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Chivatazos, operaciones, entrevistas... Así condicionó Villarejo la política española
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los audios del agente encubierto

Chivatazos, operaciones, entrevistas... Así condicionó Villarejo la política española

El doble juego que hacía el policía le servía para llevarse bien con PSOE, con PP, con el juez Garzón, con sus compañeros de la Policía y de la Guardia Civil e influir en el devenir de los casos

Foto: José Manuel Villarejo.
José Manuel Villarejo.

Los audios que estos días y el pasado septiembre publicó 'Moncloa.com' revelan cómo el comisario Villarejo influía en la vida política y judicial española. La información que conseguía en sus reuniones con jueces, fiscales y otros policías era posteriormente utilizada por el agente encubierto en sus citas con dirigentes políticos, algunos de los cuales incluso estaban siendo investigados por los primeros. En paralelo, el funcionario usaba esa misma información para filtrar a la prensa los detalles que decidía, con el fin de influir en la opinión pública y, por ende, en la propia investigación.

Al mismo tiempo, sus consejos a políticos, jueces, fiscales y policías también tenían consecuencias directas sobre las acciones de estos últimos. Su capacidad para alterar la percepción de la realidad que tenían sus interlocutores era clara, como queda patente en los mencionados audios, a los que ha ido teniendo acceso puntualmente también El Confidencial. No han sido pocas las informaciones aparecidas en los medios de comunicación detrás de las cuales se escondía la mano del comisario de uno u otro modo.

La reunión secreta que mantuvieron en la calle Génova Villarejo y María Dolores de Cospedal el 21 de julio de 2009, cuando la dirigente popular era secretaria general del partido, fue una de esas visitas que tuvieron efectos inmediatos en la prensa. Ambos se vieron en el despacho de la entonces número dos del PP, en la sexta planta de la sede central de la formación, durante una hora y media. Entre las 18:00 y las 19:30. Las dos partes planificaron un día antes la visita y tomaron todas las medidas de seguridad para cerciorarse de que la entrevista no trascendiera.

Foto: audios-villarejo-cospedal-pen-drive-gurtel

El intermediario que utilizó Cospedal para preparar el encuentro fue su marido, Ignacio López del Hierro, que mantenía relación con el policía desde hacía tiempo. El 20 de julio previo al encuentro de Génova, el empresario y Villarejo se citaron en una cafetería madrileña para programar los detalles del día siguiente. Durante esa charla preliminar, tal como quedó grabado en los audios, el comisario le contó a López del Hierro que al entonces ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, le recomendaron ser cauto al usar el teléfono porque estaba intervenido por el Centro Nacional de Inteligencia (CNI).

Al día siguiente, ya durante la entrevista con Cospedal, Villarejo retomó el tema de los servicios secretos. "Yo sé que el CNI está muy obsesionado con este [en relación al caso Bárcenas] y otros temas (...); entonces, es decir, mi teléfono está seguro intervenido; probablemente el tuyo también por los vínculos", le indicó el comisario a la número dos del PP. "Aquí en Génova tienen un informador (...); no es de alto nivel, pero habla con gente de alto nivel, le han puesto nombre de guerra... me acordaré (...); pero, vamos, que tienen un tipo aquí dentro", resumió el comisario —tal y como reveló 'Moncloa.com'—, que ya por aquel entonces acusó al CNI de "intervenir todos los teléfonos por el morro".

El CNI espía al PP

La información proporcionada por Villarejo fue interiorizada inmediatamente por Cospedal, que tardó poco tiempo en hacerla pública. Lo hizo, en concreto, 17 días después, en una entrevista que concedió a la agencia EFE. La secretaria general del PP dijo que le constaba que "desde las autoridades judiciales y policiales" se estaban "produciendo escuchas telefónicas ilegales a personas que no tienen nada que ver con los sumarios y a destacados dirigentes nacionales". Se hace, subrayó, "de manera ilegal, nos consta". El Gobierno, añadió, "utiliza las instituciones, la Fiscalía General, la Policía Judicial, los servicios del Ministerio del Interior y el CNI" para espiar a altos cargos de su partido.

Las acusaciones provocaron un terremoto mediático y político, ya que fueron hechas pocos meses después de las primeras detenciones de la Gürtel y justo cuando la opinión pública acababa de conocer que las fuerzas de seguridad y los servicios de inteligencia utilizaban un sistema (Sitel) que permitía pinchar teléfonos sin el control suficiente por parte de la judicatura, como también denunció entonces el dirigente popular Esteban González Pons. Cospedal no reveló en ningún momento quién había sido su fuente, extremo que de hecho criticaron duramente algunos medios, que censuraron que lanzara las acusaciones sin poner sobre la mesa prueba alguna.

