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"Es bochornoso. Defraudamos a este país": así fue el cónclave más bronco de Cs
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LA GESTORA TOMA LAS RIENDAS DEL PARTIDO

"Es bochornoso. Defraudamos a este país": así fue el cónclave más bronco de Cs

El Consejo General prometía debate y lo hubo. Decepción entre los dirigentes más críticos, que reprocharon la falta de autocrítica y el procedimiento interno que se siguió este sábado

Foto: Primera imagen de la gestora que dirigirá Ciudadanos hasta el mes de marzo. (EFE)
Primera imagen de la gestora que dirigirá Ciudadanos hasta el mes de marzo. (EFE)

Fue el propio Albert Rivera quien, en la noche fatídica del 10 de noviembre, anunció que pondría en marcha un congreso extraordinario para que los afiliados decidieran el futuro de Ciudadanos. Quién debía ser el próximo líder y hacia dónde iría el proyecto. No habían pasado ni 24 horas cuando dimitió y con él, quedó disuelta la dirección nacional. En ese momento, todas las miradas se volvieron a Manuel García Bofill, presidente del Consejo General —máximo órgano entre asambleas— y encargado de elaborar la propuesta de la gestora que conduciría al partido durante los siguientes cuatro meses. Y el día llegó.

Este sábado fue el elegido para que el Consejo General ratificara a la nueva dirección interina. El cónclave se produjo entre la incertidumbre y la tensión acumulada. Gran parte de los cuadros del partido en distintas CCAA no escondía su querencia de renovación. Pedían, al menos, aires nuevos en la gestora para que el mensaje lanzado a la militancia fuera que el partido había tomado nota de lo ocurrido el 10-N. Pero ni la renovación llegó, ni tampoco la autocrítica. Uno de los primeros en tomar la palabra fue el vicepresidente de Castilla y León, Paco Igea, lamentando del procedimiento interno seguido: "Esto es bochornoso. Es bochornoso que haya una votación a mano alzada y el debate sea posterior", aseguró, según una grabación a la que ha tenido acceso este diario.

Foto: Melisa Rodríguez con Inés Arrimadas durante la campaña. (EFE)

El dirigente castellanoleonés insistió en que era “bochornoso” que el partido se dijera liberal: “¿Eso somos? ¿Esto es un partido liberal?”, se preguntó a sí mismo ante el silencio de los asistentes. Igea aseguró que Ciudadanos “sigue siendo necesario porque este país nos necesita”. “Este país esperaba de nosotros que sacáramos a los nacionalistas de la llave del Gobierno. Y ha visto cómo éramos incapaces de hacerlo y además, lo empeoramos. Por eso somos necesarios. Nos pedían que no hubiera ni rojos ni azules. Y les hemos defraudado”, aseguró.

Igea afirmó que “lo que es peor todavía” es que 20 días después del 10-N, “no hemos sido capaces de hacer un análisis”. En esa misma línea se pronunció el exdiputado asturiano, Ignacio Prendes, que no dudó en criticar la incapacidad del partido para “dar explicaciones de lo que pasó el 10 de noviembre”. “Hemos pasado por encima como si no hubiese sucedido nada, y el 10-N la mayoría de votantes nos dejaron”, lanzó según ha podido constatar El Confidencial.

Aunque solo los consejeros tenían derecho a voto, muchos portavoces autonómicos acudieron a la cita para formar parte del debate que podía generarse. Tal y como ocurrió. Desde las diez y media de la mañana el goteo de dirigentes fue constante. A la entrada, todos lanzaron mensajes de unidad, insistiendo en que el partido debía estar por delante de las cuotas territoriales. Pero los problemas llegaron. Y, a la salida, los gestos y las caras de todos ellos hablaban por sí solas. Por un lado, se confirmaba que la gestora no concedía representación territorial más allá de Madrid, comunidad que sí copó cuatro de los 16 asientos.

Arrimadas "celebra" que Ciudadanos sigue adelante.

Los murmullos se hicieron inevitables. Muchos de los presentes denunciaban: “Es demasiado continuista”. Pero el tono más bronco llegó durante la pura votación de la lista, a mano alzada. El reglamento del Consejo establece que la votación transcurra de esa manera a no ser que un quinto de los consejeros pida hacerlo en urna (preparada en la sala). La petición no se produjo en tiempo y forma, pero los asistentes lo denunciaron igualmente. Igea y Prendes, como otros tantos, mostraron su descontento al entender que votar de ese modo atentaba contra la libertad. La réplica llegó de la mano del propio Bofill y del dirigente catalán, Carlos Carrizosa.

