PSOE y Podemos dan por zanjada su doble 'crisis' por la política migratoria y el 'sí es sí'
Los dos socios insisten en que los roces se recondujeron con prontitud y no son más que las diferencias de una coalición que acaba de echar a andar y que han de encajarse con "normalidad"
"Lo hemos vivido con normalidad, no dramaticemos". "Son los primeros ensayos de un Gobierno de coalición, sin más". Son dos voces distintas, de PSOE y de Unidas Podemos, pero que convergen en lo fundamental: los dos partidos dan por superada la doble 'crisis' a cuenta de dos cuestiones muy sensibles para los morados, la política migratoria —y ahí el señalado era el titular de Interior, Fernando Grande-Marlaska— y el 'sí es sí' —con el punto de mira en el titular de Justicia, Juan Carlos Campo—. Los dos episodios de tensión se han resuelto finalmente a favor de los de Pablo Iglesias. Los socialistas han tenido que ceder. En un caso, para flexibilizar la Ley de Asilo, y en el otro, para agilizar la tramitación de la reforma del Código Penal en un punto concreto: que el consentimiento de la mujer sea clave en la valoración de las agresiones sexuales. Esta modificación no se mezclará, por tanto, con el grueso de la revisión de la legislación penal que prepara el Ejecutivo, que reflejará previsiblemente cambios en los delitos de sedición y rebelión.
La convivencia en el Ejecutivo de coalición había discurrido de manera bastante pacífica en sus casi seis primeras semanas de vida. Pero las divergencias se hicieron más evidentes después del fallo del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) sobre las devoluciones en caliente y después de que se filtrara un borrador de Interior, de octubre pasado, antes incluso de las elecciones generales del 10-N, que suponía el endurecimiento de la Ley de Asilo. Ese primer pequeño incendio acabó saldándose en la noche del miércoles con un comunicado de la Moncloa que satisfizo a los morados y que venía a reproducir la redacción del acuerdo programático. Pero Iglesias lanzó un pulso más ostensible en una materia mucho más urgente, por la cercanía del Día de la Mujer, el 8 de marzo, y de enorme calado simbólico: el 'sí es sí'. Pulso que ganó también.
Unidas Podemos defendió desde que la coalición echó a andar que la reforma del Código Penal para garantizar que el consentimiento de la víctima sea clave en los delitos sexuales —"de manera que si una mujer no dice sí, todo lo demás es no"— debía tener un conducto preferente y prioritario. Se integraría en una ley integral por la protección de la libertad sexual y contra las violencias sexuales, que asegure la "sensibilización, prevención, detección, atención, protección y reparación". Sin embargo, los socialistas no lanzaban ese mismo mensaje. Tanto la ministra portavoz, María Jesús Montero, como la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, manifestaron en diversas ocasiones que el Gobierno mandaría a las Cortes un proyecto de ley de revisión del Código Penal que afectara a distintas materias. El 'sí es sí', por descontado, pero también las agresiones medioambientales o —y aquí estaba la cuestión mollar, por más controvertida— la modificación de los tipos de rebelión y sedición, que eventualmente podrían beneficiar a los presos del 'procés'.
UP denunciaba el "bloqueo" a su Ley de Libertad Sexual, pero Justicia y Vicepresidencia Primera lo negaban: es el procedimiento habitual de las leyes
Los morados argumentaban que el juego de mayorías sería distinto para sacar el 'sí es sí' —podría atraer a Ciudadanos e incluso al PP— que para el resto de la reforma —la revisión de la sedición cuenta con la oposición frontal de la derecha—, y que era necesario que el Ejecutivo lanzase un mensaje claro a las mujeres de cara al 8-M. El PSOE, en cambio, pretendía preparar un paquete completo de modificaciones. Por un lado, porque le permitía diluir ese gesto hacia el separatismo. Por otro, por una cuestión práctica, porque por técnica legislativa es mejor acumular en un solo texto todos cambios operados en una ley orgánica tan significativa como el Código Penal. Igualdad, en manos de Irene Montero, protestó por que Justicia "bloqueaba" la tramitación de su norma. Veto que el departamento de Juan Carlos Campo y también la Vicepresidencia Primera negaron: todas las iniciativas de los ministerios, dijeron, pasa por un filtro previo antes de llegar al Consejo de Ministros de los martes: la Comisión General de Secretarios de Estado y Subsecretarios, que preside Calvo.
"Demasiado bien iba la cosa"
Las discrepancias se ventilaron en la sesión constitutiva de la comisión permanente de seguimiento del acuerdo de coalición. Cerca de las dos, la Moncloa lanzaba un comunicado en el que aseguraba que la Ley de Libertad Sexual goza de un consenso "total" en el seno del bipartito. Es un proyecto legislativo "ilusionante, que estará listo en los plazos previstos y enviará un mensaje claro de compromiso del Gobierno con la igualdad de cara al 8 de marzo". Después se formó la comisión de seguimiento parlamentario. Tras ambas citas, las dos formaciones lanzaron mensajes de unidad y de coordinación.
Más tarde, desde Bruselas, Sánchez ratificó que el 'sí es sí' estará a punto en pocos días. "Esperamos llegar a tiempo, llegaremos a tiempo, pero sobre todo y más importante, más que la fecha, que cumpliremos con ella, es que vamos a dar un paso más y nos vamos a volver a situar a la vanguardia de la igualdad de género y de la protección y seguridad de las mujeres", aseguró.