Tanto en los audios revelados por 'Moncloa.com' el pasado septiembre como en los que está dando a conocer el diario digital estos días, queda también en evidencia el papel que jugó Villarejo tanto en los inicios de la investigación del caso Gürtel como en la filtración de determinados detalles a dirigentes del PP. En concreto, tanto en la grabación publicada en septiembre —que se centra en la comida que mantuvo el comisario con el exjuez Baltasar Garzón, la entonces fiscal Dolores Delgado y otros tres altos mandos policiales en el madrileño restaurante Rianxo el 23 de octubre de 2009— como en la que está siendo destapada ahora —que describe la reunión de Génova—, Villarejo menciona una comida previa, celebrada en agosto de 2008, con el exmagistrado para iniciar las pesquisas de la Gürtel.

"Comimos Balta [Garzón], Juan Antonio [González, jefe de Policía Judicial], el Oli [José Luis Olivera, entonces jefe de la UDEF] y yo, preparando lo de la Gürtel, justo cuando al día siguiente admitía él el tema y tal y cual", explicó Villarejo durante la comida en el restaurante Rianxo de octubre de 2009. La Fiscalía Anticorrupción interpuso la querella que dio origen al caso después de nueve meses de investigación; en concreto, el 4 de agosto de 2008. Garzón la reclamó porque había un investigado común con otra causa que él llevaba —Luis de Miguel— y la admitió el 6 de agosto, con lo que la comida se pudo celebrar el 5 de agosto. Tras seis meses de investigación, el juez ordenó las primeras detenciones del caso Gürtel en febrero de 2009.

"Yo estoy... Es decir, el año pasado, en agosto, hay una comida, en la que yo estoy en ese tal", presumió ante Cospedal el 21 de julio de 2009 en referencia a la mencionada comida que mantuvo con Garzón para preparar la Gürtel. Quería hacer ver a su interlocutora que él tenía información de primera mano desde el principio de las pesquisas, tal como hizo ante Delgado —hoy ministra de Justicia— y Garzón en octubre de 2009. Sin embargo, en la conversación de Génova, el policía se explaya y admite que, tras reunirse con el juez que entonces comenzaba a investigar el caso, fue a contarle a uno de los investigados que estaban tras su pista. "Inmediatamente yo lo transfiero por los contactos", relata Villarejo a Cospedal. "Es decir, una de las personas que se entera, te lo digo para que le tires de la oreja, es Arturito [Arturo González Panero], el cabrón del Albondiguilla, que vive donde yo vivo, en Boadilla", confiesa.

Búscate cómo hablar con la segunda del PP

"Le digo, oye, habla con tu partido y esto y esto", añade. "¿Por qué? Porque Arturo, obviamente, como yo soy de allí y tal, si me pillan hablando con él, como tenemos una serie de cosas en común y tal y cual, pues digo habla a alguien. ‘No, voy a hablar con…’. Me dijo que él iba a hablar, que tenía buena línea, con el portavoz del Senado", prosigue Villarejo. "Yo voy a hablar con Pío [García Escudero]; le digo [a González Panero] 'búscate la fórmula de hablar con la segunda del partido [Cospedal], búscate la fórmula porque...". "No, no, no lo hizo, no", interrumpe entonces la secretaria general del PP. "Es más, para protegerlo, hablo con la brigada, con todos ellos, y les digo 'oye, este hombre puede darnos información (que es mentira, que no nos dio nada), por lo tanto vamos a protegerlo un poco', para cubrirlo un poco".

Aunque no solo en Gürtel ha influido el comisario hacia un lado y al otro. Los días previos y posteriores al encuentro con Cospedal del 21 de julio de 2009, el policía se reunió en varias ocasiones con el marido de la número dos del PP, Ignacio López del Hierro. El policía le reveló al empresario detalles de operaciones policiales que había en marcha contra miembros del partido en Valencia (trajes de Camps), Alicante (Brugal) y Murcia (Umbra), y que aún no se habían producido. En una de esas citas, Villarejo aseguró al marido de Cospedal que había funcionado el plan que ambos habían pactado previamente.

“Ahí, has visto que se ha conseguido parar, como te dije: 'Vamos a ver si conseguimos parar hasta septiembre lo de los pagos esos en B'. Que estamos ahí parados, macho, pero parados. Te acuerdas que… el calendario, afortunadamente, (...) mucho caso, que era conseguir cerrar el tema de Camps y si sale lo de la financiación ilegal, pues que se coma el marrón alguno de ellos”, le dijo Villarejo en referencia al asunto de los trajes por el que el exdirigente del PP tuvo que declarar ante el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, órgano que efectivamente terminó archivando la causa en agosto de 2009, aunque al año siguiente fuera reabierta.

