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La Abogacía del Estado sale al rescate de los acusados y choca con el criterio de la Fiscalía
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EL ESTADO DEFIENDE QUE NO HUBO VIOLENCIA

La Abogacía del Estado sale al rescate de los acusados y choca con el criterio de la Fiscalía

Llegado el momento de la verdad, el de informar después de una vista de cuatro meses y cientos de testigos, considera que no hay prueba de su uso instrumental de la violencia

Foto: Imagen tomada de la señal institucional del Tribunal Supremo de la jefa de lo Penal en la Abogacía del Estado, Rosa María Seoane. (EFE)
Imagen tomada de la señal institucional del Tribunal Supremo de la jefa de lo Penal en la Abogacía del Estado, Rosa María Seoane. (EFE)

La Abogacía del Estado escenificó este martes ante el tribunal del 'procés' un alejamiento de las tesis de la Fiscalía hasta ahora nunca visto en el juicio. Durante 50 jornadas, el Ministerio Público y la representante estatal parecían caminar en un mismo sentido. En ocasiones, incluso parecía que Rosa María Seoane acusaba por rebelión. Espejismo. Nada más lejos de la realidad. Llegado el momento de la verdad, el de informar y condensar las conclusiones finales después de una vista de cuatro meses y cientos de testigos, negó la violencia. Aseguró que no hay prueba ni de que fuera "estructural" ni de su uso instrumental, o sea, el que se ejerce como un medio para lograr una meta.

Culminó con ese informe el giro de timón impuesto por Pedro Sánchez contra el criterio del que fuera responsable de Penal del órgano, Edmundo Bal, que apoyaba acusar en sintonía con los fiscales. El Estado se apeó de la rebelión para embarcarse en la sedición en plena negociación de los Presupuestos. Reclamó penas mucho más bajas y las confirmó la pasada semana en las calificaciones de la vista oral. Lo sucedido después ya es historia. Lo que se interpretó como un gesto a ERC fue inútil, Bal fue defenestrado y acabó alistado en las filas de Ciudadanos. Tras oír a su antigua compañera, proclamaba en redes sociales que siente tristeza. "Hoy queda aún más claro por qué me cesaron", decía.

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La ruptura con la rebelión y, con ella, con el criterio fiscal, cristalizó durante la tarde y se condensó en poco más de cinco minutos. Fuentes cercanas a la Fiscalía calificaron el criterio expuesto como "flojo" y defendido "sin convicción". El hecho es que la abogada Seoane distribuyó mal el tiempo. Comenzó durmiendo a la concurrencia. Tono monocorde. Lectura casi permanente de sus conclusiones. Listado infinito de acuerdos del Parlament o apuntes de la agenda de Jové. Los oyentes despertaron cuando pronunció esta frase: "Cosa diferente será determinar cuál es la violencia que exige el delito de rebelión".

Tras introducir así su alegato trató, en un intento fútil, de tender algún puente con Fiscalía para quemarlo después. "De conformidad con la Fiscalía, entiendo que la violencia no necesariamente debe ser física y puede ser intimidación, pero debe ser intimidación de violencia y que presente caracteres de verosimilitud, seria y fundada. Para delimitar el alzamiento público y violento de la rebelión al público y tumultuario, no se puede equiparar la violencia al uso de la fuerza", dijo.

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Fuerza sí, violencia no. Resistencia pasiva sí, violencia no. "No se puede entender la referencia a la violencia solo por el uso de la fuerza", remató. Algún jurista entendido en la materia se preguntaba al escuchar el planteamiento qué sucedería con esta argumentación con el robo con fuerza, tipo agravado. Otro recordaba al oírla, socarrón, a los jedis de 'Star Wars'. "La fuerza no es violencia".

