Sánchez y Casado abren una "nueva etapa" para reflotar el bipartidismo
El encuentro, con una duración inédita de casi tres horas en La Moncloa, sirvió para reforzar la imagen de los dos grandes partidos. El Gobierno espera una oposición "leal y responsable" del PP
El bipartidismo está más vivo que nunca. O quiere estarlo. El encuentro que mantuvieron este jueves el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el recién elegido como líder del Partido Popular, Pablo Casado, podría ser el inicio de una "nueva etapa" en la relación de los dos grandes partidos políticos en España. La propia duración de la cita fue sintomática. Casi tres horas de conversación en el palacio de la Moncloa. “Cordial en lo personal” y “exhaustiva” en los temas que se abordaron. “Una verdadera reunión de trabajo”, según señalaron desde el equipo de Casado. “Satisfacción” también en el Ejecutivo socialista ante una cita que no se dejó ningún asunto trascendental en el tintero.
No fue un detalle menor que, tras la entrevista, el Gabinete cediera la sala principal del edificio de Portavoz del Gobierno al joven dirigente conservador. Es el espacio que se reserva para las ruedas de prensa posteriores al Consejo de Ministros, también para las comparecencias del presidente, en solitario o con mandatarios extranjeros. Pero La Moncloa quería evidenciar que, con esa deferencia, que no se dispensa siquiera ni a jefes de Ejecutivos autonómicos, Sánchez quiere subrayar su relación preferente (aunque desde extremos opuestos) con el principal partido de la Cámara. Y encarrilar a Casado, argumentaban fuentes de su equipo, en la senda de la "oposición de Estado" que él mismo protagonizó cuando calentaba banquillo en Ferraz.
Ni siquiera quiso el Gobierno ofrecer su voz como contraste tras el despacho de ambos, como suele ser frecuente. Cedió a Casado, deliberadamente, todo el protagonismo de la tarde, derivando una primera respuesta en Ferraz, en la presidenta del PSOE, Cristina Narbona. Sánchez se reserva este viernes, cuando ofrecerá su rueda de prensa de balance de sus escasos dos meses de mandato. También quiso recibir antes al mandamás del PP, cuando hubiera concluido su proceso congresual, que a Albert Rivera, que aún no ha desfilado por La Moncloa en esta nueva etapa.
Porque, más allá de la confrontación evidente que existe entre ambas formaciones, sí tienen un objetivo común: fortalecerse como los dos grandes referentes políticos, sobre todo en materias de Estado. PP y PSOE tienen claro que más allá de la incursión de los nuevos partidos, la oposición verdadera se la deben hacer ellos dos mutuamente. Fuentes del equipo de Casado reconocieron tras la reunión que “PP y PSOE van a ejercer como bipartidismo”. Es el mejor resumen de lo único que realmente les une: cortar de raíz el crecimiento de Ciudadanos y Podemos, y reforzar su ventaja sobre ellos.
El Gobierno quiso mostrar un trato diferencial con el joven jefe del PP: le cedió la sala principal para su rueda y derivó la primera réplica a Ferraz
Los populares tienen claro que más allá del entendimiento que deben tener con el Gobierno socialista por cuestión de “responsabilidad”, el PSOE debe permanecer siempre como su gran rival electoral. Lo mismo comparte Sánchez. El presidente, cuando era jefe de la oposición, siempre concibió al PP como su antagonista inequívoco. Hasta en los momentos más duros de Mariano Rajoy, acosado por la corrupción y muy inestable en el Gobierno, sentenciaba que la gran formación de la derecha española era más fuerte que lo que muchos sondeos pronosticaban. Ahora la situación es muy distinta: el CIS dibuja un PSOE disparado y en cabeza y un PP empatado con Cs, con un Podemos a la baja.
