James Costos firma las cuentas de Grifols tras su incomparecencia en el consejo clave

Otra semana clave para el futuro de Grifols, que la pasada volvió a protagonizar movimientos espasmódicos en apenas 24 horas, tras presentar las cuentas sin auditar y sin la firma de un consejero, y anunciar el cierre de la venta de una parte de su negocio en China. Según aseguran fuentes próximas al grupo catalán, James Costos, el miembro del consejo de administración que no rubricó los estados contables, ya ha refrendado con su nombre y apellidos el informe anual de la multinacional, cuya credibilidad se ha visto amenazada por el inversor bajista Gotham City Research.

Según estas fuentes, Costos, exembajador de Estados Unidos en España entre 2013 y 2017, ya ha aprobado el balance y los resultados de Grifols el pasado año, cuyos números estaban adulterados por operaciones cruzadas con las sociedades patrimoniales de la familia. El diplomático, que en España también es consejero y presidente de Secuoya, la productora de cine y televisión, ha querido dejar claro que no ha puesto ninguna pega al informe de auditoría y que, como el resto de consejeros, respalda la gestión de los administradores.

La compañía justificó la ausencia de la firma de Costos, cuyo asiento es de carácter independiente, "por motivos personales", al no poder acudir a la reunión del consejo de administración celebrada el miércoles pasado en Barcelona. Además, añadió que Costos no había manifestado "disconformidad ni oposición alguna con la documentación remitida", según figura en el informe anual remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

Pero la falta de su firma, junto con la presentación del citado informe sin el sello de KPMG, el auditor de Grifols, disparó los fantasmas sobre la salud real del grupo fabricante de hemoderivados. La cotización reaccionó con un desplome del 35%, superior incluso a la caída sufrida cuando Gotham publicó el 10 de enero un análisis bursátil en el que ponía en tela de juicio la veracidad del balance y de la cuenta de resultados.

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Las cuentas sí fueron firmadas por su consejero delegado, Thomas Glanzmann, y los consejeros José Ignacio Abia, Raimon Grífols Roura, Víctor Grífols Deu, Albert Grífols Coma-Cros, Carina Szpilka Lázaro, Tomás Dagà Gelabert, Íñigo Sánchez-Asiaín Mardones, Enriqueta Felip Font, Montserrat Muñoz y Abellana y Susana González Rodríguez. "Los estados financieros intermedios resumidos consolidados han sido preparados de acuerdo con las Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF) y aprobadas por el consejo de administración de Grifols", aseveró la compañía.

El viernes, las acciones recuperaron un 18,35% tras anunciar que Haier ha finalizado la due diligence sobre Shangai Raas, su filial en China, de la que ha vendido un 20% por 1.600 millones de euros. La operación, que servirá para reducir el abultado endeudamiento de Grifols, ya solo está pendiente de la autorización por parte de los organismos de competencia.

Auditores

Tras esta buena noticia, que da oxígeno a un grupo que lleva casi dos meses en cuidados intensivos, el grupo espera presentar esta semana las cuentas auditadas con la rúbrica de KPMG. Según fuentes próximas a la sociedad, el auditor no ha detectado por el momento ningún problema que le impida la firma de los estados contables y justifican la falta de su firma la semana pasada porque solicitó más tiempo para analizar las operaciones cruzadas con las empresas familiares.

El pasado jueves, Grifols indicó que había "recibido confirmación por escrito de KPMG de que espera completar sus procedimientos internos y emitir su opinión de auditoría antes del 8 de marzo de 2024, adelantándose a la fecha límite de la legislación española vigente". Aunque el auditor no puso ninguna salvedad en las cuentas de 2022, sí lo hizo en las del ejercicio anterior, lo que obligó al grupo catalán a reformular los resultados.

En concreto, en abril de 2022, la compañía tuvo que contabilizar como pasivo financiero una inversión de 840 millones de euros del fondo soberano de Singapur (GIC) en Biomat, su filial norteamericana. Esta reformulación, instada por KPMG, elevó la deuda financiera neta de los 5.828 millones de euros a los 6.480 millones de euros, uno de los grandes problemas de la multinacional. A partir de este año, Deloitte será el nuevo auditor del holding, después de más de dos décadas en manos de su competidor.