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PSOE y ERC se reúnen con la vista en un posible 4-O en Cataluña
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LOS PLANES PARA LOS PRESUPUESTOS DE 2021

PSOE y ERC se reúnen con la vista en un posible 4-O en Cataluña

El PNV presiona al Gobierno para que posponga los Presupuestos a las elecciones catalanas para no contar con CS, aunque los rebrotes pueden comprometer el plan de La Moncloa

Foto: Reunión de portavoces parlamentarios del Congreso con la presidenta, Meritxell Batet, el pasado martes.
Reunión de portavoces parlamentarios del Congreso con la presidenta, Meritxell Batet, el pasado martes.

El martes se reunieron a comer en el Congreso los portavoces de los grupos parlamentarios con la presidenta de la Cámara Baja, Meritxell Batet. En un clima distendido se comentaron cuestiones relativas al Congreso y también respecto a asuntos de actualidad política y al calendario de los próximos meses.

Así, Cayetana Álvarez de Toledo, portavoz del PP, preguntó al de ERC, Gabriel Rufián, por la fecha de las elecciones autonómicas en Cataluña. Su respuesta, con las reservas de una mera intuición basada en información de su partido, dio lugar a una conversación de algunos portavoces sobre la hipótesis de que se celebren el 4 de octubre. Coincide con que partidos como el PP de Cataluña trabajan desde hace algunas semanas con esa posibilidad.

La fecha está cerca del emblemático 1-O, permite adelantarse a la decisión del Tribunal Supremo de inhabilitar a Joaquim Torra y hace que la Diada sea una parte de la precampaña electoral. La convocatoria oficial debería hacerse hacia el 11 de agosto y, por supuesto, todo está siempre condicionado a la evolución de la pandemia y el control de los rebrotes que han surgido estos días en Cataluña.

Foto: Cayetana Álvarez de Toledo. (EFE)

Porque cabe la posibilidad de que los rebrotes de coronavirus en Cataluña afecten a los planes de la Generalitat y también a los del Gobierno central y al desarrollo inmediato de la legislatura en el Congreso. Porque también el Gobierno de Pedro Sánchez maneja ese calendario, ya que considera que le es muy favorable para la tramitación y negociación de los Presupuestos para 2021. Una campaña electoral iniciada el 18 de septiembre le daría la coartada perfecta para lo que estudia hacer: retrasar el envío al Congreso de las cuentas del Estado a después de las elecciones autonómicas catalanas.

Porque la precampaña y la campaña no son momento adecuado para la negociación y, sobre todo, porque el apoyo de ERC sigue siendo prioritario para el Gobierno. Ciudadanos abre más opciones en caso de necesidad, puede ser un difícil plan B, pero la mayoría que facilitó la investidura sigue siendo la prioridad del Gobierno y, en particular, ERC con quien las relaciones del Ejecutivo han vivido varios altibajos en estos meses.

placeholder El portavoz de ERC, Gabriel Rufián. (EFE)
El portavoz de ERC, Gabriel Rufián. (EFE)

Fuentes de la Moncloa explican, de hecho, que son conscientes de que no pueden contar con los independentistas hasta después de esos comicios. No es posible que en ese ambiente preelectoral unan sus destinos a los del Gobierno central. Para revisar esa situación, se han citado para la próxima semana los dirigentes del PSOE y de ERC. En principio iba a ser una reunión discreta de la comisión de seguimiento de sus acuerdos, para repasar los asuntos pendientes, una vez que termine el periodo de sesiones en el Congreso y, teóricamente, ya no hay votaciones que precisen acuerdos o pactos.

Sí tienen pendiente fijar la fecha de la segunda reunión de la mesa de diálogo sobre Cataluña, pero en este caso ambos tienen una coartada perfecta: la resistencia de Torra a celebrarla, entre otras cosas porque bastante tiene en este momento con gestionar los descontrolados rebrotes de coronavirus.
La mesa puede esperar y esperará, al menos, para ser convocada a un alto nivel y no parece que ninguna de las tres partes (Gobierno, Generalitat y ERC) quieran forzarla ahora. Se ha desvanecido por la fuerza de los acontecimientos.

Fuentes de la Moncloa explican que son conscientes de que no pueden contar con los independentistas hasta después de esos comicios

En la reunión PSOE/ERC estará presente el calendario de Presupuestos. Formal y oficialmente, el Gobierno insiste en que cumplirá el pazo de finales de septiembre para enviar el proyecto al Congreso, pero la realidad es que ya han transmitido a sus socios la disposición a esperar a después de las catalanas. Fuentes del Gobierno y parlamentarias explican que quien más ha presionado para esa espera es el PNV, socio indispensable para el Gobierno de coalición. Los nacionalistas vascos quieren evitar a toda costa que los Presupuestos dependan de Ciudadanos y, por tanto, prefieren que ese papel sea para ERC.