Cinco grandes materias de acuerdo
Sánchez quería forjar acuerdos con Casado en cinco grandes materias: Cataluña, inmigración, violencia de género, infraestructuras y política europea. Los temas que considera "de Estado" y en los que cree que es prioritario arrinconar el enfrentamiento y cultivar un entendimiento fluido entre los dos grandes partidos, como él lo tuvo con Rajoy. Antes de la entrevista de los dos líderes, ya se veía venir que el desafío soberanista iba a ser el caballo de batalla. Horas después de que tuviera lugar la comisión bilateral que sentó en la misma mesa a Gobierno y Generalitat por primera vez en siete años, Sánchez y Casado abordaron el escenario actual por el que Cataluña sigue sumida en una importante crisis política, institucional y social. El líder de los populares no ocultó su firmeza en la cuestión, llegando a afirmar que no “pasarán ni una” y estarán muy pendientes de cómo siga gestionando este conflicto el Ejecutivo.
Casado advierte a Sánchez de que no le dejará pasar "ni una" en la crisis catalana, aunque al tiempo reconoce que se quiere "fiar" de él
De hecho, Casado reconoció que el PP no es partidario del “diálogo” con aquellos que quieren romper España, dando portazo a las intenciones mostradas hasta el momento por el nuevo Gobierno de Sánchez, y mostrándose absolutamente tajante en ese sentido: “Ni cesiones, ni negociaciones”, ni política de "apaciguamiento", reiteró ante los medios de comunicación al término de la reunión. En el PP, igual que en Ciudadanos, reconocen abiertamente ser partidarios de aplicar una vez más el articulo 155 de la Constitución si el Govern presidido por Quim Torra no demuestra intención alguna de volver a la senda de la legalidad. A los populares les preocupa sobre todo la creación de estructuras paralelas, la reapertura de embajadas y la insistencia de continuar con la hoja de ruta hacia el derecho de autodeterminación.
Casi 3h de conversación con @pablocasado_ a quien he solicitado una oposición responsable y leal en cuestiones de Estado: migración, política europea, violencia de género o infraestructuras. El objetivo común debe ser avanzar por #España. pic.twitter.com/gOiXWTym76
— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) 2 de agosto de 2018
Es más, si los secesionistas siguen por el mismo "cauce", el PP defenderá una posición "firme y sin complejos". Y si el PSOE no está "a la altura", tendrá a los conservadores "enfrente". Casado, según explican fuentes de su entorno, trasladó una importante presión a Sánchez recordándole que el Gobierno tiene una “enorme responsabilidad” en el cumplimiento de la ley y en las garantías constitucionales.
📽 Vamos a hacer una oposición firme, con responsabilidad en los asuntos de Estado, en donde el @PPopular va a colaborar lealmente en garantizar la unidad de España y en la defensa de las libertades y el Estado de derecho. pic.twitter.com/8sEr78n5N4
— Pablo Casado Blanco (@pablocasado_) 2 de agosto de 2018
El jefe del PP, sin embargo, parte de una premisa que desmienten todas las proclamas hechas por el Gobierno hasta ahora, y en reiteradas ocasiones. Casado aseguró que no tolerará ningún referéndum de autodeterminación, pero es que el Ejecutivo y el PSOE siempre se han negado a ello. De hecho, esa posición tajante fue uno de los reproches más severos del Govern al término de la bilateral. Pero Sánchez no se moverá de esa baldosa.
Así se lo recordó Narbona desde Ferraz. El Ejecutivo siempre cumplirá y hará cumplir la ley y la Constitución, remarcó, pero va a intentar seguir adelante con su política de deshielo. La dirigente del PSOE advirtió de que "el PP debe entender que este Gobierno está haciendo lo que no hizo el anterior", generar un "horizonte" de esperanza, enarbolar un proyecto integrador de Cataluña dentro de España que sea capaz de "convencer" a más ciudadanos. No obstante, Casado proclamó que la colaboración en este asunto con el PSOE se mantiene. "Me quiero fiar de que la política del Gobierno de España va a ir en esa dirección, pero tendremos que estar expectantes", concedió.
Sin cambios en la cuestión migratoria
Más allá de la cuestión catalana, el presidente y el líder de los populares intercambiaron impresiones sobre otras de las urgencias que hoy por hoy vive el país. El drama de la inmigración en Algeciras y las vallas de Ceuta y Melilla fueron también estuvo muy presente. Este es probablemente uno de los aspectos en los que más discrepancias pueden tener ambos partidos. De hecho, en los últimos días se ha producido una importante escalada de tensión entre miembros del Ejecutivo de Sánchez y el propio Casado, al que acusan de alinearse con las posturas populistas de la extrema derecha europea como es el caso de Marine Le Pen o Matteo Salvini. El líder del PP, lejos de retractarse, insistió en el Palacio de la Moncloa en su petición al Gobierno “de dejarse de buenismos” en este asunto y reiterar que “decir que no hay papeles para todos es la verdad”, como ya aseguró hace días.