"No hay diferencias de estrategia, de metas, de objetivos, sí de acentos, y eso es lo que hay que sintonizar", aseguran desde la Moncloa
El presidente del Gobierno no negó que se hubieran producido divergencias. Sí se centró en que esa es una cuestión "menor" porque los dos partidos comparten la necesidad de modificar "cuanto antes" la legislación porque es "inaceptable" e "inasumible" el número de mujeres que sufren violencia sexual. El líder socialista minimizó, por tanto, las primeras fricciones dentro de la coalición. Lo mismo hizo Unidas Podemos.
"Este es un Ejecutivo con dos socios y estas cosas pueden pasar. Pero lo más importante es que hay una voluntad de trabajar juntos y de superar las diferencias rápidamente y sin mayores dificultades —valoran fuentes de la Moncloa—. No hay diferencias de estrategia, de metas, de objetivos, sí de acentos, y eso es lo que hay que sintonizar. Este ha sido el primer conato y llama la atención por lo novedoso, pero no ha habido riesgo de ruptura de la coalición. En la escala de seísmos, esto sería un uno".
"Demasiado bien iba la cosa —coincide un cuadro de Ferraz—. Estamos concienciados todos de que estamos experimentando una situación nueva, una coalición, que habrá regates cortos por parte de ellos o por parte nuestra, que nos miramos de reojo porque hasta ayer estábamos degollándonos. Pero lo importante es que hay cauces para resolver los conflictos [los 'maitines' y las comisiones de seguimiento, constituidas este jueves en el Congreso] y que estos no se alarguen. Nos une la voluntad de aguar, de durar, porque tenemos enfrente una derecha muy dura. Nos puede el armar ese frente común, demostrar que esta es una fórmula factible. Y todos aprendemos. En algún momento, cuando se acerquen las elecciones, esto se acabará. Pero no estamos en ese punto". En el partido señalan que no hay "miedo" a que las dinámicas de tensión se reproduzcan cada poco tiempo. La coalición, insisten, está bien pertrechada, aunque cada cierto tiempo afloren ciertos roces.
"Estable y firmemente unido"
En Unidas Podemos la percepción es semejante. "Son los primeros ensayos de un Gobierno de coalición y los primeros problemas", indican fuentes próximas a Iglesias, "pero no se ha vivido la más mínima sensación de crisis ni de minicrisis siquiera. Diríamos que han sido alarmas. La enseñanza es que tiene que haber menos anuncios antes de que estén amarrados y pactados. Lo de Justicia fue muy normal, pero ya está todo resuelto".
"Son los primeros ensayos de una coalición y los primeros problemas. Pero no ha habido sensación de crisis, solo alarmas", coinciden en UP
Los socialistas sí reconocen cierta "perspicacia" de los morados a la hora de presionar a través de los medios, pero no se ha expandido el temor, o al menos no se confiesa en la cúpula, de que esa pueda convertirse en una práctica recurrente para salirse con la suya. "La versión de Podemos y la nuestra es compatible —explican en el círculo del presidente—. Ellos querían un cauce único para su ley y es verdad que todas las leyes pasan por la Comisión de Secretarios y Subsecretarios. Esto ocurre en multitud de ocasiones, incluso en gobiernos monocolores. El Gobierno es un ente vivo en el que se discute cuál es la mejor solución. Lo importante es la meta, y esa la compartimos".
La ministra María Jesús Montero también enmarcaba en la "normalidad" este jueves las discrepancias surgidas entre los dos socios. Recordaba que Hacienda tiene que "discutir" con todos los ministerios a diario, y no por ello hay problemas. El Ejecutivo de coalición es "estable y firmemente unido", en el que las diferencias que afloren, "más allá de su color político", se acaban resolviendo. "España va a ver un Gobierno unido y firme", complementó Iglesias.
Pese al sentir general de alivio en las filas del PSOE, sí había ministros que este jueves manifestaban cierta preocupación por el hecho de que las primeras tensiones hayan estallado tan pronto, cuando el Ejecutivo de coalición tiene poco más de un mes de vida. "Y además no tienen razón. El Código Penal no se debe estar reformando cada poco. Los de UP tienen poca experiencia y a veces las prisas no son buenas", deplora este miembro del Gabinete. También inquieta en algunos la imagen de "cesión" del PSOE frente a su socio, y el estilo distinto de ambos. "Nosotros tenemos una cultura diferente de gobierno, hechuras diferentes. Y nosotros podemos ser más lentos, más paquidérmicos, porque tenemos más responsabilidad.
De estas primeras tensiones salen levemente contusionados Calvo y Campo, además de Marlaska, al perder sus posiciones. Pero tanto en el PSOE como en UP quieren pasar página, minimizar los choques de las últimas horas y proyectar la imagen de un Ejecutivo comparto y estable. Forman parte de una cohabitación nunca probada, pero también un síntoma de que la legislatura puede ser una montaña rusa.
"Lo hemos vivido con normalidad, no dramaticemos". "Son los primeros ensayos de un Gobierno de coalición, sin más". Son dos voces distintas, de PSOE y de Unidas Podemos, pero que convergen en lo fundamental: los dos partidos dan por superada la doble 'crisis' a cuenta de dos cuestiones muy sensibles para los morados, la política migratoria —y ahí el señalado era el titular de Interior, Fernando Grande-Marlaska— y el 'sí es sí' —con el punto de mira en el titular de Justicia, Juan Carlos Campo—. Los dos episodios de tensión se han resuelto finalmente a favor de los de Pablo Iglesias. Los socialistas han tenido que ceder. En un caso, para flexibilizar la Ley de Asilo, y en el otro, para agilizar la tramitación de la reforma del Código Penal en un punto concreto: que el consentimiento de la mujer sea clave en la valoración de las agresiones sexuales. Esta modificación no se mezclará, por tanto, con el grueso de la revisión de la legislación penal que prepara el Ejecutivo, que reflejará previsiblemente cambios en los delitos de sedición y rebelión.
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