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Ferraz no avala las negociaciones del PSN porque el Gobierno foral dependería de Bildu
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UN JARRO DE AGUA FRÍA PARA LA FEDERACIÓN

Ferraz no avala las negociaciones del PSN porque el Gobierno foral dependería de Bildu

Echa el freno antes de que arranquen las conversaciones de su candidata, María Chivite: se desmarca de los contactos para evitar a la derecha porque necesitaría a los abertzales toda la legislatura

Foto: Pedro Sánchez y María Chivite, secretaria general del PSN, el pasado 15 de marzo en Pamplona. (EFE)
Pedro Sánchez y María Chivite, secretaria general del PSN, el pasado 15 de marzo en Pamplona. (EFE)

Los socialistas difícilmente podrán dirigir Navarra. Las urnas del 26 de mayo les dieron la llave de la gobernabilidad, al ubicarles como segunda fuerza de un Parlamento muy fragmentado. O facilitaban un Ejecutivo de la derecha o bien intentaban encabezar ellos mismos una alternativa de progreso, pero que precisaría sí o sí de la abstención de EH Bildu. Pero Ferraz prefiere cortocircuitar la segunda opción: no está de acuerdo con que su federación inicie los contactos con los nacionalistas de Geroa Bai, Podemos e Izquierda-Ezkerra, porque esa suma precaria, de prosperar, necesitaría el apoyo de la izquierda 'abertzale' durante el resto de la legislatura. Y la dirección de Pedro Sánchez tiene claro que no quiere que Bildu sea "muleta" de un hipotético Gobierno socialista. Así que "se desmarca" de la ronda para evitar un Ejecutivo de derechas en la comunidad foral de antemano y facilita su estrategia de presión a Ciudadanos para que no pacte con Vox en el resto de España.

La decisión, confirmada en la noche de este domingo a este periódico por fuentes oficiales de Ferraz, es un jarro de agua fría, otro más, para el Partido Socialista de Navarra (PSN-PSOE), que confiaba en que su líder, María Chivite, pudiera dirigir un Ejecutivo de progreso. Pero la cúpula de Sánchez sigue sintiendo mucho vértigo ante la opción de hacerse con el Gobierno foral gracias a la ayuda indirecta de la izquierda 'abertzale', los herederos de Batasuna, por el coste político en el resto de España. El PSN ya había advertido, en sintonía con Madrid, que no habría conversaciones ni negociaciones con Bildu. Pero ese compromiso no ha bastado para Ferraz, porque cree que aunque la investidura pudiera prosperar con la abstención de la izquierda 'abertzale' sin ningún tipo de cesión, su apoyo sí sería necesario para todas las votaciones importantes en la Cámara, incluida la de Presupuestos. Es decir, que su concurso sería necesario, lo que supondría un desgaste enorme para el partido. En la práctica, el PSOE está enfriando definitivamente la opción de una alternativa encabezada por Chivite, aunque no pueda paralizar que ella inicie los contactos con otras fuerzas.

Las elecciones del 26-M arrojaron un Parlamento de nuevo muy fragmentado. Navarra Suma (Na+), la plataforma de derechas que agrupa a Unión del Pueblo Navarro (UPN), Ciudadanos y PP, obtuvo 20 escaños. Fue la primera fuerza, pero lejos de la mayoría absoluta (26 de un total de 50) y con ninguna posibilidad de sumar más socios. En segundo lugar quedó el Partido Socialista de Navarra (PSN), con 11 diputados, cuatro más que en los comicios de 2015. Por detrás, Geroa Bai, la formación de la presidenta en funciones, Uxue Barkos, y en la que el PNV es el corazón, con nueve asientos, los mismos que tenía. EH Bildu le sigue, con siete parlamentarios (uno menos); Podemos, con dos (perdió cinco), e Izquierda-Ezkerra, la coalición de Izquierda Unida y los vasquistas de Batzarre, con uno (tenía dos). Es decir, que las derechas suman 20 escaños y el bloque progresista, con PSN, GBai, Podemos e I-E, 23, así que la posición que adoptaran los 'abertzales' resulta determinante. Su abstención valdría para hacer a Chivite nueva presidenta. En la última legislatura, Barkos gobernó Navarra con Podemos, I-E y Bildu. Un cuatripartito que perdió la mayoría el 26-M.

