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Un zulo, un móvil tras un cuadro y 'personal shopper': así vivía el capo de Nummaria
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las propiedades del cerebro del caso

Un zulo, un móvil tras un cuadro y 'personal shopper': así vivía el capo de Nummaria

Los investigadores descubrieron que Fernando Peña había construido un habitáculo en un patio próximo a su despacho para ocultar la documentación de sus estructuras fiscales 'offshore'

Los funcionarios de la Policía Nacional y de la Agencia Tributaria que registraron el despacho Nummaria en abril de 2016 se encontraron con una sorpresa en un patio del inmueble. Los cables de la cámaras de seguridad que había en las oficinas llevaban hasta una dependencia que no estaba en los planos del número 5 de la calle Juan Bravo de Madrid. El presunto cerebro de la macrotrama de fraude fiscal, Fernando Peña Álvarez, había construido un zulo en un espacio pegado a su bufete para ocultar la información más sensible de las tramas societarias que había diseñado para que decenas de clientes vip ocultaran su verdadero patrimonio y pagaran menos a Hacienda.

La estancia era casi imposible de descubrir. Se trataba de un habitáculo construido fuera del despacho, aprovechando un espacio común de la finca. Para acceder a su interior, había que llegar primero al patio. Los agentes encontraron al menos 11 documentos que han permitido avanzar en las pesquisas que instruye el Juzgado Central número 2 de la Audiencia Nacional. Las conclusiones figuran en un informe que ya ha sido incorporado al sumario y al que ha tenido acceso El Confidencial. Peña está acusado en ese procedimiento de insolvencia punible, blanqueo de capitales y varios delitos fiscales, pero la causa también se dirige contra algunos de sus clientes. Entre ellos se encontraban los actores de la serie 'Cuéntame cómo pasó' Imanol Arias y Ana Duato, el productor Miguel Ángel Bernardeau, la escritora Carmen Posadas, la periodista Marta Robles, el cantautor Joaquín Sabina y los herederos del tenor Alfredo Kraus.

Entre la información encontrada en el zulo hay listados con algunas de las sociedades extranjeras que presuntamente utilizó Peña para que sus clientes pudieran imputar fuera de España beneficios conseguidos en territorio nacional y, de ese modo, rebajar artificialmente sus impuestos. También escondía los poderes privados con los que controlaba mercantiles instrumentales de Reino Unido, Uruguay, Costa Rica, Canadá y Luxemburgo, entre otros países. Además, se hallaron resguardos de operaciones del mismo ejercicio 2016 realizadas a través de varias cuentas del banco suizo UBS, así como las transferencias del despacho a dos firmas 'offshore' que recibieron un total de 20,3 millones de euros: Newbury Services y Dacsa International. Acceder a todos estos datos mediante comisiones rogatorias habría paralizado las pesquisas durante años. En el peor de los casos, ni siquiera hubieran sido remitidos nunca a las autoridades españolas.

El presunto cabecilla de esta red tomó otras precauciones para proteger sus entramados societarios y evitar que pudieran relacionarle con ellos. Según recoge el informe elaborado por los expertos de Hacienda, “en el despacho de D. Fernando Peña Álvarez se encontró, escondido tras un cuadro, un teléfono móvil antiguo, sin conexión a internet, que estaba siendo utilizado para enviar y recibir mensajes y llamadas de las personas de que dispone el despacho en el exterior del país, sobre aspectos de las estructuras 'offshore' creadas por el despacho para uso propio y de sus clientes”. Con ese teléfono habría hablado con el testaferro de cabecera del bufete, el costarricense Bernal Zamora Arce. Lo utilizó para desviar hasta ese país de Centroamérica gran parte del dinero que recibía de los particulares y empresas que tenía en cartera.

Durante el registro también se encontró efectivo. En concreto, 21.895 euros, 520 francos suizos, 120 libras esterlinas y 109 dólares USA. Además, en la mesa de Peña se localizaron varios abonos para la Feria de San Isidro y los investigadores descubrieron luego que había destinado fondos no declarados a la compra de palcos en el Open de Tenis de Madrid, el Teatro Real y el Santiago Bernabéu. El supuesto capo de la trama tenía hasta un chófer que le llevaba y le recogía cuando tenía clase de pilates y una 'personal shopper' que le indicaba cómo debía vestirse. En su ordenador estaban almacenados numerosos correos en los que una experta en moda “le recomienda mediante fotografías las distintas combinaciones de su fondo de armario, la ropa y complementos que le recomienda adquirir, la gestión de las devoluciones de esta ropa y que la misma se abona desde las sociedades del grupo”.

Los peritos de la Agencia Tributaria puntualizan en su informe que, hasta ahora, solo han podido analizar el 20% de la documentación incautada, pero ese estudio preliminar ha sido suficiente para descubrir que el fiscalista ocultaba dentro y fuera del territorio nacional una fortuna de 79.561.318 euros mediante una compleja red mercantil con firmas 'offshore' y testaferros profesionales. En su mayoría, se trata de activos inmobiliarios que supuestamente adquirió para tratar de blanquear las ganancias que obtenía con sus asesoramientos irregulares.

El informe atribuye a Peña el control de la mercantil Stepi 96 SL, propietaria de “una vivienda de gran lujo situada en una de las zonas más valiosas de La Moraleja”. En la sociedad “no figura como partícipe ningún miembro de la familia y tampoco ninguna sociedad española”, señalan los técnicos. “Sin embargo, aparece como socio administrador la sociedad Burton Finance LTD y como autorizado en sus cuentas D. Bernal Zamora Arce, de Costa Rica, conocido testaferro utilizado en otras tramas y que D. Fernando Peña Álvarez utilizaba también para crear las estructuras de fraude para los clientes de su asesoría fiscal”. También habría empleado Stepi 96 SL para comprar en 2002 una segunda vivienda en La Moraleja, situada en la misma calle que la primera, a una sociedad llamada Chiswich SA.

Con otra mercantil, Estudio 44 SA, el dueño de Nummaria ocultaba su relación con un Jaguar XX8, un piso en la calle Marqués de Urquijo y dos plazas de garaje en las calles Tutor y Buen Suceso. En 2011, salieron desde esa sociedad 460.000 euros con rumbo a Suiza. Otra instrumental, Varnot SA, le habría permitido difuminar su vínculo con unas oficinas de Burgos de 4.251 metros cuadrados, el inmueble de Juan Bravo número 5 en el que se ubicaba el bufete y un 'leasing' de tres locales y 12 plazas de garaje en la capital. Y a través de Ecrenoire SL compró supuestamente 12 solares en Jerez de la Frontera, cuatro oficinas al sur de Madrid y un coche Audi A8 de 3.000 centímetros cúbicos.

Los peritos también han descubierto activos de Peña en el extranjero. Mediante una firma opaca de Costa Rica, Faverty Trading SA, habría comprado cinco apartamentos en Montevideo en el lujoso barrio de Malvin. Asimismo, han aparecido viviendas en Portugal, donde Nummaria llegó a abrir una delegación. Hacienda continúa analizando los documentos de sus despacho en busca de nuevos activos.

Los funcionarios de la Policía Nacional y de la Agencia Tributaria que registraron el despacho Nummaria en abril de 2016 se encontraron con una sorpresa en un patio del inmueble. Los cables de la cámaras de seguridad que había en las oficinas llevaban hasta una dependencia que no estaba en los planos del número 5 de la calle Juan Bravo de Madrid. El presunto cerebro de la macrotrama de fraude fiscal, Fernando Peña Álvarez, había construido un zulo en un espacio pegado a su bufete para ocultar la información más sensible de las tramas societarias que había diseñado para que decenas de clientes vip ocultaran su verdadero patrimonio y pagaran menos a Hacienda.

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