de la CUP (al menos, por las negociaciones en marcha), esta última formación puede amargarle la existencia o ponerlo contra las cuerdas. En último extremo, exigirá a Esquerra su cambio por otro presidenciable, tal y como hizo con Artur Mas al negarse a dejar que fuese investido tras las elecciones del 27 de septiembre de 2015.

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