La dirección de Sánchez cree que el problema no está solo en la investidura: no quiere que Bildu se convierta en "muleta" necesaria de Chivite


El miércoles Chivite tenía previsto comenzar la ronda de contactos con quienes pretende que sean sus socios preferentes. Fuentes de su entorno indicaban este misma tarde a El Confidencial que quiere ir "poco a poco", "despacio". Y guardando máxima discreción. Su objetivo es configurar un Gobierno de progreso, sin dar paso a Na+. El pasado viernes, ella misma repetía que "la única opción" que tiene Javier Esparza, líder de UPN y candidato de la coalición de derechas, es "conseguir el apoyo de Bildu", dado que el PSN no votará a favor de su investidura. Esparza, alegó, "no ha entendido nada de lo que han votado los navarros, que en su gran mayoría han apostado por un Gobierno de progreso, que respete la pluralidad" y, sobre todo, que se sustente "en un proyecto de futuro para la prosperidad" de la comunidad foral y "no en el viejo y desilusionante discurso del miedo y en las mentiras". Los socialistas, mientras, "no acordarán nada" con la izquierda 'abertzale', "ni para la conformación del Gobierno de Navarra ni para los ayuntamientos". Chivite insistía en que su partido cumplirá su palabra.

Foto: Uxue barkos valora los resultados electorales

Bildu, sin Pamplona

"Vamos a defender la tesis de que Na+ es un acuerdo de partidos con 20 escaños y 126.000 votos y nosotros vamos a hacer un acuerdo de partidos con 23 escaños y 160.000 votos. ¿Quién tiene más legitimidad para gobernar? A quien le toca abstenerse es a Na+", señalaban a este periódico fuentes próximas a la secretaria general del PSN. Esa será la línea argumental: que pesan más 23 escaños que 20. Añaden que, en cualquier caso, primero habrá de despejarse la gobernabilidad de los municipios, y eso ocurrirá, como en el resto de España, el 15 de junio.

Es difícil que la líder del PSN pueda mantener intacta su hoja de ruta sabiendo que Ferraz no respalda sus contactos con GBai, Podemos e I-E

La plaza más importante, lógicamente, es la capital. En Pamplona gobierna desde hace cuatro años Joseba Asiron, de Bildu. En 2015 logró el bastón de mando, pese a que UPN era primera fuerza, gracias al apoyo de los concejales de GBai, Aranzadi —la plataforma que respaldó Podemos— e I-E. Los regionalistas se votaron a sí mismos, igual que los socialistas. El pasado 26-M, la coalición Na+ logró 13 ediles, a uno de la mayoría absoluta. Asiron solo podría repetir si a sus siete representantes sumara los cinco del PSN y los dos de GBai. Pero los socialistas rechazan todo acercamiento a la izquierda 'abertzale', de modo que gobernará el consistorio la lista más votada, Na+. Pamplona no será el único municipio que pierda Bildu. También cederá, muy probablemente, Tafalla y Estella, en los que la coalición de UPN, Cs y PP fue la que obtuvo más sufragios. Ese retroceso de poder quizá ya predispusiera a los 'abertzales' contra el PSN e hiciera más difícil su abstención en la investidura de Chivite. La siguiente fecha marcada en el calendario es la del 19 de junio, cuando se constituye el Parlamento foral. En los diez días siguientes, o sea, antes del 29-J, el jefe de la Cámara ha de proponer un candidato a la investidura. Si a los tres meses de los comicios (el 26 de agosto) no hay nuevo presidente de Navarra, el Parlamento quedaría disuelto y se convocarían nuevas elecciones.

En Ferraz, el apoyo a la estrategia de la secretaria general de la federación parecía darse por hecho. Pero este domingo las cosas cambiaron. La cúpula de Sánchez quiso lanzar ya el mensaje rotundo de que "se desmarca" de esos contactos previstos por Chivite. No quiere hablar de "desautorización", porque ella podrá seguir manteniendo su ronda, si así lo desea. Pero es evidente que con esta advertencia, y teniendo en cuenta que la jefa del PSN es una mujer muy cercana al presidente en funciones, el plan queda herido de muerte. Es difícil que Chivite pueda mantener su hoja de ruta intacta sabiendo que Ferraz no la avala. La salida que ahora tiene ella sería conseguir la abstención de Na+ a esa suma de 23 diputados, pero es manifiestamente imposible, porque es la alianza de UPN, Cs y PP la que demanda a los socialistas su abstención. Otra alternativa sería que el PSN, aun siendo segundo, cediera la presidencia a GBai, ya que la formación vasquista no pone reparos a recibir el apoyo de Bildu. "Nos desmarcamos de esa ronda de María porque a fin de cuentas desembocaría en la abstención de Bildu, que es lo que no vemos", indicaba con toda rotundidad a este diario un miembro del núcleo duro del presidente.

