Ni reprobación, ni moción: la única baza de PSOE-Podemos para 'pillar' a Rajoy
La solicitud de comparecencia en pleno de Rajoy, primer fruto del acercamiento a Iglesias propiciado por Sánchez no tiene garantizado su éxito. Pero los socialistas buscan que C's y PNV "se retraten"
Es el primer acuerdo que han sido capaces de trenzar PSOE y Podemos desde el retorno de Pedro Sánchez. La firma conjunta para intentar forzar la comparecencia urgente de Mariano Rajoy en un pleno extraordinario del Congreso por la saga de escándalos que acorralan al PP. Es el mecanismo más a mano para intentar apretar más al presidente, ya que para la moción de censura no hay números y la reprobación no está contemplada ni en el reglamento de la Cámara ni en la Constitución.
Pero ese pacto de mínimos puede prosperar o no. No depende de ambas fuerzas, como nada en la Cámara, cuya complicada aritmética exige alianzas a varias bandas si no hay suma de los dos grandes. PSOE y Podemos, pues, no tienen garantizado el éxito a la primera de cambio. Los números aún no salen, y cabe la opción de que no lleguen a salir. Dependerá de la actitud de Ciudadanos y PNV. Y es a ambos a los que los socialistas miran: ellos, los aliados parlamentarios de los populares, son los que tendrán que "retratarse", advierten en Ferraz. Y a ellos desplazará la presión.
La negociación, no obstante, aún no ha empezado. Queda tiempo por delante, justifican en la cúpula parlamentaria socialista. Hasta finales de agosto —posiblemente el 24— no se prevé que se reúna la Diputación Permanente, el órgano que sustituye al pleno durante las vacaciones parlamentarias (julio y agosto y enero), y por tanto aún el escenario puede cambiar. En buena medida porque para entonces ya estará más cerca la negociación presupuestaria, en la que para el Gobierno son claves los votos de C's, PNV y los dos diputados canarios.
El PSOE aún no ha comenzado los contactos con los grupos: previsiblemente, la Diputación Permanente no se reunirá hasta finales de agosto
La iniciativa acordada directamente por teléfono por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias y registrada este mismo jueves en el Congreso es doble y no reviste mayor complejidad: la petición de comparecencia de Rajoy y la de que lo haga en un pleno extraordinario (esto es, antes del 31 de agosto). El propósito: que el presidente explique en el hemiciclo por qué se niega a asumir responsabilidades políticas por los casos de corrupción que han estallado en el PP y que le han hecho tener que declarar como testigo ante la Audiencia Nacional por la Gürtel. La alternativa de la reprobación al presidente ya la exploró el PSOE en 2013, con Alfredo Pérez Rubalcaba como secretario general, pero al no estar recogida esa herramienta ni en el reglamento ni en la Constitución —la única figura que sí contemplan es la moción de censura— tuvo que recurrir a un sucedáneo, una moción que pedía rechazar la política del Gobierno y en la que no aparecía la palabra 'reprobación'. Iniciativa que, gracias a la mayoría absoluta que tenía entonces el PP, fue rechazada.
Sánchez e Iglesias llegan a su primer pacto e intentan forzar la comparecencia de Rajoy
Mayoría simple, no absoluta
PSOE y Podemos necesitan recabar la mayoría simple en la Diputación Permanente, que forman 65 parlamentarios: 25 del PP (incluida la presidenta de la Cámara Baja, Ana Pastor), 15 socialistas, 12 del grupo de Pablo Iglesias, seis de Ciudadanos, dos de ERC, uno del PNV y cuatro del Mixto. Los firmantes de la doble iniciativa tienen asegurados 32 síes: la suma de sus 27, más los de los republicanos y tres del Mixto (el del PDeCAT, el de Compromís y el de Bildu). El PP, si logra que C's y el representante de Unión del Pueblo Navarro —el cuarto miembro del Mixto en la Diputación—, también llegaría a los 32 apoyos.
PSOE y Podemos necesitan el sí del PNV si C's vota en contra. También sacarían adelante la iniciativa si la formación de Rivera opta por la abstención
Así las cosas, si C's se mantiene alineado con el PP y el vocal del PNV se abstiene, se produciría un empate a 32. El reglamento de la Cámara impone que cuando eso ocurre, el texto sometido a votación decae. Por tanto, PSOE y Podemos solo pueden ganar su apuesta en dos escenarios. Uno, si C's se abstiene —PP y UPN solo sumarían 26 votos—, en cuyo caso sería indiferente lo que hicieran los nacionalistas vascos. Dos, si la formación de Albert Rivera vota en contra y el PNV apoya la iniciativa, deshaciendo así el empate (habría un 32 contra 33).
¿Qué ocurre si la Diputación Permanente aprueba la petición de comparecencia? Entonces, Ana Pastor tendría que convocar el pleno antes del 31 de agosto, en periodo extraordinario, como reza la solicitud. Si se rechaza, socialistas y Unidos Podemos podrían llevar su escrito, ya a partir de septiembre, a la Junta de Portavoces, donde están representados todos los grupos y donde cada portavoz cuenta con voto ponderado, en función de su peso en la Cámara. La presidenta del Congreso tiene un papel fundamental: es ella la que decide cuándo convoca la Diputación Permanente y cuándo fija la sesión plenaria, en caso de que así se apruebe. Ese poder da más cartas a Rajoy para poder estirar los plazos. Fuentes próximas a Pastor indicaban que "está valorando los escritos" y "aún no ha tomado la decisión" de cuándo citar a la Diputación, pero en principio la previsión es que se reúna a finales del mes próximo.
Entre dos posiciones
Ciudadanos y PNV no han anunciado aún el sentido de su voto. Albert Rivera sí adelantó que su partido no apoyará que Rajoy comparezca en un pleno extraordinario, porque eso le permitiría soltar un "mitin" y decir "lo que le dé la gana". Pero lo que no quiso concretar es si su grupo optará por el voto en contra o la abstención. Los nacionalistas vascos, por su parte, no tienen "ningún problema" en forzar la comparecencia de Rajoy. "Y que dé explicaciones, y que todos podamos hablar, preguntar y decir lo que pensemos. Eso nos parece correcto", dijo el portavoz, Aitor Esteban, en Radio Euskadi. Pero esa no obstaculización podría traducirse en un voto a favor o en una abstención.
Nacionalistas vascos y centristas han sido claves en la aprobación de los Presupuestos de 2017 y del techo de gasto de las cuentas del próximo año
La indefinición de ambos partidos a estas alturas es lógica. Los dos son aliados del Gobierno. Ambos, junto con los parlamentarios de Coalición Canaria y Nueva Canarias, permitieron al Ejecutivo sacar adelante sus Presupuestos de 2017 y aprobar el techo de gasto del próximo año, paso previo a la tramitación de las cuentas de 2018, que, si finalmente salen adelante, facilitarían a Rajoy un horizonte de estabilidad hasta 2019.
C's y PNV argumentan que prefieren que el presidente dé cuentas de los casos de corrupción de su partido donde estaba inicialmente previsto: en la comisión de investigación sobre la presunta financiación ilegal del PP. Su comparecencia en ese foro ya está aprobada y solo está pendiente de que se fije la fecha. Ambas formaciones entienden que este formato es más idóneo, ya que discurre como un interrogatorio, como un toma y daca entre los portavoces y Rajoy, que además está obligado a no mentir. No sería raro, no obstante, que C's se acogiese a la abstención: en otras ocasiones dejó solo al PP. Por ejemplo, acordó con el resto de grupos el plan de trabajo de la citada comisión de investigación, que incluía la previsión de que el jefe del Ejecutivo desfilara tras su declaración judicial. En las cuestiones de regeneración democrática Rivera reconoce que sintoniza con el PSOE.
Sánchez se rebela frente a Iglesias por querer marcarle los tiempos para ir contra Rajoy
El núcleo duro de Sánchez analizó en la tarde del miércoles los distintos escenarios que se abrían más allá de la exigencia de dimisión del jefe del Ejecutivo, que el líder había solemnizado por la mañana. Pero el acuerdo con Podemos se tejió con la conversación telefónica que los dos secretarios generales mantuvieron en la mañana del jueves. La portavoz socialista, Margarita Robles, justificó la iniciativa por las "lagunas y omisiones" de tipo político que hallaron en la declaración del testigo Rajoy, su actitud de "mirar para otro lado" mientras a su alrededor se sucedían conductas que podían ser "constitutivas de delito".
¿Quién se apunta el tanto?
La dirección del PSOE se afanaba en recalcar que no actuaba a rebufo de Podemos —esa era la acusación que le lanzaba el PP—, por mucho que hubiera sido Iglesias quien lanzara esa propuesta apenas unos minutos después de la declaración del presidente ante la Audiencia. Insistía en que Sánchez ya batalló con la gestora de Javier Fernández por esa comparecencia urgente en pleno durante la campaña de primarias. Y también subrayaba que no había cambio de criterio: el partido pide "la dimisión, y las explicaciones en el pleno y en la comisión de investigación". "Vamos a promover todas las herramientas parlamentarias que tengamos a nuestro alcance. Todas. Ninguna vía es excluyente, todas son complementarias. Y Pedro ha dado suficientes muestras de que no apoya a Rajoy, tanto que dejó su escaño para no abstenerse en la investidura. Nadie puede querer marcarle el paso", indicaban desde Ferraz.
La dirección de Sánchez dice que el "fracaso" no será de quienes piden que Rajoy acuda al pleno, sino de los que se alían con él e impiden que vaya
Iglesias, sin embargo, se apuntaba el tanto. "Es una buena noticia que el PSOE se esté acercando a nosotros y que podamos colaborar en esa dirección", señalaba en una entrevista con EFE, en la que defendía la necesidad de la comparecencia en el hemiciclo porque "los niveles de corrupción son inaceptables" y es "enormemente grave" que el presidente soltara "chascarrillos" ante los jueces.
Ironía, evasivas y galleguismos... Rajoy despacha su 'paseíllo' por Gürtel
En el equipo de Sánchez intentaban restar importancia a la eventualidad de un fracaso de su primer acuerdo con Podemos en este nuevo tiempo. "El problema lo tendrán aquellos partidos que no quieren que Rajoy dé explicaciones. La frustración será para los partidos que apoyan a un corrupto, no para los que le pedimos que demos explicaciones. El peso recae sobre ellos, sobre Ciudadanos y PNV. Solo faltaba que se invirtiera la carga de la prueba", señalaban en el entorno del secretario general. En la cúpula parlamentaria el juicio era coincidente: serán naranjas y nacionalistas vascos los que deban "retratarse". La mirada se dirigía sobre todo a Rivera, "que enarbola la bandera de la lucha contra la corrupción", que "va de Don Limpio por la vida". "La responsabilidad de la oposición es denunciar a quienes manchan nuestras instituciones. En el combate contra la corrupción no caben medias tintas", completaban desde Ferraz.
Por delante quedan días de negociación tras el parón de primeros de agosto. En el PSOE reconocían que si su apuesta sale mal, no todo está perdido: Rajoy comparecerá sí o sí, en la comisión de investigación. Puede que del pleno logre escaparse, pero de ella no.
Será la historia la que coloque a Alfonso Guerra en el lugar de honor que merece...se reconocerá su papel clave en la democracia española. pic.twitter.com/X6mQyDI2qm
Guerra rechaza ocupar la presidencia de honor de la Fundación Pablo Iglesias que le ofreció Sánchez
Alfonso Guerra da calabazas a Pedro Sánchez. No acepta la presidencia de honor de la Fundación Pablo Iglesias. No quiere el premio de consolación que le ofreció el secretario general tras anunciarle su relevo al frente de la entidad, que llevaba presidiendo desde hace dos décadas. El exvicepresidente del Gobierno le trasladó este jueves al líder su negativa en una entrevista entre ambos, como adelantó la agencia EFE. No sorprendió al jefe de los socialistas: desde Ferraz contaban que ya en las últimas semanas le había expresado su no, pero el de ayer era el último intento para convencerle.
Sánchez llevará el próximo lunes al plenario de su ejecutiva el relevo en la presidencia de la Pablo Iglesias —la única fundación de carácter estatal vinculada al PSOE que queda viva— y la renovación de parte de su patronato. Sustituirá a Guerra por el actual secretario de Estudios y Programas de su dirección, José Félix Tezanos, que fue colaborador durante años del exvicepresidente del Gobierno. Sánchez pretendía compensar a Guerra con la presidencia de honor, un cargo no ejecutivo, pero al rechazar este la oferta, no se creará el puesto. "Pedro ha quedado como un caballero", defendían en su entorno. Una opinión que no compartían los críticos con el líder, que hablaban de "cerdada" y "purga" a uno de los hacedores de la Transición y hombre clave en la historia reciente del PSOE.
La justificación oficial es que Sánchez quiere relanzar la Pablo Iglesias, hacer de ella un 'think tank', un laboratorio de ideas, y trascender su marco de actuación vigente, que es el de servir de fondo bibliográfico del PSOE y organizar seminarios y exposiciones.
Alfonso Guerra (Sevilla, 1940) apoyó a Susana Díaz en las primarias federales, mientras que José Félix Tezanos (Santander, 1946) se alineó enseguida con Sánchez y fue uno de los coordinadores de su proyecto político. Ahora recibe su recompensa con las riendas de la fundación socialista mítica. Cargo que compaginará con la dirección de la Fundación Sistema, encargada de la edición de la revista 'Sistema', 'Principios' y 'Temas', cuyo consejo de redacción preside, precisamente, Guerra.
El exvicepresidente, como anticipó este diario, será homenajeado en el congreso del PSOE andaluz, que arranca este sábado y que entronizará por un mandato más a Susana Díaz. Dirigentes como la ex vicesecretaria general Elena Valenciano lanzaron mensajes de cariño a Guerra a través de las redes sociales.
Es el primer acuerdo que han sido capaces de trenzar PSOE y Podemos desde el retorno de Pedro Sánchez. La firma conjunta para intentar forzar la comparecencia urgente de Mariano Rajoy en un pleno extraordinario del Congreso por la saga de escándalos que acorralan al PP. Es el mecanismo más a mano para intentar apretar más al presidente, ya que para la moción de censura no hay números y la reprobación no está contemplada ni en el reglamento de la Cámara ni en la Constitución.