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'Manuela no es Carmena': del encuentro de las magdalenas al pacto de las empanadillas
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'Manuela no es Carmena': del encuentro de las magdalenas al pacto de las empanadillas

Tras cuatro años en la política institucional, insistiendo siempre en su papel de independiente y política 'outsider', Carmena y su núcleo duro se lanzan ahora a crear un partido propio

Foto: Ilustración: Raúl Arias.
Ilustración: Raúl Arias.

"Íñigo no es Manuela", sintetizaba Pablo Iglesias en su reacción al lanzamiento de la plataforma electoral Más Madrid, al margen de Podemos, para argumentar que su formación competiría contra Errejón en la comunidad, pero que daría un paso al lado en el Ayuntamiento de Madrid evitando fracturarse en dos candidaturas. No estuvo lejos de asegurar, asimismo, que "Manuela no es Carmena", porque en la misma carta dirigida a los inscritos lamentaba que "el nuevo proyecto de Manuela se parece muy poco al de Ahora Madrid de hace cuatro años". Descargaba Iglesias toda la responsabilidad de la operación Errejón-Carmena sobre el primero, pero la alcaldesa reconocía este miércoles a Carlos Alsina en los micrófonos de Onda Cero no solo que el pacto anunciado el pasado jueves se cerró en una cena en su casa el pasado 22 de diciembre, sino que fue a iniciativa suya y de su equipo, quien invitó a asistir a este cónclave a Errejón para explorar las posibilidad de elaborar "un programa común".

Tras cerca de cuatro años en la política institucional, insistiendo siempre en su papel de independiente y alejada de las dinámicas de partido, Manuela Carmena y su núcleo duro se lanzan ahora a crear un partido propio; "una marca", según reiteró durante su entrevista con Alsina. Si bien se aleja de las estructuras clásicas de las organizaciones políticas, apuesta por un híbrido que bebe, por un lado, de la filosofía del emprendimiento, centrándose en la "gestión", la "marca" y una visión cuasi empresarial de la política, y por otro lado, aunque podría considerarse derivada de la primera, de las dinámicas sociales actuales tendentes al individualismo y a la creciente incertidumbre, ofreciendo hiperliderazgos e ideologías líquidas.

Foto: Pablo Iglesias e Íñigo Errejón en el Congreso. (EFE) Opinión

Más Madrid, como significante vacío, diría Íñigo Errejón, pero fruto de procesos que algunos han definido como un "carmenazo" que comenzó a manifestarse casi desde el día después de que ganase las elecciones, al considerar que rompió con el asamblearismo de Ahora Madrid o calificó el programa electoral como una "lista de sugerencias". Todo ello con el concurso en los inicios de la dirección de Podemos, tanto en la capital como a nivel estatal, que veía en esta independencia, o "bonapartismo", como llegaron a calificarlo los críticos, un mal menor al ser el Ayuntamiento de Madrid su principal escaparate para acto seguido 'asaltar los cielos' de la Moncloa.

Emmanuel Rodríguez, uno de los impulsores de Ganemos, la plataforma que puso en marcha la "apuesta municipalista" para llevar las plazas del 15-M a las instituciones, lo resume con una clarificadora anécdota: a principios de junio de 2015, tuvo lugar una curiosa reunión. Sucedió en el extremo sur de la Comunidad de Madrid, en un centro de inserción social de extoxicómanos, recuperado por los propios usuarios y activistas de distintas procedencias. Allí se convocaron la coordinadora saliente de los acuerdos entre Ganemos y Podemos para las elecciones municipales de ese año, los 20 concejales elegidos por Ahora Madrid y las mismísima alcaldesa, Manuela Carmena. El objeto era decidir cómo se iba a afrontar el mandato municipal. Hubo discusión, risas, comida colectiva y buen ambiente, si bien algo enrarecido por las circunstancias. Poco después, Manuela anunció que no asistiría nunca más a ninguno de esos encuentros. Gobernaría con sus allegados, las personas de su confianza y el estrecho grupo de concejales de la junta de gobierno. Seguramente, se pueden comprender sus razones. Aquellas reuniones no podían determinar el Gobierno municipal, pero al rechazarlas de plano (como lo hizo con el programa de gobierno transformado en una serie de “sugerencias y recomendaciones”), Carmena perdió todo contacto con las mismas fuerzas que la habían llevado a la alcaldía.