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Desde luego, lo que sí se podía palpar en los últimos días en las alturas de Ferraz es que no había unanimidad de criterio. Había dirigentes que entendían que esta era la oportunidad para que el PSN dirija Navarra después de 23 años —el último presidente socialista fue Javier Otano, que dimitió por un caso de presunta corrupción que acabó sin sentencia por prescripción del presunto delito—, y que se podía asumir el coste de la abstención de Bildu. "Debemos mirarlo de otro modo. Si gobernamos, será gracias a la abstención de Bildu, pero si gobierna la derecha será también gracias a Bildu. Es decir, que no valen dobles raseros", comentaba un miembro del comité electoral en el cuartel general de los socialistas.

Foto: Luis Garicano. (EFE)

"No meterse en líos"

"No vemos viabilidad de gobernar allí —sostenía por el contrario uno de los cuadros de mayor peso de la dirección de Sánchez—. Bildu siempre va a estar presente y nos puede perjudicar. Pero es verdad que los compañeros allí ven una oportunidad y la quieren jugar". La ejecutiva federal creó el pasado lunes una comisión de seguimiento y evaluación de las propuestas de acuerdos para los gobiernos autonómicos y locales, que pilotan el secretario de Organización y su mano derecha, José Luis Ábalos y el navarro Santos Cerdán, y en la que se integran los responsables de Política Federal y Municipal, Patxi López y Susana Sumelzo. Pero antes siquiera de que este órgano examine el planteamiento de Chivite, Ferraz ha lanzado la alarma: desaprueba el plan porque considera, según fuentes de la dirección, que el Gobierno foral "podría depender constantemente de Bildu para todo, incluidos los Presupuestos". Una dependencia que castigaría y distorsionaría enormemente el discurso de Sánchez. En la Moncloa se emitía la señal de que era mejor "no meterse en líos". Es cierto que Sánchez contó en la moción de censura con los votos de Bildu, hace justo un año, pero no necesitó su contribución para gobernar, subrayaban en la dirección.

En 2007, Ferraz paralizó el principio de acuerdo alcanzado entre el PSN y Nafarroa Bai e IU. Fue el famoso 'agostazo', que generó una herida profunda

Si finalmente se aborta por completo la operación, sucederá algo similar a lo ocurrido en agosto de 2007. El funesto 'agostazo'. Entonces, Ferraz, gobernada por el presidente José Luis Rodríguez Zapatero y por su dos, José Blanco, paró el acuerdo del PSN (12 escaños), Nafarroa Bai —la coalición predecesora de GBai, y que formaban PNV, Aralar, Eusko Alkartasuna y Batzarre, con otros 12 diputados— e IU, por miedo al coste político de la operación, con unas generales a la vuelta de la esquina. Eso hizo que UPN continuara en el poder. Fernando Puras, el candidato socialista, dimitió. En los siguientes comicios, los de 2011, el PSN bajó a nueve parlamentarios y se integró en un primer momento en el Ejecutivo de la regionalista Yolanda Barcina. Pero la coalición se rompió al cabo de un año: la jefa del Ejecutivo echó a su vicepresidente, el socialista Roberto Jiménez. En 2014, un escándalo que afectaba de lleno a Barcina motivó que el PSN amagase con presentar una moción de censura contra ella, que para prosperar habría necesitado del respaldo de Bildu. Ferraz, entonces con Alfredo Pérez Rubalcaba al frente, paralizó la iniciativa para que el partido no sufriera de cara a las europeas de mayo de ese año.

Gamarra asegura que el PP impulsará gobiernos de centro derecha sin mercadeo

Ahora, no obstante, hay una diferencia fundamental. El comité federal del PSOE aprobó en febrero de 2018 su nuevo reglamento interno. En él, en su artículo 479, se estipulan que las consultas a la militancia son obligatorias y vinculantes en los casos de acuerdos de gobierno en los que sea parte el PSOE o cuando se trate de facilitar la investidura a un Ejecutivo de otro partido. Es decir, que si Chivite lograra una entente con GBai, Podemos e I-E, debería ser refrendada por las bases, que indirectamente habrían de avalar que ese pacto salga adelante con la abstención de Bildu.