Coinciden con la pata de Unidas Podemos en el Gobierno de coalición que ya ha explicado reiteradamente que no quiere un pacto presupuestario con el partido de Inés Arrimadas. Más aún después de los resultados de las elecciones vascas y gallegas que se han cerrado con una debacle del partido de Pablo Iglesias que, según su análisis, necesitará que marquen perfil de izquierdas en el Gobierno y sean más exigentes en los Presupuestos Generales del Estado. El retraso sería mínimo porque la primera votación de Presupuestos, la de totalidad, sería a mediados de octubre, una vez pasadas las elecciones catalanas, cuando ERC sea más libre para pactar con el Gobierno. Lo ideal para ambos es que ERC fuera el más votado y pudiera pactar con el PSC, lo que facilitaría la aprobación de los Presupuestos.

Foto: El presidente de la Generalitat, Quim Torra. (EFE)

Obviamente, para entonces se supone que estará despejada la incógnita básica de los fondos europeos, en su cantidad, sus objetivos y, por supuesto, en su condicionalidad, porque eso también tendrá consecuencias inevitables para la legislatura. No es lo mismo buscar socios para los Presupuestos teniendo que mantener la reforma laboral o que recortar pensiones, que tener fondos suficientes para mantener o reforzar el llamado "escudo social".

Las fuentes citadas explican que el PNV es el que más ha presionado. Ya lo hizo en febrero cuando el Gobierno de Pedro Sánchez hizo amago de iniciar la negociación de unas cuentas para 2020 para aprobarlas antes de verano. Los nacionalistas vascos presionaron para retrasarlo y esperar a las de 2021, porque no les iba bien con las elecciones vascas y porque cabía la posibilidad de que antes fueran las catalanas.

Sánchez aceptó, pero luego llegó la pandemia y se llevó casi todo por delante. Y trajo un nuevo Ciudadanos, dispuesto a pactar casi todo con el Gobierno de coalición. Al Gobierno también le favorece el calendario del PNV para formar el Gobierno vasco con los socialistas. Íñigo Urkullu necesita a los de Idoia Mendía, como Pedro Sánchez necesita los votos de los diputados que encabeza Aitor Esteban. Eso no impide que el PNV en el Congreso busque marcar algunas distancias con el Gobierno antes de empezar a "tocar el acordeón", expresión con la que Aitor Esteban explica la negociación: uno frente a otro, separando o uniendo las manos, en función del tamaño de lo que se va pactando, hasta encontrar el punto de equilibrio, es decir, de acuerdo.

Foto: Dos interventores supervisan el desarrollo electoral en el pabellón Vista Alegre de Burela (Lugo). (EFE)

De hecho este miércoles, en la última sesión de control al Gobierno de este periodo de sesiones, Esteban preguntará a Sánchez: "¿Piensa seguir obviando la relación bilateral entre el Estado y la Comunidad Autónoma Vasca retrasando la convocatoria de la Comisión Mixta de Concierto que debe establecer los límites de déficit y deuda para las administraciones vascas?". Por el momento, esta próxima semana termina el periodo de sesiones. En principio, hasta la segunda semana de septiembre no debería haber ningún escollo parlamentario difícil para el Gobierno. Así, se había planificado, con la idea transmitida al Grupo Socialista de evitar, aparcar o retener iniciativas que puedan ser conflictivas en la Cámara, para centrarse en los Presupuestos y las medidas ligadas a la pandemia.

Así está previsto, pero al Gobierno le inquieta en este momento el aumento de rebrotes y un horizonte al que no quiere llegar pero que teme: tener que aprobar una nueva declaración del estado de alarma. Los partidos, incluidos el PP y los socios de investidura del Gobierno, no entienden que la Moncloa no haya aprovechado estos cuatro meses para aprobar una reforma legal que sirva como instrumento para hacer frente a los contagios sin necesidad del declarar el estado de alarma.

Hacer esa reforma legal estaba incluido en los pactos con Ciudadanos para las prórrogas y también en las conversaciones con ERC, pero finalmente no han hecho ni una sola reunión sobre este asunto. Y no se explica la razón.

Esta es la principal inquietud del Gobierno antes de cerrar el Congreso hasta septiembre, por los efectos que pueda tener en la economía, en la respuesta ciudadana y, como se ha explicado, en el desarrollo de la legislatura, empezando por el inmediato plan de Presupuestos para 2021 tras las elecciones catalanas.

El martes se reunieron a comer en el Congreso los portavoces de los grupos parlamentarios con la presidenta de la Cámara Baja, Meritxell Batet. En un clima distendido se comentaron cuestiones relativas al Congreso y también respecto a asuntos de actualidad política y al calendario de los próximos meses.

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