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Los padres de la Constitución pinchan la reforma de la Carta Magna del PSOE
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BALANCE DE LA PRIMERA JORNADA DE TRABAJO DE LA COMISIÓN TERRITORIAL

Los padres de la Constitución pinchan la reforma de la Carta Magna del PSOE

Herrero, Pérez-Llorca y Roca apuestan por explotar al máximo el texto actual antes que acometer una revisión profunda. Los socialistas recuerdan que los tres comparecientes proceden de la derecha

Foto: Miquel Roca (d), junto al socialista José Enrique Serrano, presidente de la comisión de modelo territorial, este 10 de enero en el Congreso. (Inma Mesa | PSOE)
Miquel Roca (d), junto al socialista José Enrique Serrano, presidente de la comisión de modelo territorial, este 10 de enero en el Congreso. (Inma Mesa | PSOE)

Tal vez no fue el estreno más lucido ni el más brillante para los socialistas. Ellos habían depositado todas sus esperanzas en la comisión que sirve, entienden, de antesala a la reforma constitucional. Pero a la primera de cambio, en la primerísima sesión, en las tres primeras comparecencias, decepción. Los tres padres de aquel texto de 1978 que aún permanecen vivos —Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, José Pedro Pérez-Llorca y Miquel Roca—, los tres por cierto con una lucidez impresionante y un nivel político a años luz de las señorías que tenían delante, no dieron cobertura plena a la estrategia de Ferraz. No se cerraron en banda a retocar la Carta Magna, no, pero tampoco se mostraron entusiastas. Subrayaron las dificultades, la falta de clima en este momento, el reto tan complicado de alcanzar un refrendo ciudadano tan alto como en la Transición. Y apuntaron vías en teoría más sencillas, como modificaciones legislativas, apurar al máximo el "margen" que proporciona la propia Constitución, interpretarla. Pero ninguno de los tres, eso sí, avaló la propuesta federal, el planteamiento que el PSOE defiende desde 2013. Pero para la dirección la jornada agridulce de este miércoles no suponía un hachazo en modo alguno a sus expectativas. Queda mucho camino por delante y lo importante es que el debate ha comenzado. Y será imparable, vaticinan.

La cúpula de Pedro Sánchez había puesto mucho empeño en que inaugurasen la comisión para la evaluación y modernización del Estado autonómico los ponentes de la Constitución aún con vida. Sostenían que ese era el mejor arranque, la mejor llave hacia el horizonte que ellos siempre han perseguido: la modificación de la Ley Fundamental como única y óptima vía para resolver el conflicto territorial, desenquistar la crisis en Cataluña, blindar nuevos derechos y profundizar en la regeneración democrática. El resto de grupos —los que participan, claro, porque este órgano ya nació lastrado por la ausencia, que sigue, de Unidos Podemos, nacionalistas e independentistas— estuvo de acuerdo. Y así se programó para este miércoles. Pero la conclusión que los tres padres dibujaron es que es mejor buscar alternativas más suaves y accesibles antes que sumergirse en un debate más complicado y para el que no existen suficientes mimbres. Una lectura que el PSOE no comparte.

Herrero de Miñón y Pérez-Llorca rechazan el modelo federal que propugna el PSOE, y Roca prefiere "la revolución de las pequeñas cosas"


Los dos comparecientes de la mañana, ponentes nombrados por la extinta UCD, Herrero y Rodríguez de Miñón y Pérez-Llorca, rechazaron de hecho la vía federal explícitamente. Para el primero, es un modelo "polémico, indeterminado y costoso", así que desecharlo sería "un gran paso hacia el consenso". Para el segundo, es un sistema que si no se emplea para unir cada vez más, fracasa, como sucedió en el caso de Yugoslavia, y advirtió del peligro de que la inercia conduzca a España no a una arquitectura federal sino a un Estado "con muchas ciudadelas" en las que "no entra nadie", y eso "es un Estado desbarajustado". Más aún, Pérez-Llorca señaló que el "gran error" fue la regulación de la educación o de las lenguas, y que lo que hay que hacer ahora es reforzar el "autogobierno de España", y no el de las CCAA, y adoptar medidas de "integración" de país, porque la gran amenaza es la "desintegración", dada la gravedad de la crisis en Cataluña. La portavoz socialista, Adriana Lastra, respondió alegando que hace 40 años el Estado autonómico era nuevo, y que en todo caso el PSOE busca construir un modelo federal "español".