Mensajes de PP y Cs

En Ferraz se es consciente de la campaña a la contra que la derecha ya está desplegando y de su poder lesivo. Sin ir más lejos, este domingo, la vicesecretaria de Política Social del PP, Cuca Gamarra, exigió al PSOE que "no se eche a los brazos de Bildu" y que facilite con su abstención que Na+ gobierne la comunidad foral. Esgrime que los conservadores ayudaron a la elección de Patxi López como lendakari en 2009 que desplazó al PNV por primera vez del poder. Los socialistas subrayan que UPN, PP y Cs basan su argumentación en "mentiras", puesto que no hay pacto alguno con la izquierda 'abertzale' ni lo habrá.

Lo cierto es que el cambio de opinión de Ferraz, trasladada a este medio en la noche de este domingo, puede abrir una nueva crisis en el PSN. Se trata de una nueva ocasión en la que la cúpula federal, en este caso de Sánchez, frena sus planes y les conduce a facilitar un Ejecutivo de la derecha, con lo que les invalidaría como alternativa. Ferraz ha querido desbaratar la hoja de ruta antes de que Chivite avanzara en las negociaciones y fuera más complicado parar un pacto de progreso. La desautorización de Madrid probablemente introducirá desazón en las bases e inyectará en sus jefes el temor a un nuevo bajón electoral, del que han tardado en recuperarse la friolera de 12 años, desde aquel 'agostazo' de 2007.

El PNV, con seis escaños en el Congreso, advirtió de que concedía una importancia "enorme" a la configuración del Ejecutivo foral navarro

A cambio, la dirección se ahorra el terrible desgaste de la campaña de PP y Cs, que ya hablaban de que Sánchez se entiende "con ETA", pese a que la organización terrorista desapareció por completo hace un año y Bildu está en las instituciones desde hace años autorizado por el Tribunal Constitucional. Pero no deja de ser la marca heredera de Batasuna, y el mensaje contra populares y naranjas de que no tienen problema en entenderse con la ultraderecha de Vox quedaba debilitado si el PSN lograba la investidura con la abstención de la izquierda 'abertzale'.

placeholder Pedro Sánchez, con la secretaria general del PSN-PSOE, María Chivite y Santos Cerdán (2d), secretario de Coordinación Territorial del PSOE, el pasado 19 de abril, paseando por las calles de Viana, en Navarra, de campaña de las generales del 28-A. (Inma Mesa | PSOE)
Pedro Sánchez, con la secretaria general del PSN-PSOE, María Chivite y Santos Cerdán (2d), secretario de Coordinación Territorial del PSOE, el pasado 19 de abril, paseando por las calles de Viana, en Navarra, de campaña de las generales del 28-A. (Inma Mesa | PSOE)

Que no cuaje un Ejecutivo de progreso finalmente puede generar alguna dificultad en la elección de Sánchez. Esta semana, el presidente del PNV de Gipuzkoa, Joseba Egibar, advertía de que la negociación con los socialistas tiene "tres vértices" que van ligados: las instituciones vascas, la investidura del jefe del PSOE como presidente del Gobierno y la formación del Ejecutivo navarro, a la que concedía una importancia "enorme". Sin embargo, fuentes de la dirección socialista apuntaban que "en privado" los nacionalistas vascos afirman "otra cosa": que no condicionan la reelección de Sánchez a lo que ocurra en la comunidad foral. Al ceder la autonomía a Na+, en cambio, sus dos diputados en Madrid, que son ambos de UPN, podrían facilitar la investidura del mandatario socialista. Sea como fuera, el PSOE está atrapado en una madeja complicada en Navarra desde el mismo 26-M.

Canarias, otra pieza difícil... y la llave de Cs en CCAA y ayuntamientos

En la investidura de Pedro Sánchez también puede influir lo que ocurra en Canarias. Allí el PSOE fue primera fuerza en votos y en escaños en los comicios autonómicos: 25 diputados. El candidato y secretario general, Ángel Víctor Torres, podría pactar a su izquierda, con Nueva Canarias (5), Podemos (4) y la Agrupación Socialista Gomera (3). Con ellos sumaría 37 diputados, uno más de la mayoría absoluta. Pero cabe una alternativa de derechas, la de Coalición Canaria (20), PP (11), Ciudadanos (2) y los gomeros (3). Otra alternativa es que el PSOE se apoyara en Podemos, NC y Cs, pero es mucho más improbable, por la incompatibilidad de morados y naranjas. 