En otra conversación con López del Hierro, Villarejo informó al empresario de que había advertido a Juan Cotino, que por aquella época era vicepresidente tercero del Gobierno de Camps, de que el PP de Valencia debía destruir material comprometedor. El comisario alude en diversas ocasiones a Cotino, al que conoce de cuando el dirigente levantino fue director general de la Policía Nacional, cargo que ocupó entre 1996 y 2002, y con quien mantenía una relación fluida. En otra conversación entre López del Hierro y el comisario, de hecho, este último recuerda que ya advirtió a Cotino de que algunas derivadas de Gürtel apuntaban a su sobrino, el empresario Vicente Cotino, uno de los supuestos donantes ilegales del PP.

“Entonces, le dije, digo [a Juan Cotino]: 'Estamos intentando lo posible y tal… pero dile a tu sobrino [Vicente Cotino] que limpie… que hay un registro… que limpie todos los papeles… Que no sabe nada. Que lo tenga eso… Y que vamos a procurar… Pero, en la medida de lo posible, que tengáis resuelto el tema de la explicación'. 'Coño, como es mi sobrino y yo soy un elemento fundamental aquí en la Junta, lo que quieren ya es quemarme para que no vuelva a abrir el pico. Como soy el que protesta…'. Le digo: 'Tenedlo eso preparado, tal, y cómo además vamos a procurar que no se encuentren datos interesantes, tal. Por lo tanto…'. 'No, no te preocupes'. Eso lo hablé con él hace 10 días”, asegura Villarejo en la mencionada información, que habría servido presuntamente al PP para eliminar pruebas y preparar una estrategia de respuesta a esa nueva fase de Gürtel.

En otro diálogo entre los mismos interlocutores, el comisario revela al marido de Cospedal que también avisó a Cotino de que había una investigación abierta contra el entonces presidente de la Diputación de Alicante, José Joaquín Ripoll. Villarejo se estaba refiriendo a un caso que terminó estallando en julio de 2010, la segunda fase de la denominada operación Brugal, que rastreaba sobornos, cohecho y tráfico de influencias en la adjudicación de contratos de recogida de basuras y en recalificaciones urbanísticas en Alicante. López del Hierro se enteró un año antes de que se produjeran las detenciones.

“También le advertí [a Cotino] de que había una investigación abierta, me parece que te lo dije a ti, creo que te lo dije, al presidente de la Diputación de Alicante”, le dijo Villarejo a López del Hierro. “Hay una investigación abierta, tiene el teléfono pinchado y está entrando mucho a Zaplana”, añadió el agente encubierto. Efectivamente, en el sumario aparecieron luego intervenciones telefónicas en las que Ripoll hablaba de operaciones inmobiliarias con Zaplana. El policía se las desveló a López del Hierro meses antes de que estas se conocieran públicamente.

"Van a trincar a un pavo"

Villarejo, según le dijo él mismo a López del Hierro, incluso se atrevió a dar un consejo a Cotino sobre el caso Brugal: “Pero de todas maneras, le he dicho a Juan: 'Oye, háblate con el de la Diputación de Alicante y dile que tiene un marrón, con una historia de financiación'. No lo sé, no lo sé exactamente, porque es una cosa que yo no controlo. Que me he enterado de puta chiripa. Entonces esos tres datos se los di a Juan [Cotino], pero vamos, es bueno que también tu parienta [Cospedal] lo sepa, los detalles, para...", le reveló el comisario a López del Hierro.

En otro encuentro entre el comisario y López del Hierro celebrado un viernes, el primero adelanta al segundo una próxima operación policial contra el PP de Murcia. “Oye, antes de nada, el martes o miércoles esta gente va a preparar una hostia gorda en la Comunidad de Murcia”, afirma Villarejo. "Van a empezar por el ayuntamiento (…) Entonces, van a trincar el martes o miércoles a un pavo que es el de Urbanismo, como siempre, tal y cual...”. “El que cae siempre...”, le interrumpe López del Hierro. “De Urbanismo… un tío con bigotito me han dicho, bajito. No me acuerdo de cómo se llama el pavo, Barberana o Barbarena [en realidad, se llama Fernando Berberena], bueno, y al núcleo tal”, asegura Villarejo, cuya predicción se cumplió, aunque un poco más tarde de lo que vaticinó. La operación Umbra estalló en octubre de 2010, meses después de que se produjera el diálogo. Fue detenido Berberena por su presunta implicación con una trama de recalificaciones ilegales. La llevó a cabo la Guardia Civil.

Los audios que estos días y el pasado septiembre publicó 'Moncloa.com' revelan cómo el comisario Villarejo influía en la vida política y judicial española. La información que conseguía en sus reuniones con jueces, fiscales y otros policías era posteriormente utilizada por el agente encubierto en sus citas con dirigentes políticos, algunos de los cuales incluso estaban siendo investigados por los primeros. En paralelo, el funcionario usaba esa misma información para filtrar a la prensa los detalles que decidía, con el fin de influir en la opinión pública y, por ende, en la propia investigación.

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