Sanidad avisó en junio de la falta de rastreo en Lleida y de los temporeros en Aragón
La directora general de Salud Pública señaló en sus informes que hacía falta reforzar la trazabilidad de contactos en Cataluña y que había que vigilar la situación de los temporeros
Primero Lleida y ahora Barcelona. Cataluña es, junto a Aragón, la comunidad más afectada por los brotes de covid-19 en esta fase de la pandemia. Según los últimos datos proporcionados por el Ministerio de Sanidad, ha tenido 471 casos con fecha de diagnóstico en los últimos siete días, más de la mitad de todos los registrados en España. La Generalitat ya ha tomado medidas en Lleida y Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, no descarta que se tenga que actuar en su ciudad en los próximos días. Si en marzo el principal foco del coronavirus estaba en Madrid, ahora está en Cataluña, donde varias voces han denunciado la falta de personal de rastreo como una de las causas de la actual situación. Los informes de la desescalada ya advertían de que había problemas en la trazabilidad de los contactos y también de que había que prestar especial atención a las condiciones de los temporeros.
Sanidad estableció indicadores para la desescalada: epidemiológicos, capacidad de los servicios de salud pública, capacidad asistencial, etc. No en todos fijó umbrales concretos que las comunidades tuvieran que cumplir. En muchos casos, a las comunidades les bastaba con presentar planes de refuerzo y no necesariamente ponerlos en marcha en ese momento. La decisión de permitir el paso de fase fue, al menos, tan cualitativa como cuantitativa. Los informes elaborados por la Dirección General de Salud Pública eran bastante valorativos. Pero sí hay algunos apuntes que indican que los profesionales del ministerio, con base en los datos epidemiológicos y la información que facilitaban las comunidades, podían prever los problemas actuales.
Lleida y Barcelona, en el punto de mira
En Cataluña, la desescalada fue asimétrica. No todas las áreas de salud (la unidad territorial elegida por la Generalitat en vez de la provincia) avanzaron a la vez. De las provincias de Lleida y Barcelona, las dos más castigadas ahora, solo un área pasó a la fase 1 el 11 de mayo: la del Alt Pirineu y Aran. El resto de la provincia ilerdense pasó a la segunda fase el 15 de mayo, y la capital lo hizo el 25.
En su informe del 15 de mayo, Sanidad destacaba que en la comunidad se había "comenzado a implementar un circuito de diagnóstico de casos sospechosos en Atención Primaria, con disponibilidad de un resultado de laboratorio en 24-48 horas, así como coordinación con Salud Pública para la trazabilidad de los contactos". "Los recursos humanos son adecuados y existe un importante plan de refuerzo para contratar", añadió la directora general de Salud Pública, Pilar Aparicio. Un mes después, el informe del paso de la fase 3 de las zonas más atrasadas ponía cifras a ese refuerzo: 85 trabajadores del servicio del 061 que pasaron a encargarse de un 'call center' y otros 203 contratados externamente a una filial de Ferrovial, según adelantó El Confidencial. Por último, había otro grupo de unos 100 trabajadores del Departamento de Salud preparados por si hacían falta.
En opinión de Sanidad, "la dotación de recursos humanos de vigilancia epidemiológica se ha reforzado en gran medida durante la onda epidémica en todas las regiones y hay un plan de refuerzo adicional". Sin embargo, ese mismo informe advertía de que en algunas zonas de la provincia de Barcelona era "necesario aumentar el nivel de exhaustividad del sistema, que debería acercarse progresivamente al 100% de casos con estudio de contactos realizado". También pedía "consolidar y ampliar las medidas de refuerzo de personal tanto en los niveles asistenciales como en Salud Pública".
Este miércoles, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, declaró que "hay errores en el sistema de rastreo y no se ha hecho el seguimiento de contagiados como se debería haber hecho". "En este sentido, las administraciones hemos de ser transparentes. La Generalitat también nos reconoció en esta reunión que el sistema no está funcionando como debería", dijo. "Nos dijeron que el principal problema que tienen es con el sistema informático, por lo que rechazaron los 50 rastreadores, pero nuestra oferta sigue en pie", señaló Colau. Precisamente, la tecnología utilizada por la Generalitat fue elogiada en los informes de la desescalada. "Se trata de un sistema apoyado en tecnología y más capaz de adaptarse ante incrementos de casos", decía el informe del 15 de mayo.
Las zonas de Lleida y Barcelona fueron la principal preocupación de la Generalitat y el Ministerio de Sanidad durante toda la desescalada. Aunque señalaba que la trazabilidad de los contactos estaba funcionando bien en Lleida, el último informe, del 17 de junio, decía lo siguiente: "En todas las regiones evaluadas, pero especialmente en la Región Sanitaria de Lleida, es imprescindible mantener la vigilancia exhaustiva para la detección de nuevos casos y la trazabilidad de sus contactos a través de una estrategia de vigilancia armonizada a la estrategia nacional". Con el paso a la fase 3, las comunidades recuperaron el control. Y la Generalitat lo utilizó para acelerar la desescalada en sus dos zonas más castigadas, que pasaron de la fase 2 a la nueva normalidad en dos días.
Preocupación por los temporeros
En los informes de la desescalada, también se comprueba que la situación de los temporeros ya era preocupante. Sobre todo en Aragón, aunque también hay referencias en el caso de Lleida. En el primer informe, el del paso a la fase 1, fechado el 8 de mayo, Sanidad decía que Aragón contaba con "una importante población flotante de trabajadores temporeros a los que también se recomienda prestar atención en las próximas fechas". Dos semanas después, la directora general de Salud Pública destacaba que los temporeros estaban "recibiendo especial atención" y que se habían establecido canales de comunicación entre ayuntamientos y empresas del sector "para facilitar el acceso a los servicios sanitarios de todos los trabajadores y promocionar medidas de prevención de contagios".
En esos dos informes, aunque se reconocía el esfuerzo de la comunidad para mejorar los sistemas de información y vigilancia y contratar más personal en Atención Primaria, se recomendaba "reforzar y evaluar los avances en la implementación de la capacidad de detección y seguimiento de casos y contactos por parte de Atención Primaria y Salud Pública en las próximas semanas".
"La población flotante de trabajadores temporeros sigue recibiendo especial atención, habiéndose reforzado la normativa sobre medidas de prevención aplicables a la actividad de trabajadores temporales agrarios, reforzando la coordinación entre Atención Primaria y Salud Pública con los municipios y comarcas en que dicha actividad es más relevante", decía el informe de paso a la fase 3. "Además, en las próximas fechas se prevé la puesta en marcha de equipos específicos para proporcionar pautas de actuación en este sector".
Primero Lleida y ahora Barcelona. Cataluña es, junto a Aragón, la comunidad más afectada por los brotes de covid-19 en esta fase de la pandemia. Según los últimos datos proporcionados por el Ministerio de Sanidad, ha tenido 471 casos con fecha de diagnóstico en los últimos siete días, más de la mitad de todos los registrados en España. La Generalitat ya ha tomado medidas en Lleida y Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, no descarta que se tenga que actuar en su ciudad en los próximos días. Si en marzo el principal foco del coronavirus estaba en Madrid, ahora está en Cataluña, donde varias voces han denunciado la falta de personal de rastreo como una de las causas de la actual situación. Los informes de la desescalada ya advertían de que había problemas en la trazabilidad de los contactos y también de que había que prestar especial atención a las condiciones de los temporeros.
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