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Una testigo da otra versión sobre los pasos que siguió la fabricación del acta de Cifuentes
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La funcionaria Amalia Calonge

Una testigo da otra versión sobre los pasos que siguió la fabricación del acta de Cifuentes

La Fiscalía pide tres años y tres meses de cárcel para la expresidenta madrileña al considerarla inductora de la falsificación del acta de su TFM en la URJC

Foto: La funcionaria Amalia Calonge, durante su declaración como testigo.
La funcionaria Amalia Calonge, durante su declaración como testigo.

Las tres primeras sesiones del juicio por el llamado caso máster han puesto de relieve las irregularidades en los estudios de posgrado de Cristina Cifuentes: una falta de comunicación absoluta entre la alumna y sus profesores, un trabajo de fin de grado que "realmente" nunca defendió de manera formal, unos cambios en las calificaciones de los que nadie se responsabiliza... Pero la expresidenta madrileña no se sienta en el banquillo por la forma en que cursó sus estudios en la Universidad Rey Juan Carlos, sino por el acta que se falsificó en 2018 para intentar acreditar la validez de los mismos. La Fiscalía pide tres años y tres meses de cárcel para ella al considerar que fue la inductora de la fabricación del documento, una tesis para la que resulta crucial demostrar los pasos que se siguieron en el centro universitario tras estallar el escándalo.

Como destapó El Confidencial en 2018, el acta de defensa del trabajo de fin de máster se falsificó poco después de que 'elDiario.es' informara sobre las irregularidades en los estudios de Cifuentes. El documento contiene las firmas falsificadas de dos profesoras que han reconocido que nunca evaluaron el TFM de la exdirigente madrileña, y esa es la razón por la que Cifuentes se sienta a día de hoy en el banquillo por un delito de falsedad documental. ¿Cómo se fabricó el acta y quiénes dieron las órdenes para ello? Esos son algunos de los puntos que se busca aclarar con la ronda de testigos que arrancó la pasada semana, objetivo ante el que la declaración de la funcionaria Amalia Calonge abrió este lunes un nuevo frente: sostuvo que la cúpula de la URJC examinó las firmas del acta la misma mañana del 21 de marzo, cuando llegó a sus manos.

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Calonge también fue investigada en el procedimiento por cambiar en 2014 dos notas del expediente de Cifuentes —una de la asignatura en que constaba como 'no presentada' y otra del propio trabajo de fin de máster—, pero tras levantarse su imputación, compareció este lunes como testigo. El interrogatorio se centró en los motivos por los que realizó estos cambios en las calificaciones y en quién le dio las órdenes al respecto, pero cuando la primera tanda de preguntas parecía estar llegando a su final, la funcionaria abordó la reunión que se mantuvo la mañana del 21 de marzo en el rectorado. Ante las primeras noticias sobre el máster, al encuentro acudieron altos cargos de la universidad para establecer un plan sobre cómo responder al escándalo, cita a la que la propia Calonge terminó por unirse. Según ella, por casualidad:

  • ABOGADO: "El día 21 de marzo, usted acude a una reunión en el rectorado. ¿Le llama alguien para que vaya o va usted por iniciativa propia?".
  • CALONGE: "No, yo estaba de baja porque me habían operado, y además fue iniciativa mía porque encontré el correo del señor Chico [al que acusa de haberle pedido que cambiara las notas] y fui a llevárselo al rector. Entonces me encontré con que ahí había una reunión, pero a mí no me convocó nadie".

Entre los catedráticos que Calonge recuerda haber visto en la reunión, apuntó entre otros al rector Javier Ramos y al vicerrector de Comunicación, Carles Marín. También aseguró que al cabo de un rato se unió Enrique Álvarez Conde, entonces director del Instituto de Derecho Público en el que se impartía el máster de Cifuentes y fallecido en abril de 2019. Hasta ahí, su versión coincide con la del resto de asistentes, entre ellos, el propio Ramos, que el viernes dijo al juez que en la cita se buscó recopilar toda la documentación necesaria para acreditar los estudios de Cifuentes y poder defenderlos en la rueda de prensa que dieron por la tarde. También aseguró que en ese momento no habían detectado irregularidad alguna y que el acta falsificada no llegó a su poder hasta después de la comparecencia, pero Calonge mantiene una versión distinta:

  • ABOGADO: "¿Se habló del acta del trabajo de fin de máster?".
  • CALONGE: "Sí".
  • A: "¿Qué se habló? ¿Dijo Álvarez Conde que la tenía él?".
  • C: "La pidió el rector. Se la pidió por teléfono a Cecilia Rosado y luego yo sé que estaba encima de la mesa. Yo salí dos veces: una vez al cuarto de baño y otra vez bajé a mi despacho a ver si iba todo bien. A lo mejor en ese 'impasse'... Pero vamos, el acta estaba, yo la vi encima de la mesa. Lo que pasa es que parece ser que...".
  • A: "¿Por la mañana, antes de la rueda de prensa, vio usted el acta?".
  • C: "Yo vi el acta encima de la mesa".
Foto: El ex consejero de Educación Rafael Van Grieken. (EFE)
  • A: "¿Y quién la había aportado?".
  • C: "Creo que la enviaron por correo electrónico, la imprimirían y creo que fue la secretaria del rector la que la pasó o algo. Pero eso no le puedo detallar porque no me acuerdo, pero que yo vi el acta encima de la mesa, sí. Y que no valía porque no eran las firmas...".
  • A: "¿En el rectorado, según usted, recibieron el acta por correo electrónico, la imprimieron y la pusieron encima de la mesa? Consta en las actuaciones que esa recepción se produjo por la tarde...".

