Marta Martín, la única superviviente naranja de las cuatro legislaturas

El grupo parlamentario de Ciudadanos está irreconocible. La imagen tras las elecciones del 28 de abril, cuando el partido aún capitaneado por Albert Rivera irrumpió en el Congreso con 57 diputados desplazando al PP hacia la derecha de su bancada y tomando la mitad de sus escaños, ya es historia. Un espejismo, como dicen algunos de los dirigentes del partido. Igual que aquellos resultados, fruto de un momento concreto en el que los naranjas ilusionaron a buena parte de los votantes del centro derecha. La fotografía que dejó este martes la constitución de las nuevas Cortes Generales fue completamente distinta. Inés Arrimadas llegó al hemiciclo rodeada de solo nueve diputados.

Tuvieron visibilidad gracias al esfuerzo madrugador, que les permitió ocupar parte de las dos primeras filas de la bancada central. Ahora vendrá la negociación del reparto de escaños definitivo y, probablemente, no será favorable a los naranjas. Por primera vez, el grupo podría perder una zona preferente de la Cámara. Además, la brevísima legislatura pasada impidió que muchos de los fichajes y nuevos diputados se hicieran con el funcionamiento del Congreso. Por eso, el grupo de Arrimadas se enfrenta a un reto mayor que el hecho de ser una decena de parlamentarios: excepto una, todos son novatos.

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Paloma Esteban

Marta Martín, la cabeza de lista por la circunscripción de Alicante, es la única diputada que bajo las siglas de Ciudadanos ha revalidado el acta en las XI, XII, XIII y XIV legislaturas. Se unió al equipo de Rivera en 2015 con el salto nacional del partido y hoy ostenta el mayor grado de veteranía en el grupo, centrándose —aunque no solo— en el ámbito educativo y social.

En 2016, fue una de las participantes en la negociación de la investidura de Pedro Sánchez, después de que Mariano Rajoy declinara el encargo del Rey para intentar formar Gobierno tras el 21-D del año anterior. Era marzo, y se sucedieron varias reuniones con intercambio de carpetas rojas y naranjas. Al partido de Rivera, además de Martín, lo representaban Luis Garicano, José Manuel Villegas, Juan Carlos Girauta, Miguel Gutiérrez y Toni Roldán.

Más allá del acuerdo programático, Ciudadanos puso encima de la mesa una reforma exprés de la Constitución para seguir adelante en las conversaciones. Exigían suprimir la figura de los aforamientos, facilitar las iniciativas legislativas populares, despolitizar la Justicia, suprimir las diputaciones y limitar los mandatos a ocho años para el presidente del Gobierno. El PSOE terminó aceptando, aunque Podemos tumbaría definitivamente la investidura en la segunda votación.

Las elecciones del 26 de junio fueron un hecho y Ciudadanos sufrió un castigo leve en las urnas, pasando de 40 diputados a 32. Martín volvió a resistir. La Comunidad Valenciana —y, en concreto, la provincia de Alicante— comenzaba a consolidarse como un feudo de Ciudadanos en detrimento del PP. A pesar de que el partido de Rivera continuaba siendo la cuarta fuerza política, fue determinante para investir a Rajoy presidente y aprobar hasta dos Presupuestos Generales (los de 2017 y 2018).

Ese periodo fue probablemente el de más estabilidad de los últimos tiempos. El Congreso puso en marcha el Pacto de Estado Social y Político por la Educación, una de las medidas recogidas en el programa electoral de Cs y por el que Martín apostó, aunque PSOE y Unidos Podemos (en masculino entonces) terminaron levantándose de la mesa tras 15 meses de trabajo. Los partidos perdían la ambiciosa oportunidad de ponerse de acuerdo en un pacto de Estado por la educación.

Para lo que sí hubo consenso fue para el esperado Pacto de Estado contra la Violencia de Género, que vio la luz finalmente en septiembre de 2017 con 278 votos afirmativos y 65 abstenciones, entre las que estuvieron las de Unidos Podemos también. Marta Martin y Patricia Reyes fueron las principales representantes de Ciudadanos en la negociación que alumbró 213 medidas.

La diputada alicantina, que es catedrática de Comunicación Audiovisual y Publicidad de la universidad de la misma ciudad, se ha volcado durante las pasadas legislaturas en los temas educativos, precisamente por su trayectoria profesional ligada al mundo universitario. Ciudadanos fue especialmente vehemente con el llamado adoctrinamiento en las escuelas catalanas, y presionó al Gobierno del PP primero, con Íñigo Méndez de Vigo en la cartera de Educación, y al del PSOE después, tras la moción de censura, con Isabel Celaá a la cabeza, por el informe de la Alta Inspección que ambos ministros quisieron mantener oculto.

En cuanto al resto de diputados naranjas, repiten como en abril los tres fichajes estrella de Rivera para la lista de Madrid: Marcos de Quinto, Sara Giménez y Edmundo Bal. Por Barcelona, lograron resistir Arrimadas y José María Espejo (que accedió al acta tras la dimisión de Fernando de Páramo). Además de Martín, por esa comunidad también salvó el escaño otra de las novedades del 28 de abril, la valenciana María Muñoz. En cuanto a Andalucía, el partido naranja retuvo solo tres escaños: el malagueño Guillermo Díaz (también con la experiencia de la XII Legislatura), hoy secretario de Comunicación de la gestora, el sevillano Pablo Cambronero y la gaditana Mari Carmen Martínez.