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Rajoy apuesta por el aislamiento europeo de Puigdemont y busca apoyo en el Congreso
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la respuesta del Gobierno al 1-O

Rajoy apuesta por el aislamiento europeo de Puigdemont y busca apoyo en el Congreso

El presidente del Gobierno buscará el consenso en el Congreso para dar respuesta a la espiral del desafío de los independentistas, decididos a proclamar ya la república catalana

Foto: El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. (EFE)
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. (EFE)

Buscar el ámbito del Congreso para confirmar la unidad constitucionalista (que Pedro Sánchez se retrate) y mantener el aislamiento de la causa de los independentistas catalanes en la Unión Europea serán las primeras respuestas de Mariano Rajoy al 1-O. La jornada no fue un referéndum, pero sí una movilización útil en términos de imagen para el objetivo de Carles Puigdemont, Oriol Junqueras y la CUP de desgastar para perjudicar al Gobierno español y al conjunto del Estado. La presencia del ministro de Asuntos Exteriores, Alfonso Dastis, en el equipo de seguimiento del referéndum y en la comparecencia del jefe del Ejecutivo deja evidencia de lo pendientes que están en La Moncloa de paliar los efectos en la UE de las fotos de los desórdenes públicos, sobre todo entre los grandes: Alemania y Francia.

En el PP contaban con que los secesionistas buscaran los disturbios y tumultos callejeros, dado que no iban a poder representar la obra de una consulta normalizada como el 9-N. También asumían que policías y guardias civiles tuvieran que emplearse al final, pero no esperaban que la pasividad o complicidad de los Mossos frente a los independentistas más organizados fuera tan determinante para facilitar al final la imagen de la violencia en las calles. Desde primera hora de la mañana, los secesionistas consiguieron que los medios de comunicación europeos difundieran la idea de la 'represión policial' contra los catalanes.

En previsión de lo que podía ocurrir en la jornada del 1-O, y en los próximos días si Puigdemont o Forcadell proclaman la independencia, Rajoy había recabado el apoyo explícito de Angela Merkel y Emmanuel Macron. Ambos mandatarios estaban en Tallin (Estonia), en la reunión de gobernantes de la UE a la que el jefe del Ejecutivo no pudo ir por la intentona separatista en Cataluña. En conversación telefónica, la canciller expresó su respaldo al empeño del presidente del Gobierno en hacer que prevalezca el orden constitucional frente al desafío de Puigdemont y sus aliados. Desde La Moncloa, difundieron inmediatamente las palabras de Merkel.

Macron, por su cuenta, destacó en la capital báltica que él solo tenía "un interlocutor" en España, que es Rajoy, y que confiaba en su "determinación" para defender los intereses de todo el país.

Después del 1-O, el presidente del PP, consciente de los efectos internacionales que puede tener la campaña de imagen de los independentistas a cuenta de los disturbios, quiso recordar su aislamiento de los secesionistas en el ámbito de la UE. "Quiero resaltar y agradecer el apoyo sin fisuras de la Unión Europea y de toda la comunidad internacional, que en todo momento han entendido que lo que aquí estaba en juego era la vigencia de nuestro orden constitucional", proclamó.

Dastis, la delegación del Ejecutivo en Bruselas, los embajadores en los países de la UE y los europarlamentarios del Grupo Popular se pondrán en marcha para paliar los efectos del 1-O sobre la imagen del Estado. Desde La Moncloa, y con destino a los medios extranjeros, difunden episodios y fotos de parecida o mayor virulencia, con cargas policiales, en los principales países de la Unión sin que nadie se haya atrevido a pedir diálogo con los sediciosos.

Sobre el recurso de Rajoy de convocar a los dirigentes de las fuerzas parlamentarias y, al tiempo, solicitar su comparecencia en el Congreso en pleno extraordinario para abordar la crisis institucional, las fuentes gubernamentales no precisan qué paso será el primero. El objetivo es el obvio: que cada partido se retrate, y en especial el PSOE de Pedro Sánchez, quien dice que apoya al Gobierno al tiempo que lo hace responsable de lo que ocurre en Cataluña, y a quien tampoco le gusta que la Policía y la Guardia Civil intervengan para hacer cumplir la ley.

Pero los amagos de equidistancia de Sánchez siempre quedan desfasados por los pasos que da el bloque independentista, que tiene previsto y comprometido con la CUP proclamar esta semana la ruptura de España con el alumbramiento de una república catalana.

Buscar el ámbito del Congreso para confirmar la unidad constitucionalista (que Pedro Sánchez se retrate) y mantener el aislamiento de la causa de los independentistas catalanes en la Unión Europea serán las primeras respuestas de Mariano Rajoy al 1-O. La jornada no fue un referéndum, pero sí una movilización útil en términos de imagen para el objetivo de Carles Puigdemont, Oriol Junqueras y la CUP de desgastar para perjudicar al Gobierno español y al conjunto del Estado. La presencia del ministro de Asuntos Exteriores, Alfonso Dastis, en el equipo de seguimiento del referéndum y en la comparecencia del jefe del Ejecutivo deja evidencia de lo pendientes que están en La Moncloa de paliar los efectos en la UE de las fotos de los desórdenes públicos, sobre todo entre los grandes: Alemania y Francia.

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