"Cogimos un atajo y nos metimos en un laberinto"

Otro de los participantes de la denominada Mesa de Coordinación de Ahora Madrid recuerda que hasta se pudo ver a "gente llorando" cuando se comunicó que Carmena no reconocía los órganos de decisión que deberían servir tanto de contrapeso al Gobierno municipal como de medio para canalizar las demandas de las sociedad civil. No era solo una promesa electoral, sino una máxima en la que se priorizaban tanto o más las formas como los contenidos. Otra frase que se repite mucho entre los miembros de la Mesa de Coordinación para sintetizar la transformación del Ahora Madrid original en Más Madrid, explica otra de las participantes del proceso, que incluso ocupó puestos de responsabilidad en el Gobierno municipal, es que "cogimos un atajo y nos metimos en un laberinto". A partir de ahí creció el 'manuelismo', continúa, "capitalizando éxitos ajenos" y "cesando a gente incómoda de manera poco usual". "Para no estar interesada en política, ha usado sus artes de manera refinada", ironiza.

Tampoco falta la autocrítica en este relato, al menos desde el sector más movimentista o proveniente del activismo social. "Se apostó por dar un salto cualitativo gigante, pero al final nos llevó al laberinto de una estructura que tampoco estaba madura como para servir de contrapeso", explica una asesora del equipo municipal. "Hubo falta de madurez y después todo se fue complicando y se hacía casi imposible mantener los debates en términos racionales porque entraba en juego la carga emocional. Manuela también ha jugado con el chantaje emocional", añade. Al preguntar a qué se refiere con que Carmena jugaba con el componente emocional, responde poniendo como ejemplo que en medio de discusiones en las juntas de Gobierno ha llegado a levantarse y comunicar a los presentes que iba a dimitir.

Los proyectos basados en el personalismo, incluso cuando empiezan con funcionamiento democrático, no suelen llegar a buen puerto

Jesús Montero,el primer secretario general de Podemos en la ciudad de Madrid y la persona que convenció a Carmena para que diese el paso hace cuatro años, tampoco ha ahorrado en críticas, distribuyéndolas a partes iguales: "Entre todos la tenían y juntos ahogaron la herramienta", lamenta más en clave de la guerra interna en Podemos, donde ahora se ha visto que la alcaldesa ha tenido un papel protagonista. Coincidiendo con la expulsión de los seis concejales, encabezados por Rita Maestre, que se negaron en el último momento a participar en las primarias del partido para el Ayuntamiento de Madrid, calificó la decisión de "desastre político", además de un "despropósito jurídico y un desastre administrativo". Infructuosamente, también aseguró entonces que trabajaría "por frenar la escalada del conflicto, por reducir el impacto, por revertir la situación para alcanzar una conciliación de posiciones que permita superar esta etapa y ponernos a la siguiente, con renovada ilusión y fuerza, para revalidar el ayuntamiento con Manuela a la cabeza y conquistar la comunidad y el Gobierno de España".

El que fuera coordinador del grupo municipal hasta su expulsión en abril del pasado año, Toño Hernández, detalló en un demoledor informe interno titulado 'Informe y valoración sobre el grupo municipal Ahora Madrid' cómo se habría producido lo que denominó "secuestro del proyecto", hasta el punto de concluir cómo Carmena se habría acabado erigiendo como "única autoridad de la candidatura". En el informe, al que tuvo acceso este diario, y que recogía la valoración de Hernández y su equipo con el objetivo de rendir cuentas y realizar un ejercicio de autoevaluación, reconoce que en las primeras semanas de trabajo, "el agobio y desconocimiento" pudieron haber influido en la falta de comunicación, indica que "ya se visualizaron bloques, desinterés e incomprensiones que íbamos a sufrir por algunas áreas, especialmente Servicios Sociales, DUS y Alcaldía".

