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De la guerrilla sandinista a la cárcel: la vida del 'cura' que atacó a los Bárcenas
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¿"tonto útil" o sicario a sueldo?

De la guerrilla sandinista a la cárcel: la vida del 'cura' que atacó a los Bárcenas

Defendió siempre que actuó solo y por impulso propio, con el objetivo de "salvar a España"

Foto: El falso cura, durante el juicio. (EFE)
El falso cura, durante el juicio. (EFE)

"La única explicación es que le utilizaran, que fuera un tonto útil", así habla una de las personas que trató con Enrique Olivares García tras su irrupción en la vivienda familiar de los Bárcenas en octubre de 2013. El episodio rocambolesco en el que un hombre disfrazado de cura atacó a la mujer y al hijo del extesorero más popular del PP está ahora siendo investigado por la Audiencia Nacional, que relaciona aquel intento de robo de material con un operativo encubierto policial dirigido a obtener la información que conservaba sobre el partido y sus principales cargos sufragado con fondos reservados.

Los que le conocieron en aquella época aseguran que demostraba serios desequilibrios y que, pese a ello, nunca modificó un relato en el que situaba la iniciativa de llevarse del despacho de Bárcenas 'pendrives' y discos duros con supuesta información sensible sobre el PP como algo personal. Defendió siempre que actuó solo y por impulso propio, con el objetivo de "salvar a España" consiguiendo esa información que podía poner en jaque al Gobierno de Mariano Rajoy.

Su plan era, desde luego, esperpéntico. Comentó después a personas cercanas que quería hacerse con los dispositivos informáticos, salir de la vivienda y pedir asilo en una embajada sudamericana cercana a la casa madrileña de los Bárcenas. El Consulado General de Bolivia se encuentra a poca distancia. Sudamérica era uno de sus temas recurrentes, ya que pasó muchos años de su vida en distintos puntos del país y alardeaba de haber combatido en Nicaragua junto a la guerrilla sandinista. Algo que ponen en duda personas cercanas, que destacan que ni siquiera contaba con formación militar básica, ya que no hizo el servicio militar por un defecto físico, un dedo en garra que le eximió de la mili.

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Pinche para ver los antecedentes y las identidades.

Nacido en Cuenca en enero de 1949, la Dirección General de la Policía conserva en sus archivos ocho antecedentes penales del agresor. Comenzó un historial salpicado de delitos menores en los años sesenta con varios robos con fuerza. Durante los setenta y los ochenta, se le persiguió por faltas contra el orden público y tráfico de drogas. Desapareció en el 99 del mapa policial español con un último rastro por unos estragos cometidos en su ciudad natal y volvió a saberse de él en las bases de datos de las Fuerzas de Seguridad del Estado por un delito cometido por "persona indocumentada" en Argentina.

placeholder Revólver utilizado por Olivares García.
Revólver utilizado por Olivares García.

Lo cierto es que documentos no le faltaban. La Policía reflejó en el atestado levantado tras su irrupción en el domicilio de los Bárcenas que manejaba, al menos, otras dos identidades. Disponía de un DNI a nombre de Jesús Sánchez Rodríguez y otro a nombre de Juan Manuel Muñoz Muñoz. También de un revólver con un tambor de cinco cartuchos, para munición de fogueo, y de bolas de acero y pegamento para infligir daño si lo utilizaba. Solo dos de las cinco recámaras funcionaban.

Su primer abogado recuerda la versión que le ofreció de lo sucedido después de que le avisaran de que le había caído en suerte su defensa a través del turno de oficio. Le dijo que no había planificado nada, que llegó a Madrid en autobús desde Cuenca y la idea fue germinando en el camino. Llegó a la capital con esa idea fija en su cabeza y fue directo a comprar la camisa negra y el alzacuellos que llevó para respaldar la versión con la que logró que los Bárcenas le abrieran la puerta: era un emisario del Obispado y quería mediar para la condicional del extesorero. Conocía la dirección a través de los medios de comunicación que, por aquel entonces, acampaban en la puerta de la casa.

Paranoide, narcisista y antisocial

"Dentro de su incoherencia, nunca perdió esa coherencia de mantener en todo momento que no actuaba a las órdenes de nadie", asegura Félix Bernal, su primer letrado, que también recuerda altibajos en Olivares, al que encontraba sereno algunos días y descontrolado otros. Le asombraba su convicción de que no había hecho nada malo, nadie había salido herido y, por tanto, saldría libre y limpio de polvo y paja por este asunto. Ahora cumple una condena de 22 años en la prisión de Cuenca, la más cercana a su familia. Mantiene contacto con sus dos hijos. La pena impuesta fue inferior a la aparejada a los delitos cometidos, ya que el tribunal aplicó la atenuante de alteración psíquiátrica. La sentencia desvela también que no contaba en el momento de su detención con ingresos conocidos y sufría una incapacidad fisica.

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La resolución refleja el contenido de un informe emitido por la médico que le examinó antes de un juicio en el que comenzó a gritar que oía "voces en su cabeza", y que concluyó que sufría un trastorno de la personalidad con rasgos paranoides, narcisistas y antisociales. "A consecuencia de ello se muestra intransigente frente a puntos de vista disidentes y firme en la defensa de sus convicciones personales, que son sobrevaloradas y obstinadas, lo que puede explicar, aunque no justificar, su actuación", dice la sentencia.

Durante la vista oral, Olivares acudió representado no por su abogado de oficio sino por un bufete privado que asumió su defensa pese a que no tenía, supuestamente, con qué pagarles. El Confidencial se ha puesto en contacto con los letrados, que aseguran que se hicieron cargo de él a petición de uno de sus clientes, también de Cuenca, que se lo pidió como un favor personal. Al parecer, conocía al falso cura desde niño y le dio pena su situación.

El desequilibrio que padece le provoca una "montaña rusa emocional" que dificulta aún hoy la labor de cualquiera que le trate. Fuentes penitenciarias aseguran que en la cárcel de Cuenca continúa sufriendo esos altibajos. "¿Pudieron inducirle, manejarle?", se preguntan sus conocidos, que recuerdan cómo, en numerosas ocasiones, se comportaba como "un iluminado con una misión".

"La única explicación es que le utilizaran, que fuera un tonto útil", así habla una de las personas que trató con Enrique Olivares García tras su irrupción en la vivienda familiar de los Bárcenas en octubre de 2013. El episodio rocambolesco en el que un hombre disfrazado de cura atacó a la mujer y al hijo del extesorero más popular del PP está ahora siendo investigado por la Audiencia Nacional, que relaciona aquel intento de robo de material con un operativo encubierto policial dirigido a obtener la información que conservaba sobre el partido y sus principales cargos sufragado con fondos reservados.

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