Narbona espera que las "tres horas" de entrevista hayan hecho ver a Casado que su arranque al frente del PP "ha sido completamente equivocado"
Fuentes del equipo de Casado aseguran que la política internacional jugó un papel muy destacado en la reunión. El líder del PP insiste en que es “lo fundamental” en este momento en cada uno de los asuntos importantes para el país, empezando por Cataluña y por la imagen que a partir de ahora se lance al exterior y en la que tendrá un rol crucial el ministro Josep Borrell.
También en el futuro de la economía y en la propia crisis migratoria, la Unión Europea será decisiva, insisten desde el entorno del jefe de los populares, máxime después de que el Gobierno de Sánchez haya insistido en solicitar ayuda a sus socios del Viejo Continente. Precisamente el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, trasladó esta semana al mandatario socialista que estudia liberar ya 55 millones de euros para gestionar la inmigración en España. Por eso Narbona señaló que le parecía "muy interesante" la propuesta de Casado de "una especie de 'plan Marshall" para África, porque a fin de cuentas esa línea de ayuda a los Estados de origen y tránsito de los flujos migratorios es la que defiende Sánchez desde las instituciones. "Bienvenido" a esa preocupación por el drama humanitario, pese a que el Ejecutivo de Rajoy, recordó, procedió a un "total desmantelamiento" de los fondos de cooperación española al desarrollo.
"Hacia delante y no hacia atrás"
El presidente trasladó a su círculo que, pese a lo que dejó ver el tono duro de Casado, estaba "satisfecho" con la reunión. "Han hablado de muchísimas cosas y confía en que el jefe del PP haya captado el mensaje" después de su larga reunión. No en vano, Narbona enfatizó una y otra vez desde Ferraz que esperaba que las "tres horas" de entrevista en La Moncloa hubieran ayudado a concienciar a Casado, para que "comprenda que su arranque en el liderazgo del PP ha sido completamente equivocado", al lanzar "una serie de declaraciones demagógicas e irresponsables" en temas de Estado como la inmigración o la crisis en Cataluña.
PSOE y PP "van a ejercer como bipartidismo", dicen en el entorno de Casado. Ferraz demanda que mire al frente y no vuelva a la "demagogia partidista"
El PSOE se agarra a las afirmaciones del líder del PP de que capitaneará una oposición "leal y responsable". "Hay que confiar en su palabra". Pero el partido recela. Eso explica que Narbona asegurara que estarán "muy atentos" por si el máximo responsable del PP vuelve a caer "en la demagogia partidista". Los socialistas quieren ver en las declaraciones de Casado una señal de que se arranca "una nueva etapa" en su relación. Más aún: espera que traiga un proyecto de "futuro y regeneración", que "sin duda necesita el PP". Narbona le apremió a "mirar hacia delante y no hacia atrás".
La de este jueves solo fue una primera reunión de tanteo. Sirvió para mostrar muchas discrepancias, aunque también para visualizar que los dos grandes partidos quieren mantener una interlocución fértil, pese a la abismal distancia. Ambos se consideran pilares de la arquitectura política española frente a la emergencia de las nuevas formaciones. El bipartidismo casi perfecto que presidió la escena española ha mutado, pero sus dos grandes actores quieren seguir jugando fuerte.
El bipartidismo está más vivo que nunca. O quiere estarlo. El encuentro que mantuvieron este jueves el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el recién elegido como líder del Partido Popular, Pablo Casado, podría ser el inicio de una "nueva etapa" en la relación de los dos grandes partidos políticos en España. La propia duración de la cita fue sintomática. Casi tres horas de conversación en el palacio de la Moncloa. “Cordial en lo personal” y “exhaustiva” en los temas que se abordaron. “Una verdadera reunión de trabajo”, según señalaron desde el equipo de Casado. “Satisfacción” también en el Ejecutivo socialista ante una cita que no se dejó ningún asunto trascendental en el tintero.
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