Llegados a ese punto, el presidente del Tribunal, Luis Carlos Pelluz, interrumpió al abogado para indicarle que no podía entablar un diálogo con la testigo, pero Calonge siguió adelante con la misma idea: "Es lo que yo recuerdo. Yo sí vi esa acta encima de la mesa en cierto momento que dijeron que si no eran originales las firmas, que no valían". Su declaración, por tanto, no solo incide en que la fabricación del acta se produjo antes de la mencionada rueda de prensa, sino que además los presentes en la reunión examinaron las firmas en cuestión, entre las que se encontraban las dos falsificadas. Esta versión choca en parte con la que ofreció el rector el pasado viernes, cuando mantuvo que no se planteó "inconsistencias" en los estudios de Cifuentes hasta después de comparecer ante los medios para defender su validez.

A la vista de que la declaración de Calonge contradice las que han ofrecido diversos testigos y acusados sobre el desarrollo de la reunión en el rectorado, durante su interrogatorio se mencionaron otros documentos con los que podía estar confundiéndose e incluso se le mostró la propia acta en papel, pero no cedió terreno sobre lo que vio: "El papel ese que salió en la prensa y que parece ser que estaba falsificado". "Pero estaba todo en blanco y negro, no era un original. Yo no lo leí exactamente, pero efectivamente". "No puedo asegurar que lo que estuviera escrito fuera esto, pero sí dijeron: 'Esta es el acta". En cuanto a la advertencia de que hacían falta firmas originales, mantuvo la incógnita: "No sé si fue el rector o uno de los vicerrectores, pero esto como no es original, no vale".

Foto: La expresidenta de la Comunidad de Madrid Cristina Cifuentes a su llegada a la Audiencia Provincial de Madrid. (EFE

Esta testifical salpica además de forma indirecta a otra de las acusadas: la exasesora de la Consejería de Educación María Teresa Feito. La Fiscalía pide para ella tres años y tres meses de cárcel al considerar que se encargó de hacer "las gestiones oportunas" entre el Gobierno de Madrid y la URJC “con la finalidad de resolver la crisis que la noticia había provocado”. Durante su declaración como acusada el pasado lunes, reconoció que el 21 de marzo acudió al rectorado y que entró escasos minutos en la mencionada reunión, pero al igual que Calonge, sostuvo que fue por casualidad. La supuesta enviada por la Comunidad de Madrid, por tanto, acudió brevemente a la reunión en la que, según Calonge, se revisó el acta, pero la funcionaria descartó que estuviera presente en el momento exacto en el que se plantearon estos aspectos:

  • CALONGE: "La vi, pero estaba fuera [de la sala en la que se celebraba la reunión]. De hecho, yo salí a hacer fotocopia del correo de Pablo Chico y estaba ella fotocopiando en la antesala no, en la primera, donde están las demás secretarias. Estaba fotocopiando algo en inglés. Le dije si por favor, que había una sola fotocopiadora, le importaba, y me dijo que no, que ella iba a tardar más. Hice mi fotocopia y ya está. Luego sí que entró un momento y el vicerrector Carles Marín, creo que fue, como estaban preparando lo de la rueda de prensa, de una forma un poco así, dijo que abandonara el lugar todo el mundo y la echó".
Foto: La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes. (EFE)
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Diversos testigos han situado a Feito como una de sus interlocutoras ante el escándalo del máster de Cifuentes, pero en lo que se refiere a su presencia en la mencionada reunión, Calonge la redujo al máximo. Pese a ello, sí reconoció que, al menos hasta donde puede recordar, fue ella quien facilitó un móvil al rector para que hablara en un momento dado con la directora del máster de Cifuentes, Cecilia Rosado, que es la tercera y última acusada: "Le dieron el teléfono... Creo que fue Maite Feito". También apuntó a que la llamada se produjo antes de que tuvieran el acta en su poder: "Sería a media mañana". La Fiscalía pide 21 meses de cárcel para Rosado, que ha reconocido los hechos y colaborado: ella misma ha confesado que falsificó el acta en marzo de 2018 y denuncia supuestas presiones de Álvarez Conde y Feito.

La declaración de Calonge abre así un nuevo frente, pero al mismo tiempo plantea nuevas incógnitas a falta de solo dos testigos para que finalice el juicio. Por el momento, es la única que sostiene que, la misma mañana del 21 de marzo, la cúpula de la universidad ya tenía el acta falsificada en su poder, una versión que contradice la de la URJC y la del equipo de la expresidenta madrileña: los primeros sostienen que no se detectaron "inconsistencias" hasta que se celebró la rueda de prensa y responsabilizan de la fabricación del acta al fallecido Álvarez Conde, mientras que los segundos, con Cifuentes a la cabeza, achacan la fabricación del documento a la universidad. Con ambas versiones sobre la mesa, Calonge planteó este lunes otro relato que, una vez más, deja en el aire quiénes estaban al tanto de la falsificación del acta.

Las tres primeras sesiones del juicio por el llamado caso máster han puesto de relieve las irregularidades en los estudios de posgrado de Cristina Cifuentes: una falta de comunicación absoluta entre la alumna y sus profesores, un trabajo de fin de grado que "realmente" nunca defendió de manera formal, unos cambios en las calificaciones de los que nadie se responsabiliza... Pero la expresidenta madrileña no se sienta en el banquillo por la forma en que cursó sus estudios en la Universidad Rey Juan Carlos, sino por el acta que se falsificó en 2018 para intentar acreditar la validez de los mismos. La Fiscalía pide tres años y tres meses de cárcel para ella al considerar que fue la inductora de la fabricación del documento, una tesis para la que resulta crucial demostrar los pasos que se siguieron en el centro universitario tras estallar el escándalo.

Cristina Cifuentes Universidad Rey Juan Carlos (URJC)
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