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'Anticapis' rentabiliza el voto contrario a Iglesias y Montero y reta a la dirección
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EL LÍDER DE PODEMOS ASEGURA QUE "TOMA NOTA"

'Anticapis' rentabiliza el voto contrario a Iglesias y Montero y reta a la dirección

Iglesias tendrá que negociar, plantear concesiones o seguir tensando la cuerda so pena de un riesgo de ruptura por la izquierda que descontrole las candidaturas a un año de los comicios de 2019

Foto: El candidato de Podemos por Madrid, Íñigo Errejón, el secretario general, Pablo Iglesias, y la coordinadora del partido en Andalucía, Teresa Rodríguez, juntos en un acto de la pasada campaña electoral. (EFE)
El candidato de Podemos por Madrid, Íñigo Errejón, el secretario general, Pablo Iglesias, y la coordinadora del partido en Andalucía, Teresa Rodríguez, juntos en un acto de la pasada campaña electoral. (EFE)

La dirección de Podemos insiste en dar por zanjado el episodio del polémico chalé tras la consulta a las bases, que votaron en un 68,42% a favor de la continuidad en sus cargos de Pablo Iglesias e Irene Montero. Califican el resultado de "muy contundente", haciendo hincapié en la "participación histórica", pero cunden las evasivas y los silencios a la hora de valorar el hecho de que casi uno de cada tres inscritos que ejercieron su derecho a voto lo hiciera para exigir la dimisión del secretario general y la portavoz parlamentaria. Los 59.224 noes pesan, y no se esperaba tanta contestación en un revocatorio de 'todo o nada' para el que ni se previó técnicamente el escenario de la dimisión.

La movilización ha sido histórica, marcando récords de participación en una consulta del partido, pero ésta no ha evitado que el 31,58% de votos favorables a la dimisión se acerquen en número a los votos que recibieron conjuntamente en Vistalegre II el equipo que presentó Íñigo Errejón a la dirección y el de Anticapitalistas. Tanto Iglesias como Montero aseguraron anoche a través de las redes sociales que seguirían al frente de sus cargos. Para su respuesta al voto contestario, reciclaron el argumentario que ya emplearon en la segunda asamblea estatal del partido para dirigirse a quienes apostaron por un cambio de liderazgo. Alrededor de 15.000 inscritos más que en esta ocasión. Los que votaron entonces a Iglesias para la secretaría general son prácticamente los mismos, 128.000, que lo han hecho ahora a favor de su continuidad. Sin embargo, más allá de lo cuantitativo, el mensaje de los 59.224 también es cualitativo.

Podemos celebra los resultados de su consulta

La portavoz parlamentaria se limitó a darles las gracias "por expresar vuestra posición con honestidad" y dijo esperar convencerlos con su "trabajo de aquí en adelante". Iglesias, por su parte, fue un paso más allá y aseguró que tomaría nota "del mensaje del 30% de inscritos que no nos han apoyado". Ninguno de los dos grandes sectores críticos del partido realizó campaña a favor de la dimisión, por lo que se disipa quién logrará capitalizar el voto disidente.

Más allá de lo cuantitativo, el mensaje de 'los 59.224' es fundamentalmente cualitativo. Pablo Iglesias asegura que va a "tomar nota"

Errejón se apresuró a defender la consulta casi desde el día después a que se convocase y a pedir el voto a favor de la continuidad de ambos dirigentes, entre otras cuestiones, por el "acoso" que estaban recibiendo y "para volver a la normalidad cuanto antes". Al margen de algún representante errejonista que de forma individual criticó la consulta, o el caso aislado del líder en Asturias, Daniel Ripa, solo el sector anticapitalista pidió no participar en la consulta. El número dos de la coordinadora andaluza Teresa Rodríguez, el eurodiputado Miguel Urbán y, sobre todo, el alcalde de Cádiz, José María González 'Kichi', fueron los más intransigentes tanto con la compra del polémico chalé como con la convocatoria de la consulta.

Diferentes miembros destacados del sector errejonista plantearon serias dudas sobre el procedimiento y la decisión de trasladar a las bases la polémica, que en los días previos había copado buena parte de la agenda. Muchos en privado y algunos en público alertaron sobre lo que consideraban un cierre en falso orientado a cercenar la pluralidad interna. La propia convocatoria de la consulta fue así una reacción al incremento de las críticas internas tras desvelarse la compra del chalé, tanto a la derecha como a la izquierda de Pablo Iglesias, y que volvieron a despertar el fantasma de la batalla fratricida de Vistalegre II.