El presidente del grupo parlamentario de Cataluña afirmó que el proyecto naranja “está más vivo que nunca”, asegurando que “nuestra responsabilidad es llevarlo a buen fin” porque “la nueva candidatura sabrá recoger todas las sensibilidades y escuchar a las bases, que para eso está el proceso congresual”. Carrizosa pedía “no abrirnos en canal ante los medios de comunicación”, dijo, entre aplausos de muchos de los presentes.

placeholder Juan Marín y otros dirigentes del partido en el Consejo General. (EFE)
Juan Marín y otros dirigentes del partido en el Consejo General. (EFE)

Otro de los momentos más tensos se produjo cuando una afiliada madrileña y concejal en el Ayuntamiento en Las Rozas, Verónica Priego, arremetió contra distintos miembros del partido (como el propio Igea, Prendes y el valenciano Toni Cantó), todos ellos procedentes de UPYD, en lo que muchos entendieron como un "ataque directo y personal" contra ellos.

Ganadores y perdedores en la gestora

Más allá de la desazón que algunos sintieron, lo que era previsible fue exactamente lo que sucedió. Bofill optó por una lista de continuidad con respecto a la ejecutiva nacional permanente (de los 16 elegidos, 10 eran del equipo de Rivera), y rellenó los huecos necesarios con personas que pudieran considerarse más nuevas. Entendía que no tenía legitimidad como para hacer cambios más profundos. En el área de Comunicación, por ejemplo, tras la marcha de Fernando de Páramo, la gestora contará con el diputado malagueño, Guillermo Díaz, y la exdiputada por Pontevedra, Beatriz Pino. Ambos son periodistas y se consideran valores al alza del futuro Ciudadanos. Dos de los ganadores en este proceso.

Otro de los vencedores —fuera de toda duda— es Luis Garicano. Además de que el líder de los naranjas en la Unión Europea se había posicionado entre el denominado grupo de críticos, cuestionando la estrategia seguida desde su propia formación, también mantenía una lucha interna con Marcos De Quinto, fichaje estrella de Rivera para las generales de abril y que no está en la dirección interina. Por tanto, Garicano asume la cartera de relaciones internacionales, pero también es el gran referente económico que tendrá la gestora por el momento.

placeholder Fran Hervías, Inés Arrimadas y José Manuel Villegas durante el Consejo General. (EFE)
Fran Hervías, Inés Arrimadas y José Manuel Villegas durante el Consejo General. (EFE)

¿Quién más gana? De alguna manera, el aparato naranja. A pesar de que los ‘pesos pesados’ de la formación siempre defendieron la idoneidad de que la gestora fuera continuista para evitar el vacío de poder y que la toma de decisiones fuera fluida en los próximos meses, lo cierto es que el núcleo duro de Rivera (a excepción de Páramo y Juan Carlos Girauta, que también dimitió) sigue intacto, incluido Fran Hervías, que el martes dimitió como secretario de Organización.

Los que pierden con el proceso también están encima de la mesa. En primer lugar, los líderes territoriales que aspiraban a que la gestora diera representatividad a sus comunidades autónomas. A saber y muy especialmente, los vicepresidentes de Andalucía y Castilla y León, Juan Marín y Paco Igea. La molestia fue evidente. Consideraban que la representatividad territorial existiría más allá de Madrid. No fue así.

No son los únicos que pierden. Además de De Quinto, solo hay una dirigente de la ejecutiva permanente que no continúa en la gestora: Lorena Roldán. Resulta llamativo porque hace solo unos meses era una de las grandes apuestas de la formación, a la que elevaron como portavoz de la ejecutiva nacional. La operación era exactamente igual a la que hicieron con Arrimadas: aupar a la candidata catalana a través del principal altavoz nacional del partido. En la gestora, sin embargo, no han contado con ella.

Fue el propio Albert Rivera quien, en la noche fatídica del 10 de noviembre, anunció que pondría en marcha un congreso extraordinario para que los afiliados decidieran el futuro de Ciudadanos. Quién debía ser el próximo líder y hacia dónde iría el proyecto. No habían pasado ni 24 horas cuando dimitió y con él, quedó disuelta la dirección nacional. En ese momento, todas las miradas se volvieron a Manuel García Bofill, presidente del Consejo General —máximo órgano entre asambleas— y encargado de elaborar la propuesta de la gestora que conduciría al partido durante los siguientes cuatro meses. Y el día llegó.

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