Foto: Íñigo Errejón. (EFE) Opinión

Los herederos

En el relato sobre la relación de la alcaldesa con el equipo técnico del grupo municipal se concluye el afán de esta por priorizar el acercamiento al PSOE. "A las pocas semanas de constituirnos como equipo, cuando estábamos en C/ Mayor 71, la alcaldesa pasó de visita por el edificio, pero solo visitó al grupo municipal del PSOE, no se pasó por nuestra planta a conocernos y saludarnos". Y prosigue: "Tras trabajar en los primeros meses con distintos colectivos propuestas variadas, las cuales quedaron bloqueadas por decisiones de áreas o alcaldía, se nos hizo muy complicado por 'inconveniente' seguir reuniéndonos con colectivos sociales cuando no teníamos ninguna garantía de asegurarles nada". Como colofón, concluye que "los proyectos basados en el culto a la personalidad, incluso cuando empiezan con funcionamiento democrático, no suelen llegar a buen puerto".

A Felipe Llamas se le atribuye el toque costumbrista que ha caracterizado a Carmena. Siempre a su lado, ha sido quien más influencia ha ganado

Al primer y último encuentro al que Carmena acudió de la coordinadora de Ahora Madrid, llevó magdalenas. En la cena que celebró con Errejón y sus asesores más allegados, cocinó empanadillas. Precisamente estaba llevándolas a la mesa cuando tropezó y se lesionó el tobillo, según ha relatado ahora. Entre el encuentro de las magdalenas y el pacto de las empanadillas se ha enterrado Ahora Madrid, se ha cerrado un ciclo en Podemos, coincidiendo con su quinto aniversario, y se han sentado las bases de un nuevo proyecto político que pocos creen que se limite al ámbito de la política regional. Todo dependerá de los resultados en las elecciones municipales, autonómicas y europeas del próximo 26 de mayo.

El núcleo duro de la alcaldesa está compuesto, además de por quien postula como su número dos e hipotética sucesora, la primera teniente de alcaldesa, Marta Higueras, por el coordinador de la Alcaldía, Luis Cueto, la asesora Lourdes Menéndez y, sobre todo, su jefe de gabinete, Felipe Llamas. A este último se le atribuye el toque costumbrista que ha caracterizado a Carmena. Siempre a su lado, ha sido quien más influencia ha ganado y en quien más deposita su confianza la alcaldesa, en detrimento de Luis Cueto, a quien se conocía como el 'alcalde en la sombra' en la primera mitad de la legislatura. Son los otros nombres protagonistas de Más Madrid, sus cerebros y herederos.

"Íñigo no es Manuela", sintetizaba Pablo Iglesias en su reacción al lanzamiento de la plataforma electoral Más Madrid, al margen de Podemos, para argumentar que su formación competiría contra Errejón en la comunidad, pero que daría un paso al lado en el Ayuntamiento de Madrid evitando fracturarse en dos candidaturas. No estuvo lejos de asegurar, asimismo, que "Manuela no es Carmena", porque en la misma carta dirigida a los inscritos lamentaba que "el nuevo proyecto de Manuela se parece muy poco al de Ahora Madrid de hace cuatro años". Descargaba Iglesias toda la responsabilidad de la operación Errejón-Carmena sobre el primero, pero la alcaldesa reconocía este miércoles a Carlos Alsina en los micrófonos de Onda Cero no solo que el pacto anunciado el pasado jueves se cerró en una cena en su casa el pasado 22 de diciembre, sino que fue a iniciativa suya y de su equipo, quien invitó a asistir a este cónclave a Errejón para explorar las posibilidad de elaborar "un programa común".

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