El destinatario de las hipotéticas concesiones que Iglesias pareció anunciar con su "tomo nota" queda pues en el aire. Como en Vistalegre II, las diferencias internas han traspasado nuevamente las paredes de la sede de Princesa 2 para hacerse públicas, incluso con dirigentes entrando en el cuerpo a cuerpo, como fue el caso del alcalde de Cádiz. "El código ético de Podemos no es una formalidad, sino el compromiso de vivir como la gente corriente para poder representarla en las instituciones, y supone renunciar a privilegios como el exceso de sueldo", arremetía a través de un comunicado.

'Anticapis' aprovecha la coyuntura

De lo que no hay duda es de que la dirección tendrá que negociar, plantear concesiones o seguir tensando la cuerda so pena de un riesgo de ruptura por la izquierda que descontrole las candidaturas a un año de los comicios de 2019. Y es que el sector anticapitalista, desde su bastión andaluz, ya ha comenzado a capitalizar la coyuntura. Durante el transcurso de la consulta, Teresa Rodríguez se decidió a lanzar el órdago con el que llevaba meses amenazando: sellar un acuerdo con Izquierda Unida en este territorio para concurrir juntos a las elecciones en unos términos contrarios a los decididos por la dirección estatal.

Podemos Andalucía ha lanzado el órdago con el que amenazaba: un acuerdo con IU en términos contrarios a los decididos por la dirección estatal

El documento apuesta por la celebración de primarias conjuntas con IU y otras formaciones aliadas "como forma de elección de las listas electorales a nivel autonómico, estableciendo mecanismos de radicalidad democrática que permitan la participación del pueblo andaluz en la elección de sus candidatas y candidatos". Asimismo, se supedita la marca electoral de la confluencia para las elecciones autonómicas y municipales en Andalucía a "encontrar una fórmula en la que todos los actores del proceso de unidad se sientan representados".

Ambos acuerdos van en contra de las decisiones que, paralelamente, tomaba este mismo domingo de forma telemática la dirección estatal. El denominado 'Reglamento abierto de primarias de Podemos' aprobado anoche insta a que Podemos celebre sus propias primarias, para previsiblemente negociar posteriormente puestos en la lista con IU, como en las pasadas elecciones generales. El texto incluso hace referencia al caso propio de Andalucía "ante la alta probabilidad de un adelanto electoral", fijando fechas para sus propias primarias, que "se llevarán a cabo no más tarde del 15 de julio de 2018, con un calendario más concreto a decidir por acuerdo entre el Consejo de Coordinación Autonómico y el Consejo de Coordinación Estatal".

Las tensiones centro-periferia han aumentado a medida que se acercaba el proceso de elaboración de listas y configuración de candidaturas

Asimismo, y en base a la anterior consulta realizada a las bases, la dirección estatal ha aprobado que la formación se presentará "en coalición y con el nombre de Podemos formando parte de la candidatura salvo 'marca consolidada", en referencia a Ahora Madrid, Marea Atlántica o Zaragoza en Común. Un mandato que no casa con las decisiones tomadas por la dirección andaluza, que incluso llegó a registrar el partido Marea Andaluza. La marca decidida para las europeas será Unidas Podemos cambiar Europa.

Podemos Andalucía ha aprovechado por tanto la conyuntura, intuyendo un cambio en la correlación de fuerzas, para lanzar un órdago que supone un reto a las decisiones tomadas por la dirección estatal. El divorcio entre 'anticapis' e Iglesias, más o menos sobrerrepresentado durante los últimos días, viene gestándose desde hace meses y se intensificó con la decisión de este sector de no concurrir a las primarias para la Comunidad de Madrid que encabezó Íñigo Errejón. Los próximos días son cruciales, sin descartarse mayores seísmos en la formación morada, con unas tensiones centro-periferia que han ido aumentando a medida que se aproxima el proceso de configuración de candidaturas y elaboración de listas. Frente a ello, en Madrid se trata de fijar el foco en lo importante: "Desde mañana nos ponemos a trabajar con ese mandato para seguir cambiando este país, que lo necesita mucho".

La dirección de Podemos insiste en dar por zanjado el episodio del polémico chalé tras la consulta a las bases, que votaron en un 68,42% a favor de la continuidad en sus cargos de Pablo Iglesias e Irene Montero. Califican el resultado de "muy contundente", haciendo hincapié en la "participación histórica", pero cunden las evasivas y los silencios a la hora de valorar el hecho de que casi uno de cada tres inscritos que ejercieron su derecho a voto lo hiciera para exigir la dimisión del secretario general y la portavoz parlamentaria. Los 59.224 noes pesan, y no se esperaba tanta contestación en un revocatorio de 'todo o nada' para el que ni se previó técnicamente el escenario de la dimisión.

Íñigo Errejón Izquierda Unida Teresa Rodríguez
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