CC gobierna las islas de manera ininterrumpida desde 1993. Su desalojo del poder podría hacer que sus dos representantes en el Congreso votaran en contra de la investidura de Sánchez, por lo que el líder socialista tendría que buscarse al menos la abstención de los independentistas catalanes. La configuración del Ejecutivo autonómico se incluye en una negociación en la que está en juego el poder de ayuntamientos y cabildos insulares. 

En otras comunidades, sin embargo, la llave es Ciudadanos. Así ocurre en Castilla y León, Aragón, Murcia y Madrid. En todas ellas, ganó el PSOE las autonómicas. En las tres primeras, la suma de socialistas y naranjas llega a la mayoría absoluta. 

En Aragón, de entrada sería más sencillo que cuajara esa combinación. El PSOE (24) se queda a uno de la absoluta con Podemos (5), Chunta Aragonesista (3) e IU (1). Cs (12) y Partido Aragonés (3) son llave. El PAR ya ha dicho que rechaza dar su apoyo a un bloque solo de izquierdas o un entendimiento con PP (16), Cs (12) y Vox (3), por lo que aboca a una entente entre socialistas y naranjas. Así, el barón Javier Lambán, más lejano a Sánchez, tendría más fácil repetir

Sin embargo, Ferraz prioriza Castilla y León, donde el PSOE (35) puede volver al Gobierno tras 32 años de ejecutivos del PP. El candidato de Cs, Paco Igea (12 escaños), sí tiene buena relación con el socialista Luis Tudanca, pero lo que ocurra en la región, como en los demás, dependerá de la decisión de Albert Rivera, cuya ejecutiva se reúne este lunes. En CyL bastaría también con la suma de PP (29) y Cs (12), sin necesidad de acudir a Vox. 

En Murcia, la suma de PSOE (17) y Cs (6) llega a la absoluta, listón que también alcanzan populares (16), naranjas (6) y Vox (4). Es probable que la región quede para el PP, pues ha sido uno de sus feudos en los últimos 24 años. Las posibilidades de gobierno del socialista Diego Conesa parecen 'a priori' menores. 

Y en Madrid, es más probable la suma de PP (30), Cs (26) y Vox (12). Las izquierdas no llegan a la absoluta: PSOE (37), Más Madrid (20) y Podemos (7) se quedan en 64 diputados, tres menos de los necesarios. Los socialistas de Ángel Gabilondo van a intentar gobernar la Comunidad de Madrid con el apoyo o abstención de los naranjas, ofreciendo a estos su apoyo para que Begoña Villacís sea alcaldesa de la capital. Pero Cs ya ha advertido de que su socio preferente es el PP y solo excepcionalmente el PSOE. Quizá la puerta cerrada en Navarra abra otras en otros puntos de España. 

Sí repetirán Emiliano García-Page en Castilla-La Mancha y Guillermo Fernández Vara en Extremadura (ambos con mayoría absoluta) y Francina Armengol en Baleares, y Adrián Barbón tomará el relevo de Javier Fernández en Asturias. Concha Andreu acabará con 24 años de gobiernos del PP en La Rioja gracias al apoyo de los dos diputados de Podemos. 

Los socialistas difícilmente podrán dirigir Navarra. Las urnas del 26 de mayo les dieron la llave de la gobernabilidad, al ubicarles como segunda fuerza de un Parlamento muy fragmentado. O facilitaban un Ejecutivo de la derecha o bien intentaban encabezar ellos mismos una alternativa de progreso, pero que precisaría sí o sí de la abstención de EH Bildu. Pero Ferraz prefiere cortocircuitar la segunda opción: no está de acuerdo con que su federación inicie los contactos con los nacionalistas de Geroa Bai, Podemos e Izquierda-Ezkerra, porque esa suma precaria, de prosperar, necesitaría el apoyo de la izquierda 'abertzale' durante el resto de la legislatura. Y la dirección de Pedro Sánchez tiene claro que no quiere que Bildu sea "muleta" de un hipotético Gobierno socialista. Así que "se desmarca" de la ronda para evitar un Ejecutivo de derechas en la comunidad foral de antemano y facilita su estrategia de presión a Ciudadanos para que no pacte con Vox en el resto de España.

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