El principal punto de debate se encuentra en el bien jurídico protegido. Para los fiscales, los acusados atentaron contra el orden constitucional. Para la Abogacía, contra el orden público. También se distancian ambos en la apreciación sobre esa violencia o fuerza, o ambas combinadas. Si fue "idónea" (suficiente, bastante y necesaria) para alcanzar el objetivo previsto, en este caso, la independencia de Cataluña, o no lo fue.

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"Para que un alzamiento público se califique de la violencia que requiere la rebelión, se requiere que la violencia o la amenaza de usarla haya estado organizada y prevista como un instrumento nuclear para llegar a conseguir el fin perseguido. Y, en segundo lugar, que la violencia o la amenaza de usarla sea idónea, suficiente y proporcionada para obtener el resultado. Considero que a juicio de esta representación, de la prueba practicada no puede considerarse probado el elemento de la violencia como un medio de mayor intensidad que el uso de la fuerzas entendida como resistencia activa o pasiva en las movilizaciones. El uso de la violencia no ha sido uno de los elementos estructurales del plan llevado a término por los acusados como un medio de conseguir los fines ni se organizó de manera proporcionada".

Esta fue toda la argumentación de la Abogacía sobre el asunto. Quizá no hacía falta más para aclarar su postura. Desde luego, agradó a las defensas. Los pasillos bulleron de buenas palabras hacia su informe. Normal. Los abogados de los procesados llevan meses aferrados a demostrar que, como mucho, lo sucedido encajaría en una sedición menos un grado. La Fiscalía no quedó, sin embargo, tan satisfecha. Desde el Ministerio Público se defiende que si se considera —como asegura Seoane— que la violencia no fue instrumental, su propuesta de rebelión se mantendría aún, quizá en grado de tentativa.

placeholder Imagen tomada de la señal institucional del TS de los fiscales Jaime Moreno (d) y Fidel Cadena. (EFE)
Imagen tomada de la señal institucional del TS de los fiscales Jaime Moreno (d) y Fidel Cadena. (EFE)

De lo dicho por la abogada del Estado a lo dicho por los fiscales va un mundo. Los del Ministerio Público vinieron preparados. Hora de los informes. Del alegato final. De dejar poso en el oído del tribunal, hoy en silencio casi absoluto. Hora de defender su acusación. La discutida rebelión y la malversación, que fijaron en casi tres millones de euros. Los cuatro se zambulleron en la faena, estilos dispares, reparto de tareas. Fueron de lo general a lo concreto, y dieron titulares. Titulares como "lo sucedido en Cataluña fue un golpe de Estado", "no se persiguen ideas políticas', "la violencia fue utilizada como instrumento para conseguir la independencia" o "Junqueras es un notable experto en la utilización de sofismas".

Abrieron con una ristra de titulares de la mano de Zaragoza. Cerraron con Fidel Cadena, ayer desencadenado y muy alabado. Como Alicia a través del espejo, fue el contrapunto, esta vez sí, idóneo a Seoane. El tipo de rebelión "no exige un alzamiento armado o de tipo militar". Incluso tiró de la sentencia del golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. "La violencia física no es requisito indispensable", sino que con la "vis intimidativa y la vis compulsiva" es suficiente. Rebelión o sedición. Hagan sus apuestas.

La Abogacía del Estado escenificó este martes ante el tribunal del 'procés' un alejamiento de las tesis de la Fiscalía hasta ahora nunca visto en el juicio. Durante 50 jornadas, el Ministerio Público y la representante estatal parecían caminar en un mismo sentido. En ocasiones, incluso parecía que Rosa María Seoane acusaba por rebelión. Espejismo. Nada más lejos de la realidad. Llegado el momento de la verdad, el de informar y condensar las conclusiones finales después de una vista de cuatro meses y cientos de testigos, negó la violencia. Aseguró que no hay prueba ni de que fuera "estructural" ni de su uso instrumental, o sea, el que se ejerce como un medio para lograr una meta.

Juicio procés Tribunal Supremo Fiscalía General del Estado
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