Foto: Miquel Roca, a su llegada a la comisión del modelo territorial en el Congreso, este 10 de enero. (Inma Mesa | PSOE)

Nadie quiere "devolver" competencias

Roca i Junyent, que actuó como representante de la minoría vasca y catalana en 1978, no se pronunció sobre el modelo federal. Pero sí convergió en que el sistema actual puede ser "revisable" y mejorable sin necesidad de retocar la Constitución. La Carta Magna, defendió, da "mucho margen" para acometer cambios "trascendentes" en la organización del Estado. La fórmula Roca es la de explotar el marco actual, porque "se puede hacer mucho" dentro de la legalidad, impulsar la "revolución de las pequeñas cosas" a través de los "gestos, los acentos, la proximidad, los reconocimientos, las sensibilidades". Él ni siquiera cree que el problema sea de clarificación de competencias, porque "no hay presidente de comunidad autónoma que acepte devolver" poder al Estado.

"Ninguno de los tres es hijo de Lenin ni de Pablo Iglesias", ironiza un diputado. Los socialistas remarcan que los padres quieren proteger "su obra"

En realidad, Roca apuntaba en un sentido coincidente con el de Herrero, aunque este empleara una terminología distinta. El exdirigente de UCD (y de Alianza Popular) indicaba que caben las modificaciones "sin afrontar ahora una reforma formal" de la Carta Magna. Él propuso "una mutación de la misma, mediante consenso de los agentes políticos". Lo que venía a plantear es una suerte de nuevos pactos autonómicos, trenzados por los principales partidos, para seguir desarrollando el modelo actual vía leyes y reglamentos. Y es que para Herrero una revisión de la Constitución solo es "posible" si es "concreta" y está "pactada".

Foto: Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, uno de los siete padres de la Constitución, este miércoles durante la comisión territorial en el Congreso. (EFE)

En el fondo, el exportavoz parlamentario de UCD apuntaba a la falta de clima necesario para impulsar la reforma. Pero más explícito fue Pérez-Llorca: en la España de hoy "hay mucha ira". "Pero ustedes verán. Habría que procurar que la atmósfera se limpiara un poco y no sé qué nos espera en los próximos meses", deslizó con desconfianza. Roca, a su vez, hacía hincapié en el 88,5% de apoyo que recabó la Carta Magna en 1978 (el 91,09% en Cataluña), un techo que cualquier propuesta de futuro debería aspirar a alcanzar.

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La óptica de los diputados socialistas no era tan negativa. Aunque en sus palabras, en privado, sí se desprendía una tibia decepción con los ponentes, sobre todo porque de alguno de ellos, como de Herrero —que en momentos del pasado sintonizó con el PNV y era más "rompedor" en lo relativo al derecho foral—, esperaba algún paso más osado. "Hay que tener en cuenta que ninguno de los tres es hijo de Lenin ni de Pablo Iglesias, el bueno [el fundador del PSOE]. Son señores de la derecha, y representan a la derecha", recordaba un cualificado miembro de la comisión. "Hemos tenido la mala suerte de que los padres de la Constitución que eran de izquierdas [el socialista Gregorio Peces-Barba y el comunista Jordi Solé Tura] ya murieron", añadía otro integrante del órgano. Y a ello se sumaba, explicaban, su avanzada edad —los tres nacieron en 1940, así que a lo largo del año cumplirán 78 años— y el hecho de que estaban defendiendo "su obra", la que ellos contribuyeron a redactar. Lo cierto es que Lastra, número dos del PSOE, no les rebatió ni les pinchó. Apenas preguntó a los comparecientes y llevó algunas de sus intervenciones leídas, y casi ni aportó cosecha propia, cosa que llamó la atención a algunos de sus compañeros. Los portavoces de PP, Cs y hasta de UPN y Compromís sí inquirieron a los muñidores de aquel pacto.

