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El falso testimonio planea sobre el Supremo antes de la crucial comparecencia de Trapero
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el mayor de los mossos, citado a las 11

El falso testimonio planea sobre el Supremo antes de la crucial comparecencia de Trapero

La Fiscalía pidió este miércoles que se investigue al testigo Jaume Mestre por falso testimonio, delito que le podría llevar a enfrentarse a una pena de hasta tres años de cárcel

Foto: Captura de la señal del Tribunal Supremo, durante la declaración de Jaume Mestre, responsable de Difusión Institucional de la Generalitat. (EFE)
Captura de la señal del Tribunal Supremo, durante la declaración de Jaume Mestre, responsable de Difusión Institucional de la Generalitat. (EFE)

Omitir la verdad es mentir. Al menos en el Tribunal Supremo, donde este miércoles saltaron chispas en una sesión que se preveía tranquila. El protagonista de la jornada fue el responsable de difusión institucional de la Generalitat con Carles Puigdemont, Jaume Mestre, que se presentó en la sala como el Atlético de Madrid en Turín: con ganas de que todo acabara cuanto antes. Sus evasivas y ambigüedades terminaron por hartar al tribunal, primero, y a la Fiscalía, después, que cerró su turno de preguntas pidiendo que se le investigue por falso testimonio. "Mire, señor Mestre...", interrumpió el juez Marchena a los 40 minutos de declaración. A partir de ahí, quedó claro que el testigo se había metido en un lío.

Foto: El mayor de los Mossos d'Esquadra, Josep Lluís Trapero. (Reuters) Opinión
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El fiscal Jaime Moreno centró su interrogatorio en la posible malversación cometida por el Govern en la preparación del 1-O. Como responsable de difusión institucional, se le preguntó por los anuncios que llamaban al voto en el referéndum, pero Mestre se puso de perfil: a las cuestiones más sencillas, respondió con monosílabos. A las más duras, con "no me acuerdo" o "no lo sé". Lo que al comienzo de la declaración parecían lagunas, pronto dio paso a la sospecha de que se trataba de una amnesia selectiva, quedando así demostrado su desinterés en esclarecer los hechos cuando Moreno puso sobre la mesa los anuncios que lanzó la Generalitat sobre el 1-O:

FISCAL: ¿Sabe usted que la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales emitió dos facturas por importe de 184.624 euros y 93.179 euros por esta emisión al departamento de Presidencia?

MESTRE: Oí que había unas facturas, pero no las vi. No lo sé.

F: ¿Nunca ha visto usted estas facturas?

M: No.

F: ¿Y a quién oyó hablar de ellas?

M: No me acuerdo.

F: ¿No lo recuerda?

M: No.

F: ¿Pero se habló en el departamento?

M: Supongo, pero no me acuerdo.

F: ¿Recuerda usted si con la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales han hecho otras campañas?

M: Sí.

F: ¿Las ha llevado usted?

M: Sí-

F: ¿Y esta campaña no la llevó usted?

M: No.

F: Cuando se hacen campañas con la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales, pueden ser de pago o no de pago, ¿es así?

M: Exacto.

F: Esta campaña, a la vista de la emisión de las facturas, ¿era de pago?

M: No puedo... No lo sé.

La desesperación del fiscal iba en aumento y Marchena optó por interrumpir el recital de desmemoria. "El delito de falso testimonio no consiste simplemente en no decir la verdad. Cuando el testigo, sin faltar sustancialmente a la verdad, la altere con reticencias, inexactitudes o silenciando hechos o datos relevantes que le fueran conocidos, incurrirá en responsabilidad penal", lanzó el presidente del tribunal. El juez advirtió de forma similar a una diseñadora gráfica la pasada semana, pero esta vez la situación era distinta: como trabajador de la Generalitat, Mestre estaba salvando a sus antiguos jefes a base de evasivas. El aviso, sin embargo, no fue suficiente para que el testigo cambiara de actitud, por lo que el fiscal terminó pidiendo que se le investigue por falso testimonio. Si la solicitud sale adelante, posibilidad que se conocerá con la sentencia, Mestre podría enfrentarse a una pena de hasta tres años de cárcel. Tras finalizar su declaración, en los pasillos del Supremo, el malestar se veía reflejado en su cara.

La segunda y última declaración de la jornada fue la del ex secretario general de Diplocat Albert Royo. Imputado por el 'procés' en el Juzgado Número 13 de Barcelona, el testigo no tenía por qué declarar, pero decidió hacerlo. La Fiscalía centró sus preguntas en los pagos a observadores internacionales de cara al 1-O, operación orquestada por la institución que dirigía. De todos modos, los expertos traídos del extranjero que el independentismo presentaba en 2017 como 'observadores' se convirtieron este miércoles en simples "visitantes" durante su comparecencia. "Querían estar en estas fechas para ver lo que sucedía", llegó a decir Royo, refiriéndose así a los mismos como si se tratara de un simple grupo de turistas. En la misma línea, el ex secretario general de Diplocat insistió en su absoluta independencia de la Generalitat, organismo que aportaba "entre el 85% y el 90%" de su presupuesto: las declaraciones de independencia nunca fueron tan simbólicas como en el juicio del 'procés'.

Las comparecencias de testigos imputados en otros juzgados continuarán este jueves con el plato fuerte de la semana: la citación a las 11 de la mañana del mayor de los Mossos d'Esquadra, Josep Lluís Trapero, el acusado ausente del procedimiento. Investigado por rebelión en la Audiencia Nacional, puede acogerse a su derecho a no declarar, pero todo apunta a que acudirá junto a su abogada y no se morderá la lengua. Su nombre ha salido una y otra vez en el juicio, a lo que se suma que dos de sus hombres ya han tenido que salir en defensa del cuerpo a base de dar codazos a las defensas de los procesados.

Si las previsiones se confirman y habla, el mayor tendrá que decidir si responde a las acusaciones. Su comparecencia ha sido solicitada por Vox, por lo que en ese caso el partido de Santiago Abascal arrancaría el interrogatorio. Después llegaría el turno de la Fiscalía y, según confirman fuentes jurídicas, el elegido para acorralar a Trapero es Javier Zaragoza. El Ministerio Público sostiene en su escrito de acusación que el mayor puso a los Mossos al servicio de los independentistas durante el 1-O, por lo que lo más probable es que vuelvan a saltar chispas en el Tribunal Supremo. En el juicio del 'procés', no hay paz para los testigos.

Omitir la verdad es mentir. Al menos en el Tribunal Supremo, donde este miércoles saltaron chispas en una sesión que se preveía tranquila. El protagonista de la jornada fue el responsable de difusión institucional de la Generalitat con Carles Puigdemont, Jaume Mestre, que se presentó en la sala como el Atlético de Madrid en Turín: con ganas de que todo acabara cuanto antes. Sus evasivas y ambigüedades terminaron por hartar al tribunal, primero, y a la Fiscalía, después, que cerró su turno de preguntas pidiendo que se le investigue por falso testimonio. "Mire, señor Mestre...", interrumpió el juez Marchena a los 40 minutos de declaración. A partir de ahí, quedó claro que el testigo se había metido en un lío.

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