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Torra dilata la decisión de reunirse con Sánchez para intentar sacar concesiones
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TIEMPO DE DESCUENTO PARA EL CONSEJO DEL 21-D

Torra dilata la decisión de reunirse con Sánchez para intentar sacar concesiones

El tono se relaja entre los dos gobiernos y, con dificultades, van acercando posturas. Pero el 'president' quiere arrancar algún gesto a La Moncloa, que se niega a proporcionar la imagen de una "cumbre"

Foto: El 'president', Quim Torra, y la 'consellera' de Presidencia, Elsa Artadi, el pasado 13 de diciembre en el Parlament. (EFE)
El 'president', Quim Torra, y la 'consellera' de Presidencia, Elsa Artadi, el pasado 13 de diciembre en el Parlament. (EFE)

El Gobierno entra en tiempo de descuento hacia su próximo Consejo de Ministros, el del 21 de diciembre, y aún no sabe si finalmente Pedro Sánchez podrá ser recibido por Quim Torra. El Govern no acaba de decir ni sí ni no, avanza primero y luego frena, pone condiciones y luego allana algo el terreno. El líder socialista, mientras, intenta mantener la calma, recetar "sosiego" y "diálogo" y busca hacer hincapié en el hecho mismo de que su Gabinete se reúna en Barcelona en una semana como muestra de "aprecio, respeto y cariño" hacia Cataluña. Quizá aún tenga que esperar unos días más para saber la respuesta definitiva del 'president', hasta mediada la semana próxima, que confía entre tanto en poder arrancar algún gesto de La Moncloa. Pero uno de los más simbólicos, la imagen de una 'cumbre' entre los dos gobiernos, como si se tratara de los ejecutivos de dos países distintos, no se producirá. Sánchez la descarta por completo.

Gobierno y Govern están entregados a la comunicación epistolar. El lunes, tres ministros —la vicepresidenta, Carmen Calvo, y los titulares de Interior y Fomento, Fernando Grande-Marlaska y José Luis Ábalos— enviaron sendas cartas de advertencia, muy duras, a sus homólogos catalanes, para pedirles explicaciones por la "dejación de funciones" de los Mossos el pasado fin de semana, cuando los comités de defensa de la república (CDR) lograron cortar autopistas y levantar barreras de peaje sin que nadie se lo impidiera. La Generalitat rebajó el tono y respondió a las misivas asegurando su compromiso con la seguridad. Y este jueves, Calvo se dirigió al 'vicepresident', Pere Aragonès (también a la alcaldesa de la capital catalana, Ada Colau), para pedirle formalmente una cita de Sánchez con Torra en Barcelona, aprovechando el Consejo de Ministros del 21 de diciembre en la ciudad condal, y el dirigente de ERC replicó, también en tono cordial, aunque sin concreciones.

Aragonès traslada a la vicepresidenta que el Govern "comparte la voluntad de avanzar en la senda del diálogo constructivo que debe acompañar la relación" entre los dos ejecutivos. "En este sentido, reiteramos nuestra voluntad de encontrar los términos y contenidos para hacerlo efectivo", escribe el también 'conseller' de Economía y Hacienda.

Aragonès reitera por carta su "voluntad de encontrar los términos y contenidos para hacerlo efectivo" el encuentro de Sánchez y Torra


Fuentes del Ejecutivo catalán cercanas a ERC señalaban a este diario que la decisión final será de Torra, que desea aplazarla unos días más porque entiende que dar una respuesta final ahora sería "demasiado pronto". Además, el 'president' quiere ofrecer una imagen de bilateralidad que, al menos por ahora, La Moncloa no está dispuesta a darle.

Foto: Los ministros Isabel Celaá (c), José Luis Ábalos y Nadia Calviño, este 14 de diciembre en La Moncloa. (EFE)

No habrá referéndum

Este viernes el Govern lanzaba el mensaje de que no habría una entrevista entre los dos líderes si no se entraba "a fondo" de los temas y no se abordaban "todos los temas". El Gobierno contestó por duplicado que no pondría objeciones a que Torra pudiera plantear su demanda de un referéndum de autodeterminación, aunque ya conocía de sobra que no habría ninguna negociación sobre una eventual consulta.

La semana arrancó con tensión entre Madrid y Barcelona, y ha acabado con un tono más relajado y con el presidente pidiendo "sosiego" y "tiempo"

"Pero el tiempo que vaya a utilizar él en hablar de autodeterminación, si finalmente nos reunimos, yo lo voy a dedicar a hablar de la precariedad laboral, de la calidad de los servicios públicos y de ver cómo podemos reconstruir el Estado del bienestar, que desgraciadamente durante estos años de crisis ha salido muy dañado en la sociedad catalana", advirtió Sánchez desde Bruselas, al término del Consejo Europeo. En Madrid, la portavoz del Gabinete, Isabel Celaá, añadía que no habría "censura previa" de temas, aunque la apuesta del Ejecutivo es conocida: diálogo siempre dentro de la Constitución y de la ley, refuerzo del autogobierno, reforma del Estatut. No una consulta de autodeterminación, que no cabe en la Carta Magna.

Sánchez reitera en Bruselas su deseo de reunirse el próximo viernes con Quim Torra

La cita en Barcelona parece abrirse paso, pero todavía es pronto para dar por hecho que se producirá. Reconducir la relación entre los dos ejecutivos no está siendo nada fácil. El lunes se vislumbraba una ruptura detrás de advertencias muy serias; el martes, el tono se relajó; el miércoles, en el Congreso, Sánchez redobló sus avisos a Torra, insistiendo en que no tolerará ninguna quiebra de la legalidad, aunque sin anunciar medidas coercitivas concretas ni romper la baraja. Y en las últimas 48 horas se suavizaron las formas por las dos partes.

El Gobierno ultima los detalles para el Consejo de Ministros en Barcelona

En la capital belga, el presidente no lanzó advertencias y sí gestos de distensión. "Espero que [la reunión] se produzca, porque en política lo que no se puede hacer es perder las formas". Insistió en que el Gobierno "tiene un proyecto para España porque tiene un proyecto para Cataluña", y ese proyecto es el mismo, y el ejemplo es la aprobación del salario mínimo a 900 euros. El conflicto en Cataluña, reiteró, no se resolverá de la noche a la mañana. Se necesita "sosiego, tiempo, diálogo, generosidad y responsabilidad". Y también "altura de miras" y "sentido de Estado a todas las fuerzas políticas".

Foto: El presidente de la Generalitat, Quim Torra, durante la reunión con el presidente de Eslovenia, Borut Pahor. (Cedida por la Presidencia de la Generalitat)

"Yo asumo mi responsabilidad"

Pero el jefe del Ejecutivo está dispuesto a intentar resolver el choque que sigue larvándose desde hace diez años. Asumiendo tácitamente el coste político, el desgaste que pueda producir su política de distensión con los soberanistas. "Yo asumo mi responsabilidad", sostuvo ante la pregunta directa de si temía los efectos de la "política del ibuprofeno" —la expresión es del ministro Josep Borrell— en su Gobierno. La estrategia de apaciguamiento cada vez suscita más nerviosismo dentro del PSOE, especialmente tras el castigo imprevisto a Susana Díaz en las andaluzas del 2 de diciembre y cuando varios barones y alcaldes temen que la ola acabe de llegar a sus territorios, destruyendo sus perspectivas electorales.

Nada del diseño de la reunión, si finalmente se produce, está cerrado aún. La Generalitat querría proyectar una imagen de bilateralidad

En el Gobierno insistían este viernes por la tarde que el diseño de la reunión, en caso de que se produzca, sigue sin estar cerrado. La oferta de La Moncloa es una cita solo de los dos presidentes, siguiendo el modelo que se inauguró en Sevilla el 26 de octubre, cuando Sánchez se entrevistó con Díaz en la sede de la Junta. "No es una cumbre", zanjó Celaá, quien pidió a Torra respetar los "usos y costumbres". Luego sucedieron unos minutos de confusión y finalmente portavoces oficiales del Ejecutivo subrayaron que el único formato que se aceptará será el mismo que el de hace dos meses: los dos presidentes y punto. Se cerraba la puerta a una oferta 'a priori' algo más digerible para Madrid. Torra querría al menos estar acompañado de su vicepresidente y de la 'consellera' de Presidencia, Elsa Artadi, lo que llevaría a Sánchez a acudir a la cita con Calvo y la ministra de Política Territorial, Meritxell Batet. Un tres más tres.

Elsa Artadi: "Garantizaremos la reunión del Gobierno y derecho a protestar"

Más tarde, y tras la carta de Aragonès a Calvo [aquí en PDF], fuentes del Gabinete conocedoras de los detalles de las conversaciones advertían de que nada está cerrado y que quizá podía encontrarse una salida intermedia. Un encuentro de los dos gobiernos al completo sí que escapa por completo a los planes de La Moncloa.

Derecho de reunión y de protesta

En declaraciones públicas, al menos, el Govern hacía menos énfasis en el cómo. "El formato no será un problema", aseguró Artadi desde Berlín. "No hay nada cerrado en este momento. Todavía estamos en la ambigüedad acerca de qué tipos de reuniones se pueden producir [...]. Más importante de quién se va a reunir con quién es con qué actitud, con qué objetivo y con qué espíritu se realizan estas reuniones". La 'consellera' añadió que la Generalitat "garantizará los derechos de todo el mundo, tanto el de reunión [del Gobierno central] como el de manifestación y de protesta". El problema es si el 21-D las protestas se desbordan y suponen la paralización de la ciudad y se pone en riesgo hasta la celebración del Consejo de Ministros.

La Moncloa sí persigue la cita de los dos líderes, pero advierte de que lo importante es el Consejo de Ministros y de que no está en posición de debilidad

"Nosotros sí tenemos mucho interés en que los dos presidentes se vean, pero deben darse cuenta de que no estamos en una situación de debilidad —avisan fuentes del Ejecutivo—. Si no ceden, pues no habrá entrevista. Pero el Consejo de Ministros ya cuenta con suficiente contenido. Estamos magnificando algo mucho menor, y ellos están mareando la perdiz todo el día". El propio Sánchez, en Bruselas, ponía énfasis en la reunión del Gabinete, que se celebrará en la Casa Llotja de Mar en medio de un impresionante dispositivo de seguridad. "No es más que un símbolo y un gesto de convivencia, de concordia y de acercar el Gobierno de España a todos y cada uno de los territorios de nuestro país". También es, agregó, un reconocimiento de la España autonómica y la asunción de que "no toda la vida política pasa en Madrid".

El primer ministro esloveno pide que Torra no compare Cataluña y Eslovenia

El presidente puso en valor que no quiere alimentarse ni de la "confrontación" ni del "agravio" territorial, y que el "camino" es el que su Ejecutivo abrió en junio, cuando llegó al poder, reactivando las comisiones bilaterales Generalitat-Estado y trenzando acuerdos que llevaban años en la nevera. A ERC le interesa continuar con esa dinámica de entendimiento —Aragonès tiene pendiente aún sacar sus Presupuestos adelante, igual que Sánchez—, pero a Junts per Catalunya le resulta cada vez más costoso ante sus bases, lo mismo que le sucede al PSOE. Los cuadros más reticentes a la estrategia del Gobierno reconocen que no se ha cruzado ninguna línea roja, pero sí que desgasta a la marca la proyección de la imagen de un Ejecutivo que depende de los votos de los independentistas para sobrevivir.

El Gobierno entra en tiempo de descuento hacia su próximo Consejo de Ministros, el del 21 de diciembre, y aún no sabe si finalmente Pedro Sánchez podrá ser recibido por Quim Torra. El Govern no acaba de decir ni sí ni no, avanza primero y luego frena, pone condiciones y luego allana algo el terreno. El líder socialista, mientras, intenta mantener la calma, recetar "sosiego" y "diálogo" y busca hacer hincapié en el hecho mismo de que su Gabinete se reúna en Barcelona en una semana como muestra de "aprecio, respeto y cariño" hacia Cataluña. Quizá aún tenga que esperar unos días más para saber la respuesta definitiva del 'president', hasta mediada la semana próxima, que confía entre tanto en poder arrancar algún gesto de La Moncloa. Pero uno de los más simbólicos, la imagen de una 'cumbre' entre los dos gobiernos, como si se tratara de los ejecutivos de dos países distintos, no se producirá. Sánchez la descarta por completo.

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