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"Temerosos de que se abra el melón"

"Han ido más como un abuelo Cebolleta. Pero en general las comparecencias institucionales que están por venir serán del mismo estilo. Los que vengan serán muy conservadores, no en el sentido ideológico, sino en el sentido de que son temerosos de que se abra un melón que luego no se pueda cerrar", señalaba un parlamentario de peso que forma parte de la comisión territorial. ¿Fue un error insistir en que acudieran primero los padres de la Constitución? Los socialistas creen que no, defienden que no se podían empezar los trabajos "de otra manera" y que precisamente arrancar con ellos "ejemplifica" mejor que nada el propósito que persiguen, y es señalar que hacia donde se quiere caminar es hacia la reforma de la Carta Magna, "y nadie mejor que ellos tres simboliza esa apuesta".

El PSOE no cree un error que los primeros en desfilar hayan sido los ponentes, porque "ejemplifican" el camino hacia el que quiere ir

En la dirección entienden que es injusto que se examine la marcha de esta comisión solo por esta primera sesión, porque además "no se trata de que todo el mundo diga amén a la propuesta federal", y porque a lo largo de seis meses de comparecencias desfilarán expertos, políticos, analistas o intelectuales que sí defenderán una modificación del texto de 1978.

Los socialistas se aferraban ayer a varias afirmaciones de los ponentes constitucionales que sí abren camino. Primero, recordaban que ninguno se cerró en banda a una reforma, y que por tanto eso ya era una señal inequívoca para el PP. Así, se fijaban en la apelación a los "gestos" que hizo Roca, o lo que él mismo dijo de que hay "margen" para apurar la Ley Fundamental. Y también veían como tabla de salvación clara que todos hicieran referencia a la necesidad de cambiar el Senado.

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Es más, el exdirigente de CiU reconoció sin ambages que en el diseño de la Cámara Alta fue en donde "más se equivocaron" los padres del texto, mientras que Herrero apuntaba a las dificultades históricas para revisar el método de elección de los senadores, porque ninguna fuerza quiere perder escaños. Este y Pérez-Llorca plantearon reforzar la Conferencia de Presidentes, incorporarla de forma permanente al Senado, mientras que Roca se inclina más por un modelo semejante al Bundesrat alemán, en el que se sienten los ejecutivos autonómicos. Claro que para hacer esto último posible, advertían desde el Grupo Socialista, sí que hace falta retocar la Carta Magna.

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Las mismas ausencias que antes del 21-D

"Ya en los ochenta se intentó la armonización autonómica a través de la Loapa, que el Tribunal Constitucional luego anuló —recordaba un integrante de la comisión—. Así que lo de la mutación que dice Herrero no tiene mucho sentido. Lo que plantean no dejan de ser parches. Si hay acuerdo para acometer ciertos cambios, entonces cambiemos la Constitución, ¿no? Es que nosotros no somos quiénes para interpretar la Carta Magna, como proponen". Todos los dirigentes consultados insistían a su vez en que ese "consenso" que tanto invocaban los ponentes "es el resultado de un proceso", no un ambiente previo. En definitiva, "los climas se generan, se construyen paso a paso". "Tampoco había clima independentista hace unos años y fíjate dónde hemos llegado", reflexionaba una parlamentaria que asistió a la mayor parte de la jornada en el Congreso.

Los socialistas remarcan que el clima se genera durante el proceso, no antes. Y valoran que el PP ya no descarte "de antemano" una revisión del texto

Igualmente, invitaba al optimismo el tono no tan beligerante como en otras ocasiones del portavoz de Ciudadanos, Nacho Prendes, y también la puerta abierta que dejó el representante del PP, José Antonio Bermúdez de Castro. El dirigente popular sostuvo que su grupo no "descarta de antemano" una reforma constitucional y accederá a entrar en harina "si la comisión llega a la conclusión de que es imprescindible y hubiera un gran consenso sobre ello". No obstante, al finalizar el día, los diputados del PP se mostraban abiertamente "satisfechos" porque sentían que los padres del texto de 1978 habían validado su posicionamiento. "Lo peor es que la guerra que se va a acrecentar entre PP y Cs por la disputa en su espacio no va a favorecer una aproximación. No será fácil. Pero no podemos renunciar ni frustrarnos", remachaba un conocido cargo.

El PP asegura que "no descarta de antemano" una reforma constitucional

En todo caso, "lo más grave", en palabras de una diputada socialista, no era el tenor de las palabras de los padres de la Carta Magna. Eran y siguen siendo las ausencias. Los asientos vacíos de los representantes de Unidos Podemos, nacionalistas y secesionistas. El PSOE confía en que el momento llegará. Ayer, al menos, se dio un tímido paso: el portavoz del PDeCAT, Carles Campuzano, atendió a parte de la comparecencia de Herrero, y escuchó toda la disertación de Roca y el debate posterior con los grupos junto a su compañero de escaño Jordi Xuclà. Pero hasta que no se normalice la situación en Cataluña es complicado, asumen desde Ferraz, que todas las fuerzas participen en el único foro que, están convencidos, puede ayudar a encauzar el conflicto territorial.

El PSOE recuerda a Rodríguez de Miñón que hace 40 años las autonomías también eran nuevas

Tres sesiones más en enero

Para este enero de 2018 ya estaban fijadas las comparecencias en los cuatro miércoles del mes, en sesiones de mañana y tarde. Así, la próxima semana, día 17, la comisión para el evaluación y modernización del Estado autonómico recibirá al presidente del Consejo de Estado, José Manuel Romay Beccaría; al presidente del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Benigno Pendás; al presidente del Instituto Nacional de Estadística (INE), Gregorio Izquierdo, y al presidente del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), Cristóbal Torres

La tercera sesión llegará el 24 de enero. Turno de expresidentes autonómicos (el murciano Ramón Luis Valcárcel, y el canario Jerónimo Saavedra) y exministros de Administraciones Públicas (Rafael Arias Salgado, UCD y PP, y Jordi Sevilla, PSOE).

El 31 de enero está prevista la comparecencia de los historiadores Carmen Iglesias, presidenta de la Real Academia de Historia, y José Álvarez Junco. También están citados la socióloga y expresidenta del CIS Belén Barreiro y  los catedráticos Jaime Rodríguez Arana, Francisco Sosa Wagner y Joan Romero, informa Europa Press.

PP, PSOE y Cs pidieron la comparecencia de más de 200 personas, pero por el momento solo se han ordenado los trabajos del primer mes, en los que se se citará a un total de 17 personas en las cuatro sesiones de mañana y tarde. El presidente de la comisión, el socialista José Enrique Serrano, pidió a los grupos reducir la nómina y establecer prioridades, porque está previsto que las comparecencias concluyan en junio, y hasta entonces no podrán desfilar tantos invitados. Menos aún si al final se incorporasen los demás partidos, que también tendrían derecho a hacer sus propias solicitudes. 

Tal vez no fue el estreno más lucido ni el más brillante para los socialistas. Ellos habían depositado todas sus esperanzas en la comisión que sirve, entienden, de antesala a la reforma constitucional. Pero a la primera de cambio, en la primerísima sesión, en las tres primeras comparecencias, decepción. Los tres padres de aquel texto de 1978 que aún permanecen vivos —Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, José Pedro Pérez-Llorca y Miquel Roca—, los tres por cierto con una lucidez impresionante y un nivel político a años luz de las señorías que tenían delante, no dieron cobertura plena a la estrategia de Ferraz. No se cerraron en banda a retocar la Carta Magna, no, pero tampoco se mostraron entusiastas. Subrayaron las dificultades, la falta de clima en este momento, el reto tan complicado de alcanzar un refrendo ciudadano tan alto como en la Transición. Y apuntaron vías en teoría más sencillas, como modificaciones legislativas, apurar al máximo el "margen" que proporciona la propia Constitución, interpretarla. Pero ninguno de los tres, eso sí, avaló la propuesta federal, el planteamiento que el PSOE defiende desde 2013. Pero para la dirección la jornada agridulce de este miércoles no suponía un hachazo en modo alguno a sus expectativas. Queda mucho camino por delante y lo importante es que el debate ha comenzado. Y será imparable, vaticinan.

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