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Juan Carlos Campo, un magistrado andaluz para desinflamar una cartera 'caliente'
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Sánchez apuesta por la moderación

Juan Carlos Campo, un magistrado andaluz para desinflamar una cartera 'caliente'

El Ejecutivo de Pedro Sánchez apuesta con él por la moderación, el buen talante y la cercanía al mundo judicial, que conoce en profundidad

Foto: Juan Carlos Campo, nuevo ministro de Justicia, en el Congreso de los Diputados. (EFE)
Juan Carlos Campo, nuevo ministro de Justicia, en el Congreso de los Diputados. (EFE)

La última bola del bombo de la lotería de los ministros fue menos sorprendente de lo esperado. Juan Carlos Campo (Osuna, Sevilla, 1961) ha aparecido en todas las quinielas de formación de Gobierno en los últimos meses. El Ejecutivo de Pedro Sánchez, tras la caída de Dolores Delgado, apuesta con él por la moderación, el buen talante, la cercanía a la judicatura -que conoce en profundidad- y por la experiencia política. "Es un excelente puente para superar la brecha entre los dos mundos", asegura uno de los magistrados que le conoce.

Lo cierto es que casi todos le conocen. Campo se mueve como pez en el agua entre jueces y fiscales. Cuenta con el respeto de todas las corrientes del espectro que abarca los sectores progresistas y conservador. Ha pisado juzgado y ha pisado moqueta. Tras conocer la elección, se oyó un simbólico suspiro de alivio en la carrera desde la que se tenía la percepción de haber pasado a ser un enemigo a batir. El nuevo ministro ha comenzado ya a desinflamar antes incluso de tomar posesión. Su nombre apaga el ruido que habían generado declaraciones anteriores en las que se renegaba de la "deriva judicial".

Cuenta para la delicada labor que le aguarda en esta legislatura, en la que se ocupará de una de las carteras más sensibles, con un as en la manga. En Osuna, su pueblo, se rodó 'Juego de Tronos'. Campo va a necesitar repasarse todos los capítulos para afrontar la etapa en la que el problema catalán no tiene visos de amainar y en la que habrá que renovar el Consejo del Poder Judicial (CGPJ) y parte de Tribunal Constitucional, incluyendo la presidencia.

Foto: Juan Carlos Campo, nuevo ministro de Justicia, el 20 de noviembre de 2018 en el Congreso. (EFE)

Corazón gaditano

Sevillano de nacimiento, se convirtió con los años en gaditano de corazón. Dio sus primeros pasos como juez en la provincia de Cádiz, donde se siente realmente en casa. Comenzó en los juzgados de Sánlucar y de allí pasó a la capital, y después a Jerez. Se escapa allí siempre que puede y veranea en Zahara de los Atunes. Su otra gran pasión son sus dos hijas. Dedica, además, todo el tiempo que puede al deporte —corre y nada casi a diario— y a la lectura y está unido sentimentalmente a la presidenta del Congreso, Meritxell Batet.

placeholder Fotografía de archivo, de 2011, del magistrado Juan Carlos Campo.
Fotografía de archivo, de 2011, del magistrado Juan Carlos Campo.

Su faceta política siempre ha estado vinculada al PSOE. Desde los 90 inició una larga trayectoria en el seno del partido donde ha ocupado numerosos puestos de responsabilidad en los últimos veinte años tanto en la Junta de Andalucía como en el Gobierno de la nación. En 1997 fue nombrado director general de Relaciones con la Administración de Justicia por el gobierno de la Junta presidido entonces por Manuel Chaves y en 2001 entró como vocal en el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).

Ascenció de la mano de Zapatero que le llamó, en 2009, para liderar la Secretaría de Estado de Justicia en la etapa del ministro Francisco Caamaño. Conoce, por ello, las tripas de un ministerio que ahora liderará. A partir de 2015, elegido diputado por Cádiz, desarrolló su faceta parlamentaria como portavoz del PSOE en materia de Justicia.

Campo se valdrá de toda esta experiencia para esta fase en la que, nadie lo duda, vienen curvas. "Tiene cintura, tiene palabra y tiene paciencia", aseguran los que le han tratado. Necesitará las tres cosas.

La última bola del bombo de la lotería de los ministros fue menos sorprendente de lo esperado. Juan Carlos Campo (Osuna, Sevilla, 1961) ha aparecido en todas las quinielas de formación de Gobierno en los últimos meses. El Ejecutivo de Pedro Sánchez, tras la caída de Dolores Delgado, apuesta con él por la moderación, el buen talante, la cercanía a la judicatura -que conoce en profundidad- y por la experiencia política. "Es un excelente puente para superar la brecha entre los dos mundos", asegura uno de los magistrados que le conoce.

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