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Los olivos tienen "memoria": el problema del aceite se soluciona regando por goteo
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Se encadenan dos malas cosechas

Los olivos tienen "memoria": el problema del aceite se soluciona regando por goteo

Si encadenan varios años generando pocas aceitunas, es complicado que de pronto llegue una campaña de producción extraordinaria, aunque las precipitaciones sean las idóneas

Foto: Un agricultor observa su cosecha de aceitunas en un olivar de regadío. (EFE/Salas)
Un agricultor observa su cosecha de aceitunas en un olivar de regadío. (EFE/Salas)
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El olivar es un cultivo que no precisa de mucha agua, pero la persistente sequía vivida durante la pasada campaña lastró notablemente la recolección de aceitunas, reduciendo a la mitad la producción habitual de aceite de oliva y disparando su precio. Este año tampoco ha llovido lo que acostumbra y los agricultores ya advierten de que la cosecha que está comenzando ahora no se espera mucho mejor. Aunque será todavía peor si las precipitaciones también escasean la próxima temporada, ya que el olivo se va desgastando y tarda en recuperar su rendimiento. Por eso, para no depender tanto de la climatología, desde el sector claman por incrementar los cultivos de regadío por goteo.

La explicación más técnica sobre este problema la ofrece el profesor de Agricultura de la Universidad Politécnica de Madrid, Carlos Gregorio Hernández: "La floración de los olivos se produce en el ramo que se ha producido el año anterior". Lo que en román paladino significa que "tienen memoria". Es decir, si estos árboles encadenan varios años generando pocas aceitunas, es complicado que de pronto llegue una campaña de producción extraordinaria, aunque las precipitaciones hayan sido las idóneas. "Si una temporada fue pobre, la floración de la siguiente no va a ser todo lo frondosa que pudiera ser", aclara. Su recuperación, entonces, se observará poco a poco.

Foto: Fachada de la Audiencia Nacional. (EFE)

Se refiere, en concreto, a los olivos cultivados en secano, que son los que dependen de la lluvia en mayor medida. Este tipo de terrenos representa el 69% de todas las hectáreas de olivos para almazara —aquellos dedicados a producir aceite— repartidas por España, según la Encuesta sobre Superficies y Rendimientos Cultivos (ESYRCE) actualizada por el Ministerio de Agricultura al cierre de 2022. Por lo tanto, el régimen de regadío ni siquiera representa un tercio del total, lo que pone de manifiesto la capacidad de transformación que todavía existe en estos campos.

El problema es que el agua es un bien cada vez más escaso. Las lluvias en la mayoría de España brillan por su ausencia, como demuestran los datos de Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), que calificó el año 2022 como "muy seco" al registrar un 16% menos que en un año normal. El camino transitado este 2023 es muy similar y muchos agricultores ya miran al cielo con la esperanza de que esta tendencia no se prolongue en 2024. De hacerlo, serán tres temporadas consecutivas de sequía, con los problemas que eso acarrearía para el sector del aceite.

Hay que ahorrar agua. Y Hernández resuelve esta disyuntiva al considerar que "no nos debe preocupar que se riegue cada vez más hectáreas de olivar, porque se está utilizando comparativamente mucha menos agua que en el maíz o el arroz". De hecho, ante la evidencia de que el cambio climático es imposible de revertir, este profesor explica que en los últimos años se ha visto como este tipo de cultivos, mucho más demandantes de recursos hídricos y de bajo valor añadido, se han sustituido por otros que necesitan menos agua y emplean un sistema de goteo tradicional o de goteo enterrado.

Foto: Foto: iStock.

El caso más significativo es el del arroz, donde la totalidad de los cultivos son de regadío porque precisan de una gran cantidad de agua y no pueden depender únicamente de lo que caiga del cielo. Los agricultores son conscientes de estas complicaciones que marca el clima y las hectáreas para producir este alimento se han reducido a la mitad desde 2010, de acuerdo con los datos del Ministerio de Agricultura. Mientras que el terreno dedicado al maíz, donde el régimen de regadío supone más del 90% del total, ha decrecido en un 8% desde entonces.

Más allá de cambiar unos cultivos por otros, lo que exigen los olivareros son ayudas para introducir el sistema de regadío en las hectáreas de secano ya existentes. "No se debe dar ni un paso atrás en la generación de más recursos para riego", demanda Cristóbal Cano, secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) en Andalucía, territorio que se sitúa como el principal productor mundial de aceite de oliva. Más en concreto, pide crear nuevos embalses y maximizar el uso del agua regenerada.

Aunque desde UPA prefieren no hacer predicciones a largo plazo sobre la afectación de un tercer año de sequía en la futura producción de aceite, Cano entiende que deben sacar conclusiones de las dos últimas malas cosechas. Sobre todo porque entiende que el incremento progresivo de las temperaturas medias es un camino de no retorno que va a provocar una falta de precipitaciones "con un efecto muy importante en los olivares, afectando tanto a la floración como al rendimiento graso, además de la proliferación de plagas y enfermedades". Por eso, insiste en dedicar el agua "a las explotaciones que mayor retorno social y económico tengan".

"No se debe dar ni un paso atrás en la generación de más recursos para riego", demanda Cano

Pero este propósito necesita de un fuerte desembolso económico que en la mayoría de los casos no puede acometerse sin ayudas estatales. Por eso, aunque no son muchas las fincas con olivares que están a la venta, las que sí se quieren traspasar coinciden con "aquellas que se desarrollan en secano y que requieren una inversión para su transformación", explica desde Cocampo, una plataforma de compraventa de fincas rústicas. "Se está produciendo una sustitución de olivar tradicional en secano por explotaciones intensivas o superintensivas en regadío", afirma.

La clase política no es ajena a la falta de recursos hídricos, pero están lejos de alcanzar un acuerdo a nivel estatal. El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, dedicó una parte de su discurso de investidura a abordar este tema, planteando un Pacto Nacional del Agua en el que proponía invertir 40.000 millones de euros a modernizar las infraestructuras, como las presas y canales, para adaptarlas a las necesidades actuales. Pero esta medida quedará en nada, ya que el candidato popular no ha conseguido los votos necesarios para acceder a la Moncloa. Ahora habrá que esperar para ver si el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, marca alguna pauta al respecto si es propuesto por el Rey para repetir en el cargo.

En cualquier caso, el actual Ejecutivo de coalición y los agentes sociales se han reunido en varias ocasiones para abordar esta problemática. Algunas de las medidas que expuso en abril la Federación Nacional de Comunidades de Regantes de España (Fenacore) iban también encaminadas a modernizar los regadíos, ejecutar balsas en las zonas regables y flexibilizar las ayudas europeas de la PAC en este contexto. Pero, hasta el momento, no se ha aprobado ninguna medida que aborde de raíz este conflicto.

El olivar es un cultivo que no precisa de mucha agua, pero la persistente sequía vivida durante la pasada campaña lastró notablemente la recolección de aceitunas, reduciendo a la mitad la producción habitual de aceite de oliva y disparando su precio. Este año tampoco ha llovido lo que acostumbra y los agricultores ya advierten de que la cosecha que está comenzando ahora no se espera mucho mejor. Aunque será todavía peor si las precipitaciones también escasean la próxima temporada, ya que el olivo se va desgastando y tarda en recuperar su rendimiento. Por eso, para no depender tanto de la climatología, desde el sector claman por incrementar los cultivos de